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Los Reyzábal se enfrentan a la anulación de la herencia que vino del Windsor
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Los Reyzábal se enfrentan a la anulación de la herencia que vino del Windsor

Los fideicomisos descubiertos en México abren la puerta a declarar nula la herencia de Javier Reyzábal, incluido los bienes españoles, muchos procedentes del Windsor

Foto: Imagen del desaparecido edificio Windsor, símbolo del emporio inmobiliario de los Reyzábal
Imagen del desaparecido edificio Windsor, símbolo del emporio inmobiliario de los Reyzábal

El reparto de la fortuna de los Reyzábal está en entredicho. Después de que Ángela Roig, viuda de Javier Reyzábal, descubriera que se habían ocultado varios fideicomisos en México, cuyos herederos son sus dos hijos menores, Olivia y Javier, se abre la puerta a que pueda declararse nula la herencia y, con ella, todo el reparto que se hizo de los bienes radicados en España, procedentes, en gran parte, de la venta de los terrenos del desaparecido edificio Windsor.

El motivo, según las fuentes jurídicas consultadas, es que el reparto del patrimonio a transmitir estaría invalidado desde el origen, al no haberse incluido todos los bienes. Dicho en otras palabras, la adjudicación de herencia sellada hace dos años sería nula al faltar una parte de los bienes, los fideicomisos descubiertos al otro lado del Atlántico. Tras destapar este medio la existencia de esos bienes, la familia Reyzábal pidió una prórroga de 24 horas para explicar su postura, plazo tras el que sigue sin aclararse lo ocurrido.

Por su parte, tanto la viuda como los hijos del fallecido estudian reclamar una nueva valoración y adjudicación de la fortuna de Javier Reyzábal, con un doble impacto. Por una parte, el importe de los fidecomisos (se estima que rondan los 18 millones de dólares) podría llegar a computarse para el cálculo de la legítima, lo que impactaría tanto en la herencia de los hijos como en la determinación de la parte correspondiente a la viuda. Por otra, abre la puerta a que se rompan los acuerdos sellados hace dos años y a que se solicite una nueva valoración de los bienes radicados en España.

Aquí entra en juego el patrimonio construido con el dinero de la venta de Inmobiliaria Asón. Hace ocho años, la familia Reyzábal vendió tanto el solar donde se levantaba el rascacielos, que pereció víctima de un incendio, como el 20% que tenía en Torre Picasso a El Corte Inglés. Entonces, la operación se valoró en unos 500 millones de euros, que se repartieron las diferentes ramas de la familia de origen burgalés.

Tras el acuerdo, la saga de Florentino Reyzábal, padre de Javier Reyzábal, constituyó la sociedad Reyza 2006, con un capital suscrito de 105 millones de euros, que está ahora en el epicentro de la disputa por la herencia. Al fallecer el hijo, su viuda llegó a varios acuerdos con su suegro respecto al reparto del patrimonio familiar, pactos que el entorno de Ángela Roig considera que fueron abusivos y, por tanto, que desharán si se declara nula la herencia.

Entre los puntos que están sobre la mesa y que el entorno de Ángela Roig ya ha hecho saber a la familia Reyzábal, están los métodos de valoración que se utilizaron para dictar el reparto tanto de la sociedad patrimonial Reyza 2006 como de Inversiones Reca. De la primera eran socios tanto Florentino como sus hijos Javier, Blanca y Mónica. La segunda fue legada por el fallecido a su viuda, que defiende contabilizar estos activos a valor real en vez de a valor teórico contable.

La principal diferencia radica en que, por esta segunda vía, se contemplan las plusvalías latentes de la sociedad. De hecho, ya en las cuentas del año 2013 de Reyza 2006, primer ejercicio completo con Javier ya fallecido, los activos de la sociedad recogen un incremento de 697.000 euros del valor de los terrenos y los edificios de Paseo de la Castellana 15, inmueble que se adquirió a Mutua Madrileña hace cinco años.

Para hacerse una idea de cómo impactan los métodos de valoración, cuando Reyza 2006 compró Castellana 15, la aseguradora lo tenía contabilizado a un valor neto contable de 3,7 millones, cuando el precio de mercado era de 31,1 millones. Esta misma discrepancia afecta a cómo se hizo el reparto de acciones de sociedades cotizadas y de diversas participaciones sociales

Del inventario de la herencia también formaron parte la vivienda familiar, un chalet de 315 metros cuadrados con parcela de 1.962 metros cuadrados, ubicado en la madrileña localidad de Pozuelo de Alarcón, y un 25% de la finca de 2.937 metros cuadrados de suelo, con vivienda de 1.137 metros cuadrados, que tienen los Reyzábal en Somosaguas.

La valoración de las casas se cifró en 1,45 millones, la primera, y en 600.000 euros la parte correspondiente a la segunda, cifras que también podrían ponerse ahora en entredicho, sobre todo en el segundo caso, ya que en el entorno de Ángela Roig se ha solicitado poder volver a valorar este activo, por disconformidad con la cifra que se dio hace dos años.

Otra consecuencia de la posible anulación del legado sería que la aceptación por parte de la viuda de las deudas de su marido también sería invalidada. Aquí entra en juego, por ejemplo, un préstamo personal de Florentino Reyzábal a su hijo que descontó del legado de Ángela Roig en 2012. Del mismo modo, el acuerdo al que llegaron suegro y nuera, por el cual la segunda renunciaba a sus acciones en la sociedad de los Reyzábal en favor de sus hijos, también quedaría anulado.

Los números que están detrás del deseo del entorno de Ángela Roig de recurrir a los tribunales para declarar la nulidad de la herencia, sobre la base de los fideicomisos descubiertos en México, es que a pesar del vasto patrimonio de su marido, construido en gran parte con los frutos del Windsor, la viuda sólo percibió 3,8 millones de euros, repartidos en diversos bienes como la vivienda familiar, dos coches, acciones y dinero en efectivo, además de los seguros de vida que tenía su marido.

El reparto de la fortuna de los Reyzábal está en entredicho. Después de que Ángela Roig, viuda de Javier Reyzábal, descubriera que se habían ocultado varios fideicomisos en México, cuyos herederos son sus dos hijos menores, Olivia y Javier, se abre la puerta a que pueda declararse nula la herencia y, con ella, todo el reparto que se hizo de los bienes radicados en España, procedentes, en gran parte, de la venta de los terrenos del desaparecido edificio Windsor.

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