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El independentismo se prepara para una Diada de bajo voltaje y participación moderada
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El independentismo se prepara para una Diada de bajo voltaje y participación moderada

En Barcelona hay tres convocatorias independentistas paralelas el mismo día: ANC, SUP y CDR, cada una por separado y con sus propios lemas

Foto: Imagen de archivo de la Diada en Barcelona. (Reuters/Albert Gea)
Imagen de archivo de la Diada en Barcelona. (Reuters/Albert Gea)

La Diada de 2023 llega en un momento crucial para el independentismo, cuando todos están pendientes de la investidura del próximo presidente del Gobierno español y en plena guerra civil independentista para ver quién se sitúa a la vanguardia del llamado movimiento. La Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural diseñaron una manifestación sencilla, pensada para disimular una previsible poca participación (en comparación con otros años), pero nadie duda de que esta es la Diada de los recelos, en la que todos los agentes implicados miran con recelo a sus rivales.

La novedad es que tanto ERC como el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, han anunciado su presencia, lo que ya contrasta con la ausencia del año pasado. Pero hay una parte del independentismo que los espera con los brazos abiertos para abuchearles y ridiculizarles en plena marcha. Entre esos detractores hay dirigentes de JxCAT, que no han tenido empacho en proclamar públicamente la necesidad de darle una lección a los republicanos y de pedir la dimisión del Govern autonómico en el acto. El exvicepresidente del Parlament, Josep Costa, hombre muy cercano a Carles Puigdemont, es uno de los que piensan de esta manera.

Foto: El líder de ERC, Oriol Junqueras (d), y el expresidente catalán Carles Puigdemont, en un encuentro en Waterloo. (EFE/EPA/Stephanie Lecocq)

Los recelos se multiplican tras la pugna entre los dos grandes partidos independentistas por ver quién aprieta más al PSOE a la hora de negociar una investidura de Pedro Sánchez. La ANC ya ha avisado que no permitirá que se negocie a la baja y exige que el Gobierno español y los grandes partidos estatales reconozcan la validez del referéndum del 1 de octubre de 2017. Tanto Junts como ERC saben que eso será tarea imposible, pero dan la callada por respuesta para no quedar en evidencia ante la masa independentista. La ANC ha intentado escorar hacia la unilateralidad a los partidos soberanistas, pero a la hora de negociar los posicionamientos maximalistas se han de dejar afuera y se han de plantear cuestiones realistas.

La Diada, pues, tendrá previsiblemente poca participación, pero mucho simbolismo. De hecho, a diferencia de las jornadas a las que asistían cientos de miles de manifestantes, en esta ocasión no hay zonas asignadas a los asistentes ni es preciso inscribirse previamente, como cuando se empleaba ese sistema, por la gran afluencia de gente. En esta ocasión, pese a que los organizadores han previsto un despliegue importante para hacer que los activistas se desplacen a la capital catalana en esta jornada, se prevé una asistencia moderada y por eso no se distribuye por zonas a los manifestantes.

Cuatro columnas muy simbólicas

El lema de la convocatoria de la ANC será Via fora!, un grito de alerta medieval con el que se llamaba a los lugareños a coger las armas para defender el poblado cuando llegaban posibles enemigos. La manifestación se compondrá de cuatro columnas que saldrán de cuatro lugares diferentes para converger en la plaza de España, a la que quieren rebautizar como plaza del 1 de Octubre. Se trata de cuatro recorridos muy simbólicos: la columna que sale de la plaza Letamendi (donde está la sede de Hacienda) se llamará la Columna Soberanía, en referencia a la necesidad de la soberanía económica para materializar la independencia (en su dosier oficial, la ANC cifra el supuesto expolio fiscal en 18.000 millones, pese a que Carles Puigdemont lo cifró en su alocución del pasado martes en más de 20.000 millones anuales); la que sale de la estación de Sants se llama Columna País, en referencia a las infraestructuras necesarias para hacer un país; la que sale de la Escola Proa (escuela catalana pedagógica creada en 1966, en pleno franquismo, posicionándose como escuela alternativa a la enseñanza oficial del régimen) se llama Columna Lengua, en referencia a la necesidad de vigorizar el idioma propio para ser independientes; y la cuarta, que sale de la Ciudad de la Justicia, se llama Columna Libertad y hace referencia a los procesos contra activistas que se han multiplicado durante el procés, solidarizándose con los acusados.

