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Mi vida en una 'big four': "Tengo 26 años, entré ganando 24.500 y ahora estoy en 35.000"
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La consultoría como sueño, o como pesadilla

Mi vida en una 'big four': "Tengo 26 años, entré ganando 24.500 y ahora estoy en 35.000"

La inspección del Ministerio de Trabajo ha puesto en el punto de mira las condiciones laborales de las grandes consultoras; sin embargo, entre los trabajadores hay opiniones divididas

Foto: Panorámica del complejo de oficinas de Azca. (iStock)
Panorámica del complejo de oficinas de Azca. (iStock)
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Cada mañana, Carlos, nombre ficticio por petición del entrevistado, se enfunda su traje y va a trabajar al edificio Windsor, en pleno corazón del distrito financiero de Madrid. "Tengo un horario flexible para fichar, que va de 8 a 10 de la mañana, mi hora de salida de la oficina depende del momento en el que entro", comenta. Una vez dentro, comienza su jornada laboral. Porque sabe cuando entra, pero, dependiendo de la fecha, no sabe cuando sale. Este joven de 26 años es uno de los miles de trabajadores que pasan sus días dentro de las grandes consultoras, más conocidas como las Big Four. Él insiste en que no se ve como una persona explotada.

Sus condiciones de trabajo saltaron a las portadas de multitud de medios estos días después de que El Confidencial desvelara la macroinspección llevada a cabo por el Ministerio de Trabajo en todas sus sedes. Una "actuación de oficio", según detalla el ministerio, alentada por las quejas de muchos empleados por las jornadas maratonianas que, aseguran, hacen sin que las compañías les paguen las horas extra. Pero la opinión dentro de los grandes edificios acristalados en los que se encuentran estas oficinas no es en absoluto unánime. Mientras muchos se quejan por las duras condiciones de trabajo, otros como Carlos defienden que se está exagerando. Este periódico ha entrevistado a varios empleados y exempleados y las opiniones se dividen entre los que lo ven como un infierno y los que hablan de una especie de mili necesaria para crecer profesionalmente.

Foto: Sedes de PwC (i) y KPMG (c), en Madrid. (EFE/Mariscal)

"De forma habitual los horarios se respetan, pero obviamente hay picos de trabajo. Al trabajar con varios clientes (compañías que contratan los servicios de estas firmas), se pueden echar muchas horas en las entregas. Recuerdo una vez que llegué a trabajar 77 horas en una semana, pero no es la tónica general. Cuando pasa este periodo de tiempo, la carga de trabajo cae mucho y, gracias a la flexibilidad, el trabajo y la vida personal se concilian de forma cómoda", comenta Carlos, que añade que, en su caso, la empresa sí le paga las horas extras.

Otro testimonio que incluso va más allá es el de Francisco que lleva dos meses trabajando como manager en una de estas compañías y asegura que, por el momento, ni él ni su equipo han tenido que realizar horas extra. Otros, sobre todo quienes se fueron, lo ven de otra manera. Marina, nombre también ficticio, es extrabajadora de otra de las firmas y su relato es muy diferente: "Nunca se respetaban los horarios y ni se planteaba lo de pagar las horas. Si intentabas forzar para conciliar, todos se volvían contra ti", añade.

Hay opiniones tan diversas porque en las últimas décadas, especialmente desde la crisis de 2008, las grandes consultoras han ido cogiendo cada vez más peso en el mercado laboral. Los datos ofrecidos por la propia patronal de la consultoría, AEC, muestran que desde 2012 sus plantillas no han dejado de crecer (tampoco sus ingresos) y se han convertido en una especie de cantera de los llamados "servicios profesionales". Siempre ávidas de más mano de obra, las Big Four se descubrieron como lugares en los que empezar a trabajar tras terminar la carrera y abrirte a un mercado difícil de alcanzar de otra forma. Sin embargo, siguiendo las experiencias de los entrevistados, a cambio de esa primera oportunidad, estos espacios exigen mucho a sus trabajadores. Aunque con buenos sueldos de inicio y promesas de una vida mejor lejos de sus oficinas tras alcanzar la madurez profesional, algo para lo que te preparan desde el primer día. Por todo lo anterior, pocos aguantan más de cuatro o cinco años.

placeholder Las conocidas como 'cuatro torres' son la imagen más icónica de las Big Four, aunque allí solo tienen su sede dos de las cuatro compañías. KPMG y PWC. (EFE)
Las conocidas como 'cuatro torres' son la imagen más icónica de las Big Four, aunque allí solo tienen su sede dos de las cuatro compañías. KPMG y PWC. (EFE)

Laura, nombre también ficticio, es una de esas personas que entraron a trabajar en una gran consultora en plena crisis financiera y recién salida de la carrera. Intentó hacerse a los ritmos, pero acabó saliendo y dando un portazo. "Era un ambiente muy tóxico y durísimo. Algo que aún a día de hoy me llama la atención es que los jefes intermedios eran todos superjóvenes. Con 30 años en una consultora ya eres un veterano porque la gente se marcha en cuanto puede", señala.

