"Bildu Nacionalista Galego": la estrategia del PP para desenmascarar a Ana Pontón

El PP desplegará en la recta final de la campaña una estrategia orientada a desmontar la moderación de su principal rival en las urnas, Ana Pontón, un "lobo con piel de cordero", según definen en el entorno más próximo a Alberto Núñez Feijóo. La candidata del BNG, con casi 20 años de experiencia en la política gallega, ha igualado en valoración a Alfonso Rueda, llegando a superarle en casos como el del CIS. Ni en Génova ni en el PPdeG son ajenos a la fuerza con la que el Bloque está surfeando la campaña. "¿Pontón está fuerte? Sí. Eso nadie puede negarlo", concluyen distintas voces de la cúpula nacional. Por eso hay sectores que instan tanto a Feijóo como a Rueda dejar de disparar a Pedro Sánchez en lo que resta de campaña. Con José Ramón Gómez Besteiro "a punto de estrellarse", el único objetivo deben ser los nacionalistas.

La imagen de transversalidad y el verbo moderado de Ana Pontón, la candidata del BNG a la Xunta el próximo 18-F, poco tiene que ver con la letra del programa electoral de la formación. El documento recoge reivindicaciones netamente independentistas como el derecho a la autodeterminación o que las decisiones del Tribunal Constitucional no tengan efecto en Galicia, en la línea de los planteamientos de Bildu o ERC, partidos con los que el Bloque concurrió en coalición a las últimas elecciones europeas. En las cerca de 200 páginas plantea la creación de un concierto económico como el vasco para el diseño de una fiscalidad propia, desterrar el castellano de las escuelas o tener capacidad para vetar las decisiones de la Administración central que supongan un perjuicio para la región.

Alfonso Rueda recoge el guante y también atacará la dualidad del BNG en lo que resta de campaña. En el debate electoral del lunes, Alfonso Rueda también reprochó a Pontón los vínculos con ERC y Bildu, con quienes concurrieron en alianza a las elecciones europeas de 2019. "No se lo voy a permitir. El BNG estuvo, está y estará en contra de ETA", se defendió la aspirante nacionalista cuando el presidente de la Xunta recordó que el Bloque fue uno de los partidos que compartió pancarta con Bildu en una manifestación a favor de los presos de la banda terrorista el pasado enero.

Uno de los argumentos que Rueda ha empleado a lo largo de la campaña es que el Bloque no es más que una "sucursal del independentismo". En la dirección de los populares han acuñado un nuevo término para referirse a su máximo rival en las urnas: "Bildu Nacionalista Galego". "Una de las razones por las que me presenté a las elecciones es para evitar que mi comunidad autónoma sea presidida por el BNG. El modelo Bildu, el modelo Esquerra Republicana y demás trasladado a Galicia. Yo me echo las manos a la cabeza", defendió Rueda a comienzos de año en una entrevista en El Confidencial.

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Por su parte, Feijóo ha comenzado a ahondar también en esa estrategia. El líder del PP ha instalado su cuartel general en Galicia estas semanas para arrimar el hombro en la campaña de su sucesor y seguir la estela de mayorías absolutas que él mismo inauguró en 2009. Más allá de los mensajes en clave nacional, con la amnistía como clave de bóveda, Feijóo incidirá en desnudar las debilidades del BNG. "Quien manda en el partido es la UPG [Unión do Povo Galego]. Y, si no han modificado los estatutos, la UPG sigue siendo un partido marxista-leninista", subrayaba este viernes en EsRadio. La líder del BNG procede de la mencionada formación, de matriz comunista y aún mayoritaria en el Bloque.

El presidente de los populares no se quedó ahí, e insistió en comparar al BNG con Bildu y ERC. "Se fueron a manifestar con los presos de ETA. Ahora disimulan, y no quieren hablar del asunto. En su programa electoral hablan de la imposición de uno de los dos idiomas oficiales en las escuelas gallegas. Y también dicen que no. ¿Estos señores son soberanistas? Sí. ¿Van a plantear un referéndum? Lo llevan en su programa", incidió el dirigente gallego, con un mensaje de fondo: si el BNG gobierna, Galicia estará en la misma situación de "fractura" que Euskadi y, sobre todo, Cataluña.

