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Una relación endiablada: Junqueras tiene la llave de la celda de Puigdemont
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Golpe de autoridad de ERC

Una relación endiablada: Junqueras tiene la llave de la celda de Puigdemont

Los tótems del soberanismo tienen una relación distante y discreta. El 'expresident' fugado aprieta a Junts, pero sabe que su regreso pasa por la negociación de ERC con la Moncloa

Foto: El presidente de ERC, Oriol Junqueras. (EFE/Alejandro García)
El presidente de ERC, Oriol Junqueras. (EFE/Alejandro García)
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¿Quién manda en el independentismo, Junqueras o Puigdemont? La pregunta siempre ha sobrevolado en el debate desde que hace ya cinco años se activase el botón de la unilateralidad que acabó con el primero en la cárcel y el segundo fugado de la Justicia. Como todas, la relación de los tótems soberanistas ha pasado por altibajos y en estos momentos, según fuentes de los republicanos, está más bien en bajos. El líder de ERC se siente fuerte. Él ahora es el protagonista. Marca el camino porque es el que controla la Generalitat y la interlocución con la Moncloa, aunque en su entorno aseguran que nunca ha hablado con Pedro Sánchez. Pere Aragonès cubre ese frente, y a otro nivel, Gabriel Rufián con el ministro Félix Bolaños.

Con Puigdemont sí que tiene interlocución Junqueras, aunque solo si es estrictamente necesario. En Junts no gusta que se aireen estas conversaciones porque la consigna es que en público hay que mantenerse “fuertes” frente a los republicanos. En este afán de “guardar las apariencias” enmarcan desde la dirección de ERC los órdagos de sus socios. Lejos de perder los nervios ayer, todo era calma cuando los de Puigdemont planteaban una cuestión de confianza al presidente de la Generalitat. “Que hagan lo que quieran. Nosotros estamos centrados en gobernar y gestionar”, se escuchaba entre los diputados republicanos.

Foto: Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, en Waterloo. (EFE)

ERC ha perdido sus complejos con Junts, como se evidenció con el plantón a las asociaciones soberanistas en la Diada. Gabriel Rufián no colgaría ahora aquel tuit acusando a Puigdemont de haberse vendido por “155 monedas de plata” cuando intentaba pactar con el Gobierno de Rajoy una convocatoria electoral que evitase la aplicación del 155. Los papeles se han invertido.

Los republicanos han trazado otra hoja de ruta para la independencia. “La república catalana es irrenunciable”, pero las fases y las formas, reconocen en privado, son otras. La prioridad hoy es la llamada 'desjudicialización', que pasa por que el Gobierne acierte con la tecla para que los más de 250 cargos y activistas, según calculan en ERC, que tienen aún pendientes causas judiciales en los juzgados de Barcelona no acaben procesados o en prisión. En este plano también está la reforma del delito de sedición. Aquí aparece Puigdemont y sus llamadas con Junqueras. El expresidente fugado cuenta con beneficiarse de la negociación del Gobierno con la Generalitat y no descarta regresar a España. Ya hubo un plan para que volviese este verano, pero se aplazó. Con una rebaja de la pena del delito de sedición a menos de cinco años, siguiendo la línea de la tipificación de Europa, la prisión preventiva para Puigdemont se acortaría en el tiempo.

Foto: Carles Puigdemont. (EFE/David Borrat)

En estos momentos, al entrar en nuestro país y presentarse en el Tribunal Supremo, un juzgado o en una comisaría, sería detenido y puesto a disposición del juez Llarena, que convocaría una comparecencia con las partes (abogado defensor, Ministerio Fiscal y acusaciones particulares) para decidir si mantiene la medida de prisión o de alguna manera la modifica. Con los delitos y el riesgo de fuga, lo lógico es que el magistrado le enviara a la cárcel inmediatamente, a la espera de ser juzgado. Pese a estar acusado de rebelión, sedición y malversación, el precedente de la sentencia del Supremo a los otros procesados 'anula' el primero de los delitos, ya que el tribunal determinó que hubo sedición, pero no rebelión. Si Sánchez lleva al Congreso una reforma del delito de sedición, como ha pedido ERC esta misma semana, y se tramita por la vía de urgencia, este mismo año podrían estar rebajadas las penas a entre dos y cuatro años.

Los de Junqueras han rebajado la tensión con la Moncloa en los últimos meses. Ya a nadie le importa cómo, quién y cuándo se espiaron con Pegasus los teléfonos de los líderes soberanistas. Ahora se habla de presupuestos, del precio de los votos de ERC y hasta dónde puede llegar el Gobierno. En el equipo de Junqueras juegan con el futurible de que se logrará algo parecido a un referéndum pactado. Saben que hay que esperar, pero por ahora se conformarán con gestos como que el Tribunal de Cuentas les exonere del pago de las fianzas.

Foto: Diada del 11 de septiembre. (EFE/Toni Albir)

Con este horizonte, a Puigdemont le conviene apretar, pero no ahogar, a Junqueras. Al fin y al cabo, a la mesa de negociación solo se sientan 'los gobiernos' y así seguirá siendo. ERC ha rechazado la propuesta de dar cabida a más actores, incluidos sus socios de Junts. “Cada vez son menos”, reflexiona un dirigente republicano que se manifiesta desde la convicción de que “antes se rompe Junts que el Govern”. Junqueras tiene el poder frente a Puigdemont.

¿Quién manda en el independentismo, Junqueras o Puigdemont? La pregunta siempre ha sobrevolado en el debate desde que hace ya cinco años se activase el botón de la unilateralidad que acabó con el primero en la cárcel y el segundo fugado de la Justicia. Como todas, la relación de los tótems soberanistas ha pasado por altibajos y en estos momentos, según fuentes de los republicanos, está más bien en bajos. El líder de ERC se siente fuerte. Él ahora es el protagonista. Marca el camino porque es el que controla la Generalitat y la interlocución con la Moncloa, aunque en su entorno aseguran que nunca ha hablado con Pedro Sánchez. Pere Aragonès cubre ese frente, y a otro nivel, Gabriel Rufián con el ministro Félix Bolaños.

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