Feijóo se resigna tras hablar con Urkullu y da por perdido al PNV
Urkullu ve "franca y provechosa" su conversación con el líder del PP. El lendakari le propuso conversar el martes, pero su mensaje quedó sepultado en la bandeja de entrada de Feijóo. La investidura no se trató
Ha habido portazos públicos, mensajes de WhatsApp que han quedado en el limbo y una llamada "franca" y "provechosa" entre Alberto Núñez Feijóo e Íñigo Urkullu, este miércoles, pero el PP ya asume que no tiene forma de convencer al PNV de que apoye la investidura de su líder. Los populares lo intentaron tras las elecciones generales del 23-J, volvieron a hacerlo al arranque de agosto y después de que el Rey designara al gallego candidato, aunque siempre se han topado con el mismo muro. Y Urkullu volvió a repetir el miércoles que esa gestión corresponde tramitarla con el partido. Ventanilla equivocada.
Horas antes del contacto que alaba el presidente vasco, según fuentes de la Lehendakaritza, en Génova, reconocían que las señales del partido jeltzale indicaban que no había "nada" que hacer para contar siquiera con sus cinco abstenciones. Aceptan que están ante una vía muerta, además, después de que el partido de Urkullu marcase el camino a Pedro Sánchez con una primera lista de deseos para esta legislatura. Y tras una nueva negativa de esta formación a los populares.
Tras ofrecer a los socialistas seis pactos de Estado a cambio de que le permitiesen gobernar dos años —como mínimo— y de obtener la previsible negativa de Sánchez, Feijóo ha visto retratada su soledad parlamentaria y ha querido corregir la idea de que el presidente vasco tampoco quiere cogerle el teléfono. "Esto de que el señor Urkullu no quiera hablar no es verdad", aseveró. Durante su larga comparecencia de prensa en el Congreso, Feijóo ha explicado que Urkullu sí le propuso hablar por teléfono el martes, cuando expresó su enésima negativa a apoyar al PP en la investidura.
El lendakari ha sido el primero de los presidentes autonómicos que conversa con el candidato a la Moncloa en el marco de su anunciada ronda de llamadas. Horas antes, Urkullu afirmó que "el tiempo previo a la investidura corresponde a los partidos políticos", y no a los presidentes autonómicos, evidenciando que estos no tienen asignado rol alguno en esta liturgia. De reunirse, apuntó, deberán hacerlo si logra gobernar, y no antes.
La relación entre el presidente vasco y el que fuera su homólogo en Galicia es buena, y ya durante la mañana en Génova se esforzaban por aclarar que Feijóo no iba a volver a pedirle el voto para la investidura. En la rueda de prensa, el líder del PP indicó que hablaría con él para conocer sus necesidades y aspiraciones como presidente autonómico, siempre en calidad de candidato a la Moncloa.
Fuera de cámara, insistían: no habría intentos por tratar de convencerlo de que abandone sus posiciones, que el PNV ha reafirmado en más de una ocasión, en boca de distintos portavoces. Solo un día después de las elecciones generales del 23 de julio, el Euskadi Buru Batzar (EBB) fijó postura: no apoyarían al PP por activa ni por pasiva, por sus pactos con Vox. Así lo estableció la dirección del PNV y así lo ha reiterado su portavoz en el Congreso, Aitor Esteban, incluso visibilizando cierto hartazgo.
Urkullu, además, ha prestado algo de oxígeno a un Feijóo que ya ha visto cómo los presidentes Pere Aragonès (Cataluña), Adrián Barbón (Asturias) y María Chivite (Navarra), de ERC el primero y los otros dos del PSOE, rechazaban participar en su ronda de consultas paralela a sus encuentros con los grupos. Mientras el PSOE se desquitaba con el líder conservador, y Sumar criticaba su última "ocurrencia", el PP presumía de haber acudido a su cita con el jefe del Ejecutivo en funciones con propuestas concretas bajo el brazo.
Y en el partido incidían en que, si Sánchez logra pactar finalmente con Junts y ERC, mostrará que está dispuesto a ceder ante exigencias como una ley de amnistía que Feijóo se niega a contemplar. No será presidente a cualquier precio, repetían. Este miércoles, por lo pronto, asumieron que el PNV no va a poner precio a sus votos, y que tendrán que buscarlos en otros caladeros si no quieren fracasar en el pleno del 26 y 27 de septiembre.
Ha habido portazos públicos, mensajes de WhatsApp que han quedado en el limbo y una llamada "franca" y "provechosa" entre Alberto Núñez Feijóo e Íñigo Urkullu, este miércoles, pero el PP ya asume que no tiene forma de convencer al PNV de que apoye la investidura de su líder. Los populares lo intentaron tras las elecciones generales del 23-J, volvieron a hacerlo al arranque de agosto y después de que el Rey designara al gallego candidato, aunque siempre se han topado con el mismo muro. Y Urkullu volvió a repetir el miércoles que esa gestión corresponde tramitarla con el partido. Ventanilla equivocada.