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Operación Judas: el plan independentista para convertir a los CDR más radicales en pacifistas
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Cuatro años de la Operación Judas

Operación Judas: el plan independentista para convertir a los CDR más radicales en pacifistas

Diferentes plataformas radicales se han volcado en una campaña para lavar la imagen de los procesados. La Guardia Civil desarticuló un comando que preparaba un asalto al Parlament y atentados con explosivos

Foto: Manifestación pidiendo la libertad para los presos políticos de la operación Judas. (EFE/Quique García)
Manifestación pidiendo la libertad para los presos políticos de la operación Judas. (EFE/Quique García)

El 23 de septiembre de 2019, poco antes de las violentas protestas independentistas contra la sentencia del 1-O, y mientras se ultimaban los detalles de la plataforma Tsunami Democràtic, la Guardia Civil puso en marcha la operación Judas. Fueron detenidos una docena de activistas, acusados de preparar el asalto al Parlament de Cataluña y varios atentados contra intereses que consideraban españoles. Tras esa operación, fueron procesados nueve de los implicados, a los que se sumaron luego otros cuatro colaboradores. Los arrestados, miembros de los Comités de Defensa de la República (CDR), operaban bajo el nombre de Equipo de Respuesta Táctica (ERT), pero había algunos subgrupos con un cometido asignado a cada uno: desde la preparación de explosivos caseros hasta la vigilancia de objetivos. Con motivo del cuarto aniversario del dispositivo policial, hay una intensa campaña del independentismo más radical en su defensa.

Foto: Uno de los CDR detenidos, Alexis Codina, en una imagen "típica" previa a una acción, según la Guardia Civil.
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A lo largo y ancho de Cataluña, se organizan charlas, conciertos, mesas redondas o mítines con la participación no solo de algunos de los detenidos, sino de las plataformas que los apoyan. Este sábado, cuarto aniversario de la desarticulación del comando, hay un concierto-mitin en Berga y todo el dinero que se recaude será destinado a “la lucha antirrepresiva”. Los activistas son presentados ante la ciudadanía como unos héroes pacifistas, víctimas de una operación de Estado, lo que contrasta con los hechos narrados en el sumario que instruyó la Audiencia Nacional. Los miembros de estos grupos están acusados de pertenencia a organización terrorista, fabricación y tenencia de explosivos y conspiración para causar estragos.

La campaña culminará el 1 de octubre con un acto organizado en las dependencias de la antigua cárcel Modelo de Barcelona. Aprovechando la coyuntura y la negociación de los partidos políticos sobre la amnistía, los círculos radicales van más allá y han redoblado esfuerzos para reclamar directamente la “libre absolución” para los integrantes del comando.

La lista de objetivos

Para los CDR, la acción de la Guardia Civil “pretendía criminalizar y desmovilizar el movimiento independentista para frenar las protestas postsentencia”. Además, lanzan un discurso victimista y señalan que los comités "somos una cabeza de turco, cuando somos un movimiento de lucha y acción no violentas”. En un mensaje distribuido recientemente, la cúpula de los CDR subraya que “la operación Judas de hace cuatro años es una invención del Estado español lanzada para criminalizar a uno de los principales actores del independentismo de base en aquellos momentos: el CDR”.

Pero la Guardia Civil grabó con cámaras nocturnas los ensayos que los miembros del comando hicieron en Sant Fost de Campsentelles para detonar los explosivos que iban fabricando con manuales y tutoriales. La Fiscalía sostiene lo contrario: dice que su intención era recurrir a la “violencia en su máxima expresión” para alcanzar la independencia de Cataluña.

La intención del comando era doble. Por un lado, tomar el Parlament de Cataluña y encerrarse dentro al menos una semana. Y, por otro, realizar atentados contra objetivos sensibles que estaban ya delimitados y cuyas instalaciones ya habían sido estudiadas por los miembros del comando encargados de tal misión. En los registros fueron halladas fotografías detalladas y planos de las inmediaciones de la Comandancia Naval de Barcelona, el Gobierno Militar, la Delegación del Gobierno en Barcelona, la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia, la sede de la jefatura de la Comandancia de la Guardia Civil, así como fotos de torres eléctricas, agentes y vehículos de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.

