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Guerra entre el amante y la familia de Julián Reyzábal por la herencia del Windsor
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Guerra entre el amante y la familia de Julián Reyzábal por la herencia del Windsor

Un fallo judicial acaba de abrir la puerta a que el asistente personal del empresario, que afirmó mantener una relación sentimental, reclame los testamentos donde le dejó de principal heredero

Foto: Imagen del desaparecido edificio Windsor, símbolo del emporio inmobiliario de los Reyzábal.
Imagen del desaparecido edificio Windsor, símbolo del emporio inmobiliario de los Reyzábal.

"Le conocía desde 1992. Al principio le conocí en una discoteca, luego para trabajar. La relación al principio era laboral, de acompañante, de chófer, pero luego sentimental a lo largo del tiempo...". Con estas palabras definió el propio Ali Atwan (nombre ficticio) la relación que durante casi dos décadas mantuvo con Julián Reyzábal, uno de los siete hermanos de la famosa saga empresarial, cuyo apellido ha quedado para siempre ligado al desaparecido edificio Windsor.

Precisamente, el incendio del icónico rascacielos y su venta a El Corte Inglés, junto a otros activos de Inmobiliaria Asón por cerca de 500 millones de euros, marcan el punto de inflexión de esta historia. Todo un drama familiar tras el que se esconde casi una década de denuncias, juicios y cambios testamentarios sobre la millonaria herencia de Julián Reyzábal, un legado que todavía hoy se disputan la familia del empresario y los hermanos Ali, Hassan y Nazem Atwan (también, nombres ficticios).

placeholder Imagen del edificio Windsor ardiendo. (Reuters)
Imagen del edificio Windsor ardiendo. (Reuters)

Los tres acaban de ver restituido su honor por la Audiencia Provincial de Madrid que, en un fallo del pasado 3 de mayo, al que ha tenido acceso este medio, los absuelve de los delitos de estafa continuada y apropiación indebida a que se enfrentaban desde que, el 26 de marzo de 2010, Florentino, Jesús y Milagros Reyzábal, hermanos de Julián, les denunciaran ante la Policía Nacional.

A partir de ese momento, empezó un auténtico calvario para los hermanos Atwan, que vieron cómo el juzgado de instrucción número 4 de Madrid abría diligencias previas y ordenaba su detención, el bloqueo de sus cuentas, la incautación de sus bienes y el registro de sus domicilios. Una pesadilla que ha durado casi una década, hasta el reciente fallo de la Audiencia Provincial.

Con este pronunciamiento en su mano, los tres hermanos preparan una demanda en vía civil, pretendiendo la invalidez del testamento de Julián Reyzábal; una querella contra Florentino y los herederos de Milagros y Jesús por acusación falsa, y otra demanda por daños y perjuicios. Una ofensiva dirigida a que se reconozca ya no solo el daño que se les ha causado, con pérdida de parte de su patrimonio al haber tenido bloqueado su acceso a él, sino a que se les restituya como legítimos herederos.

Toda una amenaza para las cuentas de la familia Reyzábal, ya que los Atwan defienden tener derecho a un legado que podría llegar a superar los 70 millones de euros brutos, cifra que supone llevarse el grueso del dinero que Julián recibió por la venta de Asón, cheque que se cobró en diciembre de 2006.

La Audiencia Provincial ha absuelto a los hermanos Atwan, con quienes Julián tenía una estrecha relación personal, y a quienes cedió su herencia

Para defender esta postura, se remiten a los testamentos de marzo y junio de 2010, en los que Julián Reyzábal dejaba 30 millones y una vivienda en la madrileña calle Orense a Ali; tres millones y otro piso similar a Hassan, y 240.000 euros a Nazem. Estos legados "lo eran 'libres de todo gasto, impuesto o arbitrio para los legatarios', por lo que, en realidad, los derechos hereditarios que en definitiva reconocía a favor de los hermanos Atwan ascendían aproximadamente a los 70 millones euros", ha sostenido a lo largo de este proceso la defensa de los hermanos.

Unas últimas voluntades que, con base en la estrategia que diseñaron los hermanos Reyzábal para ir contra los Atwan, lograron que Julián firmara aprovechando la progresiva pérdida de sus facultades que estaba sufriendo fruto de una demencia tipo alzhéimer. Sin embargo, como ha defendido siempre la otra parte, más allá de estos dos testamentos, desde hacía años, el empresario había incluido en su legado a los tres hermanos marroquíes.

Foto: Imagen del desaparecido edificio Windsor, símbolo del emporio inmobiliario de los Reyzábal

En concreto, entre los años 1987 y 2010, según puede leerse en el fallo de la Audiencia, "Julián Reyzabal otorgó diferentes testamentos, el primero, el 13/5/1987 y el último el 17/9/2010, legando desde el 8 de julio de 2003 y hasta el 8 de junio de 2010 a los acusados elevadas cantidades de dinero y bienes inmuebles que reseña, especialmente, a partir del 22/6/2009 y hasta el 8/6/2010".

