"Se hacían fechorías, había arbitrajes terribles y Negreira era un tipo soberbio con el Real Madrid"

El caso Negreira sigue muy presente en el Real Madrid. No solo en el club, que mantiene su postura de respetar los tiempos de la Justicia, pero que, a la vez, hace visible en su canal de televisión el escándalo de los pagos del Barcelona al que fue vicepresidente de los árbitros. El Real Madrid sigue en su lucha para que se llegue hasta el fondo de un asunto que califica de muy grave y en el que se siente perjudicado. El registro de la Guardia Civil en la sede de la Federación Española de Fútbol para solicitar documentación es un paso más, importante para el club que preside Florentino, con el fin de que se pueda esclarecer si había un sistema de corrupción arbitral.

En el Real Madrid declaran sentirse perjudicados. Desde los dirigentes, la masa social que pide justicia, exfutbolistas que vivieron esa época de arbitrajes que califican como deleznables y la actitud de José María Enríquez Negreira en los partidos que le tocaba arbitrar al Real Madrid. No han sido los únicos. El Sevilla, que juega a las 21:00 frente al Barcelona, ha anunciado que se han suspendido todos los actos protocolarios y que no habrá representación del club en el palco de Montjuic.

Juan José Sánchez Maqueda, exfutbolista del Real Madrid a finales de la década de los 80 y principios de los 90, es una de las personas que denuncia las injusticias arbitrales que sufrían y las artimañas del Barcelona para influir en los resultados. El caso Negreira es imposible de olvidar para un profesional del fútbol que las vivió en sus carnes. Maqueda hace en El Confidencial una radiografía de quién era Negreira, su comportamiento y las sospechas de corrupción: "Con el Real Madrid era un tipo muy soberbio. Recuerdo que una vez me expulsó por una entrada que no era de gravedad. Era un personaje, un tipo que al Real Madrid seguramente lo veía con otra lupa. Al final todo va cuadrando. Ahora te das cuenta de muchas cosas que sucedían, de situaciones anómalas. Se hacían fechorías y había arbitrajes terribles. Es la realidad".

Las influencias del Barcelona

Maqueda pone el foco en lo que califica como un arbitraje "parcial" el que sufrió el Real Madrid en la primera Liga perdida en Tenerife. Sucedió en la última jornada de la temporada 1991-92. El equipo, con Leo Benhakker en el banquillo, perdió (3-2) el 7 de junio de 1992. En el campo se sintió perjudicado por el arbitraje de García de Loza. El escándalo está asociado a una llamada que recibió Luis Milla del entorno del Barcelona. "Lo que pasó fue deleznable. Era una época en el que había situaciones de primas a terceros. Fue grave que un club [el Barcelona] quisiera influir en un resultado tocando a un jugador. La sensación que tuvimos en la primera Liga que perdimos en Tenerife es que pasaron cosas extrañas", recuerda Maqueda.

TE PUEDE INTERESAR

El juez del caso Negreira aprecia una "corrupción sistémica" de los árbitros y cree que el Real Madrid pudo ser "perjudicado"

José María Olmo

El Barcelona ganó al Atheltic en el Camp Nou. Conquistó el título de Liga con la derrota del Real Madrid, en un partido contra el Tenerife, donde le anularon un gol a Luis Milla y sufrió la expulsión de Villarroya. Años más tarde, García de Loza reconoció que el gol que había anulado por fuera de juego no habría sido posible con el VAR. "Esto ya no se puede reparar, pero remueves lo que sucedía en esa época y te das cuenta de que había muchas nubes negras. Hasta qué punto un equipo era capaz de cualquier cosa para ganar. Lo que ha pasado posteriormente pone a este club en una situación comprometida con lo de Negreira. Ojalá se imparta justicia, se tomen decisiones importantes. Espero que salga a la luz todo porque merece un castigo enorme", comenta con tono irritado.

Los pagos de más de siete millones de euros durante 17 años del Barcelona, al que era el número dos del arbitraje español, confirman las sospechas de Maqueda de que había un sistema par influir en los árbitros, demostrado con unos pagos, lo que califica como delito y espera de que la justicia llegue hasta el fondo. Aunque existen muchas dificultades para demostrar después de tantos años que se amañaron los partidos: "No es normal que se pagara ese dineral a un vicepresidente de los árbitros. Durante mucho tiempo hemos estado callados, para que no se dijera que montábamos una pataleta. Pero, a propósito de lo que está saliendo con el caso Negreira, ahora te das cuenta de muchas cosas deleznables que ocurrían y confirman la sensación que tenías en el campo. Va a ser difícil demostrar si hubo amaños o situaciones de ventaja, conversaciones para influir... Solo el hecho de pagar es un delito. ¿Con qué sentido pagas a un vicepresidente de los árbitros?".

TE PUEDE INTERESAR

El juez del caso Negreira imputa al FC Barcelona por cohecho y lo deja al borde del banquillo

José María Olmo

Para Juan José Maqueda, estas sospechas de irregularidades en el Comité Técnico de Árbitros (CTA) ya se hicieron públicas en su época desde el Real Madrid y el Atlético de Madrid: "Ya lo dijeron Ramón Mendoza y Jesús Gil. Ellos detectaban que algo sucedía".

El juez Joaquín Aguirre, titular del Juzgado de Instrucción Número 1 de Barcelona, imputa por cohecho al club azulgrana en el caso Negreira. Se refiere, por lógica, a los pagos realizados por la entidad culé. El instructor ya consideró que Negreira había favorecido a "árbitros afines" con partidos relevantes e internacionalidades. En España el caso está judicializado y lo que le extraña a Maqueda es que la UEFA se mantenga al margen: "Me ha sorprendido que la UEFA, un estamento serio y duro, no haya tomado decisiones. Solo el hecho en sí es delictivo. La Justicia va lenta, pero estoy seguro de que va a sacar muchas cosas".

Hay que recordar que la UEFA informó el 27 de julio que admitía "provisionalmente" al Barcelona para participar en las competiciones. Pero también dejó claro que "el organismo se reserva una futura decisión sobre la admisión-exclusión de las competiciones de clubes de la UEFA". Los inspectores de Ética y Disciplina vigilan el caso Negreira.