En la plaza de España tiene lugar el acto político tras las marchas, que presentan Iolanda Batallé y el activista Albano-Dante Fachín. También actúa el grupo Fetus, que compuso el himno oficial de esta Diada. "Cuatro personas relevantes de la sociedad civil intervendrán en representación de cada una de las cuatro columnas, así como representantes de la Asociación de Municipios por la Independencia (AMI), el Consell de la República y Òmnium Cultural". La jornada es clausurada por la presidenta de la ANC, Dolors Feliu.

Un canto a la desunión

Pese a esa aparente unidad, la jornada de este año es un canto a la desunión. Para empezar, la ANC y Òmnium dejaron fuera de foco a la AMI, que llegó a hacer un comunicado de protesta en julio pasado, quejándose del ninguneo de la presidenta de la ANC hacia esta entidad, que había intervenido en la organización de las 10 últimas Diadas. Ese mal comienzo en los preparativos de la Diada se mantuvo las siguientes semanas y fruto de esa incertidumbre fue el silencio sepulcral de ERC sobre su asistencia. Finalmente, esta semana, tanto ERC como Aragonès anunciaron su presencia en la manifestación, aunque hay recelos con el trato que pueda darles un sector independentista que los tacha de traidores por estar a favor del diálogo con España. La decisión de última hora de asistir no quita relevancia a los enfrentamientos que ha tenido el partido de Oriol Junqueras los últimos meses con la ANC y con Junts. No hay que olvidar que JxCAT abandonó el Govern de Pere Aragonès hace menos de un año, en una estrategia de desgaste que esperaba que provocase elecciones anticipadas en 2023.

Aun así, las diferencias entre los participantes en la gran marcha quedan pequeñas en comparación con otro sector del independentismo, que no quiere ni aparecer junto a la ANC: la CUP se ha desligado completamente de la convocatoria de la Asamblea y ha convocado a sus activistas a las 6 de la tarde en otro lugar, en la emblemática plaza Urquinaona. Su acto es apoyado por la organización juvenil Arran, la plataforma Alerta Solidaria, el sindicato COS, el partido Endavant, que conforma el núcleo duro de la CUP, y el Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans (SEPC), bajo el lema Somos un pueblo que lucha, somos Països Catalans. En otros puntos de Cataluña también realizan convocatorias semejantes, como Girona, Lleida y Reus.

Foto: Manifestación de la Diada en el centro de Barcelona. (EFE)

Los comités de defensa de la República (CDR), por su parte, convocaron por su cuenta una manifestación a las 4 de la tarde, bajo el lema De la opresión a la independencia, que partirá desde la Estación de Sants. También está apoyada por plataformas como Desobediencia Civil y otras similares y proclama que es "la única de la Diada de Barcelona que tendrá como lema explícito la independencia", en referencia a las cuatro columnas de la ANC, que según la convocatoria oficial de los CDR "no reclaman la independencia en ningún momento". Una comunicación de última hora explica que los CDR han modificado su itinerario y se dirigirán desde la estación de Sants hacia la Ciudad de la Justicia, donde coincidirán con la salida de la Columna Libertad de la ANC, sumándose a la misma. Los CDR se encargarán también de la campaña Puentes por la Independencia, que consiste en colgar banderas esteladas y pancartas en algunos de los puentes bajo los que discurren las autopistas catalanas. Estas iniciativas no agrupan a más de una decena de personas en cada puente tomado.

El desbarajuste independentista en el día grande de Cataluña es, pues, evidente, con tres convocatorias diferentes (ANC, CUP y CDR) pugnando por ser la representación oficial del independentismo por separado. La tradicional, de la mano de la ANC, es la que previsiblemente tendrá la mayor asistencia. Pero la imagen que el soberanismo transmite con las convocatorias de 2023 y el clima de recelos y enfrentamiento entre los dos grandes partidos y entre ellos y la propia ANC dibujan una pésima imagen del que en otros momentos había sido un movimiento aglutinador, combativo y en gran parte unitario.

La Diada de 2023 llega en un momento crucial para el independentismo, cuando todos están pendientes de la investidura del próximo presidente del Gobierno español y en plena guerra civil independentista para ver quién se sitúa a la vanguardia del llamado movimiento. La Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural diseñaron una manifestación sencilla, pensada para disimular una previsible poca participación (en comparación con otros años), pero nadie duda de que esta es la Diada de los recelos, en la que todos los agentes implicados miran con recelo a sus rivales.

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