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España 82, el Mundial "relegado" con el que se recuperó la credibilidad ante el mundo
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TRIUNFÓ ITALIA

España 82, el Mundial "relegado" con el que se recuperó la credibilidad ante el mundo

El país acogerá su segunda cita mundialista en 2030, junto a Marruecos, Portugal, Uruguay, Paraguay y Argentina. 48 años antes, supuso la consagración definitiva a nivel internacional tras casi cuatro décadas de dictadura

Foto: Rossi celebra el primer gol de la final del Mundial. (Getty/Duncan Raban)
Rossi celebra el primer gol de la final del Mundial. (Getty/Duncan Raban)

"Quieto todo el mundo. Se sienten, coño". Es complicado que un guardia civil en el Congreso sea un elemento de pánico. Pero España está acostumbrada a las anomalías. El teniente coronel Antonio Tejero fue capaz de tener en vilo a un país cuyo objetivo era avanzar hacia la modernidad. Las tesis inmovilistas de algunos, no obstante, lo hacían difícil. Las imágenes de aquel golpe de Estado chapucero del 23-F dieron la vuelta al mundo. El elefante blanco nunca apareció y la posibilidad de hacer una limpieza de imagen a nivel global llegó gracias a la organización del Mundial 82. Cuatro décadas más tarde, España es elegida de nuevo para albergar la gran competición del deporte, con permiso de los Juegos Olímpicos. Echar la mirada atrás revela cómo lo importante que fueron Naranjito y compañía para la consagración internacional del país.

La elección de España como sede de esa edición tuvo lugar en un congreso de la FIFA celebrado en Tokio en el lejano octubre de 1964. Pocos meses antes, el país había acogido la Eurocopa, primer título de la Selección gracias al célebre gol de Marcelino. Quién sabe si la ausencia de incidentes fue clave para esa decisión, ratificada en el congreso de Londres de 1966. Los intentos anteriores para acoger el torneo, en 1930 y 1966, resultaron fallidos.

placeholder Tejero sembró el pánico apenas un año antes del Mundial. (EFE/Manuel Pérez)
Tejero sembró el pánico apenas un año antes del Mundial. (EFE/Manuel Pérez)

Una de las primeras decisiones fue elegir la mascota del Mundial mediante un concurso al que se presentaron 200 agencias y 586 dibujos. Los tres finalistas fueron Naranjito, el niño torero Brindis y el mutante Toribalón. Naranjito ideado por José María Martín Pacheco y diseñado por María Dolores Salto— fue seleccionado el 29 mayo de 1979. La génesis de la icónica figura tuvo lugar durante aquel año en el estudio de publicidad Bellido de Sevilla.

La adaptación de RTVE

La agencia Bellido se embolsó un millón de pesetas (6.000 euros) al ser los ganadores. Luego los creadores quisieron participar en los ingresos generados por merchandising, explotación… La Real Federación Española de Fútbol (RFEF), sin embargo, se negó en redondo y los amenazó con elegir otra mascota si no conformes con los términos del acuerdo. Poco después, la Federación vendió los derechos de Naranjito a la empresa británica West Nally por 1.400 millones de pesetas (8,4 millones de euros).

Foto: Maradona posa para su credencial del Mundial. (Getty Images/Keystone/Hulton Archive)

Era necesario que la televisión estuviera adaptada a los tiempos para que Naranjito se viera en todo el planeta. Fernando Castedo asumió la dirección general de Radio y Televisión Española (RTVE) en enero de 1981. No sobraba el tiempo y había que acometer una obra que ha perdurado hasta nuestros días. Torrespaña, la torre de comunicaciones de TVE, se construyó en la circunvalación de la M-30 de Madrid para que el torneo se viera por todo el globo terráqueo.

"Tomé posesión el 13 de enero de 1981 y todavía estaba por adjudicar la obra de Torrespaña. Era urgente", recuerda Castedo en conversación con El Confidencial. Solo faltaba año y medio para que comenzara el torneo. "Había que construir unas instalaciones que llevaran la emisión de La 1 a toda España. En aquel momento, La 1 se veía en el 80% del territorio nacional y La 2, en poco más del 50%". España no es solo Madrid.

El caos del sorteo

Tres constructoras se presentaron al concurso finalmente adjudicado a una unión temporal de empresas (UTE). El coste del conocido como Pirulí, inaugurado en junio de 1982, fue de 3.500 millones de pesetas (21 millones de euros). "Diez días después de asumir el cargo, le adjudiqué el contrato a la UTE y les puse una condición indispensable: que las obras concluyeran en mayo de 1981. Así fue, la obra civil terminó en ese tiempo. De no haberse conseguido, hubiera sido casi imposible que le diésemos señal a las televisiones extranjeras".

