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Algo que se quemó en el Windsor y reapareció en las Cuatro Torres (para sorpresa de nadie)
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Cosas que perdimos en el fuego

Algo que se quemó en el Windsor y reapareció en las Cuatro Torres (para sorpresa de nadie)

La serie sobre el incendio del Windsor despliega un relato panorámico de uno de los sucesos más conspiratorios (¿accidente o sabotaje?) del siglo XXI madrileño. Que todo cambie para que todo siga igual (de inquietante)

Foto: El Windsor, en llamas. (EFE)
El Windsor, en llamas. (EFE)

Entre la sede histórica del BBVA en la Castellana y el antiguo edificio Windsor, había unos 400 metros. ¿Tuvo el BBVA las mejores vistas al incendio del Windsor? Si no las mejores, sin duda las más perversas…

18 ocho años después de que uno de los rascacielos bisnes madrileños quedara reducido a la nada en una noche vertiginosa, una nueva serie documental sobre la quema (La maldición del Windsor, disponible en HBO Max) despliega un relato panorámico (que no cerrado) sobre uno de los sucesos urbanos más inagotables (en su folclorismo) y conspiratorios (¿accidente o sabotaje?) del siglo XXI madrileño.

Más que una intriga sobre quién o qué quemó el edificio, que también, La maldición del Windsor es una historia cultural de un rascacielos icónico, con sitio para sus arquitectos, para la saga empresarial, atormentada y faranduelera, que se lucró con él y hasta para Pajares y Esteso (como motor pop de una época crepuscular de lentejuela carpetovetónica que podríamos llamar la España Windsor).

Foto:

Pero aquí vamos a centrarnos en el tomate del fuego casual o criminal.

¿Conclusión tras ver la intrahistoria de todas las piezas del rompecabezas Windsor? Otro puzle contradictorio: 1) en el Windsor se quemaron cosas que perdimos para siempre (y nos convirtieron en personas más recelosas); 2) el incendio lo cambió todo (en el Madrid financiero) para que todo siguiera igual… de macarra. Elija su propia aventura.

Papel quemado

Cosas que pasaron durante el aznarato y generaron mucho dinerete (distribuido de aquella manera): las privatizaciones de grandes empresas nacionales.

Para convertirse en presidente de la banca pública Argentaria (y preparar su mutación privatizada: el BBVA), el financiero Francisco González tuvo que vender su exitosa empresa bursátil, FG Valores, a Merril Lynch, operación bajo sospecha (de desfase contable de cientos de millones) que acabó investigada por una fiscalía anticorrupción… que se topó con un muro en llamas: Anticorrupción pidió a Deloitte su auditoría de FG Valores, y esa misma semana, dichos papeles ardieron en el Windsor.

Estábamos ante un increíble caso de mala suerte al cubo: que desaparezca un rascacielos entero y que, en plena era digital, solo haya una copia en papel de un documento. O el Windsor en llamas como nueva Biblioteca de Alejandría.

Suena todo un poco inverosímil, en efecto, pero oye, puede pasar, esto es España y cosas más raras se han visto (aunque no muchas).

Ese comisario del que usted me habla

La quema del papel que podría incriminar a Francisco González se produjo en un contexto formidable: alguien quería apearle del BBVA.

En marzo de 2004, pocos meses antes de la cremación del Windsor, el PSOE ganó las elecciones generales (contra todo pronóstico) y dispuso ir ocupando las terminales del aznarato en un Madrid financiero que había metido el turbo.

A finales de ese año, Luis del Rivero, presidente de la constructora Sacyr, intentó entrar en el consejo del BBVA, en una operación respaldada por el gobierno Zapatero y que aspiraba a controlar el banco.

Foto: Cartel promocional. (HBO Max)

O una colisión entre dos bloques de poder en la que, lógicamente, nadie quería morir y hubo comportamientos poco edificantes. Territorio Villarejo. Atentos.

El 12 de febrero de 2005, pocas semanas después del asalto al superbanco, ardió el Windsor.

La toma del BBVA no salió bien. ¿Por qué? Según Luis del Rivero, debido a la guerra sucia. En abril de 2021, en una comparecencia como testigo de una de las causas contra el comisario Villarejo, Luis del Rivero se tiró un espectacular triple de diez metros: “Desistí de la operación para entrar en el BBVA cuando vi arder la Torre Windsor”.

¿Qué quería decir Del Rivero? Que la quema del Windsor había sido una gigantesca demostración de poder del Estado Profundo Bancario. Que se dice pronto.

¿Había visto Del Rivero demasiadas películas sobre dentistas de la CIA poniendo micrófonos en las muelas a pacientes incautos?

Digamos que Del Rivero tenía motivos para estar paranoico: él y su mujer fueron espiados por un Villarejo a sueldo de varias empresas del Ibex.

