Es noticia
"El discurso anti-Vox lo fabrica Sánchez y el PP lo que hace es comprárselo"
  1. España
Entrevista a Xosé Luis Barreiro

"El discurso anti-Vox lo fabrica Sánchez y el PP lo que hace es comprárselo"

El exvicepresidente de la Xunta, autor del ensayo biográfico 'A propósito de Feijóo', reflexiona sobre el presente y el futuro a corto plazo del líder del PP, sobre la investidura y sobre las relaciones en la derecha

Foto: Xosé Luis Barreiro posa en su domicilio para El Confidencial. (Brais Lorenzo)
Xosé Luis Barreiro posa en su domicilio para El Confidencial. (Brais Lorenzo)

Ahora que tantos vuelven la mirada hacia Alberto Núñez Feijóo, ahora que tantos se preguntan cómo piensa gestionar el presidente del PP la inesperada frustración de un partido que gana unas elecciones pero no llega a gobernar, ahora que aparecen las dudas y se buscan afirmaciones y certezas, ahora es el momento de recordar que en el otoño pasado, cuando nada hacía pensar en un 2023 tan convulso para la derecha española, en todos los sentidos, se presentó una biografía que fue acogida como la antesala de un triunfo cantado.

A propósito de Feijóo (Ediciones Nobel) es el ensayo biográfico que escribió Xosé Luis Barreiro Rivas (Forcarei, Pontevedra, 1949), que es uno de los politólogos más reconocidos de la actualidad y uno de los políticos más activos de la Transición, con un enorme protagonismo en Galicia, no exento de sonadas polémicas. Barreiro hizo bien al precisar en su libro que no pretendía hacer una biografía, “en primer lugar, porque no es prudente biografiar a personas activas que todavía tienen la posibilidad de estropear, con una sola acción desafortunada, el trabajo de un libro entero”. Hizo bien, porque ahora que Feijóo se enfrenta al primer gran fracaso electoral de su trayectoria política, a pesar de haber ganado las elecciones generales, es cuando conviene preguntarse por la persona y por el líder que entonces se presentaba como “la excepción Feijóo”.

PREGUNTA. Empecemos por lo más reciente. La estrategia de Feijóo en la constitución de la Mesa del Congreso ha resultado desconcertante. ¿A usted le ha sorprendido?

RESPUESTA. Pues no, no me ha sorprendido. Primero, porque a los partidos de la mayoría parlamentaria con la que pretende gobernar Pedro Sánchez les viene bien esa composición, tanto si gobiernan como si no gobiernan. No se puede olvidar, en este sentido, que Sánchez está obligado a pactar con Puigdemont de la misma forma que Puigdemont necesita pactar con Sánchez. Todo lo que vemos es teatro, porque ambos se necesitan. Y tampoco me ha sorprendido, porque Feijóo decidió apostar a una carta que no debía haber jugado, la de pensar que Vox no se iba a atrever a hacer lo que hizo: apoyar a su propio candidato al no existir un acuerdo con el PP. De hecho, lleva jugando con eso desde el principio, desde las elecciones municipales y autonómicas, y en política, cuando se va a más de tres carambolas, casi nunca es verdad.

"Sánchez y Puigdemont se necesitan, todo lo que vemos es teatro"

P. Pero, usted que lo conoce bien, ¿qué le pasa a Feijóo? ¿Cómo comete esos errores de bulto alguien tan experimentado? En su libro, lo describe como “un líder construido a fuego lento, con impecable precisión y riguroso esfuerzo”.

