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Rusia sigue usando el independentismo en Cataluña para intentar desestabilizar la UE
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Cuatro años tras la DUI de 2017

Rusia sigue usando el independentismo en Cataluña para intentar desestabilizar la UE

El choque entre Lavrov y Borrell fue en febrero de 2021, cuando el jefe de la oficina de Puigdemont, Josep Lluís Alay, llevaba años viéndose con personas de los servicios secretos

Foto: Fotografía de archivo del 'expresident' de la Generalitat Carles Puigdemont. (EFE)
Fotografía de archivo del 'expresident' de la Generalitat Carles Puigdemont. (EFE)

En 2017, con el intento de sedición de la Generalitat de Cataluña. En 2019, con Tsunami. La política catalana va cambiando, pero Rusia sigue usando la causa independentista como una palanca para desestabilizar la UE. Los fluidos, estables y constantes contactos del jefe de la oficina de Carles Puigdemont en su calidad de expresidente, Josep Lluís Alay, con miembros vinculados a los servicios de espionaje rusos en 2019 y 2020 muestran que, en el puzle europeo, Cataluña sigue siendo una pieza clave para crear inestabilidad.

La cobertura de medios internacionales como el 'New York Times' de esta estrecha relación y de como Alay y el abogado de Puigdemont, Gonzalo Boye, pretenden inclinar el entorno de Waterloo hacia posturas prorrusas, marcando el discurso del 'expresident' en temas internacionales, como muestra los mensajes de Alay que están en el sumario del caso Voloh, dificultan mucho el rol de Puigdemont como eurodiputado, según explican fuentes de la UE. A Puigdemont le gustaría poder integrarse en un grupo parlamentario, pero parece difícil después de las informaciones sobre su jefe de oficina, que incluso le envía a su abogado (Boye) pantallazos de los mensajes de Evgeny Primakov, que está al frente de la agencia rusa Rossotrudnichestvo, que en teoría es como una comunidad de naciones vinculadas a Rusia y en la práctica opera como una sociedad pantalla de operaciones encubiertas fuera de sus fronteras.

Foto: El expresidente catalán Carles Puigdemont. (EFE)

Puigdemont se queda más aislado en el europarlamento. Las noticias de sus connivencias con los rusos no ayudan. Y el desmarque de Clara Ponsatí le deja todavía más solo. Apenas con la complicidad del incombustible Toni Comín.

Josep Lluís Alay tiene una vasta cultura y sentido del humor. Este mes de agosto se publicó, traducido al catalán y al castellano, un libro de espías, la autobiografía novelada de Elena Vavilova, 'La mujer que sabe guardar secretos'. Valivova y su marido son dos de los espías con los que se vio Alay durante sus viajes. Solo que la realidad de los espías está muy lejos de las ficciones como 'The Americans', que se basaron en las aventuras de Valivova.

Rusia ha utilizado Cataluña como punto débil de la UE. Cuando Josep Borrell en calidad de representante de la política exterior de la UE reclamó la libertad de Alekséi Navalni en rueda de prensa en Moscú, su homólogo ruso Serguei Lavrov le replicó que "los líderes independentistas catalanes están en prisión por organizar un referéndum, una decisión que la justicia española no ha revocado pese a que tribunales de Alemania y Bélgica hayan fallado en contra". Y Lavrov añadió: "Ante esto, España ha defendido su sistema judicial y ha pedido no dudar de sus decisiones. Eso es lo que queremos de Occidente en términos de reciprocidad".

Años de contactos

El choque entre Lavrov y Borrell fue en febrero de 2021. En ese momento, Alay llevaba años viéndose en Barcelona y en Moscú con diversos niveles de los servicios secretos. Fuentes de la diplomacia europea desvelan que Lavrov pidió a Borrell que no sacara el tema Navalni en la rueda de prensa conjunta y que si lo hacía le replicaría con Cataluña. Todos los actores sabían a lo que estaban jugando.

Sin embargo, fuentes de la Comisión Europea explican que entienden esta continuidad en la política de usar el independentismo para torpedear el proyecto europeo, que aunque no está consiguiendo nada demuestra que Rusia mantiene un proyecto de política exterior donde se une su diplomacia y sus servicios secretos.

Cambian interlocutores y políticas, pero sigue el interés ruso por el independentismo

Los contactos con Rusia empezaron con Víctor Tarradellas que fue desprestigiado por el propio independentismo tras el fracaso de 2017. Tarradellas siempre abogó por el apoyo ruso a la causa independentista. Alay, en comparación con Tarradellas, tiene un perfil académico, culto, sofisticado. Un trabajador sistemático y con un punto obsesivo, según explican personas que le conocen. Cambia el interlocutor, hay indultos, pero la apuesta rusa por Cataluña continúa.

Desesperación

Fuentes diplomáticas apuntan que en general el independentismo catalán no es prorruso, pero que los servicios secretos de la GRU y el FSB y otros estarían jugando con la desesperación del mundo de Waterloo al ver pasar los años mientras nadie les ofrece el reconocimiento que esperan y los fondos y el dinero se acaban. Los contactos de Alay van desde altos mandos militares y diplomáticos hasta personajes como Alexander Dmitrenko, un empresario residente en Sant Cugat y con casa en Andorra, casado con una catalana y al que el Gobierno español denegó la nacionalidad acusándole de ser un subcontratado del espionaje ruso.

Estas noticias dinamitan los planes de política exterior de Pere Aragonès que quería normalizar sus relaciones con la UE para volver a tener la influencia que se disfrutaba antes del 'procés'. Pero en las noticias aparece el vicepresidente Jordi Puigneró cuando aún era solo 'conseller' de Políticas Digitales reuniéndose en secreto con Puigdemont, en un contexto en que parece que le vayan a informar de sus contactos con los rusos. También el entonces 'conseller' Miquel Samper, que desde Interior controla los Mossos y pide ver a Puigdemont de manera discreta, mientras Alay le gestiona la agenda. Demasiada relación con la Generalitat, incluso del propio Alay, con un sueldo público de seis cifras para dedicarse la mayor parte del tiempo a desestabilizar la UE.

En 2017, con el intento de sedición de la Generalitat de Cataluña. En 2019, con Tsunami. La política catalana va cambiando, pero Rusia sigue usando la causa independentista como una palanca para desestabilizar la UE. Los fluidos, estables y constantes contactos del jefe de la oficina de Carles Puigdemont en su calidad de expresidente, Josep Lluís Alay, con miembros vinculados a los servicios de espionaje rusos en 2019 y 2020 muestran que, en el puzle europeo, Cataluña sigue siendo una pieza clave para crear inestabilidad.

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