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"No se puede derrotar a un gran ejército soviético con un ejército soviético más pequeño"
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Ucrania frente al reclutamiento

"No se puede derrotar a un gran ejército soviético con un ejército soviético más pequeño"

Ucrania acaba de probar su polémica ley de reclutamiento, que busca realimentar las cansadas líneas de soldados desplegados en el frente

Foto: Nuevos reclutas entrenan en unas trincheras en el Donbás, antes de ser desplegados en el Ejército. (Fermín Torrano)
Nuevos reclutas entrenan en unas trincheras en el Donbás, antes de ser desplegados en el Ejército. (Fermín Torrano)

El frío corta las manos, el nerviosismo las bromas. 30 hombres forman filas bajo las copas de los árboles en un bosque del Donbás, mientras Rusia avanza a apenas una treintena de kilómetros. Van armados y equipados para la guerra, aunque hoy no será el día en el que pidan a Dios volver a ver a sus familias.

La cuenta atrás empieza en los alrededores de Chasiv Yar, un enclave importante para la defensa del este de Ucrania. Voluntariamente o requeridos por el Ejército, todos estos hombres llegaron aquí antes de aprobarse a finales de la semana pasada la nueva y polémica ley del reclutamiento que revuelve a la sociedad ucraniana. Son nuevos soldados a punto de empezar la instrucción. Solo el tiempo y la mirada que devuelvan sus enemigos cuando asalten las primeras trincheras determinarán si el entrenamiento ha sido suficiente. Vova da una orden. Los militares rompen filas.

—¿Realmente salen preparados?

Ruslan mira a los lados y calla largamente.

—Serían un 2 sobre 5 en cualquier ejército del mundo; para el de Ucrania, un aprobado. De cada sesenta, quince son excelentes y te diría que veinte buenos.

Del resto, casi la mitad, no dice nada. El nivel y la habilidad siempre son difíciles de medir. La experiencia y la calidad tampoco son garantías de sobrevivir en el frente. Bien lo saben instructores como Slavic, que pasó los dos primeros años de invasión entrando y saliendo de la línea cero. No todos sus compañeros lo lograron. Él era un civil del oeste del país, uno de tantos que se alistó cuando vio peligrar la supervivencia de Ucrania. Pero con los frentes estabilizados desde finales de 2022 y una guerra que se alarga, muchos ciudadanos han visto en el alistamiento un viaje sin billete de vuelta. Especialmente los jóvenes.

placeholder Entrenamientos de nuevos reclutas en el frente del Donbás. (Fermín Torrano)
Entrenamientos de nuevos reclutas en el frente del Donbás. (Fermín Torrano)

Dificultades para esquivar el reclutamiento

Según reveló la revista Time, la edad media del Ejército de Kiev supera los 40 años, algo que dificulta las misiones con el paso de los meses. "Al principio, el problema eran las armas, ahora es el tiempo y la edad. La gente tiene miedo a morir", suspira Slavic. Más aún en un país cuya esperanza de vida es de 65 años para los hombres, frente a los 80 de España. No es casualidad que esta semana Volodímir Zelenski anunciara el descenso de la edad de movilización dos años, de 27 a 25.

Foto: Un anuncio de reclutamiento para la 3.ª, Azov, en Kramatorsk. (Alicia Alamillos)

Además, la nueva ley aspira a ampliar la base de civiles que puedan ser llamados a filas, haciendo también más difícil esquivar los tentáculos del Estado y sus agentes de reclutamiento. Bien por trabajo o por estudios, en Ucrania es habitual vivir en una región diferente a la que figura en el censo. Ahora, muchos ciudadanos evitan actualizar el domicilio para no figurar en el registro de hombres disponibles para reclutar.

Tras la firma del presidente Volodímir Zelenski esta semana, en el plazo de un mes los hombres entre 18 y 60 años estarán obligados a llevar el documento de inscripción que les entregue la oficina de reclutamiento y los agentes podrán requerirlo en cualquier momento por la calle. Se prevé también la retirada del carné de conducir a quienes no cumplan la norma. Medidas restrictivas, pero menos severas de lo previsto. Un borrador inicial sugirió la congelación de cuentas bancarias, aunque la impopularidad de la medida lo dejó fuera del reglamento final.

placeholder El entrenamiento incluye medicina de combate y evacuación de heridos. (Fermín Torrano)
El entrenamiento incluye medicina de combate y evacuación de heridos. (Fermín Torrano)

El punto más polémico

Tampoco se aprobó la demanda más importante de los militares en activo.

