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La Generalitat pagó el primer viaje a Rusia del jefe de la oficina de Carles Puigdemont
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Fue a Moscú tres veces

La Generalitat pagó el primer viaje a Rusia del jefe de la oficina de Carles Puigdemont

La oficina del 'expresident' gastó 41.434 euros en viajes en 2019. Una parte se destinó a la visita en la que Josep Lluís Alay se vio con agentes del servicio secreto ruso

Foto: El jefe de la oficina de Puigdemont, Josep Lluís Alay (i), y el abogado del expresidente, Gonzalo Boye. (EFE/Quique García)
El jefe de la oficina de Puigdemont, Josep Lluís Alay (i), y el abogado del expresidente, Gonzalo Boye. (EFE/Quique García)

La Generalitat pagó el primero de los tres viajes a Rusia que hizo el responsable de la oficina de 'expresident' Carles Puigdemont, Josep Lluís Alay, en los que mantuvo contactos con miembros de los servicios secretos de Vladímir Putin para conseguir apoyos para la independencia de Cataluña, según confesó él mismo en el canal 3/24. Hasta ahora, no se sabía quién había abonado este dispendio, pero ahora se conoce que entre los días 6 y 8 de marzo de 2019, Alay viajó a este país con el consentimiento del Gobierno de Cataluña y a cargo de las arcas públicas.

Según ha detallado su abogado, Gonzalo Boye, quien también se encarga de la defensa de Puigdemont, “dicho viaje fue supervisado y autorizado por la Intervención de la Generalitat”. Hay que recordar que en esos días de 2019 el presidente de la Generalitat era Quim Torra, y el responsable último de la Intervención del Govern no era otro que Pere Aragonès, hoy presidente catalán, pero entonces 'conseller' de Economía.

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Alay justifica que este primer viaje se produjo “ante la insistencia de diversos medios de comunicación rusos, que de forma reiterada mostraron interés por realizarle diversas entrevistas al 'president' Puigdemont”. “Todas las entrevistas que, a petición de los diversos medios rusos, se concedieron constan igualmente incorporadas y descritas en la memoria del año 2019 que se entregó al Parlament de Cataluña, siendo información pública y aportada en el marco de total transparencia”, añade.

Sin embargo, en el informe de actividad de la oficina de Puigdemont correspondiente a ese ejercicio no se detalla este viaje de Alay a Moscú. Sí que constan gastos que sumaron 41.434 euros y que en esencia corresponden a hoteles, traslados y comidas, ya que el personal, los gastos corrientes de la sede y la seguridad no se incluyen y son asumidos por las 'conselleries' de Presidència e Interior. Así que dentro de ese montante se incluiría el coste de este primer viaje, en el que Alay se vio con Sergei Sumin, un coronel del Servicio Federal de Protección (FSO) que forma parte del círculo de seguridad personal de Putin.

Mientras Alay reconocía estos hechos, la Generalitat se ha negado a responder sobre si los gastos derivados de los del jefe de la oficina de Carles Puigdemont, en los que este contactó con diversos miembros de los servicios secretos de Vladímir Putin, fueron abonados totalmente o en parte por dinero público de la Administración, ya que Alay es un alto cargo. Los tres viajes no aparecen en las memorias del informe anual de actividades de la oficina, que cada año tiene que hacer públicos esta entidad.

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En total, Alay declara en dichas memorias 28 traslados en esos dos años. De esos, 22 fueron en 2019 y otros seis en 2020, pero hay que tener en cuenta que a partir de marzo de ese año las limitaciones a la movilidad ya fueron muy grandes por culpa de la pandemia. Ninguno de ellos fue a Moscú, según las memorias de actividad de esos dos ejercicios. El Confidencial ya explicó que Alay había ocultado esas visitas, en contra de lo que marca la ley catalana. Ahora él dice que la Generalitat conocía el primero. Pero, por ejemplo, el 'conseller' de Exteriores de la época, Alfred Bosch, de ERC, desconocía estos movimientos y se enteró cuando los hizo públicos el 'New York Times'.

