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Sánchez negociará la amnistía que exige Puigdemont y solo renunciará al referéndum
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EL GOBIERNO AGRADECE EL TONO DE JXCAT

Sánchez negociará la amnistía que exige Puigdemont y solo renunciará al referéndum

En el PSOE se agarran a que el 'expresident' habría rebajado los decibelios de su discurso y mantienen su determinación de buscar un acuerdo, porque "los números para la investidura son los que son"

Foto: El expresidente catalán Carles Puigdemont. (EFE/EPA/Olivier Matthys)
El expresidente catalán Carles Puigdemont. (EFE/EPA/Olivier Matthys)
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El Gobierno desechará la carpeta del referéndum en una negociación con el partido de Carles Puigdemont para buscar su apoyo a la posible investidura de Pedro Sánchez. "No está encima de la mesa", se cierran tajantes fuentes de la Moncloa. Al contrario que la amnistía a los encausados por el procés, sigue siendo una línea roja. Desde el Ejecutivo, dejan entrever su determinación de "debatir" sobre el resto de condiciones que expuso este martes el expresident catalán desde Bélgica para negociar el apoyo de los diputados de JxCAT, entre las que destacó la amnistía "completa". El Gobierno sigue dando pasos discursivos hacia la normalización de un alivio penal en aras del "objetivo de la convivencia" y fuentes cercanas a los negociadores del PSOE también valoran pasos en el discurso de Puigdemont. Entienden estas fuentes en privado que habría "rebajado el tono", mientras que en público el argumentario se limita a defender el diálogo y acuerdos "siempre dentro del marco de la Constitución".

Sin entrar al fondo de sus exigencias, los socialistas se agarran a la supuesta modulación de su discurso hacia un mayor pragmatismo y el abandono del choque directo frente al Estado. De hecho, frente al recordatorio de que JxCAT "no ha renunciado ni renunciará a la unilateralidad como recurso legítimo", en la Moncloa responden que "también ha hablado de acuerdo". En esta fase de las conversaciones, en que se da por sentado que las reivindicaciones son de máximos y que "estamos en las antípodas", se apuesta por no entrar en un cruce de declaraciones. "Son las condiciones que ha fijado y está en su derecho", alegan las mismas fuentes.

Foto: Carles Puigdemont durante su comparecencia este martes en Bruselas, Bélgica. (EFE/Oliver Hoslet)

La unilateralidad, sin embargo, no casa con el marco del "diálogo" para "continuar la senda de la convivencia". Tampoco con una amnistía si esta se basa en "pasar página" y evitar la repetición de "errores", como abogó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el pasado lunes en su discurso de arranque del curso político.

Si el Ejecutivo ha levantado la línea roja de la amnistía, que siempre situó fuera del marco constitucional, Sumar avanza ya en una propuesta para darle encaje legal. La foto de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, con Puigdemont legitimó al expresident huido en Bélgica como interlocutor y se sustanció con una reunión en la que Sumar y JxCAT se comprometieron a "explorar todas las soluciones democráticas para desbloquear el conflicto político".

En el partido de Díaz, avanzan que exploran diferentes opciones y que lo único cerrado son los "carriles" para el procedimiento legislativo de una amnistía. Según han concretado fuentes de su grupo parlamentario, se tramitaría mediante una propuesta de ley acompañada de una declaración de urgencia. Un proceso para acortar los tiempos que asimilan a la reforma del Código Penal llevada a cabo para eliminar el delito de sedición y modificar el de malversación.

Los socialistas mantienen su hoja de ruta tras el discurso de Puigdemont, pero quieren evitar que les marquen los tiempos de la negociación

Los socialistas mantienen su hoja de ruta tras el discurso de Puigdemont. Sigue "vigente" la voluntad de Sánchez de trabajar en aras de un acuerdo para su posible investidura, indican remitiéndose a su discurso pronunciado 24 horas antes en el Ateneo de Madrid. "Sin temor, con ambición y también con audacia", sintetizó, convencido de poder armar "un nuevo Gobierno de progreso". A través del diálogo, según insistió, y con el reconocimiento de su dependencia del bloque nacionalista e independentista, porque "ninguna fuerza política puede hoy gobernar sola". En la Moncloa apelan a la aritmética para justificar que nada cambia en su determinación de buscar acuerdos con los independentistas porque "los números para la investidura son los que son".

