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El lado débil de Montse Tomé: sin autoridad moral y con autogestión de las jugadoras
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El lado débil de Montse Tomé: sin autoridad moral y con autogestión de las jugadoras

A las futbolistas, que quieren empezar a disfrutar de la gesta de ganar un Mundial, se les pide que den una oportunidad y tengan compresión con la nueva seleccionadora

Foto: Montse Tomé, junto a Alexia Putellas, en el partido contra Suecia. (EFE/Juan Carlos Cárdenas)
Montse Tomé, junto a Alexia Putellas, en el partido contra Suecia. (EFE/Juan Carlos Cárdenas)

Montse Tomé es la seleccionadora que puso Pedro Rocha y que Víctor Francos pide a las jugadoras que le den una oportunidad. Ahora resulta que la Federación de Fútbol y el Consejo Superior de Deportes (CSD) necesitan que las campeonas del mundo tengan comprensión y protejan a una profesional que está arrepentida por los aplausos a Rubiales en la asamblea que indignó a las futbolistas. Es un cambio que hay que enfriar.

La nueva seleccionadora debutó con una victoria de la que no puede presumir. No hizo nada que resaltar en lo táctico ni en lo anímico. Su plan fue darle el protagonismo a las jugadoras, no estaba para inventos ni tenía autoridad moral para dar órdenes. A España la lideran Alexia Putellas e Irene Paredes. Regresar a la competición, sin tiempo ni ganas para preparar el debut en la Liga de Naciones y ganar a una potencia como Suecia en su casa, confirma que el Mundial lo ganaron pese al tándem Jorge Vilda-Montse Tomé. España, con una renacida y mágica Alexia Putellas, reapareció con rabia. Estaba en juego la profesionalidad de unas futbolistas que se habían plantado y no querían acudir a esta convocatoria.

Foto: Luis Enrique y Mbappé, en el partido del PSG contra el Dortmund. (EFE/EPA/Christophe Petit Tesson)

Lo que hay que aplaudir es cómo se enchufaron al partido, con todas sus dificultades futbolísticas y extrafutbolísticas. Las primeras derivadas de empezar perdiendo y el desgaste físico y mental generado por la tensión con la Federación y el CSD. La falta de descanso, de entrenamientos y con el foco en las reivindicaciones la compensan con la autogestión.

No es una Selección de autor

España ganó un partido de máxima dificultad con el mismo guion que los partidos que disputó en el Mundial. Hay que destacar que este grupo de jugadoras, esta Selección de época, tiene mucho de autocontrol emocional, responsabilidad y toma de decisiones. Tiene un mérito extraordinario ganar un Mundial con un seleccionador que no quieres y una seleccionadora con la que no te identificas. España, visto cómo compitió con Vilda y ahora con Montse Tomé en un día predestinado al siniestro total, no es una Selección de autor. Es un grupo de jugadoras con un altísimo valor reivindicativo para forzar fuertes cambios estructurales en la Federación y demostrar una capacidad inigualable para separarlos del rendimiento deportivo.

placeholder Las jugadoras de la Selección celebran un gol contra Suecia. (EFE/Juan Carlos Cárdenas)
Las jugadoras de la Selección celebran un gol contra Suecia. (EFE/Juan Carlos Cárdenas)

La mentalidad de las futbolistas, su madurez y determinación para sobreponerse a un ambiente de trabajo que calificaron de hostil, con la complicidad de Vilda y Tomé, es la clave que desvela por qué ganaron el Mundial. Es asombroso cómo se aíslan de las tensiones y superan la presión cuando pisan el césped. Es un cambio de chip en las cabezas con efectos radicales. Las consecuencias del desgaste en sus reivindicaciones, las tensiones con la Federación y el CSD para ir obligadas a esta concentración, la salida de dos compañeras (Mapi León y Patri Guijarro) que no están cómodas, no hacen mella en un grupo que se hizo más fuerte y ganó el primer partido de la Liga de Naciones.

Es una victoria que está a la altura de la repercusión internacional que tienen sus denuncias para cambiar y mejorar el fútbol femenino, que trascienden de lo deportivo y lo social. Las jugadoras ganan por compromiso, talento y el empecinamiento en que se las respete. Son especiales por su valentía dentro y fuera del campo. Si fueran normales sería imposible que hubieran superado golpes tan duros como la goleada encajada contra Japón que les puso contra las cuerdas en el Mundial y la victoria en Suecia. Los méritos de Vilda y Tomé quedan en un segundo plano, ensombrecidos por el coraje y la calidad de las futbolistas.

Las medallas del Gobierno

El Gobierno (el tándem Miquel Iceta-Víctor Francos) ahora se quiere poner medallas y sacar partido de un colectivo que demuestra que son algo más que simples futbolistas. Ellas son las que consiguen levantar las alfombras de la Federación y las que limpian de sus cargos a los dirigentes y responsables de áreas que las ninguneaban. Se han sentido solas y sin apoyo de los primeros que tenían que dárselo: Vilda y Montse Tomé. Y cuando han salido al partido tienen una fuerza colectiva a la altura de sus reivindicaciones. Alexia Putellas e Irene Paredes, dos capitanas, son firmes en su discurso de tolerancia cero "con lo que se vio y no se vio y no se puede hablar". Han denunciado que se las ha tratado como a niñas y "somos mujeres profesionales jugando al fútbol". La autoridad con la que hablan las futbolistas no la tiene Montse Tomé. Agarrada al cargo con un papel victimista.

Foto: Xabi Alonso, contra el Bayern de Múnich. (Reuters/Angelika Warmuth)

Ha sido gracias a ellas y no a los futbolistas ni al inmovilismo del Gobierno por lo que muchos aficionados y personas conocen qué modelo de gestión y deficiencias tiene una estructura federativa sin mecanismos democráticos útiles. Les toca empezar a disfrutar de la gesta que consiguieron y por la que lucen una estrella de campeonas del mundo en la camiseta. Han triunfado desde la autogestión para ganar un Mundial, hacer cambios en la Federación y regresar con una victoria de altos vuelos. Desde el CSD, eso sí, Tomé recibió apoyo explícito en forma de una llamada de Víctor Francos que la propia seleccionadora confirmó en rueda de prensa: "Lo agradezco, tenía confianza, pero sus palabras me dieron un impulso que en momentos así se necesitan".

La victoria de España contra Suecia en Gotemburgo es la demostración de que las futbolistas pueden con todo lo que se propongan. Llegó un mes después de ganar el Mundial y desencadenarse una de las mayores crisis del fútbol español. En algo está todo el mundo de acuerdo. Si no se produce el beso de Rubiales a Jenni Hermoso, habría sido imposible poner patas arriba el entramado maloliente a machismo y abuso de poder por el que se rige la Federación. El título de campeonas del mundo lo habría gestionado Rubiales como un éxito estructural, quedando en segundo plano la calidad, el talento y, lo más importante, el espíritu rebelde de unas jugadoras que en el campo son leonas.

Montse Tomé es la seleccionadora que puso Pedro Rocha y que Víctor Francos pide a las jugadoras que le den una oportunidad. Ahora resulta que la Federación de Fútbol y el Consejo Superior de Deportes (CSD) necesitan que las campeonas del mundo tengan comprensión y protejan a una profesional que está arrepentida por los aplausos a Rubiales en la asamblea que indignó a las futbolistas. Es un cambio que hay que enfriar.

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