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El feudo histórico del PP, en juego por el ascenso fulgurante del BNG
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El feudo histórico del PP, en juego por el ascenso fulgurante del BNG

A Sánchez le vale con desbancar a Rueda este domingo, aunque Besteiro se hunda ante Pontón. Los nervios cunden en Génova por el examen nacional al que se somete Feijóo

Foto: Alfonso Rueda y Alberto Núñez Feijóo, este viernes, en el cierre de la campaña electoral. (Europa Press/Gustavo de la Paz)
Alfonso Rueda y Alberto Núñez Feijóo, este viernes, en el cierre de la campaña electoral. (Europa Press/Gustavo de la Paz)
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Ánimo de revancha en las elecciones gallegas del domingo, que parecían sin sustancia por el dominio histórico del PP, y que han copado toda la conversación nacional. Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez vuelven a medirse tras la ajustada competición de las generales, que dejó al dirigente popular a las puertas de la Moncloa. Con una victoria en Galicia de su heredero Alfonso Rueda, Feijóo busca remarcar la debilidad electoral del PSOE, dar un primer golpe, otro después en junio en las europeas y promover la idea de que la legislatura no se sostiene.

Pero Sánchez, con solo un haz de luz de una posible suma de la izquierda, se ha volcado en el 18-F para hacer tambalear el liderato nacional del presidente popular. A los dos les ha podido el exceso de confianza. A Feijóo por dar prácticamente por segura la victoria, como le sucedió el 23-J. A Sánchez por pensar que el apoyo total a Xosé Ramón Gómez Besteiro, el candidato del PSdG, devolvería al socialismo a la primera línea de batalla y recuperaría el primer puesto del bloque progresista, en detrimento del BNG.

La realidad es que el feudo tradicional del PP está en juego por el ascenso fulgurante del BNG. La candidata del nacionalismo gallego, Ana Pontón, que ha moderado su discurso para cazar en todo el arco de electores es la gran sorpresa de la campaña. La mujer que se ha enfrentado estos cuatro años, primero a Feijóo y luego a Rueda, al frente de la oposición, ha puesto patas arribas las ideas preconcebidas de la dirección del PP y del PSOE. Con el BNG en ascenso, las elecciones gallegas se presentan, en contra de todas las predicciones iniciales, "ajustadas".

En un puño, según todos los actores implicados. La lógica conduce a pensar que el PP de Rueda revalidará la mayoría absoluta, aunque probablemente con menos apoyo que Feijóó. Comprensible, porque es un presidente nuevo y está menos consolidado. Pero el error de las encuestas en las generales fue de tal alcance, que nadie se fía de los sondeos. Y como la política española desde 2015 no funciona con las reglas clásicas, todo parece posible. Pontón, a pesar de llevar en su programa ideas tan radicales como la autodeterminación de Galicia, supone un nuevo concepto de galleguidad alternativo al que representa el PP.

Foto: El alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jacome, disfrazado de Power Ranger. (Cedida)

Las muestras de pánico del PP en los últimos días, después de que desde la dirección popular se reconocieran contactos con Junts, que estudiaron la amnistía y han pensado en el indulto a Carles Puigdemont, no han ayudado. En Génova dan por sentado que a Feijóo se le "medirá" por lo que pase el domingo. "Esperamos que al resto también", señalan. Porque él, recuerdan, en su primera victoria como presidente de la Xunta, ganó a un PSdG con 25 escaños y un BNG de 12. Y ahora el nacionalismo gallego "doblará a los socialistas". "140 años de historia y el PSOE vive de soñar con que Galicia la presida otro partido", remachan.

La dirección popular trata así de quitarse la presión sobre la fortaleza de Feijóo al frente del PP, si no se reedita la mayoría absoluta en su tierra. Su razonamiento está totalmente fundado, los sondeos auguran un mal resultado para el PSdG que estaría incluso por debajo de los 14 escaños que posee ahora. Pero quienes conocen a Sánchez saben que será feliz solo con que Feijóo salga malherido el 18-F. Aunque eso suponga que Besteiro es solo vicepresidente de Ana Pontón.

Según todas las encuestas, a lo largo de estas dos semanas el PP ha ido a la baja y el BNG al alza. Con 38 escaños Rueda y Feijóo están salvados, pero sin ese resultado pierden la Xunta. Desde luego, con 42 diputados ahora y una prevalencia del voto exterior —muy importante en Galicia— atesoran colchón suficiente. Además, Vox es irrelevante porque lo que la derecha es más productiva que la izquierda en el reparto de escaños.

Los sondeos no dan ninguna posibilidad ni a Podemos ni a Sumar, lo que significa que esos votos se pierden. Pero a los populares les inquieta lo poco que logre Vox y el resultado de Democracia Ourensana, el partido del controvertido del alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, que caza en todos los caladeros ideológicos. En las cuatro provincias, el último escaño está en liza por muy poco. Y eso puede decantar el triunfo del lado del PP o del bipartito.

Ferraz sigue empeñada en que el cambio (que la Xunta la presida el BNG), "depende de la movilización". "Si los gallegos van a votar cuatro o cinco puntos más de la media de las autonómicas, el PP pierde la mayoría absoluta". Y es "lógico", explican, "porque en generales y municipales los partidos progresistas superan en votos a los conservadores".

