Feijóo intenta embridar la polémica de los indultos para limitar los daños en Galicia

Génova aprieta los dientes ante la tormenta política y mediática desatada a raíz de la posición de Feijóo sobre un posible indulto condicionado a Carles Puigdemont, e intenta desesperadamente limitar el impacto a seis días de que se abran las urnas en Galicia. En primera instancia, la dirección del PP envió a todos sus cargos la transcripción de las declaraciones que Feijóo hizo el pasado domingo, matizando las informaciones sobre su propuesta política para Cataluña, para que lo difundiesen en redes sociales. Entonces, el líder del PP declaró que no creía que se diesen las "condiciones" para aplicar la medida de gracia a Carles Puigdemont, pero no desmintió que estuviese a favor de esa salida si se diesen las circunstancias.

Menos de 48 horas después, y consciente de la dimensión del problema a seis días de que se abran las urnas en Galicia, Feijóo optó por endurecer su posición para intentar embridar el desconcierto que se ha instalado en las filas del PP desde la noche del sábado. "Amigos, yo no soy Sánchez. Yo no acepto la amnistía, ni la aceptaré. No acepto los indultos, ni los aceptaré", lanzó en la noche de este lunes durante un mitin en Marín (Pontevedra). Sin matices, sin condiciones, sin ningún pero.

La posición que exhibió este lunes Alberto Núñez Feijóo dista de la postura que trasladaron hace unos días fuentes de la cúpula del PP y de la que se hizo eco El Confidencial. Génova estudió durante "24 horas" —algo que reconoció en público el propio líder popular— el "encaje legal" de la amnistía antes de desecharla por completo, y después de que Junts la pusiese encima de la mesa en las semanas previas a la investidura de Feijóo. Además, la dirección liderada por el político gallego apuesta por un indulto a Carles Puigdemont como posible salida para la "reconciliación" en Cataluña, condicionado, eso sí, al rechazo expreso de la vía unilateral o el sometimiento a la Justicia.

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El PP trata de limitar los daños de la polémica en la cuenta atrás de unas elecciones cruciales, no solo para el futuro político de Alfonso Rueda, sino también para el liderazgo de Feijóo, que abandonó la Xunta para conquistar la Moncloa, pero fracasó. El partido sigue en shock, pero romper la unidad en el esprint final el 18-F era un juego peligroso. En privado, la incredulidad e, incluso, el malestar por el nuevo enredo a cuenta de los contactos con Junts eran unánimes. Pero, en público, nadie se salió del guion. Los que hablaron cerraron filas con Feijóo. Unos señalaron a la izquierda, otros intentaron desprestigiar a los medios de comunicación acusándolos de lanzar una "campaña orquestada" contra el líder del PP. Pero, pese al desconcierto, nadie cuestionó el criterio de Feijóo.

Desde la dirección nacional, se intentó hacer pedagogía y se explicó a quienes preguntaban que las informaciones aparecidas en más de una docena de medios de distinta línea editorial se habían "sacado de contexto". También se han limitado las intervenciones públicas de los portavoces nacionales del partido, en una especie de espiral del silencio para evitar distorsionar el relato oficial. Solo el propio Alberto Núñez Feijóo trató de zanjar la polémica en Pontevedra. "Os pido que no cedáis ni un segundo de distracción para dejar de trabajar por Galicia. Ni un segundo de ruido", zanjó.

El cierre de filas lo selló oficialmente Isabel Díaz Ayuso. La presidenta de la Comunidad de Madrid no es conocida por seguir a rajatabla los planteamientos de la cúpula, sobre todo en lo que a la relación con el independentismo se refiere. Pero, durante una entrevista en Telecinco, respaldó también a Feijóo, repitiendo incluso el relato de que no se dan las "circunstancias" para valorar un indulto. No pudo evitar, eso sí, lanzar un aviso a navegantes: "Con Junts, yo no iría a ninguna parte".

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Pese a lo que se juega el próximo domingo, tampoco Alfonso Rueda miró hacia otro lado. El candidato a la Xunta cerró filas de forma clara con su predecesor el pasado domingo. Pidió el voto para "ayudar" a Feijóo a "presidir España cuanto antes". Y llamó a los gallegos a huir del "ruido" y la "locura" de la política nacional para centrarse en sus problemas. La polémica no ha afectado a la intensa campaña del líder del PP en Galicia, y mantendrá su agenda de actos hasta el viernes. Ese día, Feijóo y Rueda cerrarán la campaña en la explanada del puerto de A Coruña, un lugar talismán en el que el jefe de los populares cerró también su campaña de las generales.

Distintos dirigentes del PP consultados por este medio apuntan, no obstante, que las consecuencias de la polémica de puertas para adentro dependerán en gran medida de lo que suceda este domingo. Si Alfonso Rueda logra retener la mayoría absoluta, el desconcierto tornará en alivio y la tormenta amainará. Pero si el PP baja de los 38 escaños, el partido buscará culpables. Y las miradas se dirigirán al 13 de Génova. "Todos callados hasta que se cuenten los votos", resume un líder regional.

La recta final, en clave autonómica

El PP apostó desde el principio por nacionalizar la campaña de las elecciones en Galicia, convencido de que el malestar social por las cesiones del PSOE al independentismo afianzaría la quinta legislatura al frente de la Xunta. Pero la amnistía se ha convertido en un bumerán para los populares, que limitarán los mensajes nacionales en el esprint final en los días en que "se decide todo". A partir de ahora, "todo en clave autonómica", apuntan también en el PPdeG.

"Esta herida hay que cerrarla cuanto antes", sentencian las fuentes consultadas. Movilizar con la amnistía y los "privilegios" al independentismo ha dejado de ser una estrategia viable. Todos los rivales de Alfonso Rueda, desde el PSOE a Vox, han salido a morder ferozmente al PP por la nueva polémica sobre sus contactos con Junts. El partido apuesta por un giro estratégico en la semana clave de la campaña, silenciar "el ruido" procedente de Madrid y llamar a un voto masivo para frenar el "multipartito".

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La pregunta que se hacen distintos cargos del partido es si será o no demasiado tarde para galleguizar al cien por cien la campaña. Como publicó El Confidencial, desde importantes sectores del partido se advirtió en su día de los "riesgos" de dar demasiado foco a la batalla nacional contra Sánchez en un territorio muy alejado de los conflictos políticos de la capital. Esa es precisamente la esperanza a la que se aferran ahora en el PP para minimizar el impacto real que tendrá la crisis cuando las urnas se abran el domingo. "La gente aquí conoce a Feijóo. Y la gente vota pensando en Galicia, no en Puigdemont", inciden en el PPdeG.

En su intervención de este lunes, el líder del PP solo hizo un alto en el camino para tratar de zanjar la polémica que le ha perseguido en las últimas horas. Pero centró el grueso de su discurso en la movilización para frenar la "inestabilidad" del independentismo del BNG, resaltó sus años de "buena gestión" y habló de educación, lenguas, infraestructuras o seguridad, intercalando el castellano con el gallego. El "Galicia, Galicia, Galicia" elevado a la enésima potencia para evitar un susto en las urnas con consecuencias impredecibles.