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Históricos de la ANC reclaman acabar con la organización soberanista y fundar una nueva
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División en el independentismo

Históricos de la ANC reclaman acabar con la organización soberanista y fundar una nueva

Dos fundadores de la Asamblea Nacional Catalana defienden que se ha convertido en un aparato burocrático, mientras que ERC sostiene que la principal entidad independentista alimenta la división

Foto: La presidenta de la ANC, Dolors Feliu. (EFE/Quique García)
La presidenta de la ANC, Dolors Feliu. (EFE/Quique García)

El independentismo está roto y desorientado. No existe solo un enfrentamiento feroz entre los partidos políticos, también un divorcio profundo entre las distintas corrientes que anidan en las organizaciones civiles que hasta ahora surtían de músculo al soberanismo y que se movilizaban en la calle. La Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, las dos grandes entidades cívicas, están a la gresca. Pero dentro de la ANC las cosas no pintan mejor: las tensiones provocaron la dimisión de 13 miembros del secretariado (incluido su vicepresidente, Jordi Pesarrodona), pero ahora a la presidenta de la organización, Dolors Feliu, se le rebelan hasta los históricos.

Para dos de los fundadores de la ANC, Miquel Sellarès y Pere Pugès, la actual dirección es solo un aparato burocrático desconectado de la realidad. Es, aseguran, una máquina autómata de toma de decisiones alejada de la militancia. Y si no cambia el rumbo, apuntan, es preciso hundirla y crear otro instrumento que pueda movilizar al independentismo y provocar de nuevo la sensación de unidad de la última década.

Foto: Jordi Pesarrodona abraza a Antonio Baños antes de uno de los juicios del 'procés' (EFE)

De hecho, el alineamiento y la supeditación de la ANC a la estrategia de Carles Puigdemont y a su Consell per la República ha nprovocado una herida difícil de curar. Esa grieta no se puede suturar. El movimiento independentista está roto definitivamente. La apuesta decidida de Dolors Feliu por las tesis de Puigdemont ha puesto al conjunto del soberanismo en una situación muy difícil.

Marta Vilalta, portavoz de ERC, advirtió este lunes de que la ANC está “contribuyendo a crear más dinámicas de división”. Las críticas de la portavoz republicana abren un futuro incierto para el frente soberanista. “Por desgracia, con el historial más reciente de la ANC, lo que hemos visto es que siguen contribuyendo a alimentar la división entre el movimiento independentista, entre buenos y malos”, subrayó Vilalta.

Pero el principal diagnóstico de la situación es el que proviene de las propias filas de la ANC y de los auténticos fundadores de la entidad. Un artículo escrito a cuatro manos por Sellarès y Pugès pone la entidad ante el espejo y saca a relucir sus carencias y fantasmas. “El movimiento independentista comenzó a alzar vuelo hace más de 12 años por el impulso del brazo civil, pero no lo hizo ni al margen del brazo político ni para enfrentarse a él (…) Detrás, había más de un millón de personas empujando, pero también vigilando que nadie de los de delante les diese la espalda. Y eso pasó hasta el 27-O de 2017 [cuando el Parlament votó la declaración de independencia], cuando la gente esperaba unas instrucciones que no llegaron nunca. Eso justifica la desconfianza, pero no el enfrentamiento”.

Foto:  Manifestación de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) con motivo de la Diada del 11 de septiembre, este domingo en Barcelona. (EFE/Marta Pérez)

Han pasado más de cinco años desde entonces. No hay una estrategia común. Hacen falta estrategias complementarias y compartidas. Si es preciso, y lo será, conviene acordar las divergencias y hasta dónde llevar los enfrentamientos internos en el movimiento. Conviene despistar al adversario, pero nunca a los compañeros”, añaden en su escrito.

Sellarès y Pugès acusan a los dirigentes de la propia ANC de haber fracasado. “Hasta 2017, la ANC estaba formada por un grupo enorme de voluntarios. Alguien les engañó o les tomó por peones sin vida propia. Hoy, y quizá desde entonces, la ANC ha ido abandonando su espíritu, unos por desánimo y otros por un exceso de protagonismo de corto vuelo, hasta llegar a un estadio donde el Comité Permanente actúa como si fuese la ejecutiva de un partido, el secretariado nacional tiende a ser el Consejo Nacional o el Comité Central descafeinado y, en consecuencia, las bases desertan”. El desencanto es tal que, según Sellarès y Pugès, los militantes de la entidad “se van convirtiendo en espectadores a los que, al final, solo les queda el derecho de dejar de pagar por el triste espectáculo que se les ofrece”.