Los soldados que se alistaron en febrero de 2022 pedían facilitar la desmovilización voluntaria a los tres años de servicio. Cuando Rusia violaba las fronteras ucranianas al norte, sur y este, miles de ciudadanos dejaron sus vidas a un lado por el país. Aquella decisión contuvo el avance ruso y permitió recuperar una parte del territorio ocupado, pero pocos pensaron entonces que el contrato que sería irrevocable. 26 meses después, siguen alejados de sus familias sin saber cuándo podrán regresar a su vida normal. Por el momento, el único horizonte es el fin de la guerra.

El Ministerio de Defensa ha contestado que responde a una petición del comandante en jefe, Oleksandr Syrskyi. "Ahora no podemos tomar decisiones precipitadas. Está claro que hay muchas opiniones populistas", dijo Dmytro Lazutkin, portavoz del Ministerio. "Debemos comprender que la escalada y la agresión de Rusia continúan. La ofensiva está en marcha a lo largo de casi toda la línea del frente. Y las Fuerzas de Defensa no pueden debilitarse ahora".

Otras de las cuestiones que discuten los soldados es la falta de rotación en la primera línea. Según las primeras estimaciones, Ucrania necesitaría 500.000 reclutas para tener una situación óptima en el frente. Una auditoría rebajó significativamente las necesidades hace unas semanas, aunque el comandante en jefe no especificó una cifra concreta. La realidad es que la mayoría de brigadas desplegadas en el este y sur del país son las mismas desde prácticamente el inicio de la invasión y los militares están cansados.

"No te digo que nos manden a casa, pero al menos que nos den un descanso para limpiar nuestras cabezas, reforzar los batallones y reorganizarnos de nuevo. ¡Llevamos en primera línea desde la contraofensiva!", explica un comandante de la 47. Ellos pasaron de abrir la brecha en Zaporiyia, en junio, a frenar la hemorragia en Avdiivka desde octubre. El precio militar y personal es alto.

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Foto: Fermín Torrano.

"Hay problemas porque muchos mandos no han estado en combate, no entienden qué ocurre en primera línea y cómo piensa un soldado. ¿Por qué no rotan las tropas? ¿Por qué hay tantos [militares] en Kiev, Lviv o Dnipro? Necesitamos maximizar nuestros esfuerzos y no perder hombres", agrega."No nos sobra gente".

A mil kilómetros de distancia, ya sin uniforme, Artem sentencia, serio: "Han pasado dos años desde la invasión y cada uno tiene que tomar su decisión. O todos vamos a la guerra o no va nadie y nos ponemos a negociar, ¿no? No entiendo por qué todavía se puede elegir si uno quiere o no quiere ir".

Nacido en Járkov, perdió una pierna en el frente de Bajmut y ahora avanza su rehabilitación en Lviv. Tiene manos grandes de boxeador sin guantes, 44 años, y las ideas claras. "¿Qué cómo me siento acerca de las personas que evitan servir? Me da igual esa gente. Yo señalo a las autoridades que deciden que unos vayan y otros no".

Menos amable es Alexander, que perdió una pierna en el frente de Zaporiyia bajo fuego enemigo.

Es inevitable que se generen tensiones entre esos hombres que sienten que lo han dado todo y otros, que ahora, arrastran los pies para tomar el relevo. Una nueva división en un país donde, por las noches, las luces iluminan alegremente los escaparates a los transeúntes en Lviv mientras en el este ponen cinta de carrocero en las ventanas para que los cristales no salten en mil pedazos en el próximo bombardeo. "Cuando mis nietos me pregunten qué hiciste en la guerra, responderé que estuve en el Ejército." —se palmea la pierna metálica, que no oculta con unos pantalones cortos, y bromea "ya veis, soy un poco cíborg"— "Habría que preguntar a los hombres que se niegan a entrar en el Ejército, cuando vivan bajo la ocupación rusa, ¿qué sentirán?".