Otro extrabajador cuyo testimonio coincide con el de Laura es Rubén, también con un nombre falso, que estuvo dos años en una de estas firmas. Cuenta que antes de entrar a trabajar hizo una entrevista para formarse como estudiante en prácticas en otra consultora. "Allí me dieron a entender que, aunque se estableciera que mi horario sería de nueve a seis, tendría que trabajar de nueve de la mañana a diez de la noche. Rechacé las prácticas porque no quería trabajar en esas condiciones, pero tiempo después acepté un puesto en una de las Big Four que más me motivaba y en el que no se hacían tantas horas extra", narra.

Así se trabaja en una 'Big Four'

Pero ¿qué tipo de trabajo se hace en estas compañías para que la presión sea tan alta? Según narran los propios trabajadores, el desafío principal es trabajar en proyectos con una fecha límite (deadline) de entrega marcado por el cliente. Por eso, cuando se acercan a la fecha, las jornadas pueden llegar a ser muy largas.

La exigencia también está condicionada por su tipo de clientes. Estas cuatro empresas auditan a centenares de grandes compañías. Por ejemplo, en España trabajan con las empresas del Ibex 35, y cada vez ofrecen más servicios profesionales de toda índole. Según este estudio, las cuatro grandes auditoras generaron más de 20.000 puestos de trabajo solo en 2021.

Carlos está en uno de esos nuevos servicios. "Trabajo en un área novedosa, Sostenibilidad, donde hay un gran auge de la regulación, un cambio de tendencias y de mentalidad de la sociedad, por lo que el único sitio que encontré que estuviera al tanto de todos los cambios a nivel global eran las Big Four. Son las únicas empresas que te pueden dar una imagen completa del área en el que estoy. Mis picos vienen porque verifico información no financiera de empresas cotizadas que tienen un periodo concreto de publicación y hay que respetar esos tiempos. Además, nadie te obliga a quedarte si no quieres, pero lo haces porque te obsesiona que tu trabajo salga bien", comenta.

Rubén también acabó sabiendo lo que significaban esos picos de trabajo. Este joven de 27 años estuvo dos años en una de esas compañías trabajando en un proyecto sobre prevención de blanqueo de capitales. Tras aceptar la oferta, estuvo destinado en una de las oficinas acristaladas. Según cuenta, su horario era de ocho y media de la mañana a nueve de la noche. "Allí lo más habitual es que durante diez meses los trabajadores fichen 42 horas semanales y 30 durante los dos meses de jornada intensiva, como en tantas otras oficinas, pero lo cierto es que puedes hacer 60 horas o más a la semana y si quieres reportar las extras tienes problemas", comenta.

Aunque en su caso no era común trabajar hasta altas horas de la noche, asegura que sí tenía compañeros que salían de madrugada más de una vez a la semana pese a entrar temprano. "La única recompensa que te pueden dar cuando te quedas hasta las dos de la mañana es que te pillen un Uber Eats para cenar y un taxi que te lleve a casa cuando salgas, pero no queda registrado que has trabajado tantas horas", añade.

Dinero y currículum

En algo en lo que coinciden los entrevistados es en los motivos por los que decidieron entrar a trabajar en una de estas empresas. Además de ser una primera oportunidad para muchos, destacan los salarios y, sobre todo, la importancia de que una de esas cuatro empresas aparezca en su currículum. Es algo que incluso cuadra con los datos que ofrece la propia AEC, y de lo que alardea el sector.

Dan trabajo, mucho, a recién licenciados. Según su último informe anual, en 2021 el 29% de todos los nuevos contratos que hicieron estas firmas correspondieron a recién titulados sin experiencia laboral (sin considerar becarios, ni personas incluidas en convenios con instituciones educativas). "Un año más, las consultoras apuestan por facilitar el acceso al mercado laboral al talento joven, en un contexto en el que la tasa de desempleo juvenil sigue siendo elevada", rezaba el informe.

