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Netflix no sabe dónde vives: el nuevo agujero en su plan contra las cuentas compartidas
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POLÉMICA DECISIÓN

Netflix no sabe dónde vives: el nuevo agujero en su plan contra las cuentas compartidas

Decenas de usuarios en redes sociales dicen que la plataforma les está ubicando a cientos de kilómetros de sus casas. ¿La razón? La ubicación por IP no es fiable para saber exactamente desde dónde nos conectamos

Foto: Foto: EFE/Christian Monterrosa.
Foto: EFE/Christian Monterrosa.
Las claves
placeholder "Yo ya no pago". La nueva amenaza de Netflix son sus propios clientes cabreados (y eMule)

Netflix ha enfadado a una buena parte de sus usuarios en España y, probablemente, a estas alturas bastantes de ellos ya no lo sigan siendo. Hace una semana, el rey del streaming cumplió la amenaza que llevaba meses lanzando al aire y activó en nuestro país y otros como Nueva Zelanda o Portugal su mecanismo para acabar con las contraseñas compartidas entre diferentes hogares. Una práctica que durante años no solo han permitido sino que ellos mismos han impulsado con el fin de engordar su parroquia en todo el mundo. Aunque había pocas dudas, rápidamente quedó demostrado que el primer y gran obstáculo para que este plan llegue a buen puerto era el cabreo de muchos de sus feligreses, que ahora se conformarán con HBO, Disney, Filmin o la suscripción que puedan seguir compartiendo a distancia con sus amigos y familiares.

Pero algunos de los que han decidido pasar por el aro y aceptar las nuevas normas se están encontrando con otro problema. Netflix no sabe exactamente desde dónde se conectan. O, mejor dicho, les indica que lo están haciendo a cientos o miles de kilómetros de donde realmente lo hacen. Cuando han ido a confirmar su ubicación principal, un paso que la plataforma pide hacer en el televisor de casa, o cuando han ido a revisar el apartado de últimas conexiones en la app, se han encontrado que la dirección IP, el parámetro utilizado para identificar la localización de los usuarios, les situaba en otro punto de la geografía española.

"Hola @NetflixES. Comenzamos muy mal... estoy en casa en Barcelona ciudad", afirma José Conti en su cuenta de Twitter en un mensaje que iba acompañado de una captura de la app donde se veía que el sistema le decía que estaba "cerca de Sort". "Como @NetflixES acierte con las localizaciones como ha hecho con la mía, estamos apañados. Alicante, @NetflixES, Alicante", escribe en su cuenta Fernando Maciá, con una imagen en la que se ve que, en su caso, supuestamente se encontraría en Irún. "Según Netflix, vivo en Tenerife, ya que este es mi dispositivo de visionado y no hay otro ahora mismo", contaba el usuario @Ferabeljo en dicha red social, acompañando el mensaje de una imagen similar. Estos tres son solo unos pocos de los ejemplos que se pueden encontrar estos días en redes sociales.

Las dudas no han tardado en surgir entre esos suscriptores, que han deducido que, si aceptan esa localización errónea, la compañía no tardará en bloquearles la cuenta, denegarles el acceso o cobrarles un extra cuando se conecten la próxima vez. Una ceremonia de la confusión en la que es inevitable preguntarse de dónde viene este error y si Netflix realmente puede saber o no que esa casa está en Pamplona y no en Canarias como dice la IP.

Problemas para localizar con la IP

El fallo reside en entender la IP pública del router como un indicativo fiable para geolocalizar al usuario en cuestión. Es una técnica muy extendida. La IP, que no deja de ser un código que identifica un dispositivo o una red conectada a internet, es utilizada, por ejemplo, por los bancos para comprobar desde qué país o ciudad se está produciendo la conexión y alertar al cliente en caso de acceso fraudulento. La utilizan diversas tiendas de internet que tienen que mostrar los precios en euros y no en libras esterlinas o dólares. La utilizan las propias plataformas de streaming para saber desde qué mercado nos conectamos para mostrarnos los títulos cuyos derechos de emisión tienen en dicho país. Pero hay letra pequeña. El problema es que, si se quiere ser muy preciso en la ubicación, utilizar solo la IP es francamente complicado. Una cosa es saber que alguien ha accedido desde España. Otra cosa muy diferente es saber la dirección exacta.

