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Feijóo y Abascal normalizan su alianza tras 18 meses de altibajos y 145 pactos de gobierno
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ACUERDO DE INVESTIDURA

Feijóo y Abascal normalizan su alianza tras 18 meses de altibajos y 145 pactos de gobierno

PP y Vox escenifican su "nueva etapa" como colaboradores necesarios con la primera reunión oficial entre sus líderes y tras haber cerrado acuerdos de coalición en cinco comunidades autónomas y cientos de ayuntamientos

Foto: Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal durante la reunión que han mantenido en el Congreso este martes. (EFE/Zipi)
Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal durante la reunión que han mantenido en el Congreso este martes. (EFE/Zipi)

Wasaps, algún que otro telefonazo y almuerzos secretos. La relación entre Feijóo y Abascal, aunque "fluida", ha estado sumida en las sombras durante casi 18 meses. Y más por decisión del primero que del segundo. La foto que este martes se han hecho en el Congreso de los Diputados sienta un precedente. Es la primera cita pública y formal que los dos líderes protagonizan desde que el gallego puso un pie en la séptima planta de Génova. La dirección del PP encuadra la reunión en la "normalidad democrática" como parte de la ronda de contactos de un aspirante a la Moncloa. Pero entre ambas fuerzas se respira, casi por primera vez, un espíritu de camaradería con un objetivo común: combatir otra posible legislatura de Sánchez. Un "Frankenstein plus" para el PP. Un "Gobierno de destrucción nacional" para Vox.

El líder del PP acude a la reunión sin papeles. No seguirá el patrón del encuentro con Sánchez, al que presentó un documento con una suerte de acuerdos de Estado en busca de una rúbrica que nunca llegó. No habrá firmas que sellen el nuevo pacto de no agresión entre Feijóo y Abascal, dicen en Génova, pero sí fotografías que acreditan el nuevo vínculo que nace oficialmente este martes entre dos mandatarios que ya son aliados reconocidos.

Foto: El presidente del Partido Popular en Murcia, Fernando López Miras (2d). (EFE/Marcial Guillén)

En los equipos de los dos dirigentes insisten en que la reunión servirá para atar los últimos flecos del acuerdo de investidura entre PP y Vox. Feijóo presentará su modelo político de cara a un eventual Ejecutivo con los mismos puntos que defendió ante Sánchez hace menos de una semana, entre los que figuran la reducción del gasto político, con un máximo de 15 ministerios; compromisos en materia de regeneración democrática; independencia institucional; sanidad pública; conciliación familiar, o reformas para un reparto justo del agua. A priori, el único punto de conflicto será la defensa de Feijóo respecto al "fortalecimiento de la España de las autonomías", un concepto que Abascal no solo rechaza, sino que propone derribar.

El líder de Vox, por su parte, no ha planteado ninguna línea roja en la cuestión del modelo autonómico. Su lista de condiciones tampoco afecta a puntos programáticos concretos. Este martes, Abascal dirá a Feijóo que mantendrá su apoyo siempre que se atenga a ciertos parámetros, como el "escrupuloso respeto" a la "legalidad constitucional", a la "igualdad de todos los españoles ante la ley" o a la "recuperación de la neutralidad de las instituciones secuestradas por la izquierda". Abascal cuestionará también ante su homólogo del PP su intención de abrir la puerta a Junts a una reunión, si bien fuentes de la cúpula de Vox bajan el tono y suavizan el órdago: "No vamos a decirles nosotros con quién tienen que hablar y con quién no", añaden.