Viajes privados

Los otros dos viajes tuvieron lugar el 16 de junio de 2019 y el 14 de febrero de 2020. En ambos, siguieron los contactos del jefe de la oficina de Puigdemont en la Generalitat con miembros de los servicios secretos rusos. Según la versión de Josep Lluís Alay, “fueron viajes privados míos y relacionados, el primero, con una investigación académica que estaba y continúo realizando, y el segundo, a los efectos de concretar el encargo de la traducción de una obra, por lo que ambos, en su integridad, fueron pagados personalmente”.

Los dos últimos viajes a Rusia fueron privados y, según Alay, los pagó de su bolsillo

En las grabaciones del caso Voloh, Alay celebró que uno de sus contactos, Evgeni Primakov, fuera nombrado director de la Agencia Federal para Compatriotas en el Extranjero y Cooperación Humanitaria Internacional (Rossotrudnichestvo). También recomendó a Puigdemont que no publicara en sus redes sociales ningún mensaje de apoyo al líder opositor ruso Alekséi Navalni después de que estuviera a punto de morir por un envenenamiento vinculado al Kremlin en agosto de 2020. Alay creía que un mensaje de esas características podía incomodar a Putin.

Alay estuvo en contacto con los rusos hasta que la pandemia hizo imposible viajar. Pese a todas las evidencias, Josep Lluís Alay siempre ha negado que Rusia esté efectuando actividades de 'agit-prop' en Cataluña. El pasado viernes, Alay se trasladó a Valencia para hablar de su último libro, '5 continents i 1 llibertat' (Símbol Editors, 2020), que recoge sus artículos en prensa de los últimos años. Allí aprovechó para negar la interferencia rusa en el proceso independentista catalán.

Foto: Alexander Dimitrenko, en TV3. (CCMA)

“Toda interferencia en el proceso catalán por parte de otros países del mundo solo figura en el imaginario de algunos políticos, policías y jueces españoles. El proceso catalán es un ejemplo de movimiento popular de base. No necesitaba ninguna interferencia exterior”, se defendió Alay para explicar que todas las investigaciones surgen de un artículo del 'New York Times' que citaba un supuesto informe de la Inteligencia europea. "El alto comisionado europeo ha expresado que nunca han hecho ningún informe", según explicó la revista 'El Temps'.

Incomodidad en la Generalitat

La Generalitat no parece muy cómoda con la situación de Alay. Cuando el 'New York Times' publicó sus contactos con el espionaje ruso, no hubo más reacción que la de mirar hacia otro lado. Eso fue en septiembre de 2021.

La Administración catalana se negó entonces a abrir una investigación sobre las actividades de Alay, algo que sí hizo el Parlamento Europeo. En esencia, fue para no amenazar la estabilidad de un Ejecutivo de coalición ya muy débil. Eso suponía tener un alto cargo que actuaba fuera de control, interfería en la política exterior del Gobierno, mantenía una agenda propia, se saltaba la normativa autonómica y además jugaba a desestabilizar la UE a través de sus contactos con el espionaje ruso. En ese momento, solo pareció extraño que Alay siguiese en su cargo como si nada. Luego, el pasado 24 de febrero, Rusia invadió Ucrania y ya nada fue lo mismo.

La Generalitat pagó el primero de los tres viajes a Rusia que hizo el responsable de la oficina de 'expresident' Carles Puigdemont, Josep Lluís Alay, en los que mantuvo contactos con miembros de los servicios secretos de Vladímir Putin para conseguir apoyos para la independencia de Cataluña, según confesó él mismo en el canal 3/24. Hasta ahora, no se sabía quién había abonado este dispendio, pero ahora se conoce que entre los días 6 y 8 de marzo de 2019, Alay viajó a este país con el consentimiento del Gobierno de Cataluña y a cargo de las arcas públicas.

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