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El BNG se confía: Pontón diseña gobierno y un cierre de campaña a lo grande
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ELECCIONES EN GALICIA

El BNG se confía: Pontón diseña gobierno y un cierre de campaña a lo grande

Euforia entre los nacionalistas por el crecimiento excepcional que le auguran las encuestas, puedan o no gobernar. El CIS marca un trasvase del 29% de votantes del PSOE al Bloque

Foto: La candidata del BNG, Ana Pontón. EFE/Xurxo Martínez
La candidata del BNG, Ana Pontón. EFE/Xurxo Martínez
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Todas las encuestas soplan a favor y es difícil contener la euforia en las filas del BNG. El Bloque centra sus esfuerzos de campaña en aterrizar el discurso a cuestiones netamente gallegas -frente a la nacionalización de PP y PSOE- y en presentarse como la única posibilidad real de un ‘cambio’ en la Xunta tras 14 años consecutivos de mayorías absolutas del PP de Alberto Núñez Feijóo. El líder popular se bate el cobre para que Alfonso Rueda amarre en las urnas una presidencia que heredó cuando él se mudó a Génova 13 y que, hasta hace un par de semanas, parecían un mero trámite de renovación de resultados y se jugaba la revancha contra Pedro Sánchez por el 23J.

A cinco días de ir a votar en Galicia, el escenario que pinta el último CIS es más abierto e impredecible, con un baile de escaños periféricos de Sumar a Democracia Ourensana -pasando por uno para Vox que no estaba en el radar inicial- que pueden decantar el signo de la legislatura para el PP o su antítesis: el BNG. En las tripas del CIS llama la atención otro dato: el trasvase de voto del PSdeG al BNG, que podría llegar al 29%, uno de cada tres votantes socialistas.

Foto: Alfonso Rueda, presidente de la Xunta y candidato del PP el 18-F. (EFE/Cabalar)
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Ana Pontón, la candidata del Bloque, avanzó este lunes cuál sería su esquema de Gobierno si llega a tocar poder en San Caetano, la sede de la Xunta en Compostela. ‘El mejor gobierno de todos los tiempos’, anticipó. Pontón visualiza un Ejecutivo autonómico "coordinado y transversal" en dos grandes áreas: Economía (sectores productivos y recursos naturales) y Política Social como ejes hacia tres objetivos: reactivación económica, empleo y bienestar social. No entró a comentar la letra pequeña de su programa electoral: como "una educación totalmente en gallego", el derecho a la autodeterminación o la no aplicación de las decisiones del Tribunal Constitucional, en linea con ERC y Bildu.

“Se acabó gobernar para una minoría o para un grupo de presión y las puertas giratorias”, proclamó Pontón desde el hotel compostelano donde esbozó áreas sin poner nombres propios a "hombres y mujeres brillantes" que sentaría en un “Consello de la Xunta dinámico y participativo”. Tampoco concretó el número de consellerías o sus atribuciones. “Sería un atrevimiento antes del 18-F”, apuntó.

Entre las cuestiones sobre las que intervenir con urgencia en Galicia, Pontón destacó un plan de rescate a la Atención Primaria, la gratuidad de los libros de texto, el cuidado a los mayores o la puesta en valor del rural. También dejó otro compromiso: “Trataré a todos los municipios por igual, sin distinguir por siglas”. Con esto, dispara hacia una política “clientelar” que los nacionalistas han reprochado siempre a la Xunta y, de paso, se anticipa a quienes temen que un Ejecutivo liderado por el BNG con el PSOE en la retaguardia ponga solamente el foco en los ayuntamientos donde gobiernan, donde sus opositores les reprueban por "sectarismo e intransigencia".

