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La relación de la burguesía catalana con el dinero, contada desde dentro
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Entrevista con Teodor de Mas

La relación de la burguesía catalana con el dinero, contada desde dentro

El autor hace un exhaustivo repaso a su linaje familiar, a decenas de apellidos catalanes, con la intención expresa de "enseñar el lenguaje del dinero". El que hablan gentes obsesionadas con la sensatez y el ahorro

Foto: Teodor Mas. (Cedida)
Teodor Mas. (Cedida)
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En la edición original (en catalán), describen así a Teodor de Mas i Valls (Barcelona, 1973): "Es el séptimo Teodoro de Mas de una estirpe de carlistas de Vic, judíos conversos, injertados con tantas otras estirpes catalanas y venidos a menos, por simple mala suerte y por la inevitable inestabilidad política y económica del país". La semblanza queda suavizada en la versión en español (El arte de hacer dinero), que también ha prescindido del antetítulo ("Un método judeocatalán para ahorrar y hacerse rico"). Se mantiene todo lo demás: un libro que se presenta al público como una guía para "ahorrar y hacerse rico", pero que es mucho más que eso. Contiene anécdotas y descripciones que son material etnográfico de primera y que sirven para interpretar el comportamiento de la burguesía catalana y de su extravagante relación con el dinero. La historia de una estirpe entera, explicada por uno de sus miembros más divertidos.

placeholder Teodor de Mas. (Cedida)
Teodor de Mas. (Cedida)

PREGUNTA. Más que un libro para aprender a hacer dinero, es un libro para enseñar a vivir de una determinada manera.

RESPUESTA. Se trata de enseñar a hablar el idioma del dinero. El dinero es como tocar el piano, hay que aprender y practicar. Tiene su propia lógica. Así que el libro es un poco filosófico, sí. No da consejos prácticos, aunque hay partes prácticas, sino que es más conceptual. Se trata de explicar cómo enfocar nuestra relación con el dinero para que nos vayan bien las cosas.

P. Si te parece, empecemos por contar qué es lo que crees que la gente suele hacer mal.

R. Lo que se hace mal de forma general es consumir. Me refiero fundamentalmente a comprar bienes que son caros, que no nos hacen falta o que no nos podemos permitir. Yendo de más a menos, las elecciones más desastrosas que tomamos en la vida suelen ser la pareja, el piso y el coche. Son cosas básicas que la mayoría hace mal. El error más grave de todos es equivocarnos con la pareja. Esa es la peor inversión que puedes hacer. La segunda cosa más peligrosa es meterte en una hipoteca en la casa equivocada o en el sitio equivocado. Y finalmente el coche. Mucha más gente de la que nos imaginamos se mete en coches que no se puede permitir, lo cual condiciona su vida. Estas tres cosas son las más peligrosas a 20 años vista y nos quitan mucha libertad.

"En Castilla, la gente que quiere un 'gin-tonic' se baja al bar a tomárselo, pero no se le ocurre prepararlo en casa para ahorrar"

P. La estructura del libro también es particular. Está estructurado como una especie de genealogía familiar, una historia de linajes, de primos, tíos, abuelos... Y en cada uno de ellos hay una lección de vida que aprender, casi siempre en relación con el dinero. ¿Los secretos de la burguesía catalana?

R. Cuando encontré editor en castellano, había quien me decía que en Valladolid no se iba a entender porque allí no existe la burguesía. Que en Castilla la gente que quiere un gin-tonic se baja al bar a tomárselo, pero no se le ocurre prepararlo en casa para ahorrar. Y es verdad que no hay burguesía en toda España. Al revés, es una cosa muy escasa. La puedes encontrar en País Vasco, Cataluña o incluso en Madrid, pero poco más. La burguesía es una cosa muy rara para el que no esté familiarizado. Por toda Europa, y en casi cualquier país desarrollado, hay una burguesía con unos códigos de conducta muy raros.

placeholder 'El arte de hacer dinero', de Teodor de Mas.
'El arte de hacer dinero', de Teodor de Mas.