"La cuestión es que no existe un registro oficial de localización de IP", señala Joshua Llorach, experto en telecomunicaciones y gestor del foro BandaAncha.eu. "Lo más parecido que hay en Europa es el RIPE, un registro regional donde los operadores de internet registran los bloques de direcciones que tienen asignados. Y accediendo ahí se puede saber quién es el titular o el país en cuestión", añade. "El único que conoce la relación entre IP y dirección de cliente y su ubicación es la operadora de comunicación que te asigna la IP", explica a Teknautas Antoni Martínez Ballester, profesor asociado de los Estudios de Informática de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC). "Eso lo puede consultar, por tanto, Telefónica, Orange o Vodafone. Pero no lo puede consultar Netflix". Además hay que tener en cuenta que en España las IP son dinámicas y muy pocas son fijas, habitualmente hay que pagar un coste adicional por esto".

placeholder Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

Cuando una aplicación externa quiere conseguir una ubicación por esta vía, recurren a bases de datos de geolocalización, generalmente gestionadas por empresas privadas. La más conocida de estas es MaxMind, una empresa estadounidense y veterana del sector. Hay empresas que utilizan otros datos para mejorar esta información. Google, por ejemplo, tiene un sistema que da resultados bastante exactos porque combina múltiples fuentes de datos, ya que fusiona referencia de GPS con las IP que obtiene cuando nos conectamos a sus servicios.

"Pero no todo el mundo tiene esa capacidad y sus bases de datos no son tan precisas", añade Martínez, que también pone el acento en lo concreta que es la información que proporciona el titular de las IP. "Una operadora puede comunicar que todas sus direcciones están en Barcelona, pese a dar servicios en zonas rurales remotas. Cuando consulten la información, la respuesta genérica será que están en Barcelona". Puntualiza que también ser muy concreto en la publicación de estos datos también trae aparejadas ciertas dudas en la protección de datos.

Las IP están agotadas desde 2011

Las direcciones IP no son infinitas. Aunque se está desarrollando desde hace mucho años un nuevo protocolo (llamado IPv6) que soporte muchas más, el actual protocolo de internet (IPv4) agotó su último lote de direcciones libres hace más de una década, concretamente en 2011. Eso ha creado una situación en la que se recurre a tecnologías como CG-NAT, que permite agrupar a diferentes clientes bajo una misma IP. "Si es el caso, la IP pública no está en tu router, sino en un router de la operadora compartido por otro usuarios y entre todos compartís la misma IP", agrega el profesor de la UOC.

La escasez también ha dado pie a un mercado secundario donde las empresas mercandean con direcciones de empresas que ya no las utilizan. "Hay que tener en cuenta que, cuando se compran esos paquetes de direcciones, esas IP ya tienen unas coordenadas asignadas. Si el proveedor de geolocalización al que recurre, por ejemplo, Netflix no tiene la información actualizada, su ubicación aparecerá asociada a la información de la antigua dirección", explica Sergio Ríos Aguilar, profesor de la escuela de Ingenieros Informáticos de la Universidad Politécnica de Madrid.

placeholder El 'router' de Vodafone tiene el ONT integrado y más puertos. (M. McLoughlin)
El 'router' de Vodafone tiene el ONT integrado y más puertos. (M. McLoughlin)

Esta práctica, por norma, es más habitual entre las empresas de telecomunicaciones más jóvenes, ya que muchas han nacido cuando las direcciones de IPv4 ya están terminadas y colocadas, y se las han tenido que apañar para conseguirlas para su negocio dando pie a diferentes incidentes como es el caso de Digi. Hace unos meses, varios clientes de la operadora se encontraron con que HBO no les permitía acceder a sus cuentas.

