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Al borde de la ruptura

La candidatura de Laura Borrás en JxCAT amenaza con dinamitar el partido

Dirigentes y cuadros de Junts no quieren que la presidenta del Parlament convierta el partido en una trinchera personal. Jordi Turull, que podría ser la alternativa, se niega a asumir una formación en guerra

Foto: La presidenta del Parlament, Laura Borràs. (EFE/Marta Pérez)
La presidenta del Parlament, Laura Borràs. (EFE/Marta Pérez)

Junts per Catalunya (JxCAT), la formación que lidera Carles Puigdemont, pasa por un momento delicado tras el anuncio de su secretario general, Jordi Sànchez, de no volver a presentar candidatura en el congreso que el partido celebrará el próximo mes de junio. En el interior de Junts se está librando una cruenta batalla por el control de la formación, cuya primera víctima ha sido Sànchez, pero que puede acabar en una fractura total si Laura Borrás da el paso. “Se fue no porque quisiera facilitar las cosas, sino porque recibió la confirmación de que Laura Borràs presentará candidatura a la secretaría general y la tiene ganada, porque cuenta con el apoyo de las bases. Y, para evitar el mal sabor de la derrota, se apartó a un lado”, explica una fuente de la cúpula del partido a El Confidencial.

Pero eso deja a JxCat con un roto enorme. La previsión es que Borràs se blinde políticamente en la cúpula para que la defiendan en su proceso judicial, como si fuese una perseguida. Eso sienta muy mal en algunos sectores de JxCAT. “Hay cuadros y dirigentes que están dispuestos a abandonar el partido si Laura Borràs lo convierte en una trinchera”, vaticina una fuente. La actual presidenta del Parlament está acusada de prevaricación, malversación, fraude y falsedad documental en un caso judicial iniciado antes de que ella fuese protagonista de primera fila en el panorama político catalán. Luego, visto que lo suyo era grave y podía reportarle consecuencias, maniobró para colocarse en primera fila y alegar una campaña contra ella.

Foto: Un póster electoral de 2017 en el que aparecen Jordi Sànchez y Carles Puigdemont. (Reuters/Eric Gaillard)

La situación interna de Junts ya era complicada, puesto que en ella conviven dos grandes estrategias que en ocasiones chocan. La que preconiza Borràs, que es la confrontación directa, institucional y sin cuartel contra el Estado español, y la más pragmática, defendida por un sector más moderado, que quiere volver a ser el principal partido soberanista de Cataluña, condición que en estos momentos recae en ERC. Lo malo, advierten en la formación, es que Borràs aprovecharía su circunstancia personal de imputada para promover en JxCat el mensaje de que su juicio por corrupción no es más que el acoso del Estado español contra una ideología. Y, ante esa posibilidad, hay un sector dispuesto a plantarse.

Una amalgama de grupos, "no familias"

“En Junts no hay familias. Hay grupos diversos con estrategias distintas, ideologías antagónicas y pocas ganas de entenderse entre ellos, más allá del reparto de cargos políticos”, detalla a El Confidencial una fuente de la cúpula. Por un lado, están los dirigentes heredados de la anterior fuerza, PDeCAT, que a su vez ya los había heredado de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC). Son los más numerosos, pero sin control sobre el aparato del partido. Ahí se ubican dirigentes como Jordi Turull; Josep Rull; Joaquim Forn; el actual vicepresidente del Govern, Jordi Puigneró, e, incluso, el mismo Puigdemont, aunque en estos momentos se sitúa por encima de partidismos y medita el abandono de la presidencia de JxCat para ser solo el ‘president’ del Consell per la República.

Foto: Laura Borràs, en un pleno del Parlament. (EFE/Andreu Dalmau)

El segundo grupo lo conforman dirigentes independentistas de aluvión, que llegaron atraídos por la estrategia rupturista adoptada por Puigdemont y que no tenían acomodo en ERC. Se trata de la propia Laura Borràs, el diputado Francesc Dalmases o el ‘expresident’ Quim Torra. “Este es un grupo muy variado, ni siquiera tiene una composición homogénea, porque hay tiranteces y tensiones que son difíciles de limar”, añade la fuente.