El juez destaca estas fechas porque en todos los legados que hizo en este tiempo, Julián Reyzábal disparó la cantidad económica que dejaba a los Atwan, especialmente la correspondiente a Ali, que pasó de tres a 30 millones. Además, según recoge la sentencia de la Audiencia Provincial, en el testamento del 8 de junio, "desaparecen sus hermanos carnales de la institución de herederos".

Cambios de testamento

Tras la denuncia de la familia Rayzábal ante la policía y la apertura de diligencias previas, se suceden varios informes médicos dirigidos a constatar la capacidad cognitiva de Julián, estudios que concluyen que padecía alzhéimer. Este diagnóstico sirvió a la familia para sostener su acusación contra los Atwan, a quienes acusaron de haberse apropiado, entre 2006 y 2010, de 15,7 millones de euros, aprovechando la pérdida de facultades de Julián.

placeholder El busto de Reyzábal en la Gruta de Miraflores.
El busto de Reyzábal en la Gruta de Miraflores.

Pero, y este es uno de los puntos fuertes de la defensa, esta merma no les impidió aceptar la herencia de su hermano, un legado que recibieron, precisamente, gracias a que este volvió a modificar su testamento a favor de los Reyzábal en septiembre de 2010, es decir, cuando ya había quedado acreditada su enfermedad.

Como señala el propio fiscal de la Fiscalía Provincial de Madrid, "lo que sí cabe poner en seria duda es la propia legitimación de la acusación particular personada al traer su título de las disposiciones de un testamento otorgado en un momento en que, de presumirse como viene haciéndose la disposición de D. Julián, resulta más que evidente que su capacidad tenía que estar más disminuida que nunca, lo que convertiría en nulo dicho testamento".

Además, el fallo subraya que "de los informes médicos adjuntados tampoco se puede extraer que al tiempo de los hechos el Sr. Reyzábal presentara un deterioro cognitivo del que hubieran podido aprovecharse los acusados para lograr que aquel efectuara disposiciones patrimoniales a su favor, ni menos que fuera detectable por aquellos, considerando que no es hasta los últimos informes periciales de 23 y 27 del 9 de 2010, cuando se le aprecia un deterioro mental y cognitivo global importante", lo que terminó dando lugar a una sentencia de incapacitación en abril de 2011.

Ocho meses después, Julián Reyzábal falleció.

Vida privada

A lo largo de todo el proceso, que ha terminado con la absolución de los hermanos Atwan, uno de los pilares de su defensa, para ayudar a comprender el por qué del generoso legado que les dejó Julián, es el tipo de relación personal que mantuvo el empresario con sus tres asistentes. Diferentes testificales de amigos, primos y sobrinos de Julián definen que esta superaba la relación meramente laboral. "Eran como sus hijos", "estaban siempre con él", "cuando se iba a Marruecos se sentía un hombre libre, porque estaba fuera de la familia, de la sociedad, solo allí se sentía querido y respectado", aparece recogido en la sentencia.

Diferentes testificales de amigos, primos y sobrinos de Julián definen que la relación con sus tres asistentes superaba la relación meramente laboral

"Finalmente, a pregunta de la acusación particular, precisó que la relación sentimental era pública y notoria y era con Ali", recoge el fallo de la testifical de una sobrina política. Una relación que Florentino Reyzábal, según recoge la sentencia, no negó, sino que afirmó desconocer, "refiriendo que conoció a los empleados de Julián muy someramente, no los trató, ignora si Ali y Hassan eran pareja sentimental de Julián".

La defensa de los Atwan sostuvo desde el principio, según puede comprobarse en uno de sus escritos, que "los denunciantes nunca asumieron la orientación sexual de D. Julián ni tampoco que tuviera una relación sentimental con dos personas del mismo sexo y de nacionalidad marroquí, por lo que durante todos aquellos años existió un total y absoluto distanciamiento de D. Julián con D. Jesús y Doña Milagros y D. Florentino Reyzábal Larrouy". Este medio ha intentado recabar la versión de los hermanos Reyzábal a través de sus representantes legales, pero no ha obtenido respuesta.

"Le conocía desde 1992. Al principio le conocí en una discoteca, luego para trabajar. La relación al principio era laboral, de acompañante, de chófer, pero luego sentimental a lo largo del tiempo...". Con estas palabras definió el propio Ali Atwan (nombre ficticio) la relación que durante casi dos décadas mantuvo con Julián Reyzábal, uno de los siete hermanos de la famosa saga empresarial, cuyo apellido ha quedado para siempre ligado al desaparecido edificio Windsor.

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