El importe de la obra fue muy elevado para la época. Para que se hagan una idea, un SEAT 127 tenía un precio de 538.000 pesetas (3.500 euros) y un piso en el paseo de la Castellana, 22 millones (136.000 euros). Lo explica Castedo: "No hubo que pedir un préstamo para hacer esas obras, porque antes del Mundial se multiplicaron por cuatro los ingresos por publicidad".

El sorteo del Mundial, celebrado el 16 de enero de 1982 en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid, fue el prólogo de las numerosas emisiones que España organizó para el mundo. La imagen mostrada aquel día, sin embargo, no fue la esperada al ser quizá el sorteo más caótico nunca antes realizado. A pesar de que la tarde anterior los bombos de lotería (sic) fueron probados durante 25 minutos, se rompieron dos bolas, la de Hungría (grupo de España) y la de Austria (grupo de Alemania). Todo esto delante de una audiencia estimada de 500 millones de telespectadores y ante las risas de los niños de San Ildefonso, protagonistas en aquella jornada igual que el día de Navidad. Y con un brazalete con la bandera de España unido a su uniforme habitual.

El primer Mundial de 24 equipos

Matías Prats y Mari Carmen Izquierdo fueron los narradores de un sorteo en el que Inglaterra fue cabeza de serie de manera arbitraria. La FIFA la eligió por haber inventado el fútbol y por haber sido los ganadores del Mundial de 1966. Su bola apareció en unos bombos de lotería que nunca más se utilizaron en un sorteo de deportes.

placeholder Soledad Becerril era la ministra de Cultura en 1982. (EFE/Juanjo Martín)
Soledad Becerril era la ministra de Cultura en 1982. (EFE/Juanjo Martín)

El por entonces príncipe Felipe, que días después cumplió 14 años, estuvo presente en el sorteo acompañado por Luis Ortiz, ministro de Obras Públicas, y por Soledad Becerril, ministra de Cultura y primera mujer en ocupar una cartera ministerial. "No recuerdo gran cosa del día del sorteo", explica Becerril en El Confidencial.

"Fue el primer Mundial de 24 equipos y eso era un desafío logístico importante. Las instalaciones de los estadios estaban en un estado bastante lamentables. Aunque se hubieran remodelado, quedaban defectos cutres. Por ejemplo, la línea del fondo norte y del sur no tenían la misma distancia. Además, estaba presente el terrorismo, que era el gran miedo. Miedo a que se reprodujera lo ocurrido en los Juegos Olímpicos de Múnich", sostiene en El Confidencial Alberto Ojeda, autor del libro Cuero contra plomo: fútbol y sangre en el verano de 1982, una obra con una mirada retrospectiva sobre el acontecimiento deportivo.

El protagonismo de ETA

La presencia activa de ETA, que en 1981 asesinó a 32 personas, preocupaba mucho al Gobierno. "Cuando me nombraron ministra, tuve conversaciones sobre el Mundial, pero ya estaba todo en marcha. Había que garantizar el buen funcionamiento y la seguridad en términos generales, no solo ETA. Tenía que transmitirle al ministro del Interior, Juan José Rosón, la preocupación por la seguridad", aclara Becerril.

placeholder Gordillo fue uno de los integrantes de aquella Selección. (EFE/José Manuel Vidal)
Gordillo fue uno de los integrantes de aquella Selección. (EFE/José Manuel Vidal)

Habla Ojeda: "Gordillo comenta que veía los francotiradores en los edificios que había en los aledaños de la concentración y que eso le generaba mal rollo a los futbolistas". La fuerte vigilancia policial estuvo diseñada por El Plan Naranja, que reunió a 30.000 efectivos para velar por la seguridad: 3.500 policías secretos, 22.000 policías nacionales y 5.000 guardias civiles.

41 árbitros fueron seleccionados para impartir justicia en el torneo. Entre ellos, estuvo el costarricense Luis Paulino Siles, cuarto árbitro el día de la inauguración, que atiende la llamada de este periódico para recordar aquel evento. "Formaba parte del grupo de árbitros de la Concacaf y había sido promocionado poco tiempo antes. Estuve presente en los Juegos Olímpicos de 1980 y eso hizo que me eligieran para representar al continente".

