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El diputado que cogió su fusil: "Cuando Putin invadió no sentí miedo, sino claridad"
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entrevista con Sviatoslav Yurash

El diputado que cogió su fusil: "Cuando Putin invadió no sentí miedo, sino claridad"

Sviatoslav Yurash es el diputado más joven en la historia de la joven democracia ucraniana. Acababa de cumplir 26 años cuando Rusia atacó. Una semana después estaba haciendo cola en una comisaría para coger su fusil

Foto: Sviatoslav Yurash. (Cedida)
Sviatoslav Yurash. (Cedida)

La vida de Sviatoslav Yurash ya nunca será lo que estaba destinada a ser. En 2019, se convirtió en el diputado más joven de la historia de la democracia ucraniana tras unirse a la arrolladora campaña reformista del actor y cómico Volodímir Zelenski. Desde la Rada, buscaba aportar soluciones a un país lastrado por una corrupción estructural, un conflicto armado enquistado en su frontera oriental y una permanente amenaza rusa; pero también una nación más moderna y segura de sí misma que aspiraban a acercarse a Europa.

El pasado 24 de febrero, Vladímir Putin dinamitó ese —y todos los debates— cuando invadió Ucrania, arrastrándola contra su voluntad a las páginas de los libros de historia. La semana anterior, Yurash (Lviv, 1996) acababa de cumplir 26 años, tenía decenas de proyectos en marcha y estaba en pleno divorcio. La siguiente, estaba haciendo cola en una comisaría para coger su fusil y unirse a la resistencia de la capital. Un meandro biográfico que comparte ahora con 44 millones de compatriotas y que nos cuenta en una larga conversación telefónica desde Kiev. Esta entrevista ha sido editada por claridad.

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A las 06.00 am, el teléfono comenzó a sonar con insistencia. El día anterior habíamos tenido sesión parlamentaria. Después hablé con varios periodistas extranjeros que estaban en Ucrania para cubrir la posible invasión. Más tarde, me reuní con mi equipo para ultimar planes de cooperación que impulso con varios países. Fue un día normal, pero había una sensación extraña. El ambiente estaba algo cargado. No dormí bien y me desperté por las constantes llamadas. Tardé un momento en reaccionar, poco antes de que los misiles rusos comenzaran a impactar en diferentes ciudades. En el oeste, el norte, el sur… los rusos estaban intentando saturarnos con ataques en todo el país, mostrando que son capaces de atacar en cualquier punto, de cualquier forma. Así comenzó la invasión. Pero la guerra, en realidad, había comenzado mucho antes.

Para mí, todo empezó cuando volví de mis estudios [de relaciones internacionales] en la Universidad de Calcuta para unirme a la revolución de diciembre de 2013. Tras ser testigo de eso, dejé mis estudios en India y volví a Ucrania. En ese momento, mi país demostró que no estaba dispuesto a aceptar el giro del presidente de entonces, Viktor Yanukóvich, para alejarse del área de acción europea y sus reformas. Los estudiantes salieron a las calles a protestar. Fueron reprimidos. Se estaba buscando imponer un régimen dictatorial. Pero su abrupta decisión fue vencida por millones de personas en las calles. El presidente huyó del país y Rusia decidió hacer lo impensable: se anexó Crimea y empezó una guerra en el este.

Foto: Los presidentes de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, y Rusia, Vladímir Putin. (Reuters)

En ese tiempo dirigí el 'Euromaidan International Center' y después fui al Donbás para cubrir la guerra. Allí vi cómo una ciudad hermosa y rica, como Donetsk, puede ser convertida en un infierno por Rusia. Me marché después de que el [vuelo de Malaysia Airlines] MH17 fuera derribado en agosto de 2014. En ese punto, ya había visto claramente que la Historia no había acabado en este siglo, que todavía teníamos muchos asuntos sin resolver y que la idea de una guerra plena con Rusia ya no era algo inconcebible.

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Pocos días antes de la invasión, hubo un cambio. El lunes 21 [de febrero] estaba viendo noticias en YouTube y vi que salió el señor Putin en directo y dio un discurso de una hora. Nada nuevo. No cree que Ucrania sea un Estado, no cree que seamos una nación. Básicamente, para él mi país es parte de Rusia y debe ser reconquistado. Insisto, nada nuevo. He escuchado una radio moscovita durante 15 años, cerrada poco después de la invasión por informar sobre ambos lados del conflicto, y esta ha sido la posición de Putin durante todo su mandato. Pero el cómo lo estaba diciendo, la rabia, el contexto. Ese discurso fue claro un ‘casus belli’ —causa de guerra— entre Ucrania y Rusia. Había señales claras de que algo grande se estaba fraguando y este era el punto de partida.

