Cinco días de infarto: cómo dos 'stablecoins' y el pánico están hundiendo las cripto
Las criptomonedas siguen en caída libre y el fantasma de la explosión de la burbuja resuena con fuerza. Esta vez, las 'stablecoins' terra y luna han desatado la histeria. Así lo han hecho
El mundo de las criptomonedas lleva semanas de turbulencias, pero nada comparado con lo que está ocurriendo ahora. La capitalización de estas divisas digitales se ha hundido, quedándose en menos de la mitad de la cotización de hace un año, pasando de 2,3 billones de dólares a los 1,18 actuales. Aunque hay algunos activos que han resistido mejor que otros, lo cierto es que los más importantes, como bitcoin y ethereum, están en caída libre y sin que haya suelo a la vista. En el último año, han perdido cerca de un tercio de su valor.
Una suma de cuestiones internas y externas ha desembocado en este punto. Por un lado, es evidente la mala situación de la economía mundial, con la inflación disparada, los tipos de interés en alza o la guerra de Ucrania en curso. Es algo que ha provocado la bajada generalizada de las bolsas, que ha afectado especialmente a los gigantes tecnológicos. En el último medio año, Amazon y Meta han perdido cerca del 40% de su cotización, mientras que Microsoft y Google han menguado alrededor del 20%. Solo Apple ha aguantado algo mejor el tipo (-3%).
Eso no es nada si se compara con lo que le ha ocurrido a Coinbase en los parqués. Se trata de la tercera plataforma de intercambio de criptomonedas ('exchange') por volumen de transacciones y hace apenas un año que se lanzó a la aventura bursátil. En el momento en que se escribe este texto, se ha dejado un 80% de su valor. Por si fuera poco, la compañía mandó un mensaje a sus usuarios para avisarles de que, en caso de quiebra, las criptomonedas que tengan alojadas ahí no serán devueltas (luego intentaron rebajar sus palabras).
Seguramente, esa no sea la peor parte de lo que está ocurriendo. El caso más preocupante es el de terra (UST) y luna, dos criptos relacionadas entre sí. Tras haber estado entre las 10 divisas digitales más usadas, en apenas una semana ambas han perdido más del 99% de su valor. Eso significa que lo que antes suponía una inversión equivalente a unos 80 euros hoy ni siquiera dé para comprar un chicle. Pero ¿cómo se ha llegado hasta aquí?
Terra y luna: historia de un descalabro
Lo primero que hay que entender es qué es terra. Se trata de una 'stablecoin', un tipo de moneda digital que se caracteriza por ofrecer una estabilidad alta frente a las cripto convencionales, acostumbradas a grandes vaivenes. Tal y como explicó este periódico, lo normal es que estas divisas estén asociadas al valor de dinero 'fiat', que es el que utiliza prácticamente todo el mundo —como el dólar o el euro— en su día a día. Sin embargo, al no contar con respaldo de ningún banco central, eso supone que haya que encontrar por otras vías la paridad, que no es otra cosa que garantizar que si inviertes un euro, recibas una unidad de la 'stablecoin' con ese mismo valor, que siempre tendrá que ser el mismo. La fórmula más habitual es ligarlo al dólar, pero también hay otras. Fue lo que hicieron en TerraForm Lab, la empresa que creó terra.
Para mantener el valor de este 'token', apostaron por lo que se conoce como un modelo algorítmico. Este consiste en una serie de cálculos complejos que aseguran (o eso se creía) que UST siempre valga un dólar, que es lo que se conoce como la promesa de equivalencia ('peg'). Aquí es donde aparece luna, la otra criptomoneda de TerraForm Lab, que servía para respaldar el valor de su compañera. Es decir, el soporte de la divisa estable era otra volátil, algo que ya puede parecer un tanto exótico, pero que tiene su sentido.
Con este método, si la demanda de terra hacía que superara el precio del dólar, un algoritmo eliminaba unidades de luna de la circulación para convertirlas en terra y hacer que su precio bajara. Lo mismo al revés: si bajaba terra, se sustituía por luna. Pero, claro, ahora ha bajado más de la cuenta, algo para lo que los creadores de esta moneda tenían un plan que no ha salido precisamente bien.
Aquí cabe destacar que uno de los atractivos para invertir en terra es que cuenta con el protocolo Anchor, que sirve para que cada inversor se convierta en una especie de banco. Así, todo aquel que tenga unidades de terra las puede dejar en una reserva ('staking') y recibir entre un 19,5 y un 20,5% de intereses anuales. A su vez, ese dinero lo gestiona la propia Terraform Labs, que lo presta con su método de finanzas descentralizadas (DeFi). El atractivo era tal que hasta tres cuartas partes de todo el dinero que circulaba en terra se utilizaban para este cometido, algo que disparaba el precio de luna, que llegó a cotizar a 120 dólares. Al menos, hasta que anunciaron una bajada al 15% que hizo que muchos quisieran retirar dinero, provocando el inicio de su caída.