La ceremonia inaugural

"Nos alojábamos en Madrid, donde terminaba la línea de metro. Cada vez que viajábamos, siempre entraba primero la Policía en el avión a inspeccionar y luego nosotros. No tuvimos temor ninguno, pero entendíamos la prudencia y la responsabilidad del Gobierno", recuerda Siles.

placeholder Maradona fue el gran reclamo de ese Mundial. (Getty/Steve Powell)
Maradona fue el gran reclamo de ese Mundial. (Getty/Steve Powell)

El Argentina 0-1 Bélgica fue el partido inaugural del torneo, que generó muchísima expectación al ser la primera aparición de Diego Armando Maradona, flamante fichaje del Barça, a nivel internacional. El duelo celebrado en el Camp Nou estuvo precedido por una maravillosa ceremonia que concluyó con un niño que llegó hasta el centro del campo con un balón del que salió una paloma blanca. Para la inauguración, la FIFA invitó a un jugador por cada país que hasta entonces había sido campeón del mundo. Fueron Omar Larrosa (Argentina), Alcides Ghiggia (Uruguay), Bobby Charlton (Inglaterra), Giovanni Ferrari (Italia), Franz Beckenbauer (Alemania) e Hilderaldo Bellini (Brasil).

"La FIFA llamó a la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) para comunicarle que necesitaban un jugador argentino y pensaron en mí, que me había retirado a principios de 1982. Me preguntaron si me apetecía y acepté encantado. Fui con mi señora y nos alojamos en Sitges, en una suite. Estuvimos los seis futbolistas en el estadio y charlamos un rato, pero yo apenas entendía porque no hablo inglés. Con Beckenbauer sí pude hablar, porque él sabía algo de español", relata con encanto Omar Larrosa a El Confidencial.

placeholder Naranjito fue el icono del Mundial 82. (EFE/Phil Powell)
Naranjito fue el icono del Mundial 82. (EFE/Phil Powell)

El número de sedes

La Copa del Mundo estuvo en los estudios de TVE de Barcelona en los que se realizó la previa de la inauguración. Pero se olvidaron del trofeo y una joven Olga Viza lo llevó en su coche hasta el Camp Nou. Así lo contó ella misma en El País: "Yo era, literalmente, la principiante, pero como era la única que llevaba colgada la acreditación me pidieron que llevara la Copa del Mundo al Camp Nou porque debía exponerse en la ceremonia. La imagen fue: yo en mi SEAT 127, recién comprado a plazos, con la L en el cristal trasero y el trofeo en el asiento de copiloto con el cinturón puesto, por las calles de Barcelona escoltada por dos coches patrulla de la policía. Tenía 23 años".

El Mundial 82 fue el que más sedes utilizó hasta ese momento, un récord que se mantiene vigente hasta ahora. 17 estadios de 14 ciudades diferentes acogieron el evento: el Camp Nou, el Santiago Bernabéu, el Rico Pérez, el Martínez-Valero, Sarriá, San Mamés, La Rosaleda, El Molinón, el Carlos Tartiere, Riazor, Mestalla, el Vicente Calderón, el José Zorrilla, el Benito Villamarín, el Sánchez-Pizjuán, Balaídos y La Romareda.

placeholder Olga Viza llevó la Copa del Mundo al Camp Nou. (EFE/Enric Fontcuberta)
Olga Viza llevó la Copa del Mundo al Camp Nou. (EFE/Enric Fontcuberta)

El fútbol no dio tregua alguna durante el mes en que España acogió el evento. El Gobierno, sin embargo, quería aprovechar los numerosos turistas desplazados a la cita (se habló de un millón) para que no se centraran solo en el fútbol. Lo explica Becerril: "Distintas comunidades autónomas y capitales de provincia me pidieron que hubiera actos culturales para que no fuera todo fútbol y así fue. Se organizaron conciertos en los días previos al torneo".

La oportunidad de conocer el país

Larrosa puede dar fe de la intención de las autoridades por difundira la cultura española. Al argentino no le faltaron citas durante su estancia en la costa catalana. "Bobby Charlton y Beckenbauer estuvieron conmigo en el hotel en Sitges, mientras que los otros tres futbolistas se alojaron en Barcelona. Nos recibieron un día en el ayuntamiento y nos entregaron un libro de la historia de la ciudad que todavía conservo", recuerda el argentino.

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Algunos tuvieron oportunidad de conocer España mientras que otros se alojaron en lo más parecido a un búnker. Habla Siles: "Los árbitros estábamos aislados. En Madrid, nos hicieron algunos homenajes a los colegiados, pero tuvimos pocos eventos más. Solo salíamos para volar a la sede donde tuviéramos que arbitrar, para el entrenamiento y para las revisiones médicas".

El Mundial 82 trae buenos recuerdos, salvo en lo que se refiere a la actuación de la Selección. El equipo de José Emilio Santamaría pasó de puntillas por la fase de grupos y se clasificó para la segunda ronda, donde fue encuadrada en el grupo B junto a Alemania Federal y a Inglaterra. Con la derrota ante los teutones (2-1) y el empate frente a los ingleses (0-0) —que no fue suficiente—, España fue eliminada.

