Drones y barro, tanques y ataques cibernéticos, la guerra de Ucrania ha tocado el pasado y el futuro. Pero, en este 2024, empezando el tercer año ya de la invasión a gran escala rusa, Ucrania va a pasar mucho más tiempo en la trinchera. Metafórica y literalmente.
“Hemos movilizado recursos para construir una red de fortificaciones”, dijo Zelenski a finales de 2023. La orden de empezar a construir un sistema de trincheras defensivas para cubrir los más de 1.300 kilómetros de frente es el síntoma físico de cómo va a cambiar esta guerra en su tercer año: tras un 2023 donde no se consiguieron los éxitos esperados en la contraofensiva y Ucrania echó el resto en la munición que recibía, a Kiev le toca ahora sostener la posición frente a una Rusia que en los últimos meses ha ido tomando la iniciativa en el campo de batalla y que supera —gracias a poner a su industria en estado de guerra y la ayuda de Corea del Norte— a Ucrania en capacidad de munición y artillería.