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Casi dos años sin dominar el cielo: la aviación rusa no levanta cabeza
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Sigue encajando golpes

Casi dos años sin dominar el cielo: la aviación rusa no levanta cabeza

En estas últimas semanas, parece que se ha producido el derribo o destrucción de un importante número de aviones y de algunas unidades muy valiosas

Foto: Sukhoi Su-34, en una imagen de 2012. (Alex Beltyukov)
Sukhoi Su-34, en una imagen de 2012. (Alex Beltyukov)
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El desempeño de la aviación rusa en su denominada “operación militar especial”, es decir, en la invasión de Ucrania, sigue siendo uno de los aspectos de esta guerra que no dejan de sorprender. Por qué una fuerza aérea con una abrumadora superioridad, sobre todo en las primeras semanas del conflicto, no fue capaz de lograr el control del espacio aéreo, ha sido objeto de múltiples análisis. La realidad es que, lejos de haber conseguido ese dominio, sigue encajando golpes, algunos muy duros.

El fracaso de la Voenno-vozdushnye sily Rossii o VVS, como se conoce a la fuerza aérea rusa, fue patente casi desde el segundo día de la invasión, cuando fue incapaz de destruir a la aviación ucraniana y sus defensas. No conseguir acabar con la defensa antiaérea fue casi lo peor, pues esas amenazas junto a sus errores a la hora de establecer una sólida red de comunicaciones y de coordinación entre las fuerzas terrestres y aéreas, ha impedido que los aviones rusos pusieran en valor la ventaja de su número y su tecnología.

Después, la llegada de sistemas occidentales sofisticados como los IRIS-T, Nasams y sobre todo el Patriot, no solo ha mantenido a raya a los aviones rusos, sino que se están cobrando un alto precio. Solo en aviones se ha superado el centenar de ejemplares de todo tipo, la mayoría derribados. Si bien los ucranianos han cosechado éxitos de manera más o menos continuada, en estas últimas semanas parece que se ha producido el derribo o destrucción de un importante número de aviones y de algunas unidades muy valiosas. De eso vamos a hablar a continuación.

El cazador que resultó cazado

Según fuentes de Kiev el 23 de diciembre pasado se derribaron tres Sukhoi Su-34, lo que no deja de ser muy sorprendente. Las informaciones procedentes de Rusia primero lo negaron, luego guardaron silencio. Posteriormente se admitió solo la pérdida de un ejemplar de este modelo y al final, varios canales venían a reconocer la pérdida de dos. En primer lugar, hay que decir que es normal que los contendientes inflen las cifras de bajas infringidas al enemigo. A veces ocurre incluso sin ánimo de utilización como propaganda. Si varias baterías disparan a un objetivo y se produce un derribo, es posible que varias se atribuyan el éxito.

placeholder Cazabombardero Su-34 derribado en el área de Chernihiv el 5 de marzo de 2022. (Dsns.gov.ua)
Cazabombardero Su-34 derribado en el área de Chernihiv el 5 de marzo de 2022. (Dsns.gov.ua)

El Su-34 es un modelo del que la VVS ha perdido muchos ejemplares, del orden de 25, pero también es lógico, pues se trata de su avión de ataque más eficaz, de los más utilizados y del que cuentan con un buen número, unos 125 ejemplares, aunque se desconoce el grado real de operatividad y cuántas de esas unidades se encuentran listas para el combate. Con todo, es un magnífico avión especializado en ataque y lo mejor que pueden poner en el campo de batalla.

Es un modelo bastante interesante y con muchas particularidades. Aunque su entrada en servicio es muy reciente, de 2014, su desarrollo comienza en la década de los ochenta y su primer vuelo tuvo lugar en 1990. Con este avión se buscaba un reemplazo para los veteranos Su-24, pero con mayor capacidad polivalente. Los primeros ejemplares del Su-34 ya pudieron verse en Moscú (1992) con la denominación de Su-27IB y en París-Le Bourget (1995) aunque fue presentado como Su-32FN en un rol táctico naval. Fue la falta de recursos lo que paralizó el programa durante varios años.

placeholder Simulador del Sukhoi Su-34, donde predominan las pantallas. (Alex Beltyukov)
Simulador del Sukhoi Su-34, donde predominan las pantallas. (Alex Beltyukov)