P. ¿Qué tienen de raros?

R. Son ricos, pero no se les nota. Cuando pienso en burguesía, yo siempre pienso en mi madre, que es el arquetipo de burguesa pura. Mi mujer, que es francesa y no procede de este ambiente, al principio me decía que no entendía si mis padres eran falsos pobres o falsos ricos. Por ejemplo, mi madre viste muy mal. Se hace ella la ropa y lleva siempre puestas unas cosas muy raras. De pequeña le enseñaron a hacerse los jerséis, a hacerse los pantalones comprando telas. Nadie le va a decir que le queda mal lo que lleva puesto porque todos sabemos que lo hace para ahorrar, como hacía mi abuela. Bueno, y porque se distraen y les gusta. Quizá le iría mejor yéndose a una tienda y gastándose 300 euros en la falda que se está haciendo ahora, pero ella mantiene esas ideas. Ese tipo de cosas parecen detalles, pero son la esencia.

"Mis padres tienen 20 botellas de Fairy, un congelador con todo tipo de comida, grandes reservas de cerveza... por si llega una desgracia"

P. ¿Te refieres a tener mucho dinero, pero no gastarlo?

R. Bueno, y toda la actitud alrededor. Mis padres tienen una habitación llena de comida de reserva, preparada para afrontar cualquier guerra. Tienen 20 botellas de Fairy, un congelador con todo tipo de comida, grandes reservas de cerveza… De todo. ¿Para qué? A veces llega una pandemia y les pilla preparados, pero normalmente no vale de nada. A priori, nunca tienen dinero y no viven derrochándolo. Aparentemente, no gastan. Si tú montas un negocio, no van a tener dinero para prestarte. Pero luego rascas y claro que hay dinero, lo que pasa es que es un dinero muy conservador, que no se administra alegremente. Es un dinero que se ha acumulado durante siglos, metido en pisos, en tiendas, en acciones, en dividendos, en cosillas... Un dinero que por lo general no corre grandes riesgos. Solo si te ven apurado, pero muy apurado, entonces descubres que tienen mucho dinero para prestarte. Pero no les apetece ayudarte porque no les da la gana y porque creen que tienes que espabilarte tú solo.

P. ¿No te han prestado grandes cantidades de dinero nunca?

R. Se trata de hacerte crecer en una sociedad meritocrática porque ellos creen que regalarte las cosas te va a perjudicar. Mi mujer, que como te decía proviene del campo en Francia, ha tenido muchas veces ganas de mandar a la mierda a mi familia. Te pongo un ejemplo. Durante la pandemia, compramos la casa de su abuela en un pueblo de Francia. Nos costó solo 40.000 euros y la compramos con la idea de utilizarla después de reformarla. Justo entonces llegó la pandemia y a mí me echaron del trabajo. No podíamos pagar lo que costaba arreglarla. Habíamos tirado el dinero. Pasamos varios años así y mis padres nunca se habían ofrecido a ayudar a pagar nada. Hasta que un día fuimos a comer a su casa y vieron que realmente necesitábamos el dinero. Mi madre hizo una señal a mi padre y él se fue al despacho y nos hizo un ingreso de 60.000 euros para empezar los trabajos. A lo que me refiero es a que la burguesía tiene dinero, pero no lo gasta así como así. Ni dentro de su propia familia. Como su objetivo es vivir tranquilos, lo cuidan y lo usan para invertirlo bien. Solo lo sacan si hay una necesidad real.

"España tiene dos mentalidades que administran casi todo: la del Opus y la de los jesuitas"

P. ¿Hay diferentes escuelas dentro de la burguesía española? ¿Es la burguesía catalana la más peculiar?

R. Hace tiempo, trabajé en una empresa buscando capital para proyectos. Mi jefe no entendía bien cómo pensaba la gente de dinero. Me tocaba a mí este trabajo sucio, hasta que un día se lo expliqué. Cuando lo cuentas con claridad, es muy fácil de entender. En España hay dos mentalidades que administran casi todo lo importante. La del Opus y la de los jesuitas. Bueno, luego están los judíos, que son unos cuantos, pero esa es otra historia. Casi todo queda en manos de estas dos familias. Mueven las escuelas privadas, mueven la inversión, se preocupan de que la burguesía exista y de que invierta en proyectos nuevos. Los del Opus, además de ser más conservadores, tratan de no desfasar, de buscar negocios nuevos dentro de un orden y de seguir invirtiendo. Son un poco tacaños, cerrados en sus grupos y discretos. Y luego están los jesuitas, que son básicamente lo mismo, pero un poco más relajados en sus costumbres. Pero los ricos exhibicionistas, los de los cochazos, las fiestas donde se derrocha, las casas exageradas… Esos son nuevos ricos. O procedentes de países o sectores donde no existe la meritocracia.

