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El laboratorio de la ocupación rusa en Ucrania y el futuro de la invasión que busca Moscú
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La ciudad ocupada de Jersón

El laboratorio de la ocupación rusa en Ucrania y el futuro de la invasión que busca Moscú

Rusia no tardó en pasar de la relativa benevolencia de las jornadas iniciales —cuando todavía esperaba ser recibida como liberadora— a una política cada vez más represiva

Foto: Imágenes de satélite del aeropuerto de Jersón, foco de batalla entre las tropas. (Reuters)
Imágenes de satélite del aeropuerto de Jersón, foco de batalla entre las tropas. (Reuters)
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Poco después de iniciarse la invasión de Ucrania, Jersón fue una de las principales ciudades importantes en quedar bajo control ruso. Desde entonces, esta población de 320.000 habitantes se ha convertido en una especie de laboratorio sobre lo que implica estar bajo ocupación rusa. Pese a tener fama de ser una de las ciudades más prorrusas de Ucrania, sus habitantes no han dejado de organizar manifestaciones de protesta en contra de la dominación rusa, lo que ha supuesto un enorme obstáculo en los planes del Kremlin.

Ante esta resistencia, Rusia no tardó en pasar de la relativa benevolencia de las jornadas iniciales —cuando todavía esperaba ser recibida como una liberadora, al menos en determinados puntos del país, y aspiraba a no alienar a la población local— a una política cada vez más represiva. Las tropas rusas han estado arrestando a activistas, periodistas y sacerdotes (más de 400 personas, según las autoridades ucranianas), en ocasiones yendo a buscarles en sus propios domicilios. Muchos han sido torturados, y una cifra considerable de ellos siguen desaparecidos. Y Moscú ha desplegado a la Guardia Nacional rusa y a las unidades antidisturbios, lo que se ha traducido en una violencia creciente contra los manifestantes.

Foto: Funeral por soldados ucranianos caídos en combate cerca de la ciudad de Jersón. (EFE/George Vitsaras)
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El pasado 21 de abril, Ucrania denunció que Rusia se preparaba para organizar un referéndum amañado tras el cual Jersón se proclamaría una "república independiente", al estilo de las de Lugansk y Donetsk, que sería inmediatamente reconocida por Moscú. Según los medios locales —ahora bajo control ruso—, la fecha elegida era el 27 de abril.

Tras esto, la farsa sobre la supuesta tolerancia rusa saltó en pedazos. El lunes, el ejército ruso tomó el control del Consejo Municipal y quitó todos los símbolos y banderas ucranianas. Al día siguiente nombró a una nueva administración, reemplazando a la existente (que había sido elegida democráticamente). Volodymyr Saldo —exalcalde de Jersón de 2002 a 2012 y quien, según la prensa ucraniana, no solo es un conocido simpatizante ruso, sino que estaba bajo investigación por presunta corrupción y otros delitos—, fue nombrado como nuevo gobernador regional. Oleksandr Kobets, hasta ahora el chófer del alcalde legítimo, ha sido designado para suceder a Saldo.

Quitarse de en medio a los alcaldes

El quitarse de en medio a los líderes locales, de hecho, es un patrón constante bajo la ocupación rusa. Ucrania denuncia que 35 de los 49 jefes de administración de toda la región de Jersón han sido secuestrados desde el inicio de la guerra. Los nuevos cabecillas no han perdido un minuto en poner en marcha los planes diseñados desde Moscú: en apenas unos días han anunciado que, a partir del 1 de mayo, el rublo será la divisa en vigor en todo el territorio, en sustitución de la grivna ucraniana, así como la implantación de un nuevo currículum escolar en línea con el existente en Rusia.

Todo ello en anticipación del falso referéndum, que hoy por hoy es el principal elemento de tensión entre locales y ocupantes. Vecinos de las localidades aledañas, como Kakhovka, denunciaron esta semana la llegada de varias docenas de personas que portaban banderas rusas, presumiblemente soldados rusos vestidos de civiles, desplegados para "caldear el ambiente". No obstante, la población de Jersón siguió movilizándose, organizando una importante manifestación de rechazo para el mismo día 27, que se saldó con al menos cuatro heridos.

Sea por estas obstrucciones o por otros motivos relacionados con cuestiones puramente militares, la nueva administración ha pospuesto el referéndum para mediados de mayo. El presidente Volodímir Zelenski ha dejado claro que, si esta falsa consulta tiene lugar finalmente, se cancelará toda negociación con Rusia. Mientras tanto, la ciudad de Jersón —donde, a diferencia de otras localidades como Mariúpol, las tropas rusas no ponen grandes obstáculos para entrar y salir— ha visto cómo gran parte de sus habitantes se han marchado a otros lugares, un éxodo que se ha disparado durante la última semana. Son pocos los que quieren vivir bajo esta nueva administración "independiente" que, a todos los efectos, solo sirve a los intereses del Kremlin.

Poco después de iniciarse la invasión de Ucrania, Jersón fue una de las principales ciudades importantes en quedar bajo control ruso. Desde entonces, esta población de 320.000 habitantes se ha convertido en una especie de laboratorio sobre lo que implica estar bajo ocupación rusa. Pese a tener fama de ser una de las ciudades más prorrusas de Ucrania, sus habitantes no han dejado de organizar manifestaciones de protesta en contra de la dominación rusa, lo que ha supuesto un enorme obstáculo en los planes del Kremlin.

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