Su diseño parte del caza Su-27, del que hereda alas, toberas y otras partes, pero presenta la gran peculiaridad de tener una cabina biplaza con asientos lado a lado, lo que unido al radomo de morro que aloja el radar, le confiere un aspecto inconfundible. Otra particularidad es que su cabina es muy grande y espaciosa. Los pilotos se pueden poner de pie y disponen de un pequeño aseo y cocina, útil en vuelos largos. Se accede a su interior a través de una escalera situada tras el tren delantero y por la parte inferior, en lugar de la parte superior de la cabina, que en el Su-34 no se abre, como en la inmensa mayoría de aviones de combate.

Está propulsado por dos motores Saturn AL-31FM1 que proporcionan 30.000 libras de empuje, mientras que los del Su-27 (versiones intermedias) son de la variante F con 27.500 libras, en ambos casos con postcombustión. El Su-34 tiene un peso máximo al despegue de 39 toneladas, frente a las poco más de 30 del Su-27, lo que le hace más lento, pero con una envidiable autonomía de 1.400 km a plena carga. Dispone de 12 puntos de anclaje para 12.000-14.000 kg de armas, incluyendo las últimas armas rusas guiadas. Conserva el cañón GSh-30-1 de 30 mm del Su-27/Su-30 y la capacidad de transportar misiles aire-aire R-77 y R-73.

Piezas de alto valor

Perder dos o tres Su-34 en un solo día ya es un tema serio y tiene implicaciones tanto por la capacidad ucraniana de hacerlo como por las tácticas rusas utilizadas y su propia falta de una defensa eficaz. Pero todo quedaría ahí si no fuera porque se han producido otras pérdidas importantes.

Ucrania anunció la destrucción, el 24 de diciembre, de otro Su-34 cerca de Mariupol, así como el derribo de un Su-30SM sobre el oeste del mar Negro. Ambos no se han podido confirmar e incluso el del Su-34 podría ser uno de los tres —o dos— derribados el día anterior. Hay que tener en cuenta que muchas veces estos derribos se contabilizan a partir de restos encontrados. Serían dos aviones muy importantes para la VVS, pues además del Su-34, la pérdida del Su-30SM supondría una plataforma menos de combate, no sobran y menos de este modelo en concreto, uno de los mejores para superioridad aérea dotado con un radar N011M Bars de altas prestaciones.

placeholder Sukhoi Su-30SM en vuelo en una imagen de 2014. (Alex Beltyukov)
Sukhoi Su-30SM en vuelo en una imagen de 2014. (Alex Beltyukov)

Pero sin contar estos últimos, podemos hablar de otros dos aviones perdidos en estos meses. El primero fue un Su-24M. Este derribo (según fuentes de Kiev) tuvo lugar el 5 de diciembre cerca de la Isla de las Serpientes. Al parecer el veterano bombardero estaría realizando un ataque cuando fue abatido —supuestamente— con un Patriot. Rusia no ha confirmado la pérdida, pero hay constancia de algunas operaciones de rescate en la zona que podrían confirmar el hecho.

placeholder Sukhoi Su-24M de la fuerza aérea rusa. (Alexander Mishin)
Sukhoi Su-24M de la fuerza aérea rusa. (Alexander Mishin)

El segundo sería otro Su-34 del que existen imágenes ardiendo en su base de Shagol, en la región de Chelyabinsk. Ahí está basado el Segundo Regimiento Mixto, que también opera un escuadrón de aviones de reconocimiento Su-24MR Fencer-E. Es una base lejos del frente y Ucrania asegura que fue debido a un ataque realizado por unidades de operaciones especiales. Por parte rusa, se confirmó el incendio del avión, pero tan solo se indicó que se estaban investigando las causas.