P. ¿No es un poco contradictorio el discurso de la meritocracia con el de la burguesía de linajes familiares que saben cómo administrar el dinero desde hace siglos?

R. En la burguesía europea, se deja entrar ordenadamente a gente nueva. De vez en cuando, el ascensor social funciona. Suele haber gente que entra y gente que sale. Es verdad que normalmente se sale por problemas relacionados con el sexo y las drogas. O por rachas de mala suerte. Y también es verdad que el motivo más frecuente para entrar en estos grupos es el matrimonio, pero también se entra por méritos, estudios y capacidad. En cualquier caso, creo que como sociedad nos interesa que el ascensor social suba y baje.

P. Es cierto que la burguesía de los países donde el ascensor social no existe tiene tendencia a llevar vidas más despreocupadas.

R. En el libro, hablo de una prima que tenía mi madre en Guatemala. Tenemos toda una rama familiar que acabó allí. Un año invitaron a mi madre a la tercera boda de su prima, que se casaba otra vez porque su segundo marido se había muerto en una timba de póquer. Le dio un infarto cuando ganó y se murió sobre las cartas. Allí las élites se dedican a jugar al póquer, emborracharse, drogarse e irse de putas. Fundamentalmente, porque no hay peligro de que te caigas de la élite. Mi madre volvió horrorizada de aquella. Decía que estaban todos borrachos. No le gustó nada. Vino diciendo que así no se hacen las cosas. Mi conclusión es que quizás es más divertido vivir así, pero la burguesía europea no puede hacer las cosas así. ¿Sabes cómo identificamos enseguida a alguien cuando nos lo presentan?

"En España, si quieres saber si tienes delante a una tía o un tío de la burguesía, mírale los zapatos"

P. Ni idea.

R. Mirando los zapatos. En Francia no funciona, porque allí son un desastre y se pueden comprar los zapatos en Decathlon e ir por la vida tan contentos. Pero aquí funciona perfectamente. En España, si quieres saber si tienes delante a una tía o un tío de la burguesía, mírale los zapatos. En eso sí gastamos dinero. Con el vocabulario que usamos también lo detectas, pero con eso tardas un poco más, necesitas charlar.

P. Pero cualquiera que reúna el dinero suficiente se puede comprar esos zapatos y hackear tu sistema de detección de burgueses, ¿no?

R. Es verdad que la gente aprende. Evidentemente, hay una serie de capas sociales que quieren subir. Hace tiempo, tuve de compañero de trabajo a un chico que era de Rubí y que me observaba y copiaba todo lo que yo hacía. Era un chico joven que quería progresar. Si mi mujer y yo empezamos a llevar ropa de una marca determinada, a los pocos días aparecía él con la misma ropa. Pero, claro, cuando nosotros veíamos que él empezaba a utilizar esas marcas, cambiábamos a las siguientes. Está bien que sea así, que haya gente con ganas de subir, porque eso nos obliga a reinventarnos a nosotros. Además, si no fuese así, sería todo muy aburrido.

P. No te enfades, pero algunas partes del libro me han recordado a Padre rico, padre pobre. Quiero decir que son consejos de ahorro clásicos. Una de las ideas clave es lo de tomar cada decisión pensando en generar activos y no pasivos. Es el consejo número uno de todos estos libros: ahorrar e invertir para que el dinero trabaje por ti.

R. Es que yo creo que es lo más difícil de todo. Ahorrar en una sociedad de consumo es dificilísimo. Yo siempre digo que lo más antisistema que se puede hacer es ahorrar. Mi mujer, al principio, no podía entender que quisiese guardar una parte de lo que gano para ahorrarlo. Me preguntaba que para qué iba a ahorrarlo si no necesitábamos nada. ¿Lo ahorramos para irnos de vacaciones? No, no, lo ahorramos para no volver a tocarlo nunca más. Para tenerlo, para multiplicarlo. Sin más propósito.