Pero también había entre sus objetivos sabotajes a instalaciones de Repsol, Repsol Butano, Alstom, Amazon, AFTE, Endesa y determinadas instalaciones de torres eléctricas, de estaciones de ferrocarril y de vías de comunicación que iban a ser destruidas con bombas caseras. Uno de los documentos era un croquis a mano alzada de un centro de transformación de Endesa que era un objetivo principal, así como una imagen obtenida por satélite del cuartel de la Guardia Civil de Canovelles.

Uno de los vídeos virales distribuidos esta semana muestra a uno de los detenidos, Jordi Ros, y a su esposa en una alocución en su casa en la que denuncian que les derribaron la puerta el 23 de septiembre de 2019 e invitaron a los activistas a asistir a los actos de apoyo en la expresión Modelo de Barcelona el próximo 1 de octubre. Ros define su proceso como “juicio al pueblo catalán”, para a continuación enganchar con el vídeo realizado por la propia Guardia Civil sobre cómo se produjo la entrada en la casa, derribando la puerta. Se trata de un documento exculpatorio que obvia toda la investigación que llevó a la detención del activista

El jefe de Los Diablos

Pero precisamente Jordi Ros está considerado uno de los principales dirigentes del comando que se preparaba para atentar contra objetivos civiles. Además, está considerado el jefe del grupo conocido internamente como Los Diablos, inmerso en el engranaje más amplio del comando de los CDR. Un informe reservado explica que en poder de Ros fueron encontradas fotos de las instalaciones oficiales citadas con anterioridad.

Pero, además, se encontraron “búsquedas en Internet de datos relativos a personas vinculadas a partidos políticos contrarios a la independencia y de un agente de los Mossos d’Esquadra. Estos datos tendrían como objetivo la posible realización de una acción contra dichas personas o bienes”. Así, entre la documentación aprehendida había datos del entonces concejal en el Ayuntamiento de Barcelona Manuel Valls; la alcaldesa de Sabadell, Marta Farrés; del diputado del PP Joan López Alegre; del ex secretario general de Ciudadanos José Manuel Villegas; del diputado del PSC Francisco Aranda; del presidente del PP, Pablo Casado, y del intendente de los Mossos C.H., que estaba en el punto de mira de los CDR.

Foto: Concentración celebrada en 2019 convocada por los denominados Comités de Defensa de la República (CDR). (EFE/Alejandro García)

Las conversaciones grabadas a Ros y los seguimientos demostraron que era uno de los responsables de adquirir material para fabricar explosivos. Durante dos meses, compró jabón líquido, 50 litros de ácido nítrico, una garrafa de ácido clorhídrico, 20 litros de ácido sulfúrico, 20 litros de formaldehído, 20 kilos de nitrato de potasio, un litro de formol, 150 kilos de parafina, un kilo de carbonato de potasio y cojinetes con bolas de acero. También un aparato de electrolisis, una báscula de precisión, una bombona de camping gas, petardos y pólvora, nitrato sódico, agua oxigenada, rodamientos, tornillos, un kilo de carbonato de potasio, unas botas de seguridad y una careta antigás.

En la madrugada del 24 de agosto de 2019, festividad de San Bartolomé, en una masía propiedad de un hermano de Ros, se produce una explosión. Habían conseguido fabricar el explosivo denominado termita, una mezcla de limaduras de aluminio y de óxido de otro metal. Para ello, habían recolectado tuberías oxidadas con el objetivo de aprovechar las virutas de óxido en su experimento. Parte del material adquirido podía servir también para la fabricación de TATP, explosivo fabricado a partir de ácido sulfúrico, peróxido de hidrógeno y acetona.

Otra hermana de Ros fue utilizada por el comando para comprar algunos de los materiales, como cajas de tornillos y unas ruedas. En poder de Jordi Ros se halló, asimismo, un tutorial sobre cómo fabricar permanganato de potasio, un precursor de la termita. Y tenía abundante documentación sobre ciclonita, un explosivo plástico. También tenía apuntes y esquemas sobre la termina, el nitrato de potasio, el nitrato de amonio y distintas mezclas de productos químicos, entre ellos la fórmula de la hexamina. Un escrito titulado Esquema bomba detallaba el montaje de un dispositivo para detonar a distancia una bombona de camping gas.

