La decisión más polémica de Zelenski: el relevo de Zaluzhny, ¿táctica o política?

El comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Valerii Zaluzhny, ha sido relevado del mando. Concluyen así varios días de especulaciones, cita de fuentes anónimas y reflexiones sobre cómo se reflejaría la marcha de Zaluzhnyi en la estrategia ucraniana. Sobre todo en un momento tan difícil, con el desgaste de dos años de guerra total, necesidad de soldados y de munición, y el principal aliado, Estados Unidos, incapaz de renovar en el Congreso la indispensable ayuda militar. El sustituto de Zaluzhny es el general Oleksandr Syrskyi, hasta ahora responsable del Ejército de Tierra y artífice de dos de las contraofensivas más exitosas de la guerra.

"Me reuní con el general Valerii Zaluzhny. Le di las gracias por sus dos años defendiendo Ucrania", publicó el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en la red social X. "Ha llegado el momento de la renovación. Le he propuesto al general Zaluzhny que siga siendo parte del equipo", añadió Zelenski, sin concretar qué puesto ofrecería al afamado militar.

A la espera de que se aclare el paisaje de la cúpula militar ucraniana, lo cierto es que el rumor del relevo de Zaluzhny lleva meses circulando por los ambientes políticos y periodísticos. Las razones que justificarían la salida de Zaluzhny se pueden englobar en tres hipótesis: la hipótesis política, la hipótesis táctica y la hipótesis personal.

La hipótesis política es la más sabrosa y amarillista, pero lleva meses barajándose en Ucrania. Si hay alguien más popular en el país que Volodímir Zelenski, ese es Valerii Zaluzhny, uno de los pocos líderes ucranianos que se tomaron en serio, desde el principio, la amenaza de invasión a gran escala. Y un tipo afable querido por las tropas. El general que prometió acabar con la estólida cultura militar soviética, dar más margen de maniobra a los oficiales e instalar una cultura de libertad, innovación y respeto mutuo, más alineada con los estándares occidentales.

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Una encuesta del Instituto Sociológico de Kiev publicada en diciembre reflejaba que la confianza nacional en Zelenski había bajado más de 20 puntos, del 84% al 62%, en un año. Mientras tanto, la confianza en Zaluzhny seguía en un estelar 88%. Lo cual alimenta desde hace tiempo el rumor de que Zaluzhny podría acabar rivalizando con Zelenski en unas elecciones presidenciales.

"Esa es probablemente una de las preocupaciones", dice cautelosamente Oleksii Melnyk, codirector de los programas de política exterior y seguridad internacional del Centro Razumkov, en Kiev, y ex alto cargo del Ministerio de Defensa. "Después de todo, se trata de políticos, y pueden tener miedo a que alguien surja como posible competidor. Dicho esto, Zaluzhny nunca ha mandado ninguna señal sobre unas supuestas ambiciones políticas".

Pese a la reputación casi unánime de Zaluzhny, sin embargo, algunas de sus decisiones han sido también debatidas, lo que nos lleva a la hipótesis táctica. En los primeros nueve meses de 2023, las sangrientas luchas al este y al sur de Ucrania apenas cambiaron el mapa militar. El cambio neto de territorio favoreció ligeramente a los rusos, que ampliaron sus conquistas en un 0,04% de la superficie ucraniana. La esperanzadora contraofensiva del año se estrelló contra las sólidas defensas rusas, lastrada, entre otros factores, por la escasez de materiales bélicos.

Esta falta de resultados habría justificado el recambio de Zaluzhny por Oleksandr Syrskyi, nacido en Rusia hace 59 años y formado en Moscú, en la misma academia militar que algunos de los rusos con los que se enfrenta desde 2014. Syrskyi recibió en abril de 2022 la más alta condecoración nacional, Héroe de Ucrania, por rechazar exitosamente el asalto ruso sobre Kiev. Medio año después, Syrskyi fue también el responsable de recuperar casi todo el territorio perdido en la provincia de Járkov. Más tarde, Syrskyi defendió la tesis de conservar Bajmut, pese al enorme coste material y humano que suponía. Bajmut cayó en manos rusas en mayo de 2023.

