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Feijóo corrige su paso en falso con Junts y se aferra a una repetición electoral
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GÉNOVA NIEGA PRESIONES

Feijóo corrige su paso en falso con Junts y se aferra a una repetición electoral

Dirigentes del PP reconocen "desconcierto" interno por la estrategia de su líder con el partido de Puigdemont y celebran que haya rectificado con la reunión: "Esa opción era absolutamente inviable"

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante una rueda de prensa en el Congreso. (EFE/Zipi)
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante una rueda de prensa en el Congreso. (EFE/Zipi)

Alberto Núñez Feijóo se tomó su tiempo en atender a las voces de alarma que advertían sobre las consecuencias de una foto con los camaradas de Carles Puigdemont en el Congreso. Ni por "institucionalidad", ni por "respeto", ni por "cordialidad" en el marco de la ronda de contactos, como se había justificado durante días en la sede nacional del partido. El PP esperó a tener una coartada para dar un giro a su estrategia. Y el expresident les regaló un subterfugio con una comparecencia en Bruselas en la que enseñó las cartas con las que planea jugar en los próximos meses, con requisitos "implanteables e imposibles" que "niegan la existencia propia de la democracia". Un marco perfecto para corregir su paso en falso con Junts. "Nos podemos ahorrar esa reunión", finiquitó Feijóo. Bomba desactivada.

Génova niega que su giro de guion se deba a presiones internas. Las pretensiones de Junts de cara a la investidura nunca se han salido del carril de la completa despenalización del procés y del avance en la vía unilateral, pero en el equipo de Feijóo justifican ese cambio drástico en que Puigdemont ha elevado el precio de su voto al pedir de forma taxativa que la amnistía debe tramitarse de forma "previa" a comprometer su apoyo, además de rescatar la figura del relator e insistir en la autodeterminación. En esa tesitura, justifican en la dirección, no hay opción de diálogo.

Foto: Carles Puigdemont durante su comparecencia este martes en Bruselas, Bélgica. (EFE/Oliver Hoslet)

La determinación que Génova mantuvo hasta hace pocas horas de situar a los independentistas como un interlocutor "legítimo" —Feijóo defendió incluso en El Mundo que Junts no era su "rival político e ideológico"— desató cierta inquietud interna, que fue a más tras la reunión entre Yolanda Díaz y Carles Puigdemont en Bruselas. La incoherencia de criticar ese encuentro y defender al mismo tiempo una reunión de segundos espadas en el Congreso comenzó a superar al PP. Más allá de los críticos que alzaron públicamente la voz contra esa estrategia —en este caso, el líder del PP catalán, Alejandro Fernández, y la ahora diputada por Madrid Cayetana Álvarez de Toledo—, el ruido se instaló también en algunas baronías del partido, que advertían de que una reunión con Junts en este contexto "no se entiende", aunque sea dentro del Congreso.

"A Feijóo le ha faltado un poco de pedagogía, no ha sabido explicarlo bien", explica un barón autonómico. Otras fuentes territoriales ratifican que la gestión que ha hecho Génova del asunto ha "desconcertado" e incluso "sublevado" a importantes sectores del partido, que contenían la respiración a la espera de un paso atrás. "Era una jugada arriesgada, y se le estaba torciendo. Feijóo quería que la gente visualizara cómo él daba portazo a las reivindicaciones de Puigdemont, mientras Sánchez se entrega en cuerpo y alma. Pero esa opción era absolutamente inviable", analizan. Miembros de la dirección del partido confiaban incluso en poder escapar de su propia estrategia y que Junts rechazase el encuentro con el PP, tal y como ya hizo ERC.

Este martes, durante la reunión que Feijóo y Abascal mantuvieron en el Congreso, el líder de Vox trasladó también a su homólogo popular su "preocupación" por su predisposición de tratar al partido de Puigdemont, un "prófugo de la Justicia", como un interlocutor válido. Fuentes cercanas a Abascal aseguran que no fue una advertencia, y no condicionaría su apoyo a la investidura por esta cuestión. Más bien fue un consejo. La comparecencia del líder independentista se produjo justo cuando los dos mandatarios de la derecha se encontraban reunidos en la Cámara Baja. Poco después, Feijóo confirmó que no negociaría con Junts. Y el partido celebró rápidamente esa decisión.

Foto: Carles Puigdemont (2d), Yolanda Díaz, Jaume Asens y Toni Comín (d). (Reuters/Yves Herman) Opinión

Una de las primeras en hacerlo fue Cayetana Álvarez de Toledo, precisamente la voz que ha censurado con mayor fiereza la posible reunión con Junts. "Las exigencias del prófugo Puigdemont eran, son y serán inaceptables", escribía en redes. Alejandro Fernández, otra de las voces críticas con Feijóo, secundó las palabras de la exdiputada. Y otros cargos del partido, como José Luis Martínez-Almeida o Carlos Iturgaiz, se posicionaron rápidamente en el mensaje de repulsa al partido independentista. "Lo que pide el criminal prófugo de la Justicia es una rendición del Estado de derecho, romper los límites de la Constitución y quebrantar la igualdad de los españoles. El que tiene que rendirse es él, no España", publicó el alcalde de Madrid.

Solventado el problema, analizan en el partido, ahora toca pensar en el siguiente paso. La tesis que revolotea en la formación es que Feijóo debe "centrarse" y aprovechar las condiciones "imposibles" planteadas por Puigdemont como un balón de oxígeno para rearmarse e iniciar una estrategia de acoso y derribo a Sánchez. El hilo de requisitos que planteó el líder independentista resucita en el partido la esperanza de una repetición electoral el 14 de enero, a la que se aferra como única opción para alcanzar la Moncloa. La hoja de ruta pasa por afilar el discurso contra Sánchez y retratar el precio que este quiere pagar a cambio de conservar el poder. Y la amnistía puede ser el primer paso.

El PP da por hecho que Feijóo no conseguirá sumar los votos necesarios para sacar adelante su investidura el próximo 26 y 27 de septiembre y, tras la rectificación con Junts, Génova minimiza también sus opciones con el PNV tras semanas de insistencia. Los nacionalistas vascos ya han dado portazo a Feijóo en multitud de ocasiones, y en algunos sectores de la formación instan al líder nacional a desistir del intento para evitar exponerse a un mayor desgaste. Tras reunirse con Sánchez y Abascal, el mandatario gallego solo tiene en agenda dos encuentros más: con Fernando Clavijo, presidente de Coalición Canaria, con el que se verá este miércoles, y con el líder de UPN, Javier Esparza. El PNV, se resignan en Génova, ni está, ni se le espera.

Alberto Núñez Feijóo se tomó su tiempo en atender a las voces de alarma que advertían sobre las consecuencias de una foto con los camaradas de Carles Puigdemont en el Congreso. Ni por "institucionalidad", ni por "respeto", ni por "cordialidad" en el marco de la ronda de contactos, como se había justificado durante días en la sede nacional del partido. El PP esperó a tener una coartada para dar un giro a su estrategia. Y el expresident les regaló un subterfugio con una comparecencia en Bruselas en la que enseñó las cartas con las que planea jugar en los próximos meses, con requisitos "implanteables e imposibles" que "niegan la existencia propia de la democracia". Un marco perfecto para corregir su paso en falso con Junts. "Nos podemos ahorrar esa reunión", finiquitó Feijóo. Bomba desactivada.

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