Feijóo pedirá a Sánchez una reunión y tentará al PNV con más financiación

El encargo del Rey a Alberto Núñez Feijóo para que intente formar Gobierno no solo activa el contador electoral. También limita a un mes el plazo con el que cuenta el líder del PP para buscar los cuatro apoyos que le faltan para ahormar una mayoría suficiente que le lleve a la Moncloa. No es una tarea fácil. De hecho, es "casi imposible", según importantes dirigentes del partido. Pero Feijóo, aseguran en la cúpula nacional del partido, debe "pelear hasta el final" y buscar los votos, si es preciso, de debajo de las piedras. El líder popular está armando ya su agenda de contactos, que pondrá en marcha a partir de la próxima semana. Uno de los objetivos claros y primordiales que contemplan en Génova es el de invitar al jefe del Ejecutivo en funciones a una reunión formal con el candidato a la investidura. Acuda o no, entienden en el PP, la oferta tiene como objetivo evidenciar quién fue "el ganador de las elecciones" y quién "el perdedor".

El partido no tiene esperanzas de que Sánchez acepte de modo alguno la mano tendida de Feijóo para que permita un Gobierno en minoría de la lista más votada, la propuesta que el líder popular defendió hasta la saciedad durante la campaña electoral. Los populares asumen que el líder socialista maniobra en paralelo para atar su propia mayoría parlamentaria, con el concurso de nacionalistas e independentistas. Este miércoles, sin ir más lejos, tanto Sumar como el PSOE han cedido dos diputados cada uno a ERC y Junts para que tengan grupo propio en la Cámara Baja.

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Pero el PP aún alberga alguna esperanza. Génova celebra que Francina Armengol haya cedido a su propuesta de retrasar la sesión de investidura al 26 y 27 de septiembre, y reiteran que si diesen ya por perdida la votación, hubiesen pedido acabar cuanto antes con un debate la última semana de agosto para forzar elecciones antes de Navidad. Era la hoja de ruta inicial, pero el PP ha recuperado cierto optimismo tras lograr el encargo del Rey. "Tenemos que negociar. Todo es posible", reitera un alto cargo de Génova. "Hay que tener paciencia, porque la política cambia mucho. Es difícil, pero no imposible", añade un barón autonómico.

Lo que también se da por descontado en el partido es que Feijóo tratará de buscar posibles fisuras internas en las filas de los socialistas y buscará a dirigentes críticos con la estrategia de Sánchez y su alianza con Puigdemont, de quien depende enteramente que logre reeditar la coalición de gobierno. Ya en campaña, el líder del PP avanzó que, si ganaba las elecciones, llamaría a los barones del PSOE para que ejerciesen presión sobre Sánchez y que este se abstuviese en su investidura. Ese escenario se da por descartado, pero no la opción de atraer a posibles díscolos, ya no de cara a la investidura de Feijóo, sino a dinamitar un posible intento del candidato socialista en el Congreso si este amarra el sí de Junts y de ERC. Sobre todo si el pago es la amnistía, como ya valora el Ejecutivo, o nuevos pasos hacia la autodeterminación catalana.

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Feijóo arranca la ronda de contactos con un total de 172 apoyos en el bolsillo, los 137 propios más los 33 de Vox y los dos de UPN y Coalición Canaria. Una mayoría importante que, sin embargo, se ve ensombrecida por la mayoría de noes que sigue teniendo en la Cámara Baja. El bloque de Sánchez parece inexpugnable. Pero el líder del PP hará un intento a la desesperada por atraer al PNV, que ya ha negado a Feijóo hasta en cinco ocasiones. Los de Ortuzar sí contemplan una reunión "de cortesía" con el candidato a la investidura, pero insistem en que no facilitarám un Gobierno del PP.

En este punto, el PP centrará su interlocución con los jeltzales en el plano económico, y tratará de tentarles con más "financiación" e "inversiones", sin descartar un nuevo cupo vasco. Feijóo ya demostró a principios de año su compromiso con la especificidad del sistema tributario y de la autonomía del País Vasco cuando marcó distancias con Ciudadanos y Vox en el Senado y unió sus votos a PSOE y PNV para tramitar por la vía de urgencia, sin pasar por comisión ni admitir enmiendas, la actualización del cupo y concierto vasco. Era un gesto más en su intento de recomponer los puentes con los nacionalistas. Pero, de momento, no ha logrado abrir fisuras en la alianza entre el PNV y Sánchez.

Los populares aluden también a la "responsabilidad" de los de Ortuzar para operar de forma "inteligente" en el marco de la investidura y marcar distancias con un bloque en el que Bildu "se lo está comiendo por los pies". La proximidad de las elecciones vascas resta margen al PNV para salirse del tiesto y posicionarse en una ecuación en la que, además, se encuentra Vox. Pero el líder popular podría jugar una última baza con los jeltzales: no exigir su sí a la investidura de Feijóo, pero, al menos, acordar que tampoco facilitarán la de Sánchez.

Junts, interlocutor válido

El PP excluirá únicamente de su ronda de contactos a EH Bildu. Pero sí hablará con el resto de fuerzas parlamentarias, entre ellas, ERC o Junts. Se trata de un giro estratégico de Feijóo que denota cierta angustia por no quedarse a las puertas de la Moncloa. Hace solo unas semanas, diferentes portavoces con asiento en Génova negaban públicamente que el PP se fuese a sentar con el partido de Carles Puigdemont, un "prófugo de la Justicia" y un "golpista" cuyas siglas están "fuera de la Constitución".

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Pero el marco parece haber cambiado. Tanto, que el vicesecretario institucional, Esteban González Pons, minimizó el procés de "cuatro personas, cinco o 10" y justificó su intención de llamar a Junts en que se trata de un partido "cuya tradición y legalidad no están en duda". El objetivo es una abstención. Los límites, insisten, siguen estando en la Constitución.