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Inflación de ricos, inflación de pobres: unos gastan en viajes, otros en alimentación
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Comparativa del IPC por hogares

Inflación de ricos, inflación de pobres: unos gastan en viajes, otros en alimentación

La gran subida de los precios de 2022 tiene varias particularidades. Una es que la inflación se ha repartido de forma homogénea por todos los tramos de renta

Foto: El precio de los hoteles se disparó en 2022. (Reuters/Nacho Doce)
El precio de los hoteles se disparó en 2022. (Reuters/Nacho Doce)

El año 2022 será recordado para siempre como el de la gran inflación. Los hogares sufrieron una intensa pérdida de poder adquisitivo, pero también elevaron su consumo tras el final de las restricciones. Una particularidad de este ciclo inflacionista es que afectó por igual a las rentas altas, medias y bajas. A lo largo del año, los precios subieron un 5,7% (dato de diciembre respecto a diciembre del año anterior), una subida que se repartió de forma homogénea por todos los hogares. El motivo es que la inflación subió intensamente en productos de primera necesidad, como los alimentos, pero también en bienes y servicios más premium que tienen una demanda muy vinculada a la renta, como es el turismo o el transporte.

Esto no fue así en 2021, cuando la inflación fue dos puntos superior para las rentas bajas que para las rentas medias. Así lo muestran los cálculos elaborados por Ángel Martínez y Javier Martínez, investigadores de EsadeEcPol que estiman la inflación para los distintos tipos de hogares en función del consumo que realicen, medido con la Encuesta de Presupuestos Familiares del INE.

Foto: El precio de los alimentos ahoga a las clases populares. (EFE/Ismael Herrero)

Los hogares situados en el primer decil de gasto (las familias que menos gastan) soportaron una inflación del 5,4%, cifra idéntica a los del décimo decil (las familias que más gastan). Y en los deciles centrales, el dato más alto fue del 5,6% y el más bajo, del 5,3%.

En el caso de los hogares con rentas más bajas, la principal causa de la inflación fue la escalada del precio de los alimentos. A lo largo del año, el conjunto de comidas y bebidas subió un 15,7%, la mayor alza en cuarenta años. Estos hogares destinan el 27% de su gasto a la alimentación, por lo que sufrieron intensamente esta subida de los precios. Por el contrario, los hogares del décimo decil destinan a la alimentación el 14% de su gasto, esto es, apenas la mitad. Para ellos, la subida del precio de los alimentos supuso 2,2 puntos de la inflación, mientras que para los hogares de las rentas más bajas fue casi el doble, de 4,3 puntos.

Por el contrario, las rentas altas hacen un gasto muy superior en transporte y turismo, bienes y servicios no esenciales que están más relacionados con el ocio o el confort. En este caso, las dos fuentes principales de inflación que soportaron las rentas altas fueron el turismo y el transporte. La demanda embalsada durante los meses de la pandemia se liberó a lo largo de 2022 a medida que se eliminaban las restricciones y las cadenas de suministro se recuperaban.

La gran demanda de viajes provocó una gran subida de las tarifas por parte de los hoteles. El precio de los alojamientos subió a lo largo del año un 12%, aunque la inflación durante los meses de verano, cuando llegó el pico de la temporada alta, llegó a registrar una subida del 33%. Las rentas altas son las que más porcentaje de su gasto destinan a viajar, por lo que son los más afectados por esta subida de tarifas. Pero, además, los hoteles que más se encarecieron son los de cinco estrellas, que durante el verano tuvieron sus precios un 21% más altos que en año anterior, mientras que los de tres, dos y una estrella fueron un 15% superiores. El resultado es que para los hogares con más consumo el gasto en turismo aportó casi un punto completo de inflación, mientras que en las rentas más bajas fue medio punto.

Las rentas más altas también destinaron más gasto al transporte, tanto para hacer turismo, como para la compra de combustibles o incluso la adquisición de nuevos vehículos. Durante todo el año 2022 se disparó el precio de los coches ante la escasez de oferta. Los vehículos nuevos subieron un 10% y los de segunda mano, un 15%. Estos precios expulsaron del mercado a los hogares con menos renta y obligó a hacer un desembolso adicional a los hogares mejor situados. El resultado es que el transporte contribuyó con apenas 0,2 puntos a la inflación de los hogares más populares y con más de 1,1 puntos en las rentas altas.

Además, hubo otro factor clave que contribuyó a equilibrar la inflación por hogares: la caída del precio de la electricidad. Como bien básico que es, la electricidad ocupa un elevado porcentaje del gasto de los hogares pobres (algo más de un 5% de su gasto total), mientras que en los hogares más acomodados es menos de la mitad (un 2%). Durante una buena parte del año la escalada de la electricidad afectó más a las clases populares, pero a partir del verano, la drástica caída de los precios les ha terminado beneficiando.

Al final del año, los precios de la electricidad eran ya un 30% inferiores a los de diciembre del año anterior, lo que restó 1,6 puntos de inflación a los hogares pobres y apenas 0,8% a los hogares mejor situados. "La rebaja del precio de la electricidad ha permitido amortiguar una parte considerable del efecto desproporcionado que la subida del precio de los alimentos y el gas han tenido sobre los hogares más pobres", escriben los autores del estudio, "esto, sumado con el encarecimiento en 2022 de ciertos bienes que consumen en mayor proporción los hogares con más renta, ha hecho que la inflación experimentada por hogares de diferente nivel económico sea muy parecida, a diferencia de lo observado en 2021".

El año 2022 será recordado para siempre como el de la gran inflación. Los hogares sufrieron una intensa pérdida de poder adquisitivo, pero también elevaron su consumo tras el final de las restricciones. Una particularidad de este ciclo inflacionista es que afectó por igual a las rentas altas, medias y bajas. A lo largo del año, los precios subieron un 5,7% (dato de diciembre respecto a diciembre del año anterior), una subida que se repartió de forma homogénea por todos los hogares. El motivo es que la inflación subió intensamente en productos de primera necesidad, como los alimentos, pero también en bienes y servicios más premium que tienen una demanda muy vinculada a la renta, como es el turismo o el transporte.

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