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El máximo representante del partido ultraconservador se mantendrá fiel a Feijóo si este blinda "el fin del apartheid a la tercera fuerza política de España". De momento, sostienen en Vox, el mandatario gallego ha cumplido con creces esta última premisa. En la formación de Abascal celebran que, "por fin", PP y Vox hayan abierto una "nueva etapa" en la que se prima "la normalización de lo que es normal", los acuerdos sin complejos, el reconocimiento público de alianzas que han cambiado de color el mapa autonómico. "Se abre una nueva etapa de entendimiento entre Vox y el Partido Popular. La obligación y el patriotismo nos hacen entendernos", solemnizaba a viva voz el líder de Vox este lunes. En Génova, se muestran más comedidos a la hora de valorar la nueva relación con el partido de Abascal, aunque siguen la estela de halagos que ha ido dejando Feijóo en los últimos días ante un socio, quizá no preferente, pero sí necesario.

Los dos dirigentes han encauzado su relación después de romper puentes tras la votación de la Mesa del Congreso, en la que Génova decidió aislar a Vox y no cederle un puesto en el órgano parlamentario. En el PP, imperó una vez más la estrategia de arrinconar a Vox, en la que tanto se había empeñado Feijóo, en contra de la hoja de ruta que había seguido su propio partido en el ámbito territorial. Pero Abascal tensó la cuerda y amenazó a su homólogo popular con retirarle sus 33 apoyos a la investidura, insuficientes para gobernar, pero necesarios para exhibir músculo ante el Rey como aspirante con más apoyos para pelear por la Moncloa. Tras varios rifirrafes, Feijóo cedió a la única pretensión de Abascal: que el líder popular reconociese y defendiese públicamente su alianza. Y así lo hizo el mandatario popular, que por primera vez destacó en el Congreso su estrecha "colaboración" con el partido ultra.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Juan Carlos Hidalgo) Opinión
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El PP aparca así la batalla por hacerse con el electorado de Vox y lo ubica como único aliado para doblar el brazo a Sánchez. El giro estratégico de Génova tuvo su colofón con una sorpresa en la Región de Murcia. El PP hizo toda una declaración de voluntad respecto a sus nuevas intenciones con los de Abascal cuando rectificó su veto a la entrada de Vox en el Ejecutivo de Fernando López Miras, y accedió a que ocupase dos consejerías. Los argumentos que con tanto ahínco han defendido los populares en los últimos meses para no ceder ante Vox en este territorio, donde el PP se quedó a solo dos escaños de la absoluta, cayeron como un castillo de naipes.

Con este último acuerdo, PP y Vox cierran el círculo de pactos territoriales. Ya gobiernan juntos en 140 ayuntamientos, cinco de ellos capitales de provincia, además de cinco autonomías: Castilla y León, Extremadura, Comunidad Valenciana, Aragón y Murcia. En uno y otro partido sostienen que, en la mayor parte de los casos, la relación entre sus dirigentes territoriales es incluso mejor que en el ámbito nacional, y afrontan la nueva etapa con optimismo. En algunos sectores del PP subyace, no obstante, el temor de que el ascenso del ala dura en Vox, liderada por Jorge Buxadé, que ha ganado peso tras la salida de Iván Espinosa de los Monteros, tense sus relaciones a nivel autonómico por la intromisión de la dirección de Bambú y los obstáculos que tendrán que saltar en los próximos meses, con la vista puesta en los presupuestos autonómicos.

Wasaps, algún que otro telefonazo y almuerzos secretos. La relación entre Feijóo y Abascal, aunque "fluida", ha estado sumida en las sombras durante casi 18 meses. Y más por decisión del primero que del segundo. La foto que este martes se han hecho en el Congreso de los Diputados sienta un precedente. Es la primera cita pública y formal que los dos líderes protagonizan desde que el gallego puso un pie en la séptima planta de Génova. La dirección del PP encuadra la reunión en la "normalidad democrática" como parte de la ronda de contactos de un aspirante a la Moncloa. Pero entre ambas fuerzas se respira, casi por primera vez, un espíritu de camaradería con un objetivo común: combatir otra posible legislatura de Sánchez. Un "Frankenstein plus" para el PP. Un "Gobierno de destrucción nacional" para Vox.

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