"Acumulamos dinero para que nos defienda, para que trabaje por nosotros, para que nos proteja"

P. ¿Acumularlo sin ningún motivo?

R. Eso es lo que preguntaba mi mujer. ¿Quién se va a quedar ese dinero? Nuestros hijos cuando muramos. ¿Pero ellos sí lo podrán tocar? No, tampoco. ¿Entonces para qué lo ganamos si no lo vamos a tocar? Pues para que nos defienda, para que trabaje por nosotros, para que nos proteja si pasa algo. Para que tengamos una posibilidad más de sobrevivir, de adaptarnos. Pero, claro, cuesta un montón interiorizar todo esta mentalidad, porque lo que te pide el cuerpo es gastar lo que has ganado.

P. Escuchándote hablar, estaba pensando algo que no pensé leyendo el libro. Es una historia de estirpes porque este pensamiento es un pensamiento de estirpe. No piensa una persona, no piensa un individuo, piensa un linaje.

R. La verdad es que es un pensamiento muy ligado a tener hijos, sí. Si no tuviese hijos, estoy seguro de que me costaría más. Si todo lo que acumulo fuese al Estado, la verdad es que no me interesaría tanto hacerlo. Mis hijos pueden ser más o menos inteligentes, más o menos pesados, o lo que sea, pero son mis hijos. Así que sí, esto va muy ligado a la descendencia. Si no tienes descendencia, esta manera de pensar encaja peor.

P. He escogido algunas de las cosas concretas que propones que me han hecho gracia. Empecemos con la de vivir en el extranjero. En tu recetario, recomiendas vivir un 10% de tu vida en el extranjero. ¿Para qué?

R. Cuando estás en casa con tus rutinas, estás tan protegido, tan rodeado de gente que no te dice la verdad, que no te metes en problemas. Estás en tu zona de confort y dejas de ver muchas cosas. Te pierdes oportunidades porque hace 20 años que todas las cosas te parecen igual. En cambio, te envían en un avión a Estados Unidos o a Hong Kong y de golpe todo es nuevo y sorprendente. Yo cuando vivía en Australia me pasaba el día haciéndoles fotos a las tiendas. Esto es especialmente útil en familias que están buscando constántemente oportunidades para invertir lo que han ahorrado. Otra cosa interesante viviendo fuera es que te das cuenta de que puedes tener más en común con alguien de la burguesía marroquí, o la del país más raro del mundo, que con tus vecinos en Sant Cugat o Barcelona. Cuando me ha tocado trabajar con personas de cierta clase social de otros países, he visto que mirábamos las mismas series, habíamos tenido las mismas experiencias con los hijos, etcétera.

"Una de las maneras más sencillas de arruinarse y perderlo todo es eligiendo mal a tu pareja"

P. Otra cosa que me ha llamado la atención es la cantidad de páginas que dedicas a consejos matrimoniales, incluso sexuales. Reconozco que es divertido leer eso en un manual sobre dinero.

R. Yo de pareja no es que sepa mucho, pero tengo clarísimo que te puedes arruinar la vida haciéndolo mal en este campo. La gente se está haciendo muy mentirosa y cada vez será más difícil escoger una pareja correctamente a menos que nos ayude la inteligencia artificial o algo así. El primer consejo que les doy a mis hijos es que, cuando crean que han encontrado a alguien interesante para formar algo, que se vayan de vacaciones 10 días con una mochila. Sin presupuesto o con un presupuesto reducido. A ver qué pasa. Si solo quedas los sábados para ir a cenar, no vas a entender nada de la otra persona.

P. Un test de estrés sobre el recorrido de la pareja, ¿no?

R. Mira, todo el mundo se lleva bien yendo a cenar los sábados. Pero hay que ver lo que pasa en situaciones de tensión, cuando haya que decidir cuánto gastar en comer, cuánto gastar en el hotel, como gestionar una situación aburrida o tensa. Conozco mucha gente que esas cosas las ha visto demasiado tarde. Y luego hay que hablar enseguida del plan de vida para no perder tiempo. ¿Quieres tener hijos? ¿Cuántos? ¿Te gusta vivir en la ciudad o en un pueblo? ¿Quieres trabajar o quieres quedarte en casa? ¿O quieres trabajar al 50%? Yo creo que esas cosas hay que dejarlas incluso por escrito. Imagínate que llevas cinco años con alguien con el que no has hablado de algo que para ti es innegociable como tener hijos. La gente hace ese tipo de locuras todos los días.

