Es noticia
China se sacude los complejos y empieza a actuar como una superpotencia
  1. Mercados
  2. The Wall Street Journal
AMENAZA EL ORDEN INTERNACIONAL DE EEUU

China se sacude los complejos y empieza a actuar como una superpotencia

Pekín se atreve a desafiar cada vez más el orden mundial liderado por EEUU

Foto: Vista del exterior de El Gran Salón del Pueblo de Pekín. (EFE/EPA/Mark R. Cristino)
Vista del exterior de El Gran Salón del Pueblo de Pekín. (EFE/EPA/Mark R. Cristino)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

China ya se considera una potencia mundial y está empezando a actuar como tal.

Tras mostrarse reacio durante mucho tiempo a intervenir en conflictos lejos de sus fronteras, el inicio del tercer mandato de Xi Jinping como jefe de Estado del país coincide con la nueva asertividad de China, con la que se está posicionando para atraer a su lado a países de ideas afines y tener más peso en los asuntos mundiales.

A su salida de tres años de aislamiento por la política cero covid, China se ha encontrado un Occidente mucho más hostil, y está dando señales de que siente que tiene el peso militar y económico necesario para empezar a moldear más activamente el mundo en función de sus intereses.

A principios de este mes, Pekín sorprendió al mundo al negociar una distensión entre Arabia Saudí e Irán, una audaz incursión en las turbulentas rivalidades de Oriente Próximo.

Ahora, Xi ha indicado que quiere participar en los esfuerzos para poner fin a la guerra entre Rusia y Ucrania, mientras regresa a su país tras varios días de cálidas reuniones en Moscú con el presidente ruso, Vladímir Putin, y planea su primera conversación desde el comienzo de la guerra con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

Foto: Xi Jinping (i) y Vladímir Putin brindan en el Kremlin. (EFE/Sputnik/Pool/Pavel Byrkin) Opinión

La estrategia podría no dar lugar a avances diplomáticos duraderos, y la inclinación percibida de China hacia Rusia en la guerra de Ucrania, destacada de nuevo esta semana en Moscú, ha socavado la credibilidad de Xi como árbitro neutral entre los partidarios de Kiev. A primera hora del miércoles, cuando Xi se disponía a abandonar Moscú, Rusia lanzó una nueva oleada de misiles y aviones no tripulados armados contra Ucrania, matando a cuatro personas en la residencia de una escuela de la región de Kiev.

Pero la voluntad de China de inmiscuirse en estos conflictos de forma tan estridente marca una nueva fase en la visión que el país tiene de sí mismo y de su papel en el mundo. Envía el mensaje de que China y sus amigos ya no están obligados a ajustarse a un orden mundial liderado por Estados Unidos, y que Pekín es un rival de Washington en su intento de dar forma a un mundo que considera dividido entre democracias y autocracias.

China ha seguido durante mucho tiempo una política de esperar el momento oportuno mientras aumentaba lentamente su poderío económico, político y militar.

Esto empezó a cambiar cuando los intereses económicos y políticos de China se extendieron por todo el mundo, con proyectos de infraestructuras vinculados a su Nueva Ruta de la Seda, que se extiende por América Latina, África y el Sudeste Asiático. Tiene cientos de miles de millones de dólares en inversiones y diásporas crecientes en todo el mundo que deben ser protegidas, así como un apetito voraz por recursos estratégicos en el extranjero.

Foto: Pedro Sánchez y Xi Jinping en el Palacio de la Moncloa durante una visita del líder chino a España en 2018. (Getty/Pablo Blázquez Domínguez)

Además de sus intervenciones en los conflictos Rusia-Ucrania y Arabia Saudí-Irán, Xi ha promovido en las últimas semanas tres nuevas iniciativas que amplían su visión del mundo, tituladas Iniciativa de Desarrollo Global, Iniciativa de Seguridad Global e Iniciativa de Civilización Global. Aunque escasas en detalles, sus grandes ideales pretenden posicionar China como un país con el que las naciones que desconfían de la hegemonía estadounidense puedan hacer negocios, buscar garantías de seguridad y encontrar respeto.

"En el avance de la modernización, China no seguirá el viejo camino de la colonización y el saqueo, ni el retorcido camino emprendido por algunos países para buscar la hegemonía una vez que se hacen fuertes", afirmó Xi Jinping en un discurso este mes al desvelar su Iniciativa de Civilización Global, advirtiendo a países anónimos de que "se abstengan de imponer sus propios valores o modelos a los demás".

En las sesiones legislativas de este mes que confirmaron su tercer mandato como presidente de China, Xi también advirtió sombríamente de un esfuerzo liderado por Estados Unidos para contener y reprimir a China.

