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El discurso de Puigdemont reabre la guerra de Junts contra ERC: "Junqueras ha de dimitir"
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LA BRECHA SE ACENTÚA

El discurso de Puigdemont reabre la guerra de Junts contra ERC: "Junqueras ha de dimitir"

El círculo de confianza del 'expresident' señala al líder de los republicanos y defiende que solo si Junqueras sale de la ecuación, los relaciones entre ambas formaciones se podrán reconstruir

Foto: El líder de ERC, Oriol Junqueras (d), y el expresidente catalán Carles Puigdemont, en un encuentro en Waterloo. (EFE/EPA/Stephanie Lecocq)
El líder de ERC, Oriol Junqueras (d), y el expresidente catalán Carles Puigdemont, en un encuentro en Waterloo. (EFE/EPA/Stephanie Lecocq)

El discurso de Carles Puigdemont desde Bruselas el pasado martes sobre el posicionamiento de JxCAT ante la eventual investidura de Pedro Sánchez no fue solo un mensaje dirigido al secretario general del PSOE, también a ERC. Fue el marco idóneo para demostrar la posición de fuerza que los resultados del 23-J otorgaron a Junts per Catalunya. Y, además, le sirvió para marcar perfil propio y poner en la picota a la dirección republicana. En otras palabras, el discurso de Puigdemont desenterró de nuevo la rivalidad entre ERC y Junts a las puertas de la Diada de Cataluña, que se celebrará este próximo lunes.

Puigdemont se cuidó mucho de hacer alguna alusión a los dirigentes de Esquerra, porque quiso que el suyo fuese un acto por encima de los partidos, como si él fuera el representante de todos los independentistas. Y si desde el bando republicano le recordaron que sus peticiones y exigencias a Pedro Sánchez ya las había expuesto el president de la Generalitat, Pere Aragonès, desde las filas de JxCAT se apunta que la estrategia de Puigdemont ha dejado en la cuneta a ERC y el partido posconvergente ya le ha tomado la delantera de nuevo.

Foto: El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (Reuters/Yves Herman)

En otras palabras, el acto de Puigdemont ha desatado la veda. No hizo falta que el fugado nombrase a nadie, porque ya tiene quien lo haga. El excantautor Lluís Llach (también exdiputado), miembro de la cúpula del Consell de la República, algo así como uno de los ministros de Puigdemont, cargó contra el líder republicano, como suele hacer a menudo para materializar los deseos del expresident: “Pido la dimisión de Junqueras cada semana y, una vez haya dimitido, se han de rehacer los caminos. No es una cuestión personal”, dijo en la presentación del libro De la resistencia a la independencia: el Consell de la República desde dentro, de Gerard Sesé.

Lo personal, de todos modos, es entre Puigdemont y Junqueras. La mala relación de los dos líderes viene de lejos y destacados dirigentes de ambos bandos han intentado mediar entre los dos para reconducir la situación, pero eso parece una tarea muy complicada. Tan complicada que impide que los dos grandes partidos soberanistas puedan pensar ni siquiera en negociar una estrategia o una hoja de ruta conjunta. “El independentismo siempre ha estado, históricamente, lastrado por el cainismo, por los personalismos, y ahora estamos en otro de esos momentos en que las puñaladas traperas vuelan”, dice a El Confidencial un veterano militante independentista de los llamados de pedra picada, o sea, pata negra.

Una encuesta envenenada

El exdirector de la Fundació CatDem (la de Convergència, que recibía las mordidas para la financiación del partido) Agustí Colomines ideó una encuesta para valorar la conferencia de Puigdemont en Bruselas. Según sus datos, casi 5.000 catalanes han contestado a esa encuesta y el 88% la valora “positivamente”. Un veterano republicano pone el dedo en la llaga: “Si en lugar de Puigdemont pones Junqueras, sin cambiar el contenido de la conferencia, el resultado de la encuesta sería otro”. Se deduce de ello que el independentismo funciona a golpe de corazón. Y lo que para unos es bueno si lo dice Puigdemont, es malo si lo dice Junqueras. Y al revés.

Foto: El expresidente catalán Carles Puigdemont. (EFE/EPA/Olivier Matthys)

El empresario, activista y referente de la parroquia independentista Chema Clavero definía la situación de una manera muy personalista: “La orden desde can Calabria [la calle donde tiene su sede ERC] a todos los tertulianos de la casa fue clara: ‘Es preciso decir que Puigdemont dijo lo mismo que nosotros llevamos años diciendo y nos alegra que haya venido a nuestros argumentos’. Traidores, botiflers, sinvergüenzas, manipuladores y mentirosos”.

