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Este terremoto cripto puede resolver uno de los mayores enredos de suministro
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LOS MINEROS TIEMBLAN

Este terremoto cripto puede resolver uno de los mayores enredos de suministro

Ethereum, la segunda criptomoneda más popular del mundo, pretende hacer un cambio histórico en su forma de funcionar para consumir menos energía. Una vuelta de calcetín que puede suponer una nueva crisis para los mineros

Foto: Una maquinaria para el minado de bitcoins en China, antes de la prohibición de esta actividad. (EFE/EPA/Liu Xingzhe)
Una maquinaria para el minado de bitcoins en China, antes de la prohibición de esta actividad. (EFE/EPA/Liu Xingzhe)
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"Yo sugeriría encarecidamente no invertir más en equipos de minería en este momento". Un aviso a navegantes, el enésimo, que sale de la Fundación Ethereum, el 'faro' que guía la segunda criptomoneda más importante del universo de las divisas digitales, solo a rebufo del archiconocido bitcoin. Esta vez salió de boca de Tim Beiko, uno de los 'capos' de esta organización. Detrás de esta advertencia, en realidad, se encuentra uno de los cambios más trascendentales que se van a acometer en la floreciente industria cripto. Una vuelta de calcetín que pretende establecer un giro de 180 grados en el funcionamiento de esta moneda para acabar con dos de los grandes problemas que se suelen achacar a este sector: ser un auténtico agujero negro de consumo eléctrico y componentes tecnológicos. El cambio, que ha vuelto a ser postergado, aunque se espera que suceda pronto, es algo esperado por muchos, menos por los mineros, ya que puede suponer un auténtico mísil en la línea de flotación de una actividad cada vez más cuestionada y vetada por diferentes países.

Foto: Una "máquina expendedora" de NFT en Nueva York. (EFE / EPA / Justin Lane)

Este gran cambio se esconde tras un tecnicismo conocido por las siglas PoW ('proof of work'). "Estamos en el capítulo final", anunció el propio Beiko. ¿De qué se trata? Es un concepto que afecta directamente a la minería y, por tanto, al corazón del propio funcionamiento de esta criptomoneda. La actividad de los mineros consiste en emitir estas divisas y validar las distintas transacciones que se hacen con ellas en la Blockchain (cadena de bloques). Esto se debe a que estos entornos funcionan de forma descentralizada, por lo que no hay ninguna entidad que se encargue de su operativa: todo funciona mediante una serie de nodos —formados por mineros— y un protocolo de consenso para poner orden.

"Hasta ahora, eso se hacía con el 'proof of work'. Es un mecanismo que gasta mucha energía, pero se recompensa con pagos en la criptomoneda con la que estén trabajando", explica Víctor García Font, profesor de Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). "Si haces ese esfuerzo y no lo validas adecuadamente, lo has desperdiciado, porque el resto de nodos no lo aceptarán", apostilla sobre este mecanismo.

Además de la gran popularidad, hay otras razones por las que el consumo energético se dispara a la hora de trabajar estas criptomonedas. Los mineros deben realizar una serie de operaciones matemáticas de gran complejidad en cuestión de segundos y para ello necesitan máquinas con una ingente capacidad de computación. Además, deben estar conectadas y en funcionamiento de forma permanente para maximizar su rentabilidad.

Se trata de uno de los puntos que tradicionalmente los detractores de estos trabajos han esgrimido en contra de la minería. Por ejemplo, solo la suma de la energía que consumen bitcoins y ethereums es el doble que la de todo un país del tamaño de Suecia. De hecho, la primera ya alcanza la mitad de lo que gasta el sistema bancario tradicional, según un estudio de Galaxy Digital.

Foto: Kazajistán gana terreno en minado de criptomonedas tras prohibiciones chinas. (EFE/Aliakpar Kadyrbaev)

Estas circunstancias han sido las que motivaron vetos como el de China a la minería de criptomonedas, que concentraba casi la mitad de la actividad mundial. En esta parte del mundo, países como Suecia han levantado ahora la voz para pedir que se haga lo propio en territorio europeo, ya que, en caso de no hacerlo, consideran que no se podrán cumplir los objetivos de los Acuerdos de París. Estos postulados han encontrado el apoyo de organizaciones ecológicas como Greenpeace, que han puesto en marcha una campaña conocida como 'Cambia el código, no el clima' para pedir cambios en la forma de trabajar con bitcoins.

El depósito del millón de euros

Sin entrar en demasiados vericuetos técnicos, se puede resumir en que la solución que propone la Fundación Ethereum pasa por pasar del 'proof of work' al 'proof of stake'. Aquí, García Font recuerda que se necesitan dos tipos de incentivos, "unos para unirse a la red y otros para hacer las cosas bien". El primero es la recompensa en criptomonedas mencionada anteriormente, algo que en principio seguiría funcionando de la misma manera. El cambio, en realidad, llega con el segundo punto y consiste en que la capacidad de computación deje de importar a la hora de minar.

Para lograrlo, se tendrán que aportar una serie de criptomonedas a modo de garantía de que eso va a hacerse correctamente. Ese fondo sería de 32 ethers, algo que equivale a unos 900.000 euros al cambio, aunque la moneda lleva tiempo en una tendencia bajista. El dinero estaría bloqueado (lo que se conoce como 'staking') mientras se hace la validación. "Esa será su penalización, mientras que se podrán usar otros protocolos criptográficos para encadenar bloques sin que se gaste tanta energía", dice el especialista. Según la Fundación Ethereum, la factura eléctrica se reducirá un 99%.

placeholder Interior de una criptogranja en Québec. (Reuters/Christinne Muschi)
Interior de una criptogranja en Québec. (Reuters/Christinne Muschi)

De cualquier modo, los atrasos en este cambio han sido una constante, ya que es una transición técnicamente compleja, pues supone la fusión de su cadena de bloques con una nueva, llamada Beacon Chain. "Cualquier error puede causar grandes pérdidas", recuerda este experto. Por ejemplo, hace semanas se produjo el mayor robo conocido hasta la fecha en el sector y la moneda sustraída mayoritariamente fueron ethers (unos 600 millones de euros), aunque todo tuvo lugar en el entorno de Axie Infinity, no de la Fundación Ethereum.