Para Carlos, la catapulta profesional es lo más importante. "Es duro, pero entré cobrando 24.500 euros y al año me subieron a 27.900. Ahora estoy en 35.000. Pero lo mejor no es eso, es la visibilidad y los conocimientos que te dan. Es decir, antes de trabajar aquí mi valor en el mercado eran 24.500 euros. A día de hoy, recibo ofertas constantemente por LinkedIn donde mi valor en el mercado son 45.000 o 50.000. Un compañero con 28 años acaba de cambiarse de empresa por 45.000€ más 10.000€ de variable".

Marina y Rubén rebajan esa imagen de grandes sueldos y trampolín asegurado. Ambos corroboran que sí que se cobra por encima de la media, pero el ascenso meteórico es otra historia. "Entras cobrando 20.000 o 25.000, pero cada año te suben un poco. Los sueldos grandes vienen después de varios años en la empresa, pero no hay mucha gente que llega tan arriba", señala Rubén. "Son sueldos que siendo joven y recién licenciado te parecen muy altos y atractivos, pero con el tiempo te das cuenta de que no es para tanto. Sobre todo, por el resto de las condiciones a las que tienes que enfrentarte", añade Marina.

Con la ley no todo vale

Esas condiciones son las que chocan con la normativa. En España la ley es clara con respecto a las horas extra, el descanso entre jornadas y el registro horario. El artículo 35 del Estatuto de los Trabajadores especifica que "el número de horas extraordinarias no podrá ser superior a ochenta al año" y, además, que éstas deben ser voluntarias "salvo que su realización se haya pactado en convenio colectivo o contrato individual de trabajo". La directora del sindicato de Inspectores de Trabajo, Ana Ercoreca, explica que "no se puede trabajar más de 9 horas al día y, que en el caso en el que se hagan horas extra, se tienen que cotizar y retribuir o compensar por descanso en los cuatro meses siguientes". Una teoría que contrasta con la realidad, ya que el número de horas extras trabajadas y no pagadas en España en el segundo trimestre de 2022 se sitúa en el 49% según datos del INE.

El hecho de salir a la una o dos de la madrugada y volver a entrar a las nueve es otra de las cuestiones que se recogen en el Estatuto. En el artículo 34 se recoge que entre el final de una jornada y el comienzo de la siguiente deben mediar, como mínimo, 12 horas. Por ello, Ercoreca explica que la Inspección podría sancionar a la empresa que realice incumplimientos en materia de descansos y en materia de jornada. "Estaríamos hablando de que se aplicaría el artículo 7.5 de la Ley de Infracciones y Sanciones del Orden Social que conlleva sanciones que van desde los 751 euros hasta los 7.500 y estas se regulan según el número de trabajadores afectados, si hay un requerimiento previo… etc.".

placeholder Foto: EFE/Sergio Pérez.
Foto: EFE/Sergio Pérez.

Las organizaciones sindicales insisten en poner el acento en el deterioro de la salud de los trabajadores como consecuencia directa de las largas jornadas laborales continuadas. Solo en el año 2016, en el último del que se tienen cifras completas, más de 745.000 personas murieron en todo el mundo por un infarto o enfermedades del corazón relacionadas con el exceso de trabajo. De hecho, desde la Organización Mundial de la Salud alertan de que trabajar 55 horas o más a la semana es un grave peligro para la salud.

Ante dichos argumentos, hay también variedad de opiniones entre los jóvenes de las Big Four. Los que están a favor, como Carlos, subrayan que todo esto es consustancial a muchas profesiones liberales. "La edad media en las Big Four es de gente joven, dinámica, que tiene ganas de aprender y desarrollarse luego con el cliente. Creo que es el momento para hacerlo, cuando uno está formándose. También es verdad que este trabajo depende de cómo seas como persona. Tienes que saber que hay muchos proyectos, que los deadlines hay que cumplirlos y que en determinadas circunstancias se trabaja con mucha presión. Son momentos puntuales, pero queman. La competitividad también es alta y hay que saber lidiar con estos factores. Pero son empresas que te permiten desarrollarte y te dan una visión global de cómo funcionan los diferentes sectores y las diferentes empresas. Si sabes a lo que vas, no terminarás tan quemado".

Cada mañana, Carlos, nombre ficticio por petición del entrevistado, se enfunda su traje y va a trabajar al edificio Windsor, en pleno corazón del distrito financiero de Madrid. "Tengo un horario flexible para fichar, que va de 8 a 10 de la mañana, mi hora de salida de la oficina depende del momento en el que entro", comenta. Una vez dentro, comienza su jornada laboral. Porque sabe cuando entra, pero, dependiendo de la fecha, no sabe cuando sale. Este joven de 26 años es uno de los miles de trabajadores que pasan sus días dentro de las grandes consultoras, más conocidas como las Big Four. Él insiste en que no se ve como una persona explotada.

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