Foto: Trabajadores en una línea de producción de semiconductores de Jiangsu Azure Corp en Huai'an. (Reuters)

La agudización de la retórica de Xi refleja la creencia de que China puede servir de contrapunto a Occidente y a su planteamiento de un enfrentamiento entre democracia y autocracia. Más que un país autoritario, como querría el presidente Biden, Xi quiere que las naciones de todo el mundo, y en particular las del Sur Global, consideren China como una voz de la razón, un modelo económico y una potencia benigna que puede hacer frente a un orden occidental liderado por Estados Unidos que considera hostigador e intimidatorio.

Paul Haenle, experto en China de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, afirma que, “desde la pandemia, se intenta presentar China bajo una luz diferente, y gran parte de ello consiste en crear un contraste entre los papeles que desempeñan China y Estados Unidos". "Creen sinceramente que tienen una forma diferente de ser una gran potencia y de ejercer su influencia en el mundo y creen que Estados Unidos está demasiado centrado en la seguridad, que utiliza su ejército con demasiada frecuencia".

Haenle representó a Estados Unidos en las conversaciones a seis bandas organizadas por Pekín para abordar el programa de armas nucleares de Corea del Norte, una tímida incursión de Pekín en la diplomacia internacional a mediados de la década de dos mil que acabó fracasando. Hoy en día, ve cómo China toma un enfoque sorprendentemente diferente, sobre todo en lo que a su voluntad de asumir riesgos en la escena mundial se refiere.

Foto: Foto: EFE/EPA/Mark R. Cristino.

"Xi Jinping es mucho más tolerante con el riesgo de lo que nadie había previsto", afirma. "También está dando pasos más audaces de los que China ha estado dispuesta a dar en el pasado, tanto con Irán-Arabia Saudí como con respecto a Ucrania".

Su éxito a la hora de afirmar la autoridad de Pekín en Hong Kong, Xinjiang y el mar de China Meridional, a pesar de las denuncias occidentales de sus acciones, ha envalentonado a Xi. En algunos de estos casos, Pekín encontró un apoyo considerable entre las naciones en desarrollo para su descripción de Estados Unidos como un país hipócrita e interesado que solo busca bloquear el ascenso de China.

Respecto a Xinjiang, la región más occidental de China, donde Estados Unidos y sus aliados han acusado a Xi de llevar a cabo un genocidio contra las minorías musulmanas, los vigorosos esfuerzos diplomáticos de China se han traducido en el silencio virtual de los países de mayoría musulmana, incluidos Arabia Saudí e Irán, los dos rivales que China reunió en encuentros secretos en Pekín este mes.

Foto: Un centro de "reeducación" chino en la región de Xinjiang. (Reuters)

Oriana Skylar Mastro, investigadora del Instituto Freeman Spogli de Estudios Internacionales de la Universidad de Stanford, afirma que, si bien parte de la retórica china cae en saco roto en las capitales occidentales, "hay muchos estudios que demuestran que esos temas funcionan especialmente bien en el mundo en desarrollo: la idea de que Estados Unidos recurre a la intervención militar y la idea de que China sea pacificadora".

También hay un elemento de defensa en la nueva y vigorosa diplomacia de Xi. En los tres años en los que la estricta política cero covid de Xi ha aislado su país del mundo exterior, los esfuerzos de Biden por reunir una coalición mundial de países ricos alineados con Occidente han creado, en muchos sentidos, un entorno internacional mucho más desalentador para China.

Las crecientes sospechas sobre los motivos de China han sustituido la recepción con brazos abiertos a la que se había acostumbrado el país en décadas anteriores, un cambio que comenzó hacia el final de la Administración Trump.

El entonces presidente Donald Trump fue en gran medida el único que adoptó un enfoque de mayor confrontación con Pekín. Pero una China poscovid ahora puede mirar a su alrededor y encontrar un anillo de países, incluyendo Corea del Sur, Japón, Filipinas, Australia e India, que sospechan con mucha mayor facilidad de las intenciones de China y se inclinan más hacia la postura de Washington, un desarrollo que Xi atribuye a los esfuerzos de Biden por "contener, cercar y reprimir", una acusación que Washington niega.

Foto: Foto: EC Diseño.
TE PUEDE INTERESAR
Malas noticias para Occidente: EEUU no está preparado para una guerra con China
The Wall Street Journal. Michael R. Gordon

Así mismo, el alineamiento percibido de China con Rusia ha minado cualquier impulso que Pekín disfrutadose en las capitales de Europa Occidental, e incluso en los países de Europa Oriental, mucho más favorables, que antes de la guerra de Ucrania parecían estar cayendo más estrechamente en la órbita de Pekín.

