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Llevan meses temiendo un ataque a la central nuclear de Zaporiyia. Ahora creen que el peligro es real
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"No tengo dudas de que pasará"

Llevan meses temiendo un ataque a la central nuclear de Zaporiyia. Ahora creen que el peligro es real

Las autoridades de Ucrania han iniciado un simulacro para que la población sepa cuáles son los pasos a seguir si las fuerzas rusas atacan la central nuclear de Zaporiyia

Foto: Simulacro en Zaporiyia ante una emergencia nuclear este 29 de junio. (Reuters/Stringer)
Simulacro en Zaporiyia ante una emergencia nuclear este 29 de junio. (Reuters/Stringer)

Si atacaran la central nuclear de Zaporiyia, Marijna sabe que recibirá una alerta en su móvil. En ese momento, cerrará su casa a cal y canto y se desplazará hasta el refugio bajo tierra que han acondicionado en su barrio a las afueras de la ciudad. Junto con su familia y vecinos, deberá esperar hasta que las autoridades locales les permitan volver a salir a la calle. A partir de ese momento, se pondrá en marcha el protocolo de evacuación para poner a salvo a la población de la región que alberga la central nuclear más grande de Europa, actualmente ocupada por las fuerzas rusas.

Marijna sabe cuáles son los primeros pasos que debe seguir y este jueves ha sido uno de los residentes que ha asistido al simulacro de respuesta a desastres nucleares. Las autoridades locales, las de rescate y los bomberos han organizado una simulación lo más parecida a la realidad de cómo sería el proceso de evacuación de los habitantes de la zona. Con máscaras antigás y equipo de protección, han utilizado dosímetros para verificar los niveles de radiación de los voluntarios que han formado parte del “entrenamiento”. En total, seis pasos por los que cada persona tendrá que pasar hasta que esté "descontaminada".

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"He salido de mi casa en un autobús con otras 20 personas para saber qué tenemos que hacer exactamente si ocurre un desastre nuclear. Todo lo que he aprendido hoy se lo tengo que explicar a mi familia, vecinos y amigos para que ellos también lo sepan", explica Marijna después de haber pasado por las fases de "descontaminación", a El Confidencial.

Tanto ella como una gran parte de la población de Zaporiyia está prácticamente convencida de que un ataque contra la central nuclear por parte de las fuerzas rusas está más cerca que nunca. Piensan que, si algunos informes apuntan a que Moscú estuvo detrás de la destrucción de la presa de Nova Kajovka a principios de junio, no hay motivos para pensar que no repetirá esta estrategia. Al respecto, Kirilo Budanov, jefe de la inteligencia militar de Ucrania, afirmó recientemente que el Kremlin tendría un plan redactado para atentar contra la planta y que han colocado minas en el estanque que permiten enfriarla.

placeholder Simulacro en Zaporiyia ante un ataque de las fuerzas rusas contra la central nuclear. (M. R.)
Simulacro en Zaporiyia ante un ataque de las fuerzas rusas contra la central nuclear. (M. R.)

Sin embargo, la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) informó que no se identificaron nuevas minas en la central durante la última visita del director general, Rafael Grossi. Además, la Casa Blanca afirmó que no ve indicios de que la amenaza nuclear sea "inminente".

Para las autoridades locales de Zaporiyia, los indicios que tienen hasta ahora son suficientes como para iniciar el simulacro. "Hemos asumido el peor escenario, en el que la zona de contaminación tendrá más de 50 kilómetros. Esto significaría que cuatro regiones se verían afectadas", dijo Yurii Vlasenko, viceministro de Energía.

La sombra de Chernóbil

Ucrania ve el ataque a la central cada vez más cerca, porque un desastre nuclear causaría estragos para Ucrania y para la contraofensiva. Budanov argumentó que el ataque podría considerarse una medida a la desesperada por parte de Rusia para frenar la contraofensiva en la región alrededor de la planta y, por otro lado, si los soldados del Kremlin son expulsados del margen izquierdo del río Dniéper, un desastre nuclear sería la manera de crear una zona en la que las tropas ucranianas no pudieran avanzar.