El atractivo de ver a Brasil

"Yo le dije al presidente, Pablo Porta, que al ritmo que íbamos no llegaríamos a tiempo para el Mundial, porque apenas jugábamos amistosos. Antes del Campeonato del Mundo jugamos tres, pero no fueron suficientes para que el equipo adquiriera la madurez necesaria para una competición tan importante", me explicó Santamaría cuando lo entrevisté en 2020.

placeholder Zico integró el equipo que abanderó el 'jogo bonito'. (Reuters)
Zico integró el equipo que abanderó el 'jogo bonito'. (Reuters)

"El 82 está bastante relegado del ámbito mediático, quizá por el mal papel de la Selección, pero fue clave para la imagen de modernidad del país. El mal papel de España fue una consecuencia de la política, porque los futbolistas estaban sometidos a muchísima presión", aclara Ojeda.

Ver a Brasil fue uno de los grandes atractivos de aquel Mundial. El equipo de Telê Santana abanderó el jogo bonito durante aquel torneo gracias a jugadores como Zico, Júnior o Sócrates aunque no lograran el título. Sevilla se revolucionó con la presencia de los brasileños, a los que arbitró Siles. "Yo pité el Brasil 4-1 Escocia y hacía un calor brutal. Pero tardé 20 minutos en sudar por la tensión que tenía. Antes del partido, saludé a un guardia civil y le dije que si estaba preocupado. '¿Preocupado? El que tiene que estarlo es el árbitro', me contestó. ¡No sabía que era yo", recuerda entre risas.

La consagración del país

Italia doblegó en la segunda fase a Brasil y Argentina e hizo lo propio con Polonia en las semifinales (0-2). Luego llegó a la final en el Bernabéu ante Alemania Federal (3-1), cuando Paolo Rossi lideró al equipo hacia la victoria, celebrada con júbilo por Sandro Pertini. Todavía es recordada la euforia del presidente italiano, que saltó de alegría en el palco por el triunfo.

placeholder Dino Zoff celebra con la Copa del Mundo junto al rey Juan Carlos. (Getty/Steve Powell)
Dino Zoff celebra con la Copa del Mundo junto al rey Juan Carlos. (Getty/Steve Powell)

Aquel Mundial significó el cambio para España y el definitivo salto hacia la modernidad, al dejar atrás hechos anacrónicos como el que protagonizó Tejero. Se confirmó meses más tarde con la histórica victoria de Felipe González en las elecciones generales (202 diputados). "Dimos buena imagen en el Mundial, pero había que confirmarla durante muchos años. Fue un crecimiento relativo, porque un torneo como ese solo dura unos días", subraya Becerril.

"El Mundial del 82 fue una oportunidad para proyectarnos al exterior. Nos mostramos ante el mundo como un país que quería homologarse en el entorno más cercano, además de muy festivo y con mucha ilusión. El de 2030 no es tan crucial porque España no se juega tanto a nivel de imagen. En realidad, el objetivo es afianzar la vecindad con Portugal y Marruecos", sostiene Ojeda.

placeholder Felipe González arrasó en las elecciones meses después. (EFE/Juanjo Martín)
Felipe González arrasó en las elecciones meses después. (EFE/Juanjo Martín)

España acogerá el Mundial 48 años después, en esa especie de rompecabezas que ha armado la FIFA para contentar a todos. 2030 supondrá el regreso de los recuerdos para todos aquellos que vivieron con alegría y entusiasmo el de 1982. Esperemos que en 2029 no haya que decir duque de Ahumada para entrar en el Congreso de los Diputados. Y que la actuación de la Selección sea algo mejor.

"Quieto todo el mundo. Se sienten, coño". Es complicado que un guardia civil en el Congreso sea un elemento de pánico. Pero España está acostumbrada a las anomalías. El teniente coronel Antonio Tejero fue capaz de tener en vilo a un país cuyo objetivo era avanzar hacia la modernidad. Las tesis inmovilistas de algunos, no obstante, lo hacían difícil. Las imágenes de aquel golpe de Estado chapucero del 23-F dieron la vuelta al mundo. El elefante blanco nunca apareció y la posibilidad de hacer una limpieza de imagen a nivel global llegó gracias a la organización del Mundial 82. Cuatro décadas más tarde, España es elegida de nuevo para albergar la gran competición del deporte, con permiso de los Juegos Olímpicos. Echar la mirada atrás revela cómo lo importante que fueron Naranjito y compañía para la consagración internacional del país.

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