"En teoría, es igual de seguro, pero los problemas de 'proof of work' los conocemos porque lleva muchos años funcionando y recibiendo ataques. Ahora están investigando vulnerabilidades y, aunque lo desplieguen con un nivel muy alto de seguridad, no es lo mismo un sistema nuevo que uno que lleva tiempo funcionando", comenta García Font, que recalca que "las criptomonedas con 'proof of work' tienen problemas, como que se colapsan fácilmente; de hecho, funcionan porque tienen pocos usuarios".

¿La 'liberación' de las tarjetas gráficas?

Esta metamorfosis de la que es 'de facto' la segunda criptodivisa más conocida y cotizada del mundo puede tener un impacto directo en uno de los mercados que más han sufrido en los últimos tiempos: el de las tarjetas gráficas. La fiebre por la minería, unida a la crisis que todavía padece la industria de los semiconductores, derivó en que, durante mucho tiempo, hacerse con ciertos modelos fue prácticamente imposible.

A la poca oferta, había que añadirle el problema añadido de los ‘bots’. Como ocurrió con las PlayStation 5 o las Xbox de nueva generación, las más atractivas, como la RTX 3080, las unidades disponibles desaparecían rápidamente de las webs de venta y aparecían en plataformas como eBay o StockX, una página de coleccionismo de zapatillas, al triple de su precio original.

Foto: Foto: Reuters.

A pesar de ser junto a Apple uno de los clientes preferentes de las fundiciones TSMC, el gigante taiwanés de los microchips, empresas como AMD y Nvidia no pudieron esquivar la crisis de suministro. Una situación que no mejoró ni cuando China asestó su particular golpe de gracia a los mineros del gigante asiático. El problema cobró tal dimensión que las compañías tuvieron incluso que activar planes de contingencia. A principios de 2021, por ejemplo, Nvidia llegó a recuperar incluso modelos lanzados cuatro años antes para tratar de aliviar la demanda. También hubo cierta batalla por el relato.

Estas compañías sostenían que ellas no fabricaban para los mineros y que su intención era satisfacer el mercado ‘gaming’. Incluso, en las presentaciones de resultados, hablaron de ganancias no relacionadas con las criptomonedas. Sin embargo, esto no era del todo factual, ya que ellos no tienen visibilidad sobre el comprador que se hacía con sus equipos a través de minoristas. Y a tenor de las quejas sostenidas en el tiempo por parte de los aficionados a los videojuegos, parece que la mercancía no llegaba a sus manos.

placeholder Minería de bitcoins en la fábrica de Bitminer en Florencia, Italia. (Reuters/Alessandro Bianchi)
Minería de bitcoins en la fábrica de Bitminer en Florencia, Italia. (Reuters/Alessandro Bianchi)

Ante el cambio de Ethereum, se plantean dos posibles salidas. Que los mineros reutilicen sus ‘rigs’ para trabajar otras divisas digitales como monero. La otra, más dañina para los intereses de estas empresas, es que opten por la reventa, llenando el mercado en un corto plazo de tiempo de cientos de miles de unidades de segunda mano en relativo buen estado y a un coste más económico. "Si esto funciona, es probable que otras criptomonedas den el paso y dejen de tener sentido para la minería", avisa García Font, que recalca que las tarjetas gráficas "volverán a ser usadas para lo que fueron diseñadas en un principio, que es el procesado gráfico".

Todo esto coincide con movimientos como el que realizó Nvidia, que creó una gráfica sin gráficos para tratar de saciar la demanda de los mineros. CMP, como bautizó al invento, es básicamente una adaptación de su GeForce RTX, en el que se mantienen la arquitectura y otras características clave, pero quitan elementos cruciales, como la salida de vídeo, para que las puedan utilizar los ‘gamers’. Además, introdujeron variaciones en la frecuencia de funcionamiento con el fin de optimizar el rendimiento para esto. En otros casos, como el de Intel y sus Arc, optaron por no restringir las capacidades de minado de sus gráficas para no restar posibles ventas a estos productos.

"Yo sugeriría encarecidamente no invertir más en equipos de minería en este momento". Un aviso a navegantes, el enésimo, que sale de la Fundación Ethereum, el 'faro' que guía la segunda criptomoneda más importante del universo de las divisas digitales, solo a rebufo del archiconocido bitcoin. Esta vez salió de boca de Tim Beiko, uno de los 'capos' de esta organización. Detrás de esta advertencia, en realidad, se encuentra uno de los cambios más trascendentales que se van a acometer en la floreciente industria cripto. Una vuelta de calcetín que pretende establecer un giro de 180 grados en el funcionamiento de esta moneda para acabar con dos de los grandes problemas que se suelen achacar a este sector: ser un auténtico agujero negro de consumo eléctrico y componentes tecnológicos. El cambio, que ha vuelto a ser postergado, aunque se espera que suceda pronto, es algo esperado por muchos, menos por los mineros, ya que puede suponer un auténtico mísil en la línea de flotación de una actividad cada vez más cuestionada y vetada por diferentes países.

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