Manuales sospechosos

En poder de otro activista, Alexis Codina, fue hallado el documento Taller de química espectacular, manual sobre reacciones químicas, que explica cómo utilizar la pólvora en la fabricación de la termita. En su domicilio (al que apodaban La Baticueva) disponía de anotaciones sobre goma-2, explosivos plásticos y RDX. Y en casa de un tercero, Germinal Tomàs, había un documento sobre artefactos incendiarios y en su móvil se encontró un tutorial con él de protagonista realizando un circuito electrónico “confeccionado para hacer explosionar un paquete de C4 [explosivo plástico] atado al pecho”.

Foto: Imagen de archivo de la Diada en Barcelona. (Reuters/Albert Gea)

El sumario detalla que tanto el fugado Carles Puigdemont como el propio president Quim Torra, o al menos su entorno más íntimo, habían tenido contacto con miembros del comando. En una conversación grabada por la Guardia Civil, Ferran Jolis explica a Xavier Buigas que “hace cuestión de dos o tres semanas, organicé una reunión con la hermana de Lisa. Lisa, para que me entiendas, es el nombre en clave del que está con los flamencos en Bélgica, el mandamás, para que me entiendas”. “Sí, sí, Waterloo”, respondió el interlocutor.

Jolis guardaba el teléfono de la hermana bajo el epígrafe Montse (su nombre real) L., que era la inicial de Lisa, el nombre en clave de Puigdemont. “Estoy trabajando con ellos para blindarles las comunicaciones y asegurarles una comunicación también con Gandalf, que Gandalf es el de aquí, ya sabes quién es, ¿verdad?”, añadió Jolis. Gandalf era el nombre en clave que tenían para referirse a Torra.

Respecto al encuentro con la hermana de Puigdemont, tomaron toda clase de precauciones. “Hicimos un operativo con emisoras, con SIM, con cacahuetes, para que me entiendas, y con transportes públicos e hicimos, con avanzadillas y coches por detrás para vigilancia, una reunión móvil dentro de un vehículo con ella. Y pasé lo que había que pasar”. Esa extraña reunión se realizó en Barcelona, aunque la Guardia Civil no pudo saber qué es lo que el miembro del comando entregó a la hermana de Puigdemont para que le hiciese llegar al fugado. El contacto con Torra se hizo a través del hijo del president con otro miembro del comando. Según declaró posteriormente Jolis en los interrogatorios, el motivo de los contactos con los dos mandatarios era “garantizar las comunicaciones”.

La Guardia Civil halló pruebas de las intenciones pese a las férreas medidas de seguridad que aplicaban para evitar ser espiados

En el coche de Buigas también se halló un cuaderno con anotaciones y una planificación detallada del asalto al Parlament de Cataluña. La ocupación se haría “por la puerta principal y facilitada por personas desde el interior”. También se encontraron pruebas de que Buigas se reunió con altos cargos del Govern en medio de extremas medidas de seguridad. Ninguno de los que acudieron al encuentro llevaba su móvil encima para evitar seguimientos. Pese a todo, la Guardia Civil halló pruebas de sus intenciones tanto en sus dispositivos como en sus domicilios y los grabó durante algunas de sus reuniones, pese a las férreas medidas de seguridad que aplicaban para evitar ser espiados.

El 23 de septiembre de 2019, poco antes de las violentas protestas independentistas contra la sentencia del 1-O, y mientras se ultimaban los detalles de la plataforma Tsunami Democràtic, la Guardia Civil puso en marcha la operación Judas. Fueron detenidos una docena de activistas, acusados de preparar el asalto al Parlament de Cataluña y varios atentados contra intereses que consideraban españoles. Tras esa operación, fueron procesados nueve de los implicados, a los que se sumaron luego otros cuatro colaboradores. Los arrestados, miembros de los Comités de Defensa de la República (CDR), operaban bajo el nombre de Equipo de Respuesta Táctica (ERT), pero había algunos subgrupos con un cometido asignado a cada uno: desde la preparación de explosivos caseros hasta la vigilancia de objetivos. Con motivo del cuarto aniversario del dispositivo policial, hay una intensa campaña del independentismo más radical en su defensa.

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