Foto: El Windsor, en llamas. (EFE) Opinión

También fue hostigado Miguel Sebastián, dinamizador de la toma del BBVA desde la Oficina Económica del presidente Zapatero. "BBVA y Villarejo pactaron "desestabilizar" a Sebastián con un supuesto "amante cubano", tituló este periódico.

Sabemos que el BBVA de Francisco González pagó medio millón de euros a Villarejo para, entre otras cosas, frenar la operación Sacyr por lo civil o por lo militar.

Sabemos también que el comisario Villarejo, en uno de sus informes de trabajo para el BBVA, jugó muy fuerte. Lo publicó Moncloa.com en febrero de 2019:

“El 12 de febrero de 2005 ardía el edificio Windsor. Uno de los grandes interrogantes de ese siniestro fue si tuvo relación con los documentos guardados en las oficinas de la auditora Deloitte, que podían ser comprometedores para el presidente del BBVA, Francisco González. Este medio ha tenido acceso en exclusiva a documentos en los que el comisario José Manuel Villarejo anotó, en un resumen del trabajo realizado para el BBVA, una "acción final" con una frase contundente: "Eliminar rastros documentales de la Firma de Auditoría DEL"… Villarejo informó a los responsables de BBVA que los objetivos para los que fue contratado se "cumplieron totalmente".

Foto: El edificio Windsor, un día después del incendio. (Reuters)

Sí, Villarejo siempre juega a la ambigüedad y al despiste como herramienta para el chantaje y la desestabilización, pero su flirteo con el piromanismo era lo que le faltaba a España para concluir que en el Windsor había gato (carbonizado) encerrado.

El drama

Que a Francisco González le interesaba que Villarejo limpiara su expediente, es una cosa; pero que Villarejo achicharrara el Windsor, es otra bien diferente, más probable en Hollywood que en la realidad, y en cualquier caso, no hay pruebas de peso sobre su piromanía.

El problema es que todo lo demás sí es verdad: parte del Ibex 35 utilizó a Villarejo para embarrar a la competencia por las buenas, por las malas o por las peores. En otro de los fregados del comisario con el Ibex, se produjo una conversación histórica: “Me sale más barato matarle [a Florentino Pérez] y me quito de problemas” (palabra del exjefe de Seguridad de Iberdrola, mientras planificaba con Villarejo una encerrona a Florentino).

"La versión oficial me parece poco creíble"

Es decir, puede que Villarejo no sea el Joker, pero estos señores van a tope, y el Madrid de los reservados parece a veces Gotham.

Por tanto, el drama no es si Villarejo devoró o no el Windsor en una trama de extorsión y lucro; sino que, si lo hubiera hecho, a nadie le extrañaría a estas alturas.

Lo que se quemó en el Windsor, lo cambió todo y nunca volveremos a recuperar no fueron solo los papeles de Francisco González, sino nuestra inocencia sobre lo que pasa en el Madrid financiero cuando nadie está mirando.

Fumar un piti

¿Cómo encajar la explicación más barroca sobre el incendio del Windsor con la más sencilla?

En la hipótesis más churrigueresca, tenemos al comisario Villarejo con unas cerillas y un bidón de gasolina y jaleado por las fuerzas oscuras del Madrid del dinero caliente.

Foto: El Corte Inglés, Deloitte y Prosegur cierran el 'caso Windsor' con un acuerdo extrajudicial

Pero la hipótesis más sencilla —respaldada por las autoridades pragmáticas, pero no demostrada al 100% por la combustión del edificio— es de tal simpleza que asusta casi más que la conspiración siniestra...

Una jefa de riesgos laborales de Deloitte estaba trabajando en su despacho del Windsor un sábado por la noche. La mujer, que estaba fumando en el despacho (cuando aún era normal), apagó un cigarrillo en la papelera como colofón a su jornada laboral (en teoría, sin aviesas intenciones) y salió del edificio. Pasaban las 11 de la noche.

Al poco, comenzaron a salir llamas de ese despacho, en la planta 21 del Windsor. Un guardia del hall del edificio subió hasta ahí, pero no logró entrar en el despacho en combustión (estaba cerrado y no llevaba la llave encima). Entre subidas, bajadas y búsquedas de llaves, el fuego comenzó a extenderse (el sistema antiincendios se estaba instalando —edificio obsoleto—, pero aún no estaba operativo). Para cuando llegaron los bomberos, la cosa ya parecía las calderas del infierno.

Dejando al margen que una jefa de, ejem, riesgos laborales provocara (supuestamente) el incendio, hay otro chiste de humor negro imposible de evitar dados los últimos acontecimientos en las Cuatro Torres de la Castellana, donde la inspección de Trabajo investiga las largas jornadas laborales en las Big Four (los cuatro gigantes de la auditoría, Deloitte incluido, instalados ahora en los cuatro grandes rascacielos madrileños).

