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Sócrates, el ‘doctor’ brasileño que jugó al fútbol para que no le olvidasen
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SUS PROBLEMAS CON EL ALCOHOL SENTENCIARON SU VIDA

Sócrates, el ‘doctor’ brasileño que jugó al fútbol para que no le olvidasen

“No soy un atleta. Soy un artista del fútbol”. Así se definía el gran Sócrates. Su estrella, de 57 años, se apagó el mismo día que

Foto: Sócrates, el ‘doctor’ brasileño que jugó al fútbol para que no le olvidasen
Sócrates, el ‘doctor’ brasileño que jugó al fútbol para que no le olvidasen

“No soy un atleta. Soy un artista del fútbol”. Así se definía el gran Sócrates. Su estrella, de 57 años, se apagó el mismo día que el Corinthians, el club que marcó su carrera futbolística, luchaba por ser el campeón de la liga brasileña. El alcoholismo se llevó al brasileño que falleció a causa de un choque séptico (una infección generalizada de todo el organismo) derivado de sus graves problemas con la bebida. Sócrates ya había estado ingresado hace poco por una cirrosis hepática y aunque se propuso volver a nacer. Era demasiado tarde para un futbolista que integró la lista de FIFA que recogía a los 125 mejores jugadores vivos.

La ciudad canarinha de Belém vio como en 1954 venía al mundo un futbolista que no iba a pasar desapercibido ni dentro ni fuera del campo. Su padre no debía ver en su hijo las aptitudes que tenía para el balón y le ‘obligó’ a estudiar una carrera digna. Sócrates decidió matricularse en la facultad de Medicina y en 1978, a los 23 años, se convertía en doctor y en jugador del Corinthians. Cuatro años antes, hizo sus primeros pinitos futbolísticos en el humilde Botafogo. En 1984 puso punto y final, de forma eventual, a su aventura en Brasil y se fue a Italia. Sócrates firmó su peor temporada con la Fiorentina por lo que al año siguiente regresó a su país natal y pasó por las filas del Flamengo y del Santos antes de colgar las botas en 1989. A Sócrates esta despedida le dejó mal sabor de boca y en 2004 comenzó una nueva aventura en Inglaterra: con 50 años se convirtió en jugador y director técnico del Gartforth Town durante un mes.

Si en el Corinthians hizo historia, con la selección de Brasil no fue menos. En el Mundial de España’82 deslumbró con un juego grandioso que no obtuvo la recompensa que merecía (cayeron ante Italia por 2-3 en la segunda fase) y cuatro años más tarde, en México, capitaneó a jugadores como Zico, Cerezo, Eder o Falcao que maravillaron con su fútbol despreocupado, alegre y con toque. El famoso jogo bonito. Ver a Sócrates sobre el campo era ver a un futbolista con pelo rizado y abundante barba, elegante y astuto con una visión perfecta del juego. Muy técnico con los pies, corría con la cabeza alta para poner un centro desde la derecha o llegar desde la frontal a rematar. A pesar de su altura (1’93) no iba muy bien de cabeza pero sus pases de tacón eran exquisitos y es que Sócrates tenía un hueso descolocado en el pie que le permitían imprimir mayor potencia a sus toques de tacón. Tanto que llegó a lanzar los penaltis con esa parte de sus botas del 37.

Médico y amante del socialismo

Sócrates era un genio con el balón y sin él. Muy apegado a la política, en 1982 harto de la dictadura militar de Figueiredo creó O Timao. La conocida como ‘democracia corinthiana’ dio libertad a los jugadores que en 1982 y 1983 ganaron el bicampeonato paulista. De esta forma, los jugadores se convertían en cogestores del equipo y las decisiones se tomaban entre todos: daba igual que el voto fuera de un utillero o de un directivo, valían lo mismo. La mayoría mandaba y así decidieron los horarios de los entrenamientos, las alineaciones, los fichajes… incluso los límites de los jugadores en su tiempo libre. Este punto era el que más le gustaba a Sócrates que defendía su derecho a entregarse a ‘placeres’ como el tabaco o la cerveza. “Mi mejor psicólogo es el vaso de cerveza”, afirmaba el brasileño. Hizo del Corinthians la imagen de la revolución brasileña contra la dictadura.

Ejerció la medicina pero Sócrates tenía más talento en los pies que en las manos y no pudo separarse del mundo del fútbol. Continúo ligado al balón como comentarista y columnista. Tampoco dejó la política de lado y defendió los ideales del Partido de los Trabajadores (PT), el mismo que lideró Lula da Silva y Dilma Rousseff, actual presidenta de Brasil. Su adicción al alcohol, le fue arrebatando poco a poco la vida hasta que el 4 de diciembre le robó el último aliento. Sócrates dijo en una ocasión que “no hay que jugar para ganar sino para que no te olviden” y él estará siempre presente en la historia del fútbol.

“No soy un atleta. Soy un artista del fútbol”. Así se definía el gran Sócrates. Su estrella, de 57 años, se apagó el mismo día que el Corinthians, el club que marcó su carrera futbolística, luchaba por ser el campeón de la liga brasileña. El alcoholismo se llevó al brasileño que falleció a causa de un choque séptico (una infección generalizada de todo el organismo) derivado de sus graves problemas con la bebida. Sócrates ya había estado ingresado hace poco por una cirrosis hepática y aunque se propuso volver a nacer. Era demasiado tarde para un futbolista que integró la lista de FIFA que recogía a los 125 mejores jugadores vivos.