A Xi también le preocupa la creciente atención y simpatía internacional hacia Taiwán, la isla autogobernada que Pekín reclama como propia. Los dirigentes de la isla han despertado y movilizado a la opinión pública ante la posibilidad de un conflicto y se han apresurado a mejorar sus capacidades, al tiempo que han aumentado su notoriedad entre las potencias occidentales y se han convertido en un símbolo de desafío a Xi Jinping.

Sus victorias diplomáticas en la escena mundial sirven para demostrar que los esfuerzos de Washington por aislar o desafiar a China no funcionarán.

En China, el mensaje de Xi de que Estados Unidos está cercando el país para impedir el ascenso de China ofrece una poderosa narrativa de agravio que alimenta el nacionalismo. Se basa en la antigua interpretación del Partido Comunista de la historia moderna como un periodo en el que las naciones occidentales depredadoras, aprovechándose de la debilidad de China a finales del siglo XIX, explotaron el país con fines egoístas e impidieron su desarrollo.

El martes, Xi le dijo a Putin que se están produciendo cambios en el mundo que no se habían visto en más de un siglo, utilizando una de las fórmulas favoritas del líder chino para referirse a este oscuro periodo del pasado del país y para señalar el futuro más brillante que espera traer.

Foto: Un periódico chino muestra la visita de Xi Jinping a Putin. (EFE/Mark R. Cristino)

Además de intervenir en la diplomacia entre Rusia y Ucrania y entre Arabia Saudí e Irán, China se ha mostrado activa en otros frentes recientemente, como el reconocimiento diplomático de Honduras, uno de los últimos aliados de Taiwán, y la reapertura de la embajada de Washington en las Islas Salomón, cerrada desde hace tiempo, donde los avances diplomáticos de Pekín han suscitado preocupación en Washington por la creciente influencia china en las islas del Pacífico.

China también ha entrado con cautela en Afganistán, donde la precipitada retirada de Estados Unidos en agosto de 2021 le ofreció la oportunidad de establecerse como un actor más influyente. En Myanmar, los rebeldes pidieron este mes a Pekín que interviniera en la guerra civil de ese país, otro reflejo de la creciente estatura de China. El año pasado, China se posicionó como mediador neutral en el Cuerno de África.

Queda por ver si los esfuerzos de Xi permitirán a Pekín labrarse un papel en la escena mundial similar al de Washington. Al igual que Estados Unidos, China se ha dado cuenta de que su creciente presencia en el extranjero, sobre todo en países como Pakistán, puede hacer que se vea envuelta en problemas de seguridad y suscitar quejas de que está actuando como una potencia imperialista, precisamente la acusación que Pekín ha dirigido contra Estados Unidos.

Foto: Xi Jinping y Vladímir Putin, en una reunión informal en Moscú este lunes. (Reuters/Pool/Sputnik/Sergei Karpukhin)
TE PUEDE INTERESAR
En la frontera entre China y Rusia, la alianza Xi-Putin muestra señales de desgaste
The Wall Street Journal. Brian Spegele

Entrometerse en conflictos en el extranjero podría minar el dinamismo de China y, si sus acuerdos de paz fracasan, podría hacer retroceder los objetivos de Pekín al hacer que el país parezca ingenuo o impotente, socavando la confianza en China entre los países que está tratando de llevarse a su bando.

La desconfianza entre Arabia Saudí e Irán es profunda, por lo que podría resultar difícil seguir avanzando. En cuanto a Rusia-Ucrania, incluso los partidarios de Pekín afirman que su plan de paz de 12 puntos evita las cuestiones más espinosas que dividen a Moscú y Kiev.

Aun así, según la Dra. Mastro, de la Universidad de Stanford, puede que Pekín no necesite alcanzar la paz mundial para promover sus intereses. Simplemente quiere posicionarse como una potencia benévola en un mundo dominado por Washington y el poder militar estadounidense.

"Están diciendo lo vergonzoso que es para Estados Unidos que hayan sido capaces de hacer esto con Arabia Saudí e Irán", afirma Mastro, que también es miembro no residente del American Enterprise Institute, un think tank de Washington. "Están tratando de mostrar al mundo que no son una amenaza, que Estados Unidos es una amenaza, y ellos son otra cosa".

*Contenido con licencia de The Wall Street Journal.

China ya se considera una potencia mundial y está empezando a actuar como tal.

Noticias de China
El redactor recomienda