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Que la PS5 se venda en una web de coleccionistas de zapatillas muestra que todo sigue roto
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MÁS DIFÍCIL COMPRARLAS QUE CUANDO SALIERON

Que la PS5 se venda en una web de coleccionistas de zapatillas muestra que todo sigue roto

StockX, una referencia para los locos de las 'sneakers', se llena ahora de consolas y tarjetas gráficas. A la crisis logística y de semiconductores, se une ahora el 'boom' del uso de 'bots' que puede agudizar una sequía a la que le quedan meses

Foto: Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

A Adriano Arpino le vuelven loco las zapatillas, una de sus grandes aficiones. Es uno de esos jóvenes que no dudan en dejarse 300 euros o más en un par de ellas, algo que al común de los mortales puede parecerle incomprensible e incluso obsceno. Este italiano consiguió hace ya tres años hacer de esta pasión su profesión. "Imagínate la alegría cuando encontré un empleo así". Empezó a trabajar como autenticador en StockX, una página web que se fundó en EEUU en 2015, y que se ha convertido en una especie de 'meca digital' para los coleccionistas de 'sneakers', que acuden allí para buscar y pujar por pares singulares y ediciones limitadas que venden otros particulares. En otros casos, los curiosos que consultan la plataforma lo hacen para hacerse una idea del precio que pueden sacar por un producto u otro, aunque hagan la transacción por su cuenta, de forma privada.

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"Cada vez que recibes unas zapatillas, tienes que hacer un examen exhaustivo antes de enviarlas a los compradores", explica a Teknautas sobre su trabajo. "Tienes que fijarte, por ejemplo, en la suela para comprobar que no han sido usadas, revisas las costuras y otras cosas en búsqueda de defectos de fábrica". No es una página de segunda mano, todo lo que se anuncia allí es nuevo. Estos profesionales tienen que dar fe de que el producto está impoluto, pero también de que no se trata de una falsificación. "Han mejorado las copias. Pero no es difícil detectarlas. Para empezar, las falsificaciones tienen un olor químico muy fuerte. Luego hay otros detalles como la caja y demás, que te pueden dar pistas fáciles", comenta sobre su particular librillo de experto.

Desde hace unos meses, Adriano y otros de los autenticadores de la compañía están teniendo que inspeccionar otros productos. La compañía decidió abrir el puño y meter mano a otras categorías. En noviembre de 2020 lanzaron la sección de tecnología. ¿Qué ocurrió? Este apartado se empezó a llenar de PlayStations 5. "Lo primero que tenemos que hacer en ese caso es abrir la caja para ver que hay una consola y no está llena de piedras", bromea este joven, por cuyas manos y las de su equipo han pasado máquinas de Sony pero también un buen número de Xbox Series X o tarjetas gráficas, convertidas en joyas inesperadas en medio de la crisis del 'falta de todo' que ha desatado el covid-19. "Son comprobaciones relativamente fáciles. Ver el número de serie, que coincida el de la caja con el de la consola", apunta. "Comprobar que no haya sido usado, pero eso se ve muy fácil, basta con ver cómo están los cables".

De las 'zapas' prémium a las consolas

Fundada por Josh Luber hace seis años, StockX fue una idea que no tardó en atraer a otros como a Dan Gilbert, propietario de los Cleveland Cavaliers, franquicia de la NBA. Se centraron en un primer momento en zapatillas y prendas urbanas. El objetivo era crear una suerte de 'Sobethys 2.0', un espacio de referencia, que pusiese luz y taquígrafos en el "caos" que existía cuando era, mayoritariamente, un mercado entre particulares. Los primeros indicios de la fiebre por las zapatillas se dieron, según los mentideros especializados, con la aparición de las primera Air Jordan de Nike. Salieron por 65 dólares. Se vendieron recientemente por más de 15.000. Ese es el caso más significativo, pero hay muchos más. Miles de casos más.

