El PP espera el informe en contra de los letrados para dejar a Junts y PNV sin grupo en el Senado

PSOE y Sumar hicieron valer su mayoría este lunes en la Mesa del Congreso para cumplir con la primera exigencia de ERC y Junts y facilitar una investidura de Pedro Sánchez: tener grupo propio en la Cámara Baja pese a no cumplir los requisitos del reglamento. Los partidos que conforman la coalición de izquierdas cedieron parlamentarios a los soberanistas catalanes, que, con sus siete diputados cada uno, no llegan al 15% en todas las circunscripciones, solo en dos, y ni siquiera alcanzan ese porcentaje en el conjunto de Cataluña, por lo que necesitaban ayuda para su constitución como grupo propio. El PP votó en contra, al considerar que se produce un "fraude de ley" que altera las normas y la voluntad expresada en las urnas por los electores. En el Senado la decisión está pendiente del informe de los letrados.

Con este antecedente, los populares, con mayoría en la Mesa del Senado, han pospuesto la decisión sobre Junts, el PNV y Sumar para tener grupo propio en esta Cámara, donde tampoco cumplen las exigencias del reglamento, que cifra en 10 el número de senadores necesarios, y volverían a necesitar del PSOE, que ya se los ha ofrecido. La medida coincide con la ronda de contactos de Alberto Núñez Feijóo con los partidos para buscar apoyos de cara a la investidura del 26 y 27 de septiembre. El PP cuenta con 172 diputados, necesita cuatro para la mayoría absoluta y en las últimas horas ha insistido en “dialogar” con los de Carles Puigdemont y no tirar la toalla con los de Iñigo Urkullu. Los nacionalistas vascos, no obstante, han reiterado su rechazo.

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El rechazo a darles grupo propio se interpretaría como falta de voluntad de entendimiento de los populares, pero, según fuentes de la dirección nacional, esto no hará cambiar de postura al PP, que ha solicitado un informe a los letrados de la Cámara Alta que, según han trasmitido a El Confidencial, no sería favorable a los intereses de vascos y catalanes. Por lo tanto, la Mesa se inclina por rechazar que Junts y PNV tengan grupo propio.

Los peros estribarían en la ida y vuelta de los senadores prestados. El reglamento avala el préstamo de parlamentarios para llegar a los 10 exigidos y que se pueda reducir el número durante la legislatura, pero nunca bajar de seis. Es decir, diputados del PSOE deberán permanecer en los grupos de Junts y PNV, ya que tras el 23-J, y teniendo en cuenta los senadores por designación autonómica, el PNV cuenta en esta legislatura con cinco miembros, por lo que el PSOE le tendrá que ceder otros cinco senadores y mantener siempre al menos uno para que el grupo no se disuelva cuando acabe el periodo de sesiones.

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En el caso de los de Puigdemont, solo tienen tres senadores, pero ya han pactado con CC repetir la fórmula de la pasada legislatura de ir juntos como “grupo nacionalista”. La suma les da cuatro representantes, por lo que necesitan seis y mantener al menos dos de forma permanente. De esta forma, se daría el caso de que hubiera senadores del PSOE en hasta tres grupos. La normativa establece que "en ningún caso pueden constituir grupo parlamentario separado diputados que pertenezcan a un mismo partido".

Hasta ahora, se ha venido retorciendo el reglamento en función de los intereses de los partidos que controlan la Mesa, pero las fuentes consultadas insisten en que el PP no permitirá el “chalaneo” de senadores. Con esta postura, y aun a riesgo de dinamitar la interlocución con PNV y Junts, consideran que marcan distancias con Sánchez, que está “dispuesto a todo” para mantenerse en el poder. Dejarles sin grupo será una afrenta, dado que supone perder las asignaciones económicas y privarlos de la posibilidad de tener representación en los órganos del Senado, interpelar al Gobierno, presentar iniciativas y disponer de medios humanos y materiales extra.

La consigna es seguir la estrategia del “palo y zanahoria”. Es decir, romper la imagen del PP como un partido aislado, sin interlocutores en el Congreso más allá de Vox, y por otro marcar contundentemente las líneas rojas a los separatistas. Que Feijóo se haya abierto a dialogar con Puigdemont ha levantado ampollas en parte del partido más allá de las declaraciones del líder catalán, Alejando Fernández. Hay quienes dentro de la formación de centro derecha ven estéril el “desgaste” ante la opinión pública de sentarse a la mesa con los emisarios de un prófugo. Exigen contundencia al gallego.