El equipo de Pontón ha explotado el verbo moderado de Pontón y sus llamadas a ensanchar el espacio político apelando a que "hay muchas formas de sentirse gallego" diseñando -por primera vez- una campaña en clave presidencial proponiendo medidas a futuro en primera persona: ‘cuando sea presidenta’, -como repite en sus intervenciones para verbalizar esa posibilidad- que combinan con la humanización de su candidata, la política más veterana de la cámara gallega donde cogió asiento en 2004. Hasta hoy. "Parece que Ana Pontón es novedad. Cuando yo llegué, ella estaba allí. Me fui -tras 14 años de gobierno y 4 de oposición- y sigue allí", ironizó Feijóo este fin de semana en Galicia sobre la candidata nacionalista.

En Galicia, el PP y BNG ocupan espacios políticos muy diferenciados en las antípodas ideológicas, en roles enfrentados donde la transferencia de votantes se antoja improbable al contrario que por la izquierda, donde el intercambio es fluido y el cuajo posible pero complicado. En ninguna de las quinielas electorales, el BNG podría llegar a la Xunta en solitario y cualquier alternativa pasaría por concesiones a otras fuerzas con las no siempre mantuvo buenas relaciones. Un hacha de guerra que trataron de enterrar para investir a Sánchez presidente con Sumar en la ecuación. Precisamente, sus posibles socios ya se han encargado de recordarles su escasa experiencia en gestión. "Hay que saber gestionar el cambio", decía Pedro Sánchez desde Vigo. "Solo con el PSOE no llega, tiene que entrar Sumar", se reivindica Marta Lois. El BNG gobierna por mayoría en 36 de los 313 municipios gallegos: el 11,5%.

Foto: La portavoz nacional del BNG y candidata a la Presidencia de la Xunta, Ana Pontón, posa en su despacho. (Europa Press/Álvaro Ballesteros)

Del descalabro a ¿la Xunta?

Tanto si descabalgan al PP de la Xunta, como si continúan al frente de la oposición, la última horquilla del CIS antes de que se abran las urnas el domingo 18-F sitúa a los nacionalistas entre 24 y 31 diputados. Esto es, de 5 a 12 más de los que ya tienen en el Parlamento gallego desde 2020 (19), y que fue uno de sus mejores resultados históricos tras muchos años en caída libre -de 2005 a 2020- hasta la periferia parlamentaria. El BNG pasó de cogobernar como muleta del PSdeG del 2005 al 2009 durante el bipartito de Emilio Pérez Touriño y Anxo Quintana que jubiló a Manuel Fraga a quedarse en 7 escaños.

Hoy aquella marginalidad se antoja lejana y han crecido desde la oposición penetrando en la sociedad a través del sindicato mayoritario (CIG) pasando por encima de un PSdeG que anduvo a trompicones y descabezado cambiando de líder -4 secretarios generales desde 2009- y comiéndose el espacio de lo que un día fueron las mareas, hoy partidas entre Sumar y Podemos.

Tampoco parece penalizar al BNG su claro apoyo a la amnistía que sí desvelaba al PSOE antes de que el PP airease sus contradicciones, ni su sintonía con el independentismo catalán y vasco. Con un solo diputado en Madrid, la influencia del BNG en el Congreso es liviana, pero las expectativas al Parlamento autonómico son altas. La prueba es que preparan el cierre de campaña de este viernes en el Multiusos do Sar, con un aforo de 6.000 a 8.000 personas en Compostela, la capital gallega para una gran fiesta.

Todas las encuestas soplan a favor y es difícil contener la euforia en las filas del BNG. El Bloque centra sus esfuerzos de campaña en aterrizar el discurso a cuestiones netamente gallegas -frente a la nacionalización de PP y PSOE- y en presentarse como la única posibilidad real de un ‘cambio’ en la Xunta tras 14 años consecutivos de mayorías absolutas del PP de Alberto Núñez Feijóo. El líder popular se bate el cobre para que Alfonso Rueda amarre en las urnas una presidencia que heredó cuando él se mudó a Génova 13 y que, hasta hace un par de semanas, parecían un mero trámite de renovación de resultados y se jugaba la revancha contra Pedro Sánchez por el 23J.

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