"¡Pedro, quédate!": militantes socialistas piden al presidente que no dimita (pero pocos tienen esperanzas)

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Si el lunes le hubieran preguntado a cualquiera de los presentes qué planes tenía para el fin de semana, ninguno habría dicho que corear a favor del presidente del Gobierno en la calle Ferraz. Ni Esther ni Germán, dos militantes socialistas alicantinos, contaban con subirse en un autobús a las cinco de la mañana desde Elche: “Teníamos que habernos movilizado antes”, sentencia ella. Ambos partieron de vuelta a casa minutos después de que acabara la concentración. Viaje exprés para apoyar al presidente.

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Marisol Hernández

Las inmediaciones de la sede del PSOE estuvieron cortadas desde las 10:15, cuarenta y cinco minutos antes de la hora de inicio de la protesta. En primera fila, frente a la sede del partido socialista, se ubicaban los miembros de ADEPPU, la asociación de pensionistas que convocó oficialmente la marcha. Próxima a ellos está Margarita, de 89 años, “de Sevilla, pero residente en Guadalajara”. Amaneció antes de las siete para llegar a la capital a defender “la necesidad de que España continúe siendo democrática”, señala Gloria, su acompañante.

Es la primera vez que se produce una concentración de este tipo desde Pedro Sánchez ascendiese al cargo en 2016. La Policía Nacional estimaba la participación de hasta 40.000 personas, pero según cifras oficiales de Delegación del Gobierno, el número descendió a 12.500. ¿Dónde está el resto? El mal tiempo de la mañana de este sábado de abril no favoreció los ánimos. Los protestantes, en cambio, tenían la sensación de que había mucha gente. La realidad es que se reunieron muchos menos de lo que se esperaba.

Fue una cita sin altercados, pero con mucha música. La playlist sonó a Quevedo ("Quéeeeeedate"), a Raffaela Carrá ("Pedro, Pedro, Pedro") a Rigoberta Bandini ("Perra") y Mónica Naranjo ("Sobreviviré)". La cultura pop marcó el mensaje de los militantes. Solo prestando atención a la letra de las canciones, es sencillo adivinar cuál es su objetivo: pedir al presidente que no dimita. De hecho, varias personas portaban chapas con alguno de estos lemas.

La cita de este sábado es la punta del iceberg de unas jornadas de controversia. Este miércoles, Pedro Sánchez emitió una carta a la ciudadanía en la que explicaba que necesitaba “parar y reflexionar”. Anunció, también, que el lunes –coincidiendo con el santo de Pedro mártir–, decidiría si continuaba en el cargo o dimitía como presidente. El anuncio sentó como un jarro de agua fría entre la militancia socialista. “Pedro, no te rindas”, coreaban apelando al sentimentalismo. Las jornadas posteriores al anuncio del presidente estuvieron marcadas por el apoyo de diferentes miembros del partido a Sánchez; incluso José Luis Rodríguez Zapatero incitó a la población a movilizarse a favor del líder del PSOE.

Esa es la tesis que defienden algunos de los presentes: “Esos días de reflexión no se los ha dado para él, sino para nosotros. Es un toque de atención”, defiende Esther, explicando que, para su gusto, se han pasado muchas cosas por alto. Pero, ¿el qué? Desde su punto de vista, los “ataques a las ideas progresistas”.

- ¿Qué hará Pedro Sánchez el lunes?

- Yo creo que va a dimitir.

Este es el sentir de la mayoría de personas con las que pudo hablar este periódico. Pablo apenas tiene 20 años -era de los poquísimos jóvenes presentes-, pero predice que es lo que va a ocurrir: “Dimitirá”. Su pareja, Blanca, no lo tiene tan claro. Confía en que Sánchez permanecerá en el cargo. Y su madre, Ascensión, es más tajante: “No puede. No se puede ir ahora”. La incógnita de qué decisión tomará el presidente del Gobierno tiene a los miles de presentes en vilo. “No me atrevo a decir en voz alta qué hará”, responde Maite, una madrileña de 68 años. El punto en común de todos los consultados es el de la compresión. Según explican, entienden el hartazgo personal del presidente.

Durante estos días, y entre mensaje y mensaje en redes, destacaron los ataques a la prensa. A lo largo de la semana han quedado varias cosas claras. La primera, que Pedro Sánchez anunciará el lunes si continúa o no al frente del Gobierno. La segunda, que es un hombre profundamente enamorado. Y la tercera, que tras las informaciones en relación con su mujer –Begoña Gómez– desveladas por El Confidencial, y tal como explica este artículo, ni ella ni su equipo ha negado el contenido de las ocho exclusivas de este diario. Gómez remitió una carta al periódico solicitando la modificación de un titular, pero no de las informaciones de la noticia. Cuando este periódico reconoce escribir para El Confidencial, algunos manifestantes tuercen el gesto.

Había banderas del País Vasco, de Asturias, de Aragón. La suerte quiso que la lluvia desapareciera al inicio de la cita, por lo que los manifestantes cambiaron los paraguas por las pancartas de cartón. Otros tantos portaron rosas rojas y, aunque desde el partido habían colocado pantallas y altavoces para que la población pueda seguir el Comité Federal del PSOE, a escasos metros de la sede apenas se oían murmullos. “Yo no oigo nada”, confesó una mujer. Nada de eso impidió que griten “Pedro, quédate”. Hay quienes también crearon su propio merchandising con frases "icónicas" de la carta de Sánchez: "Y no me causa rubor decirlo".

Por su parte, tres amigas de Zaragoza llegaron en torno a las 12 de la mañana. Tienen 75,77 y 85 años: "Y si hay que volver [a manifestarse a Madrid], se vuelve", confesó Juanita, una de ellas. Sus acompañantes confían en que Sánchez decida quedarse, pero Juanita reconoce que entendería que decidiese irse aunque "no le interese a España".

El perfil de Ferraz era mayoritariamente de mediana edad, al igual que sus votantes. Según los datos del CIS de las últimas elecciones generales, un 32,7% de los adultos de entre 65 y 74 años optaron por los socialistas. Apenas se presentó gente joven en la veintena. Una mujer explica que, al final, son los más mayores quienes siempre terminan saliendo a la calle porque "saben lo que hay".

Cuando terminó el Comité Federal en el interior de la sede, multitud de cargos socialistas salieron a la calle para reunirse con los militantes. Y fue ahí cuando los ánimos parecieron elevarse. María Jesús Montero abrazó, besó y bailó con creces con quienes estaban en primera fila. Ellos, claro, no cesaban de gritar y aplaudir. Parecía que lo único que necesitaban para venirse arriba era ver a una vicepresidenta del Gobierno entregadísima. Poco después, la lluvia que venía dando tregua desde las 11 de la mañana apareció de nuevo. Y la fiesta socialista se fue desvaneciendo.