El motor de este negocio ha sido tradicionalmente el público que huye de la llamada 'fast fashion' (moda rápida). Si embargo, cada vez hay más gente que ha visto en estas tiradas limitadas una oportunidad para dar un pequeño pelotazo. Un estudio de The Harris Poll estimaba que uno de cada cinco adultos en EEUU se plantea comprar unas zapatillas exclusivas en 2021 o ya lo había hecho. De esos, un 37% lo hacía motivado por la oportunidad de hacer una inversión rentable.

"El sistema de pujas y ofertas fue diseñado para simular la mecánica del mercado bursátil y facilitar así el cálculo del valor real de los productos", explica a este diario Dereck Morrison, general manager de la compañía en Europa, Oriente Medio y África, que añade que webs como suyas han ayudado a extender "la autenticación" y, por tanto, acabar con "la opacidad" de esta actividad. "En vez de fijar un precio de forma arbitraria, StockX permite a su comunidad fijar el precio. Ofrecemos una gran cantidad de información, desde análisis del mercado hasta el histórico de precios, pasando por el volumen de venta", remata. Un enorme volumen de datos cuyo objetivo final es darle un precio justo a lo que se está vendiendo.

placeholder Nike SB Dunk Low Supreme Stars en StockX.
Nike SB Dunk Low Supreme Stars en StockX.

La idea no tardó en carburar. En tan solo tres años, ya sobrepasó la valoración de mil millones de dólares gracias al respaldo de fondos como GGV Capital o DTS Atlantic y adquirió el carnet de unicornio. En ese proceso también fue ampliando los productos de sus 'lineales'. Bolsos de diseño, relojes, cartas coleccionables y, finalmente, tecnología. Es cierto que se pueden encontrar teléfonos, auriculares, portátiles... pero los precios más disparados son los de las consolas de última generación y las GPU. "Hay varios factores que establecen el porqué de que algunos productos sean más caros, como puede ser cómo de exclusivo es, si lo ha llevado puesto algún famoso o si es una colaboración muy esperada con una marca", argumenta Morrison, sobre el que a día de hoy sigue siendo el principal negociado de la plataforma, las zapatillas. "Pero, en general, el precio viene dado por la oferta y la demanda: cuanto menos hay de un producto, más llamativo o impactante es y más cuesta obtenerlo", matiza.

Dando un paseo por la web uno se encuentra, dependiendo la versión, pujas por una PS5 por encima de los mil euros. Lo mismo ocurre con la Xbox Series X. Eso supone el doble o más del precio de salida. En el caso de una tarjeta gráfica como las RTX3080 de Nvidia, en su versión más mundana, el coste que se puede encontrar en StockX puede hasta triplicar el coste anunciado en la página web de la compañía, que tiene el cartel de 'agotado' en muchos de sus modelos. También te puedes encontrar ejemplares de la Nintendo Switch OLED Edition, Xbox Series S o muchísimos iPhone. Como estos productos no tienen una demanda desbocada, los precios entran dentro de lo 'razonable'.

Foto: Foto: EC.

"Como todo mercado en vivo, los acontecimientos que ocurren en la vida real tienen consecuencias en él", dicen desde la web. "Estas consolas de nueva generación tienen poca oferta y mucha demanda, lo que hace que se compren y se vendan a un precio más alto que el mercado convencional. Pero los precios los fijan la comunidad".

La PS5 como objeto de coleccionismo

Es cierto que estas piezas nunca han sido fáciles de conseguir en su cortísima historia. Desde su estreno, en otoño de 2020, se avisó de que el suministro de la nueva generación iba a estar racionado. El lanzamiento fue atípico en muchos países como España ya que las medidas derivadas de la pandemia hicieron que los minoristas optasen por una venta exclusivamente 'online' para evitar colas y aglomeraciones.