"No necesitamos muchos más argumentos. Sabemos que, allá donde van los rusos, lo minan todo, sabemos cómo están actuando en esta guerra. Teniendo todo esto en cuenta, no tengo dudas de que atacarán la central nuclear y tenemos que estar preparados para un desastre que podría recordar a lo que pasó en Chernóbil", explica Taras Tyshchenko, director del centro de prevención sanitaria de Zaporiyia, en una entrevista con El Confidencial.

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La pregunta más importante es cuándo. Antes de que Ucrania afirmara que Rusia tenía un plan preparado para atentar contra la planta, el equipo de Tyshchenko patrullaba todos los días la ciudad a la orilla del río Dniéper para identificar cualquier indicador fuera de lo común. Desde la contaminación en el aire hasta la cantidad de químicos en las aguas fluviales y, por supuesto, el nivel de radiación.

Por ahora, no han registrado indicadores fuera de la normalidad. "Somos uno de los organismos que está monitoreando la situación en la zona y, si alguno ve algo fuera de lo normal, se activa automáticamente un protocolo. Este plan ya existía antes de la amenaza rusa, pero ahora se ha detallado y puesto en marcha por lo que pueda pasar", continúa el representante del Ministerio de Sanidad en Zaporiyia. El año pasado, cuando saltaron las alarmas por una posible explosión en la central, las autoridades locales entregaron a los residentes de la zona tabletas de yoduro de potasio como parte de las medidas de prevención. "En ese momento también les dijimos que, si pasaba algo, se encerraran en sus casas, apagaran los sistemas de ventilación y se quedasen allí hasta esperar noticias. Ahora, hemos ido más allá", sostiene Tyshchenko.

Patrullando la ciudad

Olga Petrivna Havrikova conoce las calles de Zaporiyia como la palma de su mano. Todos los días, se sube a la furgoneta con sus dos compañeras de trabajo para tomar las mediciones de radiación de la ciudad. Es la subdirectora de implementación del sistema de gestión de calidad; en otras palabras, la persona encargada de gestionar el equipo que sería el primero en identificar cualquier anomalía.

Hubo un tiempo en el que el tour por la ciudad lo hacían durante la madrugada, pero el toque de queda decretado después de la invasión ha limitado el tiempo de operación. "Ahora vamos de día y, aunque es el trabajo es el mismo, hay más tráfico. Normalmente, estamos entre tres y cinco horas en las calles. Antes tiraba más hacia las tres, ahora a las cinco", explica Petrivna Havrikova a este periódico.

placeholder Olga Petrivna Havrikova dentro de la furgoneta en la que toma las mediciones en la ciudad de Zaporiyia. (M. R.)
Olga Petrivna Havrikova dentro de la furgoneta en la que toma las mediciones en la ciudad de Zaporiyia. (M. R.)

Desde la furgoneta en la que patrullan la calidad del aire de la ciudad, las operadoras señalan el número exacto que mide la radiación y el botón rojo que se encendería si ocurriera lo peor. Olga bromea y pone cara de susto, imitando la posible reacción que tendría si alguna vez llega a oír la señal que podría significar el desastre. Inmediatamente recula y dice que lo primero que hay que hacer es mantener la calma. "Los números pueden variar en función de muchas cosas, por ejemplo, del aire que haga en la ciudad en ese momento".

Hasta ahora, nunca ha visto nada fuera de lo normal, pero, a pesar de mantener la calma, reconoce que no le parece un futuro tan lejano en el que se encienda la luz roja. "Llevamos mucho tiempo con miedo y ahora parece diferente. Es un peligro real", dice.