Lo que sí buscan desde el Ejecutivo es seguir sus tiempos, sin dejar que se los marquen desde fuera. De ahí que también trasmitiesen su incomodidad por la decisión de Díaz de acudir a Bruselas para reunirse con Puigdemont. PSOE y Sumar están chocando en los tiempos de la negociación, con los primeros evitando las prisas y los segundos intentando pisar el acelerador. En otras negociaciones, Sánchez ha dejado para el final los acuerdos más complejos, que en este caso serían con JxCAT. Si va cerrándolos antes con otros partidos, como el PNV, se incrementaría la presión sobre los de Puigdemont.

Foto: Fernando Grande-Marlaska e Isabel Rodríguez en la rueda de prensa del Consejo de Ministros de este martes. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Los jeltzales, además, están tratando de reconstruir puentes en su relación histórica con los predecesores de JxCAT, que habían roto tras la fuga de Carles Puigdemont a Bélgica. De cara a la investidura, como ya demostró la foto de Díaz y Puigdemont y han reconocido otros actores políticos, se están produciendo negociaciones a varias bandas y a varios niveles. En Sumar daban por hecho, tras su reunión en Bruselas, que otros responsables políticos tienen previsto peregrinar a Bruselas o a Waterloo.

Los tiempos de la negociación y la discreción

En el PSOE, quieren preservar con celo tanto su manejo de los tiempos, sin oficializar negociaciones o acuerdos antes de la investidura de Alberto Núñez Feijóo, como la discreción. En privado, se mantiene su convencimiento de que las negociaciones llegarán a buen puerto y se aprecian gestos por parte de sus interlocutores, pero en público se evita dar cualquier pista y el relato se teje muy poco a poco. Ni siquiera se aclara si consideran que la amnistía está dentro del marco constitucional. Sin mencionar la amnistía, el ministro de Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, daba un rodeo plagado de eufemismos para afirmar que el actual marco constitucional "nos conduce, nos determina y provoca que estudiemos todos los alcances y con un objetivo concreto y claro: garantizar la convivencia en nuestra sociedad, en nuestro país".

La portavoz del Gobierno y ministra de Política Territorial en funciones, Isabel Rodríguez, encajaba todavía más hierática las condiciones que Puigdemont había dibujado unas horas antes. Sin mostrar sus cartas y evitando dar ninguna valoración que ofrezca alguna pista sobre si estas exigencias acercan o alejan las posibilidades de acuerdo para una hipotética investidura de Pedro Sánchez. Durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la portavoz se limitó a dar cuenta de que Pedro Sánchez siempre ha garantizado que se "cumpla la Constitución" y que ese será el marco para cualquier negociación, "con base en el diálogo" y el objetivo de la "convivencia".

Como un muro de discreción, Rodríguez incluso quiso desviar la presión a Alberto Núñez Feijóo, con el argumento de que, por respeto institucional, ahora es su turno por el encargo del jefe del Estado para que intente su investidura. Su única concesión fue trasladar un mensaje de tranquilidad porque "ya nadie se cree que viene el lobo", en referencia a los presagios de la derecha de aceptar unas reivindicaciones de los independentistas anticonstitucionales y que rompan la unidad territorial. "Ya está bien de meter el miedo en el cuerpo a los españoles. Sánchez ha demostrado que se hace cumplir la Constitución en toda España", concluyó. La máxima de la discreción da cuenta de la existencia de conversaciones, y es que a ella se suma la coletilla de que "cuando haya acuerdos, se explicarán".

El Gobierno desechará la carpeta del referéndum en una negociación con el partido de Carles Puigdemont para buscar su apoyo a la posible investidura de Pedro Sánchez. "No está encima de la mesa", se cierran tajantes fuentes de la Moncloa. Al contrario que la amnistía a los encausados por el procés, sigue siendo una línea roja. Desde el Ejecutivo, dejan entrever su determinación de "debatir" sobre el resto de condiciones que expuso este martes el expresident catalán desde Bélgica para negociar el apoyo de los diputados de JxCAT, entre las que destacó la amnistía "completa". El Gobierno sigue dando pasos discursivos hacia la normalización de un alivio penal en aras del "objetivo de la convivencia" y fuentes cercanas a los negociadores del PSOE también valoran pasos en el discurso de Puigdemont. Entienden estas fuentes en privado que habría "rebajado el tono", mientras que en público el argumentario se limita a defender el diálogo y acuerdos "siempre dentro del marco de la Constitución".

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