La cuestión es que esto no fue fruto de la expectación generada por el lanzamiento. Si fuese así, se hubiese estabilizado la oferta en algún momento de los últimos. Y solo ha ido a peor. A día de hoy es mucho más difícil conseguirla que hace un año, tal y como reconocen varias fuentes del sector. "Lo mejor, que te apuntes a absolutamente a todas las listas que puedas y la oportunidad que se presente, la cojas. Si te la juegas a que aparezca online, es probable que ni la huelas. Eso si la quieres a un precio normal. Si no, te vas a StockX, a Wallapop o donde sea", dice una persona familiarizada por el asunto, que señala que Nintendo "por ser la que mejor aguanta el chaparrón" está sacando mucho rédito, entre otras cosas, porque ya tenía muchas máquinas puestas en el mercado, lo que le permite rentabilizar mejor el verdadero negocio, el de los juegos. La casa nipona ha sido la gran ganadora de la campaña navideña.

placeholder Dos cajas de PS5 en una tienda. (Reuters)
Dos cajas de PS5 en una tienda. (Reuters)

En noviembre, con 1,13 millones de unidades, fue la más vendida en EEUU. Esto no es para echar cohetes. El gasto total en ese periodo, clave porque incluye jornadas como el Black Friday o el CiberMonday, se redujo un 38%. Cayó hasta los 883 millones. Es la peor cifra desde noviembre de 2016. Y todo por la escasez que se vive. Daniel Ahmad, un reputado analista del sector, aseguró hace unos días que entre la PS5 y la Xbox apenas igualan las ventas de la Switch. Si comparamos el volumen de las tres con el de la anterior generación de consolas (PS4, Xbox 360 y Wii U, que fue un auténtico fracaso, al igual que la de Microsoft) un año después de su lanzamiento, la presente hornada también queda en mal lugar.

Las voces consultadas coinciden en afirmar que una PS5 o una Xbox Series X se venda como una pieza de coleccionista, algo impensable en anteriores generaciones, viene a ser la enésima prueba que "todo sigue roto". El de los videojuegos, en el aspecto del hardware, es uno de los que más está pagando que al gremio de los semiconductores le hayan saltado las costuras de una estructura insuficiente y muy encorsetada. Tanto Sony como Microsoft han avisado que las dificultades se podrían extender hasta 2023. Nvidia, uno de los mayores fabricantes de gráficas, también ha adelantado que los problemas para satisfacer las peticiones de los usuarios seguirán este próximo año. Hasta la propia Nintendo ha reconocido que está realizando cambios de diseño, que le ayude a capear el temporal.

Foto: La locura por la PS5 es total en todo el mundo ante su escasez (EFE EPA/Kimimasa Mayama)

Pero si la crisis logística y la crisis de componentes no fuese suficiente, hay algo que agrava la sequía: la popularización de los 'bots'. Es probable que esta palabra te evoque una imagen diferente. La de una jauría de perfiles automatizados que llenan de comentarios clónicos Twitter o Instagram, como parte de campañas de odio, de desinformación o de spam. Y están en lo cierto. Pero es que hay 'bots' de muchos tipos. Incluso buenos, como los de los motores de búsqueda de Google. Los hay también que se dedican a rastrear las webs de todo el mundo para encontrar un producto y hacerse con el máximo de unidades posibles.

Empezaron a dejarse notar primero en la venta de entradas de conciertos. Luego mutaron y aparecieron 'cepas' que se dedicaban a actuar en el mercado de zapatillas exclusivas. Ahora, una nueva variante afecta a los vendedores de consolas y de tarjetas gráficas. Este último producto, especialmente los modelos más potentes, son objeto de deseo por parte de los mineros de criptomonedas, que muchos han recurrido a estas soluciones. Algo que ha empujado a Nvidia a recuperar, en los últimos meses, tarjetas gráficas más antiguas, que no colmasen las particulares necesidades de este gremio pero que si sirvieran para satisfacer las necesidades de otros compradores. El denominador común en todos los casos: una oferta finita y una demanda altísima.