El problema radica en que la compañía había transferido en varias ocasiones lotes de IP utilizadas anteriormente en su mercado natal, Rumanía, para poder soportar el crecimiento de usuarios que experimentaban en nuestro país. Como la información de esas direcciones no se había actualizado correctamente, la plataforma propiedad de Warner identificaba que la conexión se estaba produciendo en Europa del Este, donde no ofrece sus servicios, y por tanto bloqueaba el acceso. La solución más rápida era reiniciar el router para que se asignase una IP local. No es el único caso. Poco antes, ocurrió algo parecido a MásMóvil. En 2018, compró un lote a una empresa iraní y, aunque en el RIPE la información se actualizó concretamente, algunos proveedores externos no actualizaron correctamente estos datos y muchos clientes aparecían localizados en aquel país. "Depende mucho de la gestión de cada operador", puntualiza.

¿Qué puede estar haciendo Netflix?

Los expertos consultados creen que es bastante improbable que la compañía estadounidense haya caído en este error. Consultados por este extremo, al cierre del artículo, la compañía no ha ofrecido explicaciones detalladas sobre cómo identifican a sus usuarios ni tampoco ha valorado algunos de los mensajes arriba expuestos que le ha hecho llegar este periódico. "Empleamos la dirección IP del dispositivo o de la aplicación de Netflix, que indica una ubicación general (tal como la ciudad, provincia y código postal). No recopilamos datos de GPS para intentar determinar la ubicación física precisa de los dispositivos", han asegurado fuentes de la compañía en otras ocasiones a este respecto.

"Si identificase únicamente con la IP, confundiría a varios clientes que estén agrupados con una CG-Nat", afirma Antoni Martínez, que apuesta a que en el proceso de confirmación es probable que se le estén proporcionando otros detalles (como el puerto TCP) que cruzándolos y combinándolos permitan identificar y etiquetar si se está en determinada vivienda o no.

"Utilizar únicamente la IP es algo demasiado impreciso, no tendría sentido utilizarlo. Yo creo que la deben mostrar solo con fines ilustrativos", argumenta por su parte Llorach, en su intento de encontrar explicación a la confusión generada entre parte del público. Además está el punto de que la inmensa mayorías de las IP en España son dinámicas y no fijas, un servicio por el que las operadoras suelen cobrar un extra a los clientes que lo quieren.

"Usar únicamente la IP es algo demasiado impreciso, no tendría sentido utilizarlo"

Este experto cree que la clave está en que Netflix está pidiendo indicar la ubicación principal en el televisor, "un dispositivo que no se mueve". Es más, en las condiciones de uso pone expresamente que, si no haces uso de tu cuenta en ninguna smartTV, no hace falta que hagas este paso. En vez de utilizar una única IP para detectar los accesos, la compañía, siempre según las tesis de Llorach, estaría utilizando algo más amplio, como el prefijo o el rango del bloque de direcciones IP que utiliza el operador. "Mientras estén usando la IP o el rango más reciente, reportado por un nuevo dispositivo, no habría problemas, y esos dispositivos compartiendo credenciales quedarían asociados al mismo hogar". Indiferentemente de cómo lo esté haciendo, la cuestión es que Netflix ha generado un nuevo lío a cuenta de su plan para acabar con las contraseñas compartidas. Ha dado a entender que geolocaliza por la IP y hay muchos usuarios que se piensan que la compañía se está equivocando a la hora de colocarles en el mapa, aunque a la hora de la verdad ese importe poco para saber si estamos compartiendo nuestra contraseña o no fuera del hogar.

Netflix ha enfadado a una buena parte de sus usuarios en España y, probablemente, a estas alturas bastantes de ellos ya no lo sigan siendo. Hace una semana, el rey del streaming cumplió la amenaza que llevaba meses lanzando al aire y activó en nuestro país y otros como Nueva Zelanda o Portugal su mecanismo para acabar con las contraseñas compartidas entre diferentes hogares. Una práctica que durante años no solo han permitido sino que ellos mismos han impulsado con el fin de engordar su parroquia en todo el mundo. Aunque había pocas dudas, rápidamente quedó demostrado que el primer y gran obstáculo para que este plan llegue a buen puerto era el cabreo de muchos de sus feligreses, que ahora se conformarán con HBO, Disney, Filmin o la suscripción que puedan seguir compartiendo a distancia con sus amigos y familiares.

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