Antonio Baños, siempre alineado con las tesis de Puigdemont pese a haber sido el líder de la CUP en el Parlament (dimitió cuando no le dejaron votar a Artur Mas como presidente en 2015), apuntaba ya hace unas semanas contra el republicano: “¿Cómo debe de llevar Junqueras la irrelevancia? ¿Que el archienemigo Puigdemont tenga portadas de prensa y la llave del Reino? ¿Alguien le ha preguntado? ¿Se encuentra mal de la barriga como el 28 de octubre de 2017?”. Su frase antológica fue recordada con profusión tras el discurso del pasado martes. “El mismo dolor de barriga que te entró cuando el partido por el que te presentaste no quiso investir a Artur Mas”, le contestó un activista de la CUP. Y otro republicano le recordaba que “la llave del Reino la tienen tanto Junqueras como Puigdemont, que por eso ambos tienen 7 diputados. Que no se te note tanto de dónde te viene la paguita”.

Dardos cruzados

“La desesperación y gesticulación de ERC para disimular que ha quedado fuera de juego es monumental”, ironiza el sociólogo Salvador Cardús, uno de los históricos gurús convergentes, hoy pasado con armas y bagaje a las filas de Puigdemont. El sociólogo no ha escatimado esta semana en elogios a su jefe. “Todos los que querían saber qué era la confrontación inteligente ya tienen la respuesta”, sentenció este miércoles. Cardús fue uno de los principales críticos con el exdiputado de ERC Joan Tardà, que tras el discurso de Puigdemont adujo que el fugado “ha reproducido punto por punto el discurso de ERC de hacer política desde la realidad: amnistía, debatir la autodeterminación y avances de autogobierno. Contentos, ellos y nosotros, como independentistas, Para llegar a esto no hacía falta dar tanto rodeo ni tanta zafiedad contra ERC”. La tesis de que Junts copió la estrategia de ERC abandonando la vía dura y planteando propuestas asumibles y realistas es la afirmación que más enfada a los posconvergentes, que se sienten ninguneados por los republicanos cada vez que alguien realiza ese aserto.

Foto: Carles Puigdemont, durante la rueda de prensa que dio este martes en Bruselas. (EFE/EPA/Olivier Hoslet)

El senador republicano Joan Queralt fue el primero en ponderar el discurso de Puigdemont. “La Realpolitik se impone: negociación. Gracias, president Puigdemont, por hacerlo evidente hoy. Cada uno con su relato, parece que la estrategia es pareja: amnistía, autodeterminación, bienestar. Es preciso recordar que ERC ya supeditó en solitario la mesa del Congreso a la amnistía”, recordó el recién elegido senador.

Uno de los mensajes que circulan por las redes afea a los republicanos su actitud y ensalza la de Puigdemont: “Vuestra realidad era salvar solamente el culo al presbítero Junqueras. Por ello disteis el voto por un indulto y no por una amnistía”. Desde algunas plataformas de posconvergentes se suman a la caza a Junqueras y proclaman directamente que el presidente de Esquerra “tiene que desaparecer”.

Igualmente envenenada es la tesis de Josep Costa, exvicepresidente del Parlament y hombre de confianza del fugado en el hemiciclo: “Guste o no su estrategia, los elogios al discurso de Puigdemont son merecidos. Demostró una capacidad innata de conectar con mucha gente que lleva años sintiéndose humillada, engañada e incluso traicionada. Haciéndolo, ayudó a muchos de ellos a recuperar un mínimo de dignidad”. Coste insistió este jueves en acudir a la manifestación de la Diada, pero para hacer caer el Govern de Pere Aragonès: “Ya basta de decir que no sirve para nada. El año pasado, salimos con fuerza y desencadenamos la caída del gobierno autonomista de la Generalitat. Ya solo nos queda medio [en referencia a que, poco después de la Diada, Junts abandonó el Govern y quedó solo ERC]”.

El discurso de Carles Puigdemont desde Bruselas el pasado martes sobre el posicionamiento de JxCAT ante la eventual investidura de Pedro Sánchez no fue solo un mensaje dirigido al secretario general del PSOE, también a ERC. Fue el marco idóneo para demostrar la posición de fuerza que los resultados del 23-J otorgaron a Junts per Catalunya. Y, además, le sirvió para marcar perfil propio y poner en la picota a la dirección republicana. En otras palabras, el discurso de Puigdemont desenterró de nuevo la rivalidad entre ERC y Junts a las puertas de la Diada de Cataluña, que se celebrará este próximo lunes.

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