Puigdemont vs. Junqueras: el reencuentro personal no oculta su desencuentro político
Los líderes de Junts y Esquerra se volvieron a ver casi cuatro años después de que Puigdemont se fugara, en octubre de 2017. La foto no maquilla sus profundas diferencias
Casi cuatro años después de llevar Cataluña al abismo proclamando una declaración fallida de independencia, Carles Puigdemont y Oriol Junqueras volvieron a verse las caras en Waterloo. Una reunión "cordial, agradable y cercana", según el líder de Esquerra, que visitó a su "president' legítimo" en la guarida belga en que se refugia desde que se fugó de España, en octubre de 2017, mientras él y otros pagaban con la cárcel su desafío a la legalidad. ¿Hubo abrazos? “Uno, dos y hasta tres”, aseguró Junqueras. Pero ninguno a la vista de los periodistas. El reencuentro físico entre los líderes independentistas no oculta las profundas rencillas políticas que existen entre ambos.
Las discrepancias, e incluso la mala relación personal, quedaron patentes en muchos de los detalles de la cita entre Junqueras y Puigdemont. El primero y más importante, que el antiguo 'president' de la Generalitat no se hubiera desplazado hasta la sede del Parlamento Europeo en Estrasburgo para encontrarse con el líder de Esquerra, obligando así a Junqueras a ir hasta su residencia en Waterloo, la bautizada como Casa de la República. Puigdemont había viajado a Estrasburgo hace tan solo unas semanas para la celebración del primer pleno en la ciudad francesa desde el inicio de la pandemia, pero esta vez lo evitó para reservarse la foto con Junqueras en sus dominios belgas.
Puigdemont ni siquiera abrió la puerta de su casa a Junqueras, al que no salió a saludar, como sí hizo hace unos días con Pere Aragonès, actual 'president' de la Generalitat. La única foto que se hicieron juntos ha sido en un grupo mucho más amplio, en el que estaban también los acompañantes del dirigente de ERC, los 'exconsellers' Raül Romeva y Dolors Bassa, así como la expresidenta del Parlament Carme Forcadell, pero también una persona completamente externa a este círculo como es el rapero Valtònyc, también huido de la Justicia española en Bélgica. Tanto desde Junts como el propio Junqueras rebajaron el estatus de la reunión, insistiendo en que se trataba de un almuerzo de carácter personal en el que Puigdemont prepararía un postre. El líder de Esquerra explicó que la reunión ha servido para hablar de aspectos personales, la situación de sus familias y sus experiencias de los últimos años.
"No acostumbro a reprochar nada a nadie"
¿Algún reproche? Junqueras ya avanzó el martes a las puertas de la Eurocámara en Estrasburgo que no tendría ninguno y, según explicó a los medios este miércoles tras su encuentro con Puigdemont, tampoco lo hizo dentro de la Casa de la República: “No tengo por costumbre reprochar nada a nadie, y en sentido contrario tampoco. Ningún reproche y sí un compromiso explícito de luchar por la represión que todos sufrimos y sufre el conjunto de la sociedad”.
En 2017, Puigdemont decidió abandonar España y huir a Bélgica, mientras Junqueras se quedó en España, fue procesado, juzgado y condenado. Ahora, el primero es eurodiputado gracias a una cuestión prejudicial presentada para abordar la situación del segundo ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE).
El encuentro de este miércoles no ha resuelto ninguna de sus diferencias políticas porque, según explicaron unos y otros, no se abordaron
Las diferencias no son únicamente respecto al pasado, sino también sobre el futuro. Mientras ERC y Junqueras apuestan por una vía “pragmática” y renuncian por el momento a la idea de la unilateralidad, Puigdemont y los suyos se mantienen en sus posiciones. Los puntos de roce son muchos. Qué estrategia seguir con el Estado o el papel que tiene que jugar el Consell per la República, que no deja de ser una organización privada dirigida por Puigdemont y de la que los de Esquerra desconfían profundamente, son solamente dos ejemplos.
El encuentro de este miércoles no ha resuelto ninguna de sus diferencias políticas porque, según explicaron unos y otros, no se abordaron. Junqueras tiene previsto volver a Bruselas para más encuentros.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, reaccionó a esta foto de familia independentista en Waterloo desde su gira por los países bálticos. "No hay que seguir anclados en 2017", pidió a su llegada a Letonia. "Hay que mirar hacia delante y superar un desgarro muy importante", indicó.
Casi cuatro años después de llevar Cataluña al abismo proclamando una declaración fallida de independencia, Carles Puigdemont y Oriol Junqueras volvieron a verse las caras en Waterloo. Una reunión "cordial, agradable y cercana", según el líder de Esquerra, que visitó a su "president' legítimo" en la guarida belga en que se refugia desde que se fugó de España, en octubre de 2017, mientras él y otros pagaban con la cárcel su desafío a la legalidad. ¿Hubo abrazos? “Uno, dos y hasta tres”, aseguró Junqueras. Pero ninguno a la vista de los periodistas. El reencuentro físico entre los líderes independentistas no oculta las profundas rencillas políticas que existen entre ambos.
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