La dirección de la organización, que antes arrastraba cientos de miles de personas, es hoy un “aparato burocratizado que le permite vivir del espectáculo”. Sin embargo, se acaba la función “y será preciso escribir una nueva obra y, como mucho, reciclar algunos de los componentes”. En otras palabras, es preciso hacer tabla rasa de la organización y volver a crear otra que sepa movilizar a la gente, que no actúe como una organización política y que sea un crisol en el que congenien todas las sensibilidades.

Foto: La presidenta de la ANC, Dolors Feliu, el pasado mes de octubre durante una acampada organizada por la ANC en Plaza Catalunya. (EFE/Quique García)

Este fin de semana, la ANC organizó la Conferencia Nacional del Movimiento Civil Independentista, pero no sirvió de mucho. Se presentaron siete ponencias para definir “estrategias compartidas” que no son más que literatura teórica. En el frente institucional, quiere provocar una mayor presión a los partidos para que abracen una estrategia unilateral y quiere estudiar las condiciones para una lista cívica al margen de las organizaciones políticas ya existentes. Busca preparar un "nuevo embate, confrontación con el Estado, impulsar y mantener la declaración de independencia unilateral desde la movilización social".

Quiere una estrategia rupturista y movilizadora desde los sindicatos, desde el municipalismo y desde las cámaras de Comercio para levantar espacios de contrapoder. El objetivo es estudiar cómo sostener Cataluña al día siguiente de una hipotética ruptura con España y cómo generar nuevas adhesiones al soberanismo mediante la “renovación del discurso ideológico en clave nacional e independentista”. Y quiere, por último, determinar el contexto geopolítico más favorable para sus fines y discutir cuál es la estrategia exterior a seguir en el plano internacional “mientras se prepara el embate definitivo”.

Para la presidenta de la ANC, lo que intentó la entidad con esta conferencia es “aglutinar a todas las entidades para debatir, tejer sinergias y consensos en un marco común del movimiento”. Ello habría de cristalizar finalmente en "un gran Pacto Nacional del Movimiento Civil Independentista". Poca más novedad hubo. La presencia institucional de entidades cívicas, la ausencia de partidos y la nutrida representación de sindicatos y de entidades apenas representativas. Pese a las ausencias de ERC, JxCAT y la CUP, sí estaban presentes otros grupos como Òmnium o la Asamblea de Municipios Independentistas (AMI).

Foto: El presidente de Òmnium Cultural, Xavier Antich i Valero. (EFE/Toni Albir)

Pero los demás grupos que teóricamente arropan ese “movimiento civil” son los de mucho ruido y pocas nueces: Acció per la República (cuya cabeza visible es la diputada de JxCAT Aurora Madaula), el Consell per la República, la Asamblea de Representantes (ligada al Consell de Puigdemont), el Cercle Català de Negocis (CCN), Debat Constituent (el chiringuito creado por Quim Torra y presidido por Lluís Llach para sentar las bases de la república catalana mediante un proceso participativo), la plataforma Drets (la que se encarga de presentar continuas denuncias contra España para erosionar su imagen internacional), Fundació Catalunya i Estat (creada a partir de una escisión del CCN), Intersindical, Lluita Internacionalista (partido integrado en la CUP), Plataforma per la Llengua o Unió de Pagesos.

La composición de los asistentes al evento ya dice mucho de lo que fue y lo que se espera del nuevo instrumento que quiere utilizar la ANC. Las críticas de la portavoz de ERC certifican la muerte de esa conferencia antes de que se produzca. Los históricos de la organización, no obstante, están atentos a las conclusiones del coloquio, que estarán listas de aquí a unos días. “Ojalá que los cambios que necesita el movimiento independentista comiencen dentro de la ANC, rompiendo la dinámica negativa de los últimos años y volviendo a ser la entidad abierta y aglutinadora de todas las sensibilidades del movimiento”, rematan Sellarès y Pugès. De no ser así, la entidad nacionalista corre el riesgo de convertirse en un inmenso transatlántico varado en la playa. El misil lanzado por ERC este lunes certifica que, sea cual sea el veredicto, la Asamblea Nacional Catalana ya no funciona como cemento o argamasa del independentismo.

El independentismo está roto y desorientado. No existe solo un enfrentamiento feroz entre los partidos políticos, también un divorcio profundo entre las distintas corrientes que anidan en las organizaciones civiles que hasta ahora surtían de músculo al soberanismo y que se movilizaban en la calle. La Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, las dos grandes entidades cívicas, están a la gresca. Pero dentro de la ANC las cosas no pintan mejor: las tensiones provocaron la dimisión de 13 miembros del secretariado (incluido su vicepresidente, Jordi Pesarrodona), pero ahora a la presidenta de la organización, Dolors Feliu, se le rebelan hasta los históricos.

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