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El fraude del comunicado que leyó Morata para censurar a Rubiales que no aplaude nadie
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El fraude del comunicado que leyó Morata para censurar a Rubiales que no aplaude nadie

La postura de los internacionales llega tarde y mal y se interpreta como una estrategia conjunta para evitar que se les pregunte de forma individual por un escándalo mundial

Foto: Los capitanes de la Selección comparecen para leer el comunicado. (EFE/Javier Lizón)
Los capitanes de la Selección comparecen para leer el comunicado. (EFE/Javier Lizón)

Los futbolistas internacionales de la Selección española concentrados en Las Rozas desperdiciaron la oportunidad de marcar un golazo en el escándalo del caso Luis Rubiales. Era su momento, la gran oportunidad de demostrar a la sociedad española y al mundo entero que en nuestro país queremos lavar la imagen de un fútbol machista e insolidario, de que hay un propósito unánime para empujar a Rubiales a la dimisión. El comunicado que leyó Álvaro Morata, como primer capitán, acompañado por Rodrigo Hernández, Azpilicueta y Marco Asensio y en presencia del resto de internacionales, es calificado como frío y tibio.

El fondo es lo fundamental, pero las formas tienen un papel importante. En las dos direcciones el resultado del comunicado es un episodio negativo más de un caso que produce vergüenza. El fondo es forzar a Rubiales a que dimita. Tras la decisión del Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) de calificar la conducta de Rubiales como grave y no muy grave, por lo que el Consejo Superior de Deportes (CSD) no tiene los mecanismos para inhabilitarle, se esperaba la respuesta de Luis de la Fuente y los jugadores. El seleccionador y los internacionales son tibios, regatean el caso, les falta contundencia y, lo peor, han llegado tarde.

Las formas son reprobables. Tanto las de Luis de la Fuente, que primero aplaudió a Rubiales tras su vehemente discurso para anunciar que no iba a dimitir porque, según él, el beso a Jenni Hermoso es consentido. Con demora mostró un arrepentimiento justificándolo por verse "desbordado". Luis de la Fuente perdió la oportunidad de ganarse el respaldo del fútbol y la sociedad. Al técnico riojano, puesto por Rubiales, le faltó personalidad. Se esperaba el momento de la concentración para pulsar la opinión de los internacionales, que permanecían callados en sus clubes, pero que sabían que no podrían escapar de este delicado e incómodo asunto para ellos en la Selección.

Cabizbajos

La decisión de Morata y el resto de futbolistas ha sido redactar un flojo, escueto y frío comunicado, tras reunirse con Pedro Rocha, el presidente interino de la Federación, y no admitir preguntas. El contenido sabe a poco y es censurable. El tono de Morata, sin pasión, flojo, y la lectura con la mirada clavada en el papel y cabizbajo, no convencen. La postura de los internacionales llega tarde y mal y se interpreta como una estrategia conjunta para evitar que se les pregunte de forma individual por un escándalo que tiene una repercusión internacional.

Foto: Sergio Ramos en un partido con el Paris Saint-Germain. (Reuters/Benoit Tessier)

Los jugadores están incómodos con este asunto y se han parapetado en un comunicado en el que no se menciona a Jenni Hermoso, ni en el que tampoco se hace referencias a la dimisión de Rubiales. En él se habla, de forma textual, del "señor Rubiales" para decir que no ha estado a la altura y que ha tenido un comportamiento inaceptable. Los internacionales han defraudado. Nadie aplaude un comunicado que aporta poco o nada y que deja la sensación de que se han quitado de en medio. No son actores pasivos. Son compañeros de las jugadoras y sus palabras tienen una enorme relevancia. Los futbolistas son referentes y un altavoz importante para mojarse en cuestiones que afectan a la sociedad y el deporte. Lo que hizo Morata, como portavoz del grupo, es un mal regate en el caso Rubiales.

Ha hecho más la FIFA que la Federación que preside el interino Pedro Rocha, Luis de la Fuente y los internacionales por echar a Luis Rubiales. No lo consigue el CSD, atado de manos por la decisión del TAD, ni Pedro Sánchez, que presiona a un dirigente atrincherado y que denuncia ser víctima de un linchamiento. La baza de que el grupo que capitanea Morata hiciera recapacitar a Luis Rubiales con un comunicado más profundo, contundente y convincente también fracasa.

Los futbolistas internacionales de la Selección española concentrados en Las Rozas desperdiciaron la oportunidad de marcar un golazo en el escándalo del caso Luis Rubiales. Era su momento, la gran oportunidad de demostrar a la sociedad española y al mundo entero que en nuestro país queremos lavar la imagen de un fútbol machista e insolidario, de que hay un propósito unánime para empujar a Rubiales a la dimisión. El comunicado que leyó Álvaro Morata, como primer capitán, acompañado por Rodrigo Hernández, Azpilicueta y Marco Asensio y en presencia del resto de internacionales, es calificado como frío y tibio.

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