Foto: Jensen Huang, CEO de NVIDIA. Foto: Reuters

Este tipo de 'software' ha obligado a tiendas y plataformas a emplear grandes recursos. Algunas compañías han establecido sistemas en los que todos tienen que pasar por una cola virtual y han puesto equipos humanos a revisar las compras para detectar masivas de este tipo y bloquearlas. Otras han optado porque remesas de productos muy concretos se vendiesen, incluso, solo en tiendas físicas y limitasen las compras por persona. En otros casos, algunas plataformas han aprovechado también para hacer negocio, con programas prémium de compras y suscripciones que incluyen alertas, acceso temprano o preventas. La historia es que da la sensación son parches temporales y queda mucho trabajo por hacer.

"Es una eterna carrera armamentística", explican desde StockX, que reconoce que los 'bots' de compra han introducido "una nueva capa de complejidad" en un mercado como el del coleccionismo de zapatillas, "donde las acampadas el día del lanzamiento" ya han quedado atrás. "Que sean zapatillas o consolas da un poco igual. Si es un producto escaso que se vende por internet con una demanda superior a la oferta, vas a tener que enfrentarte", explica un exempleado de Shopify, una solución de comercio electrónico que utilizan millones de empresas en todo el mundo para vender en internet sin pasar, por ejemplo, por el aro de Amazon o de otros distribuidores.

Este empleado reconoce "que esa era una preocupación recurrente" en la firma, porque muchos de sus vendedores eran negocios con producto muy exclusivo. "Es cierto que al vendedor lo que le importa es venderlo", contesta cuando se le pregunta por la diferencia que lo compre un usuario de carne y hueso o un usuario creados a golpe de unos y ceros como los 'bots'. "Además de que esto puede suponer mucha frustración al usuario y provocar rechazo hacia el 'marketplace', está la cuestión de que alguien se está lucrando con tu trabajo sin hacer realmente nada", añade. "Realmente, la existencia de StockX y demás, que venden producto nuevo, es fruto de cierta incapacidad para realmente saber cuánto estaría la gente dispuesta a pagar por ciertos productos en muchos casos", agrega. "En otros casos, como el de las zapatillas, para marcas como Nike que se produzca ese mercado paralelo es una acción de marketing tremenda".

Foto: Las zapatillas que van a estar en todas las cartas a los Reyes Magos. (Getty)

Un informe de Forrester que analizaba este fenómeno advertía que los comerciantes también salían perdiendo. "Incluso si obtienen ingresos vendiendo su inventario a los 'bots', están pagando caro en forma de clientes insatisfechos y pérdida de ventas de periféricos", añade. Es decir, los 'bots' compran la consola, sí. Pero los jugadores compran consolas, juegos, mandos y mucho más.

Pero ¿cómo funcionan estos 'bots'? Son herramientas programadas en lenguajes como Phyton que lo que hacen, en muchas ocasiones, no es buscar palabras clave. Lo que rastrean muchas no son palabras clave como cualquiera puede presuponer. Lo que rastrean, por ejemplo, son cambios en el código de las páginas de productos como el que se puede producir cuando se activa el botón de compra tras reponer stock.

"No es difícil programarlo", aventura Nerea Luis, doctora en inteligencia artificial. "Consiste en crear un servicio web que 'escuche' y monitorice en este caso cuando hay disponibilidad de un producto e inicie el proceso de compra, utilizando algún software tipo RPA ['robot process automation'] que es el que simula entre otras cosas el comportamiento del ratón", añade.

Foto: Las zapatillas deportivas de Mango. (Cortesía)

Wallmart, el mayor minorista de EEUU, aseguró que el año pasado consiguió bloquear hasta 20 millones de intentos de adquisición de la PS5 por parte de 'bots' en tan solo 30 minutos. A pesar del triunfo, los responsables de seguridad advirtieron que el problema estaba lejos de estar resuelto, que las técnicas para saltarse las medidas 'antibots' evoluciona muy rápido y pedían medidas legislativas. Sin embargo, en internet hubo más de un usuario que aseguraba haberse saltado estos controles y mostraba pruebas de ello.

