Los legisladores están presionando a la Reserva Federal para que se mueva rápidamente hacia la emisión de un dólar digital, para combatir las medidas de China, y otros que dicen que un día podría amenazar el estatus de Estados Unidos como la moneda de reserva mundial.
El grupo bipartidista de legisladores, entre los que se encuentran los representantes Maxine Waters (demócrata de California) y French Hill (republicano de Arkansas), ha buscado que Estados Unidos pueda contrarrestar a los competidores mundiales que lanzan versiones digitales de sus monedas. El Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes, del que ambos forman parte, podría votar la legislación correspondiente tan pronto como el próximo mes.
Waters ha calificado la competencia por las nuevas formas de dinero de los bancos centrales como “una nueva carrera por el espacio de los activos digitales”. El Gobierno de Biden y la Fed no comparten el sentido de urgencia.
A diferencia de las criptodivisas privadas como el bitcoin, una moneda digital del banco central emitida por la Fed estaría respaldada por el banco central de Estados Unidos, al igual que la Fed respalda la moneda física.
El presidente de la Fed, Jerome Powell, ha indicado que el banco central no tiene prisa, ya que se enfrenta a la inflación y a la desaceleración económica. Powell ha dicho que es más importante que el dólar digital salga bien que ser el primero en el mercado, en parte debido al papel global crítico del dólar. También ha dicho que la Fed no emitirá un dólar digital sin el apoyo de los funcionario electos. La Casa Blanca se ha mantenido en gran medida neutral respecto a un dólar digital, y el presidente Biden ha ordenado un estudio para determinar sus implicaciones en cuestiones como el crecimiento económico y la estabilidad.
Waters, que preside el panel de servicios financieros, ha redactado un proyecto de ley que exigiría a la Reserva Federal el estudio de un dólar digital, basándose en el trabajo actual del banco central sobre el tema y creando un proceso para que Estados Unidos pueda emitir uno en el futuro.
La idea se enfrenta a una fuerte resistencia. El sector bancario suele decir que los costes de una moneda digital del banco central superan cualquier beneficio y que competiría directamente con los depósitos bancarios privados, encareciendo los préstamos.
Durante casi un siglo, el dólar ha reinado como la moneda más importante del mundo, apreciada por su omnipresente aceptación en casi cualquier transacción, desde una taza de café en la cafetería del barrio hasta una venta de bonos en Hong Kong y otros lugares del extranjero. Ahora se debate seriamente si ese estatus podría verse amenazado por la marcha de la tecnología y si, como consecuencia, el dólar debe digitalizarse.
Un dólar digital podría ofrecer una nueva opción a la forma en que los consumidores pagan por productos y servicios. Además de utilizar una tarjeta de crédito o débito —o Venmo o Apple Pay—, los particulares tendrían una versión digital del dinero en efectivo en los teléfonos que podría utilizarse en cualquier lugar, probablemente a través de las empresas financieras existentes. Esto podría conducir a pagos más rápidos, más baratos y más seguros, y hacer que el dinero de papel quede obsoleto.
El cambio podría facilitar el movimiento de dinero a través de las fronteras, reduciendo las tasas de las remesas transfronterizas. Sus defensores también dicen que podría conducir a una entrega más rápida y segura de los pagos del Gobierno, como los cheques de estímulo y las prestaciones de desempleo.
Algunos congresistas afirman que Estados Unidos ya se ha quedado atrás. Entre las principales economías del Grupo de los 20, 16 se encuentran en la fase de desarrollo o piloto de una moneda digital, según el Atlantic Council, un grupo de expertos de Washington. El Banco Central Europeo, en nombre de países como Alemania y Francia, está explorando diseños para un euro digital y preparándose para lanzar una prueba piloto.
Hill, republicano de Arkansas, dijo que sus preocupaciones estaban animadas en parte por China, que comenzó a probar en el mundo real su propia moneda digital, emitida por el banco central en 2020. En una entrevista, dijo que las prácticas de préstamo de China en el mundo en desarrollo podrían facilitar que el país promueva los usos internacionales de su moneda digital, una amenaza potencial para la economía mundial basada en el dólar.
“Deberíamos estar preocupados por las prácticas depredadoras de China”, dijo.
Las autoridades chinas no han descarado el uso internacional del e-CNY, el nombre oficial de la moneda digital del país, pero dicen que está diseñado para el uso doméstico a pequeña escala por parte de los consumidores.
Los analistas buscan indicios de que el Banco Popular de China tomará medidas concretas para unirse a los bancos centrales de otros países para hacer posible el uso de las monedas digitales entre países. La conclusión es que Pekín se siente incómodo con el papel preponderante que desempeña el dólar en el comercio mundial y, en particular, teme quedar fuera del sistema financiero basado en el dólar, como en respuesta a un conflicto sobre Taiwán.
La idea es que las transacciones internacionales en una moneda digitalizada creada por China podrían ser un arma defensiva en tales circunstancias, ya que estarían fuera del alcance de Estados Unidos.
La embajada china en Washington no respondió a una solicitud de comentarios.
Algunos legisladores dicen que el Congreso debería autorizar un dólar digital, no solo estudiarlo. “Siento cierta urgencia porque otros países están avanzando”, dijo el representante Jim Himes (demócrata de Connecticut) en una entrevista. “El momento es ahora para el CBDC [moneda digital del banco central]”.
Los bancos y algunos legisladores republicanos contraatacan diciendo que cualquier beneficio del dólar digital se consigue mejor a través de la innovación del sector privado.
“¿Qué problemas específicos, si es que hay alguno, resolverá una moneda digital del banco central?”, preguntó el representante de Carolina del Norte, Patrick McHenry, el principal republicano del Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes, en una audiencia a principios de este año.
Algunos analistas se muestran escépticos ante la posibilidad de que los mercados mundiales sustituyan el dólar con el uso de monedas digitales chinas o de otros países.
En la Reserva Federal, la vicepresidenta, Lael Barinard, es la que ha impulsado con más entusiasmo la idea de un dólar digital en el seno del banco central, aunque no ha llegado a respaldarla directamente.
Brainard ha dicho que un dólar digital podría proporcionar algún día a los consumidores un nivel de seguridad en medio de la proliferación de activos digitales emitidos de forma privada, como las 'stablecoins'. La caída de una 'stablecoin' a principios de este año ha suscitado preocupación por este tipo de activos.
“Una forma nativa digital de dinero seguro del banco central podría mejorar la estabilidad al proporcionar la capa de liquidación neutral de confianza en el futuro sistema financiero de las criptomonedas”, dijo en un discurso en julio.
*Contenido con licencia de 'The Wall Street Journal'.
Los legisladores están presionando a la Reserva Federal para que se mueva rápidamente hacia la emisión de un dólar digital, para combatir las medidas de China, y otros que dicen que un día podría amenazar el estatus de Estados Unidos como la moneda de reserva mundial.
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