Para proteger la equivalencia de la 'stablecoin' con el dólar, decidieron usar los fondos de Luna Foundation Guard (LFG) —una entidad propia que cuenta con una reserva para mantener la paridad— para comprar bitcoins. La idea era tener un respaldo ante una bajada de luna que pudiera amenazar la estabilidad de terra. De este modo, si la primera tenía una caída importante, venderían bitcoins para garantizar el valor de la segunda. Ahora que la criptomoneda pionera vale menos de la mitad que hace unos años, el efecto dominó ha sido letal. Así, el precio de Luna se ha hundido por debajo del dólar de Terra, cuando hace menos de un mes multiplicaba por 100 esa cantidad. Al cierre de esta edición, la primera apenas vale un céntimo, mientras que la segunda cotiza a 40.
"Terra ha perdido la confianza de todos los inversores y hay gente que ha perdido mucho dinero. Para aguantar, tendría que haber aumentado sus reservas mientras se devaluaba, pero la bajada hacía que cada vez necesitara más bitcoin, que también caía y lo hacía más vulnerable", comenta José Antonio Bravo, asesor fiscal y experto en criptomonedas, que es optimista y cree que se recuperará en unas semanas. No obstante, considera que lo sucedido es algo que "habrá que repensar en el sector, porque las 'stablecoins' tienen estos riesgos de contraparte y se pueden convertir en 'unstablecoins".
Qué está pasando con el resto de criptomonedas
Los números verdes son ya una rareza en los paneles que registran las fluctuaciones de las criptomonedas, ahora teñidos de rojo. Basta echar un vistazo a las 100 más cotizadas para observar cómo casi todos los valores llevan días o semanas en caída libre. Bitcoin es el caso más importante, porque es el que suele servir de guía para todos los demás. A principios de noviembre, cada unidad de esta divisa llegó a valer 67.000 dólares, mientras que este jueves ha llegado a tocar los 25.000.
Bravo considera que la caída de las inversiones está muy focalizada en lo que ocurre en Estados Unidos, que tiene un gran peso a la hora de mover este tipo de activos. "Para hacer frente a la pandemia, allí el Estado ha dado varios cheques estímulo de unos 1.000 dólares a prácticamente cada estadounidense. Muchas personas lo utilizaron para comprar acciones y criptoactivos, ya que era un momento de precios bajos", desarrolla este especialista, que destaca que estos activos se utilizaban para respaldar créditos e, incluso, hipotecas.
Ahora que la cosa ha empeorado, una parte considerable de ellos tiene que empezar a devolver lo prestado o, simplemente, necesita efectivo. "Eso ha llevado a que se liquiden posiciones en criptomonedas y se produzca una bajada de precio", dice Bravo, que señala que, como no dejan de cotizar al bajar de cierto punto, algo que sí ocurre en mercados tradicionales, "sufren bastante más".
"Lo que está ocurriendo es que hay una huida despavorida, sistemática y continuada de inversores", indica por su parte Fernando Castelló Sirvent, profesor de Economía en ESIC. Este especialista considera que lo sucedido está muy relacionado con el aluvión de personas que han acudido en los últimos años a este mundo. "Muchos no son profesionales, sino jóvenes o que simplemente tienen poca información y, ahora que están en pérdidas, han decidido vender para poder recuperar algo. El mercado está completamente girado a máxima oferta y mínima demanda".
¿Y ahora qué?
Castelló Sirvent también recalca que había "una valorización probablemente excesiva", pero ahora no para de encadenar caídas. "Todos están entrando en pánico porque da la sensación de que no hay suelo. Es una premonición autoinducida: todos venden y baja aún más". Por otro lado, destaca que "no ha actuado como valor refugio, algo que cabría esperar en una situación así".
Frente a los augurios de una explosión de la burbuja cripto —el llamado 'cryptocrash'—, los especialistas consultados rechazan que vaya a ser así. Bravo considera que seguirá habiendo movimientos pendulares y que la salida será "muy similar" a la que se produjo en marzo de 2020, justo cuando comenzaba el confinamiento. "La gente necesitaba liquidez que luego se recuperó", defiende. Castelló Sirvent tampoco cree que vaya a producirse ese 'cryptocrash'.
"Es una corrección muy importante de la valoración de los activos a causa del pánico. Es excesivo pensar que vaya a provocar una caída definitiva. Pienso que llegará a un mínimo y se recuperará a partir de ahí". Pero, claro, eso no quita que la caída "pueda acabar teniendo efectos muy poderosos". Y esto solo acaba de empezar.
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El mundo de las criptomonedas lleva semanas de turbulencias, pero nada comparado con lo que está ocurriendo ahora. La capitalización de estas divisas digitales se ha hundido, quedándose en menos de la mitad de la cotización de hace un año, pasando de 2,3 billones de dólares a los 1,18 actuales. Aunque hay algunos activos que han resistido mejor que otros, lo cierto es que los más importantes, como bitcoin y ethereum, están en caída libre y sin que haya suelo a la vista. En el último año, han perdido cerca de un tercio de su valor.
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