Foto: El presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, interviene durante un mitin de campaña. (Europa Press/Agostime) Opinión
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Este es justo el mensaje con el que Pedro Sánchez cerró en Santiago la campaña. Con la demanda de apoyo al medio millón de gallegos que le votaron el 23-J, duras críticas a lo que denominó las "mentiras" de Feijóo y el recuerdo incluso a la corrupción en el PP. En el último mitin, Feijóo, tampoco se quedó corto: "Esto va de Galicia o de España. De separatismos o de estar juntos", insistió Feijóo la noche de este viernes para plantear la campaña gallega en términos absolutos entre la unidad o el independentismo.

Y es que el PPdeG ha ido perdiendo fuelle. Salió con ventaja tras un adelanto calculado a la medida de Génova, sin Euskadi a rebufo, y con toda la maquinaria de la Xunta remando a favor. Un contenedor de pellets desparramado por la costa le hizo el primer agujero a la estrategia popular resucitando el fantasma del ‘Prestige’ en el imaginario gallego y volvía a movilizarse. Tras el primer debate en TVG, Alfonso Rueda fue perdiendo el control del mensaje con una campaña gallega más estatalizada que nunca y dos caravanas, las de Feijóo y Rajoy, circulando el paralelo y restando protagonismo al candidato.

La campaña se le torció al PP gallego con "las 24 horas de amnistía" a Puigdemont y saltaron a primera plana para disgusto de Rueda. La cúpula cerró filas tratando de achicar las vías de agua, pero la oposición se lanzó en tromba a hurgar en la herida de las contradicciones y lograron virar el timón de una campaña que el PP daba por controlada. El mensaje de Rueda en el cierre fue a los socialistas desencantados. "Los verdaderos socialistas tienen que confiar en nosotros y darnos una oportunidad. Y los que apostaron por otras opciones porque gobernaré para todos. Y cada uno que hable en la lengua que quiera. Esa es la diferencia entre nosotros y ellos", dijo Rueda ante un pabellón abarrotado, con 1.500 asistentes en Palexco A Coruña.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, realiza una visita a una explotación agraria en Lalín. (Europa Press/Álvaro Ballesteros)

El BNG no esperaba un broche de campaña tan cercano a sus propósitos: colocar a una mujer nacionalista en la presidencia de la Xunta. Mientras PP y PSOE pujaban por llevar el debate al centro, Ana Pontón se abrió paso en los debates colocando sus propuestas locales con una campaña blanca de nacionalismo de baja intensidad que logró esquivar las cuestiones más polémicas apelando a un sentimiento más gallego que independentista, más emocional que político. "Se acabó el caciquismo 2.0. Se acabó usar las instituciones en beneficio del partido. Se acabó el expolio eléctrico y se acabó vampirizar la TVG hasta ser TelePP. Galicia no es el premio de consolación de nadie", arengó la líder nacionalista.

El PSOE apuró para potenciar a Besteiro, después de siete años en el congelador de la política por una doble imputación archivada y muchas convulsiones internas en el socialismo gallego. Dan por sentado que serán terceros, pero tratan de atajar el trasvase de votos al BNG temiendo que los deje por debajo de su propio sótano (14 escaños en 2020). Al mismo tiempo, evitaron confrontar con Pontón para no remover los errores del bipartito PSOE-BNG (2005-2009) y ofrecer al electorado un holograma de gobierno alternativo al PP.

No le faltaron refuerzos a Besteiro, con empuje y bregado en la política lucense, que vio pasar por Galicia a todos los ministros y contó con el "efecto Zapatero" en varios actos. También esta noche desde el pabellón de Fontiñas, junto a Sánchez, donde volvió a apelar al "voto que sabe gobernar el cambio".

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; el presidente de la Xunta y candidato a la reelección, Alfonso Rueda, y la cabeza del grupo municipal en el Concello de Vigo, Marta Fernández. (Europa Press/Adrián Irago) Opinión

Sumar se decantó por un hotel compostelano para un cierre en el que echaron mano de Ada Colau, que ya participó en 2020 en último acto de ‘Galicia en Común’, como se llamaba entonces la coalición de la que apenas queda nada tras la ruptura con Podemos y el regreso de Anova al BNG. La vicepresidenta Yolanda Díaz, y el ministro de Cultura, Enrest Urtasun, acompañaron a su candidata, Marta Lois, en la traca final tras dos semanas modestas de pequeños actos en la franja atlántica, de Ferrol a Vigo, donde se han centrado en reivindicarse como ingrediente necesario para el cambio. "Solo con BNG y PSOE no llega. Sumar tiene que entrar", repite Díaz. En los escaños que consiga (o no), también se juega el futuro de su propia plataforma y su liderazgo.

Todos reivindicaron el apoyo de los gallegos, pero la competición, a expensas de Democracia Ourensana, está muy definida. O PP o el BNG más el PSdG. Pontón puso el punto final en el mismo ambiente de euforia de estos 15 días: "Estamos haciendo historia. A todos los gallegos que tengan este país en su cabeza y en su corazón, que cojan la papeleta del BNG". Rueda apeló hasta a los desencantados con los socialistas, y por supuesto, a los que votaron por otras opciones (en referencia a Vox). "Os necesitamos más que nunca", reconoció. Los populares confían incluso en sacar votantes de la abstención para hacer frente a la amenaza de Pontón.

Ánimo de revancha en las elecciones gallegas del domingo, que parecían sin sustancia por el dominio histórico del PP, y que han copado toda la conversación nacional. Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez vuelven a medirse tras la ajustada competición de las generales, que dejó al dirigente popular a las puertas de la Moncloa. Con una victoria en Galicia de su heredero Alfonso Rueda, Feijóo busca remarcar la debilidad electoral del PSOE, dar un primer golpe, otro después en junio en las europeas y promover la idea de que la legislatura no se sostiene.

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