placeholder Un soldado ucraniano de la brigada 56 manipula un proyectil de artillería en el frente de Bajmut, dirección Chasiv Yar. (Fermín Torrano)
Un soldado ucraniano de la brigada 56 manipula un proyectil de artillería en el frente de Bajmut, dirección Chasiv Yar. (Fermín Torrano)

El futuro de la guerra

La solución puede estar en otro campo. Las reticencias, retrasos en la entrega o incluso bloqueos políticos de sus aliados occidentales por un lado, y saberse vigilados desde el aire las 24 horas del día por el otro, obligan a Ucrania dirigir sus esfuerzos en potenciar su industria de Defensa y desarrollar tecnología nueva.

La producción que adelantó a este periódico el Ministro de Industrias Estratégicas, Alexander Kamyshin, está funcionando. Aun sabiendo que solos no es suficiente, Kiev fabrica cada vez más armamento y munición. Los drones han mantenido a flota el frente ante la escasez de proyectiles, las naves marinas no tripuladas han permitido recuperar, hasta cierto punto, el control del mar Negro y los ataques aéreos a las lejanas refinerías rusas se han multiplicado. En el campo de batalla, también aumentan el uso de vehículos terrestres de control remoto y de inteligencia artificial.

Foto: La principal presa ucraniana sobre el Dniéper, en llamas tras un ataque con misiles balísticos rusos. (Reuters)

Sin embargo, la falta de munición antiaérea está castigando las defensas ucranianas. Tras el éxito de lograr derribar un importante número de aviones rusos en febrero y marzo, ahora la fuerza aérea de las fuerzas de la Z sobrevuela las posiciones ucranianas y los drones de reconocimiento penetran decenas de kilómetros en el interior del país.

El capital humano sigue siendo la principal fuerza del Ejército, mientras la tecnología se desarrolla, aunque no significa que "haya que abandonar la idea de calidad por cantidad", insiste Vladislav Greziev, CEO de Lobby X. Su empresa ayuda a las Fuerzas Armadas con el reclutamiento y no tiene claro que la nueva ley sea la solución.

"Puede que funcione o puede que no. Necesitamos a la gente adecuada en el lugar correcto, no miles de hombres. Un gran ejército soviético no puede ser derrotado por un ejército soviético más pequeño", sostiene.

Por eso Ucrania no ha dejado de enviar hombres en rotaciones a entrenar a países de la OTAN, aunque ya no copen titulares. Pero incluso ese movimiento es, en la práctica, un riesgo para las delicadas líneas del frente ucraniano. "Nuestra capacidad para entrenar reservas en nuestro propio territorio es limitada (...) No podemos prescindir fácilmente de los soldados desplegados en el frente y Rusia puede atacar los centros de entrenamiento", decía el Valerii Zaluzhni, excomandante del ejército de Ucrania, en una entrevista con The Economist.

Según las encuestas que manejan en Lobby X, un 23% estaría dispuesto a alistarse, pero con condiciones. La principal, que exista un mecanismo para expulsar a los comandantes que no cuiden la vida de sus tropas. Las siguientes dos en la lista también son significativas y hablan del estado de la guerra: que se proporcionen mejores centros de entrenamiento para los mandos intermedios y que faciliten sistemas antiaéreos y de guerra electrónica a las posiciones de primera línea.

Allí dispara Oleksandr, artillero en el frente de Bajmut. Es de Mykolaiv, una ciudad sureña a 500 kilómetros de distancia, donde le esperan su mujer y su hijo Bogdan, de cinco años. Intenta llamarles todos los días, dice, porque se alistó para defenderles. "Somos pocos y falta munición, pero nosotros no peleamos por dinero. Tenemos algo por lo que luchar. O los frenamos aquí o llegarán a nuestras casas".

El frío corta las manos, el nerviosismo las bromas. 30 hombres forman filas bajo las copas de los árboles en un bosque del Donbás, mientras Rusia avanza a apenas una treintena de kilómetros. Van armados y equipados para la guerra, aunque hoy no será el día en el que pidan a Dios volver a ver a sus familias.

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