Foto: Imagen del edificio Windsor ardiendo. (Reuters) Opinión

El chiste (macabro) se hace solo: el Windsor se quemó porque había una empleada de Deloitte trabajando un sábado a las 11 de la noche... en lugar de estar en casa viendo Netflix o en la discoteca bailando Shakira.

Pero el chascarrillo también se puede hacer al revés: si las jornadas laborales en Deloitte no fueran tan extensibles, el incendio no se hubiera producido un sábado por la noche (con el edificio vacío), sino quizá un jueves a las 12 de la mañana (con el rascacielos lleno de potenciales víctimas), por lo que tocaría celebrar el estajanovismo laboral. Piensen en ello. Pa´habernos matao.

La entrevista

Víctor Morilla es responsable de nuevos formatos de Producciones del Barrio (Salvados, Lo de Évole) y creador de La maldición del Windsor.

Hablamos con él sobre la fina línea que separa a) un cigarrillo en una papelera de b) Villarejo metiendo fuego a media ciudad a cambio de euros.

PREGUNTA. ¿Qué le parece la hipótesis barroca de que Villarejo y allegados estuvieron detrás del incendio del Windsor? No tanto si lo ve falso o cierto, sino ¿qué te parece como relato?

RESPUESTA. Me parecen fascinantes la gran cantidad de hipótesis sobre el Windsor, además de maravillosas narrativamente y como espectador. Yo soy aficionado a la novela de misterio y al true crime, porque es un juego en el que el espectador no es pasivo, sino que intenta participar en la resolución.

"Como elemento estrictamente narrativo, Villarejo es un personaje formidable"

P. De acuerdo, y como espectador, ¿qué pensaría usted sobre la versión oficial del incendio?

R. Hay otra tonta casualidad, que no lo es tanto para mí, que es el hecho de que el incendio se produjera con el edificio vacío. Un rascacielos donde trabajaban miles de personas a diario se quema cuando está absolutamente vacío.

Mi problema es que la versión oficial me parece poco creíble por incompleta y, por tanto, hay que comprobar las otras.

Alguien me podrá llamar conspiranoico, pero la sucesión de fatídicas casualidades no es aquí la versión más simple, sino la más complicada.

P. En los tribunales la cosa quedó incompleta, ¿no? En plan: fue la colilla, pero no encontramos la colilla.

R. Efectivamente. La sentencia dice que está comprobado que había una mujer trabajando en un despacho de Deloitte, que estaba fumando, que tiró un cigarro a la papelera, y que el despacho ardió coincidiendo con la salida de la mujer del edificio. Como el Windsor quedó calcinado, los peritos nunca encontraron la colilla, no pudieron determinar rotundamente que fuera la causa del incendio. Principal sospecha, pero sin demostrar, lo que da pábulo a otras versiones.

Que la sentencia fue incompleta lo demuestra el famoso tema de los fantasmas del Windsor [un vecino grabó en vídeo sombras de personas en el edificio cuando ya no quedaban dentro ni los bomberos]. El juez descartó que fueran reflejos, dijo que eran personas, pero no las investigó. Solo le interesaba el origen del fuego y no vio relación entre el fuego y las personas dentro del edificio, o quizá no tuvo capacidad para hilarla. Cabos sueltos. Todo es leña para el fuego (lícito) de la sospecha.

Foto: Vistas desde la segunda planta del Canto del Pico. (Carmen Castellón)

P. Volvamos a Villarejo. Acaba siendo señalado, no porque haya fotos suyas quemando el edificio, sino por todos los estropicios (caso BBVA y derivados) que hizo alrededor del Windsor. ¿Sospechoso por acumulación de trapicheos?

R. Todos partimos como espectadores del espectáculo Villarejo, una serie que lleva años entreteniéndonos. Algunos no se creen nada de este hombre y otros creen todo lo que dice. En el caso del Windsor, la sospecha no surge porque sí: hay textos de Villarejo que alimentan su participación, más toda una serie de puntos periféricos, a los que te has referido, que cuando les unes son ciertos.

Nosotros nos pusimos en contacto con Villarejo, nos dijo que hablaría de este asunto más adelante, ni confirmó ni desmintió su papel en el Windsor. Un periodista de El País que sí habla en el documental, cuenta que Villarejo le desmintió tajantemente en la cárcel su participación en el incendio.

Como elemento estrictamente narrativo, Villarejo es un personaje formidable para la historia. La pregunta es: ¿personaje secundario o principal? No podemos afirmar que Villarejo quemara el Windsor, pero... Francisco González, desaparición de documentos, trama del Ibex, Merrill Lynch. Encajar encaja, pero no es demostrable.

Entre la sede histórica del BBVA en la Castellana y el antiguo edificio Windsor, había unos 400 metros. ¿Tuvo el BBVA las mejores vistas al incendio del Windsor? Si no las mejores, sin duda las más perversas…

Edificio Windsor
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