La imagen de Pontón es la mejor baza con la que juega el BNG, que ha reducido el tamaño de sus siglas en los carteles electorales y ha dejado todo el protagonismo a la candidata, impulsada gracias al espacio conquistado al PSOE y tras haber acabado con las mareas. Pontón ha sido capaz de penetrar en una sociedad más galleguista que nacionalista, pero su programa electoral no deja lugar a la duda y puede chocar con un amplio espectro de la sociedad. La formación define cuatro objetivos estratégicos y el segundo apunta a la construcción de "una Galicia más fuerte y orgullosa de su identidad, reforzando la capacidad de decisión de los gallegos, avanzando en nuestro reconocimiento como nación y en nuestro autogobierno".

"Construcción de la nación" gallega

Bajo el título Un país dueño de sí mismo, el primer eje en el que se divide el programa concentra algunas de las propuestas de mayor calado y significativas para esa "construcción de la nación" gallega que propugna el Bloque. La principal propuesta del BNG en materia de autogobierno pasa por una actualización del Estatuto de Autonomía, el único junto al vasco que no ha sido reformado, que incluya "el reconocimiento del derecho a la autodeterminación". Para el BNG, el Estado de las autonomías no reconoce a Galicia como "sujeto político" y con "capacidad real de decisión" sobre cuestiones como la economía, la organización territorial, el modelo social, cultural o lingüístico.

El BNG aboga por una "normalización lingüística total" y una educación "íntegramente en gallego"

"Este debe ser uno de los grandes debates en Galicia, como ya lo está siendo a nivel estatal", defiende el programa. Es unas de las máximas que todos los partidos nacionalistas han puesto encima de la mesa, una vez que la aritmética parlamentaria les ha convertido en imprescindibles para Pedro Sánchez. La idea es la misma que ha expresado en numerosas ocasiones el líder de Bildu, Arnaldo Otegi, y que el PNV consiguió incluir en el acuerdo de investidura, el de negociar un nuevo Estatuto que recoja el reconocimiento nacional, en este caso de Euskadi.

El programa del BNG aboga también por una "nueva actitud frente a la cuestión lingüística, que se plasme en el reconocimiento real de la lengua". El objetivo pasa por garantizar "el derecho a utilizar nuestra lengua en todo momento y en todas partes, también en todas las instituciones". El documento va un paso más allá y recoge la promesa de derogar la ley que regula el multilingüismo en la educación no universitaria y elaborar una nueva norma que garantice una "normalización lingüística total" a través de una educación "íntegramente en gallego".

El Bloque además defiende una "revisión de las instituciones centrales con influencia en Galicia", de tal forma que la comunidad tenga capacidad de "veto" en aquellas cuestiones que "afecten de forma relevante a los intereses de nuestro país", así como una "reformulación del Tribunal Constitucional" para que las decisiones del órgano de garantías se dejen sin efecto en la autonomía. El plantel de propuestas incluye también la "presencia directa de Galicia en las instituciones europeas e internacionales", la supresión de las provincias y la asunción "plena y exclusiva" de las competencias en materia de seguridad pública y viaria. Es decir, crear una policía autonómica propia.

Las amistades peligrosas del BNG

Los lazos entre el BNG, Bildu y ERC no son nuevos. Las tres formaciones concurrieron juntas a las elecciones europeas de 2019. Fue la fórmula que emplearon también en 2009, pero que fracasó en 2014. Hace cinco años, se presentaron como "la voz de las naciones sin Estado". Pontón, en representación del Bloque, fue una de las encargadas de presentar la coalición. Además, no es raro que los tres partidos operen de forma conjunta en el Congreso de los Diputados. El pasado octubre firmaron una declaración conjunta para cargar contra la monarquía y la Constitución coincidiendo con la jura de la princesa Leonor.

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No ha sido el único movimiento de calado de la entente. Si Junts buscó el apoyo del PNV para, nada más iniciada la legislatura, registrar dos comisiones de investigación, una sobre los atentados del 17-A en Barcelona y Cambrils y otra sobre la denominada Operación Cataluña, ERC contó con el respaldo de Bildu y el BNG. Los republicanos presentaron una comisión sobre Pegasus con las firmas del Bloque y de la izquierda abertzale. La acción conjunta de los tres también fue una tónica habitual la pasada legislatura. Entre otras, BNG, Bildu y ERC votaron en contra de la reforma laboral, una de las medidas estrella del Ejecutivo de coalición y que salió adelante por el error cometido por el diputado del PP Alberto Casero en la votación de la norma.