Ese momento quedó grabado en mi mente por la naturaleza surrealista de lo que estaba siendo testigo. Es como si la historia del siglo XX no nos hubiera enseñado nada, como si no hubiéramos aprendido de los horrores de la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Como si todo hubiera sido irrelevante. El señor Putin está intentando borrar todas las lecciones del pasado y quiere imponernos la realidad en la que él vive.

Pese a que lo vi claro, en ese momento no pensé en comprar provisiones, hacer preparativos o llamadas. Simplemente, trataba de imaginar cómo sería cuando la guerra estallara. Me preocupaba, ¿cómo puedo ser útil? ¿Cómo ser parte de la batalla?

placeholder Sviatoslav Yurash. (Twitter)
Sviatoslav Yurash. (Twitter)

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Tres días después, me despertó el teléfono sonando con las noticias de la guerra. Cuando colgué, no sentí miedo. De hecho, fue justo lo contrario. Tuve la sensación de que ‘ya comenzaba’. Fue un momento de claridad. Te enfrentas a un nuevo ‘modus operandi’ y tienes que prepararte para la batalla. Debes hacer todo lo posible, todo lo que esté en tu poder para encontrar la forma de ganar. Pones en marcha a todos tus contactos, conexiones y amigos y utilizar todos los recursos e ideas que has acumulado a lo largo de los años con el único objetivo de combatir al invasor. Los días previos todavía había dudas, preguntas, preocupaciones. Pero cuando sucede y tienes una batalla por delante, hay claridad. Una bendición para un momento terrible.

También estaba preocupado. Tengo familiares y amigos por todo el país. Afortunadamente, mi hijo y mi familia vive en Lviv, donde no ha habido tantos bombardeos. Mi madre está a cargo de mantener a los familiares que llegan al oeste huyendo de las bombas.

Foto: Niños transportan botellas en un campo de refugiados cerca de Saná, Yemen. (Reuters/Khaled Abdullah)

En Kyiv, nos pusimos en marcha. Tuvimos una sesión en el Parlamento en la que votamos todas las medidas que pudimos para incrementar nuestra capacidad de librar una guerra. Después, cada diputado fue a cumplir sus misiones. En ese momento, descubrí que varios miembros de mi equipo eran unos cobardes y habían huído en cuanto los cohetes alcanzaron la ciudad. Pero otros se quedaron. Me contactaron para coordinarnos.

Lo primero que hicimos fue ir a la comisaría para que nos dieran nuestras armas y unirnos a la defensa del país. En la capital y otras ciudades que iban a caer bajo asedio ruso, como Kharkiv, el punto era lograr que todo el mundo que quisiera pudiera unirse a la resistencia. Darles la oportunidad, así de simple. En la estación de policía había una larga cola, con otros de mis colegas parlamentarios, para unirse a la lucha.

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Soy un soldado muy rudimentario. Pese a que saqué muy buenas notas en la escuela en lo que a entrenamiento militar se refiere —de hecho, las mejores notas que tuve ese curso—. soy, como mucho, un soldado básico. Pero cuando estás luchando por tu vida, lo pillas rápido. Con la batalla de Kyiv sucediendo ahora mismo, tienes que ir aprendiendo sobre la marcha, como se suele decir. Al principio utilicé un AK-47 y luego lo cambié por un AKN-74; armas soviéticas pero efectivas.

La capital se ha convertido en una ciudadela. Somos millones dispuestos a plantar cara al invasor. Los rusos fueron incapaces de rodear la ciudad y, aunque intentaron algunas incursiones en la primera semana, fracasaron. He visto y vivido de todo. Tiroteos, fuego de artillería y bombardeos. Hemos cruzado campos minados y vadeado ríos. Hemos visto muchos soldados rusos muertos, sus vehículos destruidos o capturados. También amigos y compañeros caídos. Esta es la realidad aquí. El punto es que nuestra fuerza militar crece cada día. Si los rusos intentan invadir, tendremos un Stalingrado. No vamos a rendir la ciudad.

placeholder Sviatoslav Yurash (Twitter)
Sviatoslav Yurash (Twitter)

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Antes de la guerra, era presidente del subcomité de la diáspora ucraniana y coordinador de varios grupos de amistad internacional, construyendo nexos con países de la región como Polonia, Eslovaquia, República Checa, las repúblicas bálticas. Como legislador, tenía mucho interés en una ley de ciudadanía, algo para lo que estuve trabajando muy duro durante varios años. Estábamos preparándonos para llevarla al Parlamento. Tenía un equipo de 30 personas trabajando en varios proyectos y 'caucus' parlamentarios.