Zaluzhny, además, habría cometido la falta de empañar públicamente la cuidada narrativa bélica del Gobierno en un artículo, publicado en The Economist, donde sugirió que el frente de guerra corría el riesgo de estancarse. Según Zaluzhny, la vigilancia del campo de batalla gracias a las nubes de drones desplegadas por ambos ejércitos hacía prácticamente imposible una ofensiva mecanizada. Cualquier movimiento puede ser detectado y neutralizado por la artillería. Zaluzhny comparó este punto muerto con la Primera Guerra Mundial.

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La honestidad del general le ganó una reprimenda del Gobierno. El vicejefe de la Administración presidencial, Ihor Zhovka, dijo que las observaciones de Zaluzhny "facilitan el trabajo del agresor", que las habría "leído cuidadosamente". A continuación, Volodímir Zelenski relevó del mando al general Viktor Jorenko, jefe de las fuerzas especiales, sin consultar aparentemente con el superior de este, Zaluzhny. Lo que ya en noviembre fue interpretado como un toque de atención.

Lo cual nos lleva a la hipótesis de la simpatía personal. Desde que asumió la presidencia en 2019, Volodímir Zelenski se ha ganado fama de priorizar los vínculos emocionales a la hora de gobernar: al presidente le gustaría rodearse de gente que, simplemente, le cae bien. Una tendencia reflejada en el hecho, por ejemplo, de que sus amigos y colegas de la productora audiovisual Kvartal 95 llegaron a ocupar responsabilidades de gobierno para las que no tenían experiencia.

Según el Comité de Votantes de Ucrania, en su primer año de presidencia Zelenski colocó a 30 amigos personales o empleados de Kvartal 95 en posiciones importantes de la Administración. Entre ellos, el productor de cine y amigo de Zelenski, Andrii Yermak, fue nombrado jefe de la administración presidencial, e Ivan Bakanov, que dirigió Studio Kvartal 95, fue puesto al frente del servicio secreto, SBU. Otros productores, actores y guionistas ocupan escaños del parlamento, secretarías de comités y de ministerios, y numerosos puestos de asesor.

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Esta pudo ser una de las principales razones por la que Zelenski nombró a Zaluzhny comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, porque lo conocía y se sentía cómodo con él. Ya que Zaluzhny, en realidad, estaba en la parte baja de las quinielas de los especialistas en defensa. Él mismo ha reconocido que, cuando recibió la llamada en julio de 2021, al principio no se lo creyó. Estaba tomándose una cerveza con su mujer y sintió como si lo hubieran "noqueado" de un puñetazo. Dos años y medio después, dos de ellos defendiendo la existencia nacional frente a Rusia, Zaluzhny y su tendencia a ir por libre habrían agotado la simpatía inicial de Zelenski.

Sean cuales sean las razones que llevaron a Zelenski a renovar la cúpula militar, lo cierto es que el momento estratégico es crítico, tanto por lo que sucede en Ucrania, donde hay una creciente necesidad de soldados y de munición de artillería, como por lo que sucede 8.000 kilómetros más al oeste en Estados Unidos.

Dice Oleksii Melnyk, del Centro Razumkov, que el bloqueo republicano en el Congreso estadounidense, que impide aprobar 60.000 millones más de asistencia militar a Ucrania en parte por las presiones de Donald Trump, se mira con preocupación. "Algunas personas se están decepcionando. Y es extraño, porque agradecemos el enorme respaldo de Estados Unidos. Pero uno no puede parar en mitad del partido", declara Melnyk. "Cada día pagamos un precio enorme por esos juegos e intrigas políticas. Pero, al mismo tiempo, los políticos de EEUU tienen sus legítimos intereses nacionales o intereses personales egoístas".