Foto: La planta nuclear de Zaporiyia. (EFE)

Desde la oficina de Taras Tyshchenko no solamente están pendientes de cuándo se produciría un desastre nuclear, sino de cómo. Aunque los seis reactores de la central de Zaporiyia llevan apagados desde el pasado mes de septiembre, sigue necesitando energía y personal calificado para hacer funcionar los sistemas de enfriamiento y otros dispositivos de seguridad. "Hay dos reactores que están en reparación, se les ha quitado el combustible nuclear. Otros tres reactores están en un apagado en frío, lo que hace que sea imposible, en caso de detonación, provocar una explosión térmica de la zona", aclara el director.

Por lo tanto, continúa, la gravedad de la situación estará determinada por dónde sea atacada la central y con cuánta intensidad. "Pero hay que tener en cuenta que el resultado de la explosión tendrá la contaminación más grave en la zona donde se encuentra la planta y en Energodar, más o menos en un rango de 10 kilómetros alrededor del epicentro de la explosión. Si los rusos acaban atacando, ellos serán los que sufran más".

Foto: Vista de la planta nuclear de Zaporiya por el satélite europeo Copernicus Sentinel-2 (Unión Europea)

El llamado a la calma por parte de Tyshchenko choca con su convencimiento de que el desastre nuclear está más cerca que nunca desde que empezó la guerra. También el convencimiento de que están haciendo todo lo posible para anteponerse a la tragedia.

La alarma que más temen

Los protocolos que se cierran en oficinas se implementan luego por personas como Alex Arnautov, coronel y encargado del departamento de protección civil de Zaporiyia. El simulacro de este jueves en la ciudad ha sido para él una prueba de la coordinación entre los varios equipos que coordinan la respuesta de emergencia. Es consciente, sin embargo, de que no todo irá tan rápido como planean. "En el caso de que haya un desastre nuclear, en el momento en el que la población empiece a llegar, todo el proceso por el que tiene que pasar dura más o menos 20 minutos. Estaremos varios días, cerca de tres, hasta que consigamos que todos hayan pasado por aquí", explica a El Confidencial.

Una de las cosas que más le tranquiliza es que las autoridades han habilitado la alarma nuclear para que toda la población esté informada lo más pronto posible. "El sistema incluye mensajes en el móvil, en la televisión, en la radio…". Será a partir de ese momento cuando los ciudadanos se dirijan hacia los búnkeres o conviertan sus casas en refugios para huir lo máximo posible de la radiación.

placeholder La población de Zaporiyia se prepara para un posible ataque a la central nuclear. (M. R.)
La población de Zaporiyia se prepara para un posible ataque a la central nuclear. (M. R.)

Svetlana confía en que las horas que ha pasado a las afueras de la ciudad para saber qué pasará si suena esa alarma hayan servido para algo. Es otra de las voluntarias que acaba de pasar por la "descontaminación", pero no cree que se pueda hacer lo mismo para quitarle el miedo en el cuerpo. Una sensación con la que lleva más de un año, pero que ahora parece más fuerte. "Tenemos que derrotarlos, no van a parar hasta acabar con todos", teme.

La antes camarera en un restaurante del centro de Zaporiyia no podía imaginar hace unos meses que formaría parte de un simulacro para enseñar a la población los pasos a seguir ante una emergencia nuclear y el plan de evacuación. "No sé dónde iré si pasa lo peor, ahora no lo voy a pensar. Lo primero es aprender lo que tengo que hacer para ayudar a mi familia y amigos si hay un ataque. Lo que pase después, ya veremos".

Si atacaran la central nuclear de Zaporiyia, Marijna sabe que recibirá una alerta en su móvil. En ese momento, cerrará su casa a cal y canto y se desplazará hasta el refugio bajo tierra que han acondicionado en su barrio a las afueras de la ciudad. Junto con su familia y vecinos, deberá esperar hasta que las autoridades locales les permitan volver a salir a la calle. A partir de ese momento, se pondrá en marcha el protocolo de evacuación para poner a salvo a la población de la región que alberga la central nuclear más grande de Europa, actualmente ocupada por las fuerzas rusas.

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