Tampoco tenía mucha vida personal, ni muchos proyectos fuera de la política. Como diputado, hay que tratar de hacer todo lo posible cuando tenemos la oportunidad. Ya habrá tiempo para vacaciones y cenas. De hecho, estaba en pleno divorcio cuando la invasión estalló. Mi esposa me dejaba precisamente por la intensidad de esta realidad política. Ucrania ya luchaba contra el reloj antes de la guerra, teníamos mucho que hacer. La gente estaba impaciente por cambios que llevan décadas esperando. El punto es que creo que todos compartíamos ese sentimiento de la necesidad de reformas.

Foto: Ejercicios militares de la OTAN en Letonia, en octubre de 2018. (EFE/Valda Kalnina)

Pero todo ha cambiado. En los primeros días [de la ofensiva], me dediqué a preparar a mi equipo, conseguirles rifles y pistolas para poder defenderse y prepararse para la batalla, por si lo peor llegaba a suceder. Luego, establecimos tres tareas. Primero, armar una oficina logística para almacenar y distribuir equipos entre civiles y militares de toda la región de Kyiv; segundo, impulsar la ‘Legión Extranjera', contactar y traer gente que conocía, involucrados desde hace tiempo en nuestra causa y que seguían interesados; y tercero, una oficina de prensa para ayudar a los periodistas a cubrir el conflicto.

¿Quién puede pensar ahora en qué reformas deben hacerse o cuáles no? Solo hay una discusión y una misión: ganar la guerra. El objetivo debe ser unir a la nación y presentar una imagen unificada ante Rusia y el mundo. Queremos un futuro seguro, exitoso e independiente. Aquí, [el presidente Volodímir] Zelenski ha estado a la altura de las circunstancias y estoy muy orgulloso. Veo esas cualidades que sentí cuando me uní a él [y su partido Servidores del Pueblo] en 2019 manifestándose en plena capacidad. No tuvo miedo de quedarse en una ciudad sitiada y demostrar a los ucranianos que él no se marcha, que nadie debería marcharse y que todos debemos levantarnos para hacer frente a una amenaza que trata de destruirnos.

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Me ha tocado vivir la muerte de una persona muy cercana y querida. Mi amiga, la periodista Olekxandra Kuvshinova, asesinada por los rusos en una zona de batalla en un suburbio 20 kilómetros al norte de Kyiv. También [el camarógrafo] Pierre Zakrzewski. Todavía no hemos podido enterrarla y hacerle un funeral. Estamos esperando los resultados de ADN para confirmar a sus padres más allá de cualquier duda. Pero no es fácil estos días.

¿Algo bonito me haya pasado esta guerra? Está sentado justo delante de mí. Se llama Luca, una perra cuyo dueño murió en uno de los asaltos a las afueras de la ciudad. Cuando llegamos a la localidad me entregaron al animal y lo acogí. La acabamos de despertar con el ruido. También me ha resultado curioso cómo el dinero se vuelve irrelevante y difícil de utilizar por momentos. A veces es mejor cambiar cosas y hacer trueques.

No vamos a negociar nuestra integridad, nuestra soberanía ni nuestra independencia, que nos han costado generaciones. Y los rusos van a tener que entenderlo, aunque sea por las malas. Espero que entren en razón y se libren de Putin lo antes posible. Mientras siga en el poder, no va a parar y va a llevar a su país a ser una Corea del Norte. Es un hombre con una misión. Quiere “resolver la cuestión ucraniana” para generaciones futuras. Pues nosotros vamos a resolverla por él. Es el destructor del futuro de Rusia. Las manchas que va a dejar tras de sí, no importa si esto termina mañana o en diez años, no se limpiarán fácilmente.

Nunca pensé que acabaría con un fusil en la mano. Pero estoy dispuesto a defender mi país y si eso significa el final, pues lo será. El punto es que nunca sabes a dónde te va a llevar la vida. Así que no es tanto la disposición personal, sino las exigencias de los tiempos que vivimos. La necesidad de ser útil incluso en este aspecto. No importa lo que dure esta guerra. Resistiremos lo que sea necesario porque no tenemos otro país.

La vida de Sviatoslav Yurash ya nunca será lo que estaba destinada a ser. En 2019, se convirtió en el diputado más joven de la historia de la democracia ucraniana tras unirse a la arrolladora campaña reformista del actor y cómico Volodímir Zelenski. Desde la Rada, buscaba aportar soluciones a un país lastrado por una corrupción estructural, un conflicto armado enquistado en su frontera oriental y una permanente amenaza rusa; pero también una nación más moderna y segura de sí misma que aspiraban a acercarse a Europa.

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