Junto a ellos hay un grupo al que aluden como el de ‘los amigos’, referido a su cercanía con Carles Puigdemont. Ahí están la actual diputada (y representante de JxCat en la Mesa del Parlament) Aurora Madaula; la jefa de Junts en el Ayuntamiento de Barcelona, Elsa Artadi; el portavoz Josep Rius; el exvicepresidente del Parlament, Josep Costa, o Albert Batet, aunque este proviene de las antiguas estructuras convergentes. Los más estrechos colaboradores de Puigdemont se encuentran en este grupo, con un cierto peso en la estructura. Se trata de su jefe de Oficina, Josep Lluís Alay (en el ojo del huracán por sus contactos rusos); su asesor en Bruselas Aleix Sarri, o el senador Josep Maria Matamala. De esta facción también formaba parte el abogado Jaume Alonso-Cuevillas, ahora caído en desgracia por sus discrepancias en la estrategia de choque institucional que intenta imponer la línea oficialista en el Parlament.

Foto: Laura Borràs y Pere Aragonès. (EFE/Toni Albir)

Pero también hay otros junteros a los que es difícil clasificar, como el diputado Joan Canadell, a quien fichó Puigdemont tras ser elegido presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona. “Canadell se tendría que ubicar en el grupo de los ‘paracaidistas’ que se agrupan en torno a Laura Borràs, pero lo cierto es que no se llevan nada bien. Tampoco es que se lleven a matar, pero sus relaciones deberían mejorar mucho”.

En esa amalgama de intereses, hasta ahora la gran batalla se libraba entre Sánchez y Borràs, mientras que Jordi Turull ejercía como mero espectador. De hecho, Turull era, hasta ahora, el candidato mejor situado del bando de los exconvergentes y en su currículum puede presumir de habilidades políticas, que ya han quedado demostradas cuando fue el jefe de filas de CiU en el Parlament. Pero Turull no quiere heredar una formación en crisis y con una guerra abierta en su interior. “Si Laura Borràs presenta su candidatura a la secretaría general, él no concurrirá”, asegura otra fuente interna de Junts.

Foto: Carles Puigdemont. (EFE/David Borrat)

En ese caso, crece el problema de la grieta interna, lo que puede derivar en una fuga de militantes. “De hecho, en los últimos meses ya ha habido bajas, un constante goteo. Y, si algún dirigente llama a irse y a romper, siempre habrá un grupo nada despreciable que le seguirá a donde vaya”, aseguran estas fuentes.

Hay, no obstante, dos problemas que aflorarían ante una fractura. El primero es qué harán esos cuadros en caso de ruptura. Una opción sería volver al PDeCAT, que en las últimas elecciones obtuvo más de 77.000 votos y evitó que Junts quedase por encima de ERC. Pero no está claro hasta qué punto puede ser viable una vuelta en masa a un partido del que salieron hace unos meses de manera traumática. Y crear una nueva formación tampoco es una opción con mucho futuro, ya que el espectro de la derecha soberanista está prácticamente lleno. La solución no es fácil.

El otro problema es qué hacer con los cargos de confianza que están colocados en la Administración como asesores y que se cuentan por docenas o incluso centenares (si se tienen en cuenta los de los ayuntamientos, diputaciones y consejos comarcales). Dentro del partido se tendría que imponer una ‘entente cordiale’ para respetar los cargos de confianza o la unanimidad del grupo parlamentario también se deshace. Y, con ella, el Govern podría estar abocado a un adelanto electoral, salvo que ERC se plegase a negociar un nuevo tripartito con los socialistas y los comunes (cosa que en estos momentos es imposible porque el PSC exigiría la presidencia para su candidato, Salvador Illa). Pero, en esa tesitura, si los críticos de JxCat retiran su apoyo al Govern, Cataluña se convertiría en ingobernable.

Junts per Catalunya (JxCAT), la formación que lidera Carles Puigdemont, pasa por un momento delicado tras el anuncio de su secretario general, Jordi Sànchez, de no volver a presentar candidatura en el congreso que el partido celebrará el próximo mes de junio. En el interior de Junts se está librando una cruenta batalla por el control de la formación, cuya primera víctima ha sido Sànchez, pero que puede acabar en una fractura total si Laura Borrás da el paso. “Se fue no porque quisiera facilitar las cosas, sino porque recibió la confirmación de que Laura Borràs presentará candidatura a la secretaría general y la tiene ganada, porque cuenta con el apoyo de las bases. Y, para evitar el mal sabor de la derrota, se apartó a un lado”, explica una fuente de la cúpula del partido a El Confidencial.

Junts per Catalunya Laura Borràs
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