"Mi mujer y yo ya habíamos decidido que tendríamos tres hijos y ningún perro a los tres meses de conocernos"

R. ¿Contratos sobre el lado del sofá como los de Sheldon Cooper?

R. Mi mujer y yo ya habíamos decidido que tendríamos tres hijos a los tres meses de conocernos. También acordamos que no tendríamos perro y que el primer hijo varón se llamaría como yo por obligaciones familiares. Luego hay cosas con las que nos tocó ponernos de acuerdo. Ella quería vivir en Barcelona y hay cosa con las que se puede ser flexible, pero hay otras con las que no. Y con la gestión del dinero pasa también eso. Hay que tener las cosas claras. Si mi hija viene con un tío de Senegal, a mí me da igual que sea de Senegal, pero yo le voy a hacer preguntas técnicas de mi libro. Más allá de que sea negro, yo quiero saber si es ahorrador, si es violento, si se va de putas, si va a tratar bien a mi hija y dónde tiene pensado vivir. ¿Cuántos hijos van a tener? Lo otro, su origen, es menos importante de lo que parece. Lo importante es saber que encaja su historia familiar con mi historia familiar. Que funcionan juntas.

P. Te iba a preguntar por la separación de bienes, pero llegados a este punto… Además, en Cataluña se hace así por defecto, ¿no?

R. En Cataluña y en más sitios de España. Creo que todo lo que era el Reino de Aragón funciona así. En cualquier caso, los ricos de toda la vida eligen separación de bienes siempre. Es lo fácil y es lo práctico, vaya. Intentemos no mezclar el dinero con el amor, con las relaciones de pareja. De partida, que cada uno tenga lo suyo y luego si te vas haciendo rico lo puedes ir poniendo a nombre de uno, a nombre del otro, a nombre de los dos. Eso ya depende de lo generoso que seas. Yo lo que propongo es ser estricto con el dinero para poder ser generoso. Si tú das por hecho que todo es común, ya no puedes ser generoso porque está todo en común. En cambio, si tú das por hecho que está todo separado, cada vez que das algo, eres generoso.

"Había yonquis, había gente que hablaba idiomas, había gente con entradas falsas, había violentos, había putas... Mi hijo aprendió mucho"

P. ¿Es merecida la fama de tacaños de los burgueses catalanes?

R. Cuesta verlo en 2023, pero esto está muy ligado a que tuvimos una Revolución Industrial que se hizo sin bancos. Los bancos eran las personas, era tu primo, tu hermano, tu amigo. El que tenía dinero y no te lo había dicho. Pero el dinero estaba y cuando había una oportunidad te hacían de banco. La Revolución Industrial aquí se hizo así, con gente que arriesgaba y ponía dinero en proyectos de su círculo más cercano. Todo el concepto de ahorrar, de separar bienes, todo lo que hemos hablado procede de esto. Volviendo a la separación de bienes, es importante en mi opinión distinguir lo que se logra fuera de la pareja y lo que se logra dentro. Lo que se hereda y se consigue antes de formar la pareja y lo que se consigue una vez formada la pareja, juntos.

P. Otro consejo concreto del que quería hablar es la reventa de entradas. Hablas de ello varias veces, incluso te llevaste a tu hijo a revender entradas. Y es ilegal.

R. Cuando acabó la Guerra Civil, mi bisabuelo llamó a sus hijos a la casa de la playa y repartió entre ellos un terreno que tenían ahí. Eran unos niños y les dijo: podéis hacer lo que queráis con ese terreno. Unos plantaron judías, otros tomates. Y uno plantó marihuana y se sacó una pasta. Yo con mi hijo hago algo parecido. A él le cuesta asimilar estas cosas del dinero y por eso le enseño poniéndolo en situaciones como la reventa de entradas, para que entienda el capitalismo. Si aprendes a revender entradas del Barça, vas a aprender muchas lecciones de vida. Lo hicimos y conseguimos salir sin perder dinero y ya nos pareció un éxito. Para mi hijo fue una lección. Había yonquis, había gente que hablaba idiomas, había gente con entradas falsas, había personas violentas, había policía, había putas, había de todo. Era muy complicado. Aprendimos un montón sobre cómo funcionan las cosas, aunque mi hijo debió volver a casa pensando que vaya padre le ha tocado.

"Un error que veo mucho es empeñarse en vivir en los centros de las grandes ciudades"

P. Tienes también varios consejos sobre cómo escoger vivienda, incluso sobre los transportes que hay que usar. Ilústranos.