Aunque la tónica suele ser la discreción y las compañías no suelen desvelar los pormenores de sus estrategias, ha sido Shopify una de las que más bandera ha hecho de la lucha contra este mal, que está lejos de ser resuelto. El exdirector de tecnología de la compañía, el canadiense Jean-Michel Lemieux, se ha convertido en una especie de superhéroe sin capa para los aficionados a las 'sneakers'. Y eso, como él mismo confesaba, no le gustan las zapatillas.

"Para él, el tema de los 'bots' era una obsesión. Estaba entregado al asunto", comenta un extrabajador de la empresa conocedor de las tareas que ejecutaba. Lemieux diseñó una buena barrera defensiva que se basaba en preguntas complejas, llevando los códigos 'captcha' a otro nivel; o alojando "Sin embargo, cada dos por tres te plantean nuevos retos y había que repensarlo", comentan estas voces que añade que internamente se estaba investigando cosas como poder crear identificadores únicos, "similares a los de los NFT", para objetos del mundo físico.

placeholder Foto: Reuters/Mike Blake.
Foto: Reuters/Mike Blake.

Un ingeniero de datos de Chicago, Michael Driscoll, realizó un 'scrapeo' de la web de eBay a principios de diciembre, poco después del lanzamiento de las consolas de Microsoft y Sony. Los datos de su investigación eran concluyentes. En ese corto periodo, los 'revendedores' en esa web habían conseguido ventas por valor de 43 millones gracias a colocar 32.000 unidades de PS5, otras 30.000 de Xbox y 15.000 unidades de una CPU de AMD Ryzen recién estrenada a precios inflados. Las cifras son muchísimo mayores, ya que el estudio solo incluía la versión yanqui de esta plataforma, sin tener en cuenta lo que pasaba en otras webs o en otros países. Pero calculaba que hasta el 15% de las nuevas consolas de Sony habían caído en manos de redes de 'bots' y habían sido pasto de la reventa.

Aunque los 'bots' puedan parecer algo accesible para la gente corriente, no hay nada más lejos de la realidad. Ante la inoperancia de muchas tiendas online y el hartazgo de muchos clientes frustrados, se ha empezado a crear una industria paralela en el que plataformas como Cybersole, uno de las más populares (su creador asegura que desde 2018 ha gestionado pagos por más de 300 millones de dólares), comercializan sus servicios con gran demanda y gran popularidad. Incluso, explican en el informe de Forrester, es probable que en el actual escenario se empiece a extender a nuevos productos.

La comercialización de los 'bots' sirve a sus desarrolladores para tener más recursos y poder dedicar más tiempo y dinero a desarrollar nuevos sistemas que esquiven las barreras que tratan de levantar los 'e-commerces'. El colmo de los colmos es que sus servicios también se han convertido en un objeto de mercadeo. Estos 'bots' suelen emitir un número de licencias limitado. Como la demanda es creciente, algunos revenden sus credenciales, lo que puede suponer un gasto de cientos de euros dependiendo del proveedor elegido.

A Adriano Arpino le vuelven loco las zapatillas, una de sus grandes aficiones. Es uno de esos jóvenes que no dudan en dejarse 300 euros o más en un par de ellas, algo que al común de los mortales puede parecerle incomprensible e incluso obsceno. Este italiano consiguió hace ya tres años hacer de esta pasión su profesión. "Imagínate la alegría cuando encontré un empleo así". Empezó a trabajar como autenticador en StockX, una página web que se fundó en EEUU en 2015, y que se ha convertido en una especie de 'meca digital' para los coleccionistas de 'sneakers', que acuden allí para buscar y pujar por pares singulares y ediciones limitadas que venden otros particulares. En otros casos, los curiosos que consultan la plataforma lo hacen para hacerse una idea del precio que pueden sacar por un producto u otro, aunque hagan la transacción por su cuenta, de forma privada.

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