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Puigdemont rechazó la oferta de Aragonès de negociar juntos la investidura de Sánchez
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ERC y JxCAT van por separado

Puigdemont rechazó la oferta de Aragonès de negociar juntos la investidura de Sánchez

De forma oficial se pide unidad para negociar la investidura del presidente español. Pero entre bambalinas prima el interés de cada partido catalán sin voluntad de cerrar un trato

Foto: Carles Puigdemont y Pere Aragonès en Francia en un acto en homenaje a Pau Casals. (EFE/David Borrat)
Carles Puigdemont y Pere Aragonès en Francia en un acto en homenaje a Pau Casals. (EFE/David Borrat)

Carles Puigdemont rechazó la oferta de Pere Aragonès de negociar juntos y desde una posición unitaria la investidura de Pedro Sánchez. Así aconteció en una reunión que mantuvieron ambos en el sur de Francia, tras coincidir en un acto de la Universitat Catalana d’Estiu el pasado 21 de agosto, según han explicado fuentes del independentismo conocedoras del desarrollo del encuentro. A pesar de que en una fase previa ambos habían abogado en público por la unidad, solo el presidente catalán la defendió en el encuentro personal que mantuvieron. El Consell de la República que preside Puigdemont había pedido "unidad real en torno a la posibilidad de desbloquear el conflicto entre Cataluña y España". Pero luego, en la práctica, el expresident decidió que le daba más fuerza que JxCAT fuese quien tuviera la última palabra en la formación, o no, de un nuevo ejecutivo español.

Aragonès y Puigdemont no coincidían de manera presencial desde el 18 de mayo de 2022, cuando se vieron en el Parlamento Europeo. Desde entonces los puentes entre ERC y JxCAT habían volado por los aires. En octubre de ese año, JxCAT salió del gobierno catalán y dejó a ERC gobernando en minoría. Puigdemont y Oriol Junqueras no se hablan, según reconoce el propio expresident. Hasta la relación con la secretaria general de ERC, Marta Rovira se ha enfriado. En ese contexto, Aragonés y Puigdemont coincidieron este agosto en un homenaje a Pau Casals en el sur de Francia. Después comen juntos, pero también están presentes Jordi Pujol, José Montilla y Quim Torra. El acto en su día captó titulares por los silbidos del público asistente a Montilla y por el lapsus de Pujol, que da por muerto a Pasqual Maragall, cuando el socialista ausente solo está enfermo de Alzheimer. Pero lo de verdad relevante pasará justo después.

Tras la comida con los expresidentes, Aragonès y Puigdemont se desplazan a un discreto hotelito en Prada de Conflent

Tras la comida con los expresidentes, Aragonès y Puigdemont se desplazan a un discreto hotelito en Prada de Conflent, Castell Rose, un tres estrellas de apenas siete habitaciones y aire rústico. Palau de la Generalitat ha calificado el encuentro de "privado", de manera que así lo dejaron fuera de la agenda oficial. Con posterioridad, la Generalitat ha reconocido el encuentro, pero se ha negado a comentarlo y a dar detalles sobre el mismo.

Pero la reunión va mal. Pere Aragonès acude con la idea de sumar los diputados de ERC y JxCAT y negociar en bloque con Pedro Sánchez desde una posición de fuerza. Lo mismo que había defendido tres semanas antes en el Parlament. "Un frente común". Pero Puigdemont declina el ofrecimiento. Así que al final la estrategia negociadora en Cataluña no la marca el presidente de la Generalitat, sino "el presidente legítimo", el que permanece huido de la justicia en Waterloo. En poco más de una hora la reunión acaba y cada uno se va por su lado, lo que acabará determinando también la senda política en Cataluña cara a la negociación de la investidura.

Precedente

Cuatro días antes, Puigdemont ya había dejado claro que la unidad independentista le traía al pairo. El 17 de agosto, a pocos minutos de las ocho de la mañana, Jordi Turull informaba a la Ejecutiva de JxCAT que el partido finalmente apoyaría a Francina Armengol como presidenta del Congreso solo horas después. ERC quedaba al margen. En este contexto, la petición de Aragonès en Castell Rose intentaba reconducir la situación y que los republicanos no quedasen en un papel subalterno. Crecido, tras el resultado con la Mesa del Congreso, Puigdemont optó por que JxCAT siguiese en solitario.

Ni ERC ni JxCAT se están atacando. Pero tampoco se comunican. JxCAT comienza a presumir de negociar mejor que ERC por el acuerdo para que se pueda hablar catalán en el Congreso y así lo filtra a sus periodistas afines que se hacen eco en redes y medios digitales independentistas. Inquietos, tres días después de la fallida reunión con Puigdemont, los republicanos sacaron a la palestra a la número dos de Aragonès, la consellera de Presidència Laura Vilagrà para afirmar: "Los objetivos del Govern y de ERC son ambiciosos desde el punto de vista nacional y social", tanto en lo que respecta a la amnistía como a la autodeterminación. Y afirmó entonces que la negociación llevada a cabo entre el Gobierno y el Govern "ha dado sus frutos", ya que los líderes independentistas encarcelados "están en casa desde hace tiempo".

Tras el revés de Puigdemont, el Govern sacó a Vilagrà para pedir coordinación

Vilagrà volvió a comparecer esta semana con el mismo mensaje: "No hablaré en nombre de partidos ni de grupos parlamentarios, pero existe la necesidad de coordinarnos todos los independentistas que apostamos por la amnistía, que es una línea roja, y que queremos abrir la carpeta de la autodeterminación". Se ha bajado el listón. De la unidad se ha pasado a pedir solo coordinación. Pero ni por esas.

Consecuencias

La consecuencia de todo esto afecta a la principal cuestión que se está debatiendo estos días en los contactos previos a un posible pacto para la investidura: la Ley de Amnistía. Sumar es el partido más implicado, pero en la práctica no pueden hacer una propuesta a los partidos catalanes. Se tiene que plantear un ofrecimiento a ERC, el partido que lleva más años trabajando más a fondo en un proyecto de amnistía, pero por separado. Y que a los republicanos les guste un aspecto de la ley, no quiere decir que JxCAT lo bendiga o viceversa. Eso dificulta alcanzar cualquier tipo de acuerdo. Y también otorga una posición de fuerza al PSOE y a Pedro Sánchez ante un interlocutor dividido.

Además, ERC se encuentra más centrado en introducir en el debate de las conversaciones por la investidura cuestiones vinculadas a la gestión de la Generalitat, como una nueva financiación autonómica o el traspaso de Cercanías de Renfe. Pero en JxCAT se apuesta por cuestiones más generales y, sobre todo, que Aragonès no pueda exhibir como una victoria política propia.

Carles Puigdemont rechazó la oferta de Pere Aragonès de negociar juntos y desde una posición unitaria la investidura de Pedro Sánchez. Así aconteció en una reunión que mantuvieron ambos en el sur de Francia, tras coincidir en un acto de la Universitat Catalana d’Estiu el pasado 21 de agosto, según han explicado fuentes del independentismo conocedoras del desarrollo del encuentro. A pesar de que en una fase previa ambos habían abogado en público por la unidad, solo el presidente catalán la defendió en el encuentro personal que mantuvieron. El Consell de la República que preside Puigdemont había pedido "unidad real en torno a la posibilidad de desbloquear el conflicto entre Cataluña y España". Pero luego, en la práctica, el expresident decidió que le daba más fuerza que JxCAT fuese quien tuviera la última palabra en la formación, o no, de un nuevo ejecutivo español.

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