R. Por ejemplo, si tardas más de una hora en ir al trabajo, estás viviendo en el sitio equivocado o has aceptado el trabajo equivocado. Muchos de los consejos son aplicar el sentido común. El dinero de una familia también depende de estas cosas. Si pierdes tres horas al día en el transporte, no estás sabiendo administrarte bien. A veces hay que hacer cálculos complejos cuando eliges el barrio. Si te vas a una buena zona a vivir, puedes ahorrar mucho dinero en la educación de tus hijos porque los colegios públicos serán buenos colegios. Pero si te ahorras unos cientos de euros yéndote a vivir a un barrio peor, te los puedes acabar gastando en colegios caros. En general, lo importante es que la vivienda no marque tu vida, que pagarla no sea tu principal carga, que no condicione todo. Eso puede arruinarte. Un error que veo mucho es la gente que se empeña en vivir en los centros de ciudades grandes, en zonas que se han convertido en parques turísticos. ¿Por qué se empeñan en vivir ahí complicándose la vida si pueden estar en otra zona más cómodos?

P. Vamos a pasar a tus consejos sobre pensiones, que es otro tema que preocupa a mucha gente.

R. En este tema, soy un poco radical. Yo, que soy autónomo, ahora prefiero gestionar mi propio dinero. Que el Estado va a saber administrar mejor que yo mis ahorros es una hipótesis falsa. El Estado no tiene ningún interés en invertir bien el dinero que recoge en las pensiones, así que solo le veo sentido si no eres capaz de invertir mejor que el Estado. Por eso yo cotizo lo mínimo y lo que me obligan, como hacía mi abuelo. El resto prefiero invertirlo yo, intentando mejorar el Estado, cosa que no suele ser muy difícil. Para el que tenga un mínimo conocimiento, o para quien simplemente no sea un zote y sepa leer, se pueden tomar un montón de decisiones razonables para invertir el dinero de la jubilación. Lo difícil es ahorrar. Invertir es la parte sencilla.

"Lo primero que tiene que hacer una pareja que se independiza es un presupuesto"

P. Pero es un paso que muchas familias no se atreven a dar. ¿Por donde se empieza?

R. Si hubiese escrito este libro como un manual, habría empezado hablando de la importancia de hacer presupuestos. Todo empieza con un presupuesto. Lo primero que tiene que hacer una pareja que se independiza es un presupuesto. Ingresos frente a gastos más ahorro. Hay que ajustar un presupuesto con un plan de vida, contando con que una parte se ahorra. Y hay que ser serio. Si el ahorro se queda en la cuenta, nos lo vamos a gastar. Así que hay que sacarlo físicamente de ahí para no tocarlo. Una manera sencilla es con transferencia automática. El primer día de mes desaparecen los 500 euros que quieres ahorrar y listo.

P. Una buena manera de acabar la entrevista es hablar de pedir dinero. ¿Qué opinas de endeudarse?

R. Yo en estos temas soy más contraintuitivo, quizá no encaja con otras partes del libro. Yo sí estoy a favor de pedir créditos. Siempre que el tipo de interés sea razonable y el motivo del crédito no sea el consumo... Para comprarme un coche que no me puedo permitir o para irme de vacaciones… para eso no. Pero créditos para invertir, todos los que necesites. Si te metes en un piso que te va a dar un 6%, pide todos los créditos que quieras al 3% para pagarlo. Esto las empresas lo hacen igual. La idea es copiar el funcionamiento financiero de las empresas.

En la edición original (en catalán), describen así a Teodor de Mas i Valls (Barcelona, 1973): "Es el séptimo Teodoro de Mas de una estirpe de carlistas de Vic, judíos conversos, injertados con tantas otras estirpes catalanas y venidos a menos, por simple mala suerte y por la inevitable inestabilidad política y económica del país". La semblanza queda suavizada en la versión en español (El arte de hacer dinero), que también ha prescindido del antetítulo ("Un método judeocatalán para ahorrar y hacerse rico"). Se mantiene todo lo demás: un libro que se presenta al público como una guía para "ahorrar y hacerse rico", pero que es mucho más que eso. Contiene anécdotas y descripciones que son material etnográfico de primera y que sirven para interpretar el comportamiento de la burguesía catalana y de su extravagante relación con el dinero. La historia de una estirpe entera, explicada por uno de sus miembros más divertidos.

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