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El hombre perfecto era un topo: "Si hubiera sabido que era policía, no me habría liado con él"
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Infiltrado policial

El hombre perfecto era un topo: "Si hubiera sabido que era policía, no me habría liado con él"

El caso de un presunto policía nacional infiltrado tres años en el movimiento libertario barcelonés escala tras la denuncia de varias activistas que intimaron con él: "Me he sentido muy utilizada". Tormenta política en Cataluña

Foto: Protestas por el encarcelamiento de Pablo Hasél en Cataluña. (EFE/Víctor Lerena)
Protestas por el encarcelamiento de Pablo Hasél en Cataluña. (EFE/Víctor Lerena)

Quizás estemos ante la primera persona de la historia que no se pone nerviosa cuando conoce a los padres de su pareja.

Daniel, mallorquín treintañero afincado en Barcelona, conoció a los padres de Clara hacia 2021. Daniel y Clara eran activistas anarquistas. Daniel tenía muchos tatuajes, paraba desahucios y sonreía a todo el mundo. Hasta su novia pensaba a veces que Daniel era demasiado perfecto para ser cierto. El problema de Daniel no era solo que no era quien decía ser, sino que su revolución era la contraria: Daniel era policía y les estaba vigilando a todos. ¡Caramba con Daniel!

No importa la cantidad de películas o realities de infiltrados que haya visto uno en su vida: la peripecia del supuesto policía nacional que se infiltró en los movimientos sociales de Barcelona y mantuvo relaciones sentimentales con varias activistas, y cuya identidad ha sido destapada ahora por La Directa, es una de las historias del año.

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El agente estuvo tres años infiltrado en el movimiento libertario barcelonés (que, como aclaración al público general, no es lo mismo que el independentismo catalán). En 2020, con 31 años, entró en el centro social okupado La Cinétika, espacio “autónomo, anticapitalista y feminista”, hasta convertirse en uno más. Autocalificado como "anarquista", participó en asambleas y manifestaciones, como las convulsas protestas contra el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél.

El topo se lo tomó tan en serio que comenzó a vestir camisetas antipoliciales y a tatuarse simbología ácrata, frenó desahucios (choques con la policía y la empresa Desokupa incluidos) y entabló relaciones afectivo-sexuales con varias activistas, que ahora le han denunciado (querella criminal) por “abusos sexuales continuados” para obtener información y “apuntalar su identidad encubierta” y “vulneración de los derechos fundamentales”.

Para las denunciantes, se trata de un caso de “violencia sexual institucionalizada”

El Ministerio del Interior ni confirma ni desmiente la existencia del agente encubierto. Fuentes policiales recuerdan que no se puede hacer una infiltración policial sin una orden judicial.

El amigo de todas

El topo conoció a las mujeres en diversas organizaciones y locales libertarios, sobre todo en el barrio barcelonés de Sant Andreu de Palomar, y en la aplicación de citas OkCupid, que permite filtrar por intereses políticos.

Las que se relacionaron con él destacan su simpatía y su intensa actividad nocturna, festiva y sentimental.

Foto: Foto: iStock.

En tres años, el agente infiltrado mantuvo relaciones con ocho mujeres. Dos de ellas fueron su pareja durante un tiempo.

“Si hubiera sabido que era policía, nunca hubiera tenido una relación con él”, contó una de las activistas en La Directa. Clara (seudónimo), pareja durante un año del agente infiltrado, dijo también:

1) "Hablábamos muy poco de política y al final siempre me daba la razón. Su dinámica personal era hacer bromas de todo".

2) "Me cuidaba mucho y era un prototipo de tío que piensas que no existe".

3). "Nuestra relación creció siempre rodeada por su desconfianza hacia el vínculo con mi ex".

4) Conocer su verdadera identidad "me ha despertado mucho miedo y ansiedad... y también me ha afectado la confianza. Me he sentido muy utilizada... Si quería investigarnos, que creo que sería igual de grave, no hacía falta que generara estas relaciones tan intensas... De hecho, llegó a conocer a mis padres y a mi hermana".

"Si quería investigarnos, que creo que sería igual de grave, no hacía falta que generara estas relaciones tan intensas"

Según la querella, el agente “no solo transgredió los límites legales de la actuación de infiltración”, como la delincuencia organizada o el terrorismo, sino que “traspasó los límites éticos, atentando contra el núcleo esencial de estas mujeres y su autonomía sexual”.

Para las abogadas, se trata de un caso de “violencia sexual institucionalizada” porque el agente intimó con las activistas para “acceder a informaciones personales y políticas”.

El consejero de Interior de la Generalitat, Joan Ignasi Elena, ha pedido explicaciones por carta al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, por las “operaciones con finalidades políticas que buscan perseguir y criminalizar a determinados idearios”.

Foto: Los policías se infiltraban en diversos movimientos pero llevaron demasiado lejos su trabajo (Reuters/Simon Dawson)

Hace unos meses, se destapó la existencia de otro topo policial en la izquierda independentista catalana.

ERC, Bildu, Junts, CUP, BNG y PDeCAT han solicitado la comparecencia de Grande-Marlaska en el Congreso.

Según el relato de las activistas seducidas, el topo "era una persona muy bromista, risueña y cercana con la que era fácil conectar", y que presumía de ser "un anarquista de verdad".

Pero el hombre perfecto ha resultado ser un policía encubierto. Grande-Marlaska tendrá que dar unas cuantas explicaciones.

Quizás estemos ante la primera persona de la historia que no se pone nerviosa cuando conoce a los padres de su pareja.

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