Sin embargo, lo peor para la VVS ha ocurrido en estos días, pues en una misma jornada parece confirmado que uno de los escasos y muy sofisticados Beriev A-50 habría sido abatido sobre el mar Negro y otro no menos importante Il-22M estaría muy seriamente dañado. Ambos ataques habrían tenido lugar el 14 de enero mientras los aparatos realizaban misiones de patrulla sobre el mar de Azov.

placeholder Avión de control aéreo avanzado Beriev A-50U. (Mil.ru)
Avión de control aéreo avanzado Beriev A-50U. (Mil.ru)

Ambos son activos de vital importancia. El Beriev A-50 es un avión del tipo AWACS y es vital para el control aéreo y la alerta temprana. Si bien antes de la guerra la VVS disponía de 14-15 ejemplares, varios se encontraban en fase de modernización y seguro que otros fuera de servicio, por lo que no es descabellado pensar que apenas contaran con media docena o incluso menos. Es una pérdida muy importante para Moscú.

placeholder Despegue de un IL-22M en 2016. (Dmitry Terekhov)
Despegue de un IL-22M en 2016. (Dmitry Terekhov)

No menos importante es el caso del Ilyusin Il-22M, un modelo que se dedica a tareas de nudo de comunicaciones. Fue alcanzado en vuelo por un misil antiaéreo y hay muestras evidentes de importantes daños por la carga de fragmentación, típica de estos ingenios. Con todo, pudo aterrizar en el aeropuerto de Anapa. En este caso hay imágenes del Ilyusin dañado con evidentes muestras del castigo recibido, aunque en las fotografías no se aprecia el carenado de los equipos que se montan en la parte superior del empenaje vertical, que podría haberse desprendido.

El Il-22M, aunque ya un diseño antiguo, es también un recurso vital y muy escaso. Apenas quedan en servicio entre 6 y 8 ejemplares y es muy necesario para tareas SIGINT de recopilación de datos e inteligencia de comunicaciones.

¿Qué está pasando?

Supuestamente, los derribos de los tres Sukhoi, de los que dos los podríamos dar por buenos, se produjeron con misiles de sistemas Patriot, lo que es muy probable por su precisión, alcance y dificultad para ser interferidos. El hecho de que los aviones rusos se vuelvan más vulnerables hay que achacarlo en buena parte la crónica escasez de armamento guiado de precisión y largo alcance. Esto, junto a la también gran escasez de pods de designación, obliga a los aviones rusos, incluidos los sofisticados Su-34, a emplear bombas no guiadas, lo que a su vez les impide atacar desde la distancia. Les obliga a exponerse y tomar riesgos.

placeholder Espectacular imagen de un Sukhoi Su-34 en pleno despegue. (Alex Beltyukov)
Espectacular imagen de un Sukhoi Su-34 en pleno despegue. (Alex Beltyukov)

Fuentes rusas también han afirmado que algunos de estos derribos, podrían haberse producido por fuego amigo, es decir, derribados por sus propias defensas antiaéreas. La verdad es que es difícil saber en qué situación quedan peor. Un derribo propio implica una gran descoordinación —que ya sabemos que existe—, pero sobre todo un fallo en los sistemas de identificación (los IFF) y en los de control. De ser así, no poder confirmar ni discriminar un objetivo de enorme tamaño como son el A-50 o el Il-22 con el de un caza, como los MiG-29 ucranianos, es algo muy serio que dejaría en pésimo lugar a las defensas rusas.

Que los ataques se hayan producido con Patriot es muy posible, porque es lo mejor que Kiev puede oponer y por su largo alcance. Los daños que se ven en el empenaje vertical del Il-22M muestran una carga de fragmentación muy potente, lo que encajaría a la perfección con la ojiva de cerca de 90 kg de un misil MIM-104 Patriot, en sus primeras versiones, que son las disponibles por Kiev.

En cualquier caso, la VVS está encajando muy duros golpes. Se ha visto incapaz de contrarrestar la amenaza de los Patriot pese a los intentos de dejarlos fuera de combate y Ucrania está desarrollando tácticas cada vez más sofisticadas que, según parece, dan resultado.

El desempeño de la aviación rusa en su denominada “operación militar especial”, es decir, en la invasión de Ucrania, sigue siendo uno de los aspectos de esta guerra que no dejan de sorprender. Por qué una fuerza aérea con una abrumadora superioridad, sobre todo en las primeras semanas del conflicto, no fue capaz de lograr el control del espacio aéreo, ha sido objeto de múltiples análisis. La realidad es que, lejos de haber conseguido ese dominio, sigue encajando golpes, algunos muy duros.

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