R. Nunca hay una sola causa para esas explicaciones… Me detendré en dos que me parecen fundamentales. La primera es que la derecha tiene un enorme complejo frente a la moralidad estereotipada de la izquierda. A Feijóo le molestaba extraordinariamente que tuviese que llegar al poder con Vox y que tuviese que darle una representación en su Gobierno. Pero la realidad es la que tenemos delante desde hace mucho tiempo, que el PP iba a necesitar de Vox para gobernar. En el libro, es la hipótesis que contemplo, porque era impensable un salto hasta la mayoría absoluta. ¿Qué se debía haber hecho? Asumirlo, no pregonarlo, pero tampoco estorbarlo. Con lo cual, había que prepararse con un marco de relaciones, limitado y elegante, para cuando llegara la hora de negociar. No se hizo, se produjo un cambalache incomprensible en los ayuntamientos y las autonomías, y se estableció un discurso absolutamente contradictorio e hiriente para el PP, que acabó tragando con todo lo que tenía que tragar. Y todo eso, mientras se pensaba que se obtendría una mayoría absoluta o suficiente en las elecciones generales para no tener que gobernar con Vox. Evidentemente, ese ha sido un error muy importante.

placeholder El exvicepresidente de la Xunta es autor del ensayo biográfico 'A propósito de Feijóo', sobre el líder del PP. (B. L.)
El exvicepresidente de la Xunta es autor del ensayo biográfico 'A propósito de Feijóo', sobre el líder del PP. (B. L.)

P. ¿Y la segunda causa de la que hablaba?

R. Es consecuencia de la primera. El error segundo de Feijóo es el de practicar una política de partido en un momento en que lo fundamental es la política de bloques. En el otro lado, este concepto está muy claro desde mucho antes de la campaña electoral: Pedro Sánchez sabe que estamos en una política de bloques y ha construido toda su estrategia sobre esa certeza. Con lo cual, en la campaña lo que hemos visto es a un candidato, Pedro Sánchez, que aceptó esa realidad desde el principio, la blanqueó y la defendió, mientras que el otro candidato, Núñez Feijóo, estaba todo el día lavándose las manos no fuera a contaminarse en un encuentro en el que tuviera que darle la mano a Santiago Abascal. Qué le podía pasar mejor a Pedro Sánchez que, en esa política de bloques, no de partidos, el candidato del PP mantuviera un discurso acomplejado y contradictorio frente a Vox, es decir, contra su propio bloque. Yo nunca pensé que Feijóo se iba a equivocar en eso.

P. Bueno, igual debemos pensar que lo que pretende el Partido Popular es absorber a Vox, igual que hizo con Ciudadanos, y que esa es su estrategia: volver a aglutinar a toda la derecha, desde el centro a los extremos.

R. Pues el Partido Popular ya debería saber que a las formaciones que compiten en el mismo espacio electoral se las absorbe mejor desde el poder que desde fuera del poder. Tienen el ejemplo reciente en lo que ha pasado en Andalucía y en Madrid, donde Vox ya es innecesario, o cómo va imponiéndose en Castilla y León. De modo que no, esa explicación no sirve o está errada. Le vuelvo a repetir: el debate principal que hay en este país no es lo que hace Puigdemont o lo que hace Abascal, sino si el que nos va a gobernar se llama Pedro Sánchez o Alberto Núñez Feijóo. A eso es a lo único que había que jugar, solo a eso. Y uno dio esa batalla y el otro no la dio.

"Feijóo juega a una carta equivocada con Vox, y en política, cuando se va a más de tres carambolas, casi nunca es verdad"

P. Quizás en el bloque de la izquierda no afecte lo que haga Puigdemont, pero es evidente que en el centro derecha sí chirrían los mensajes de Vox contra la violencia de género, el colectivo LGTBI o los inmigrantes. ¿No le parece?

R. Sí, pero todo eso ha sido amplificado con dos o tres trolas que se han metido, como la de que la extrema derecha solo está presente en gobiernos de España. Se ignora lo que pasa en Italia, en los países nórdicos, en Alemania y en Centroeuropa. Claro que el Partido Popular en sus acuerdos con Vox tiene que hacer valer sus principios, pero es que ese no es el problema. La cuestión es que el discurso anti-Vox lo fabrica Pedro Sánchez y el PP lo que hace es comprárselo. Fíjese en esto: Pedro Sánchez lo que dice es que los de su bloque son buenos y que en el bloque de la derecha están los malos; y el PP, como tiene esa relación acomplejada, acaba aceptándolo. En buena medida, como todo está relacionado, esto pasa por la euforia de las elecciones municipales y autonómicas, que es la que les lleva a pensar en un triunfo holgado en las elecciones generales, sin depender de Vox. Y debo admitir que yo también me sumé a esa euforia, pero a 10 días de las elecciones ya empezó a estar claro que las cosas no iban bien. Dicho esto, no olvidemos que Feijóo es quien ganó las elecciones y que al bloque de la derecha le faltan cuatro diputados para la mayoría absoluta. Ese es el mayor dolor, de hecho: pensar que todo se debe a un fallo de cálculo en la recta final.

P. Feijóo, de haber conseguido la presidencia del Gobierno de España, se habría convertido en el político con más edad en llegar a ese cargo. ¿Cómo le puede afectar esa circunstancia ahora? ¿Cree que se abrirá una crisis de liderazgo en el PP?

R. En lo que tiene que pensar ahora el Partido Popular no es en abrir una crisis, sino en las infinitas posibilidades que tiene para convertir la presidencia de Pedro Sánchez en un calvario. Feijóo, como presidente del PP, tiene muchísimo poder en los ayuntamientos, en las autonomías, en el Congreso y en el Senado, aquí con mayoría absoluta. Es decir, nos encontramos con la oposición más fuerte de la historia frente al Gobierno más débil. Piense que el respaldo de Sánchez en el Congreso, si consigue finalmente la presidencia, como parece, es muy ajustado y, en cada votación, tiene que lograr que no se le enfade ningún socio. Y tiene a varios de ellos que lo que persiguen es humillar al Gobierno de España. Súmele a todo eso que la política europea de ayudas tras la pandemia ya se acaba, y de nuevo vienen las exigencias. De modo que, desde esa perspectiva, el Partido Popular debería pensar que puede perder la batalla de la investidura, pero no la guerra. Feijóo tiene que seguir siendo la apuesta y quien lidere el Partido Popular. No hay que dudar de él, porque tiene capacidad para hacerlo. Lo que ya no sé es qué pasa en el equipo que le rodea.

"Otro error de Feijóo es el de practicar una política de partido en un momento en que lo fundamental es la política de bloques"

P. ¿Qué quiere decir con eso?

R. Pues que a Feijóo lo conozco, pero no a la cúpula del Partido Popular. No sé si los errores de los que hablamos son de una persona, de Feijóo, o de la gente de su entorno. Si es un error personal, a Feijóo le sería fácil corregir la deriva, pero si fueron otros los que le impusieron esa táctica de ponerle una barrera a la ultraderecha, es mucho más complicado. Pero el origen de todo eso no lo sé, ya le digo. Tampoco es fácil conocerlo, porque no hablan de eso públicamente, nadie hace un diagnóstico de lo ocurrido, sino que siguen repitiendo que han sido el partido que ha ganado las elecciones. Es posible que estén esperando a que pase la investidura, pero si no es así, si se empecinan en el mismo discurso, el recorrido esperable es el de sucesivas derrotas parciales.

placeholder Foto: B. L.
Foto: B. L.

P. En su etapa política, usted se caracterizó por la defensa de la autonomía gallega. ¿Qué le parece que una de las concesiones de esta legislatura haya sido la de reconocer el uso de todas las lenguas en el Congreso de los Diputados?

R. Pues no le doy la importancia que algunos le están dando, ni en términos económicos, ni políticos, ni sociales, en el sentido de que España vaya a estar más dividida por ello. Yo lo contemplo solo como un trágala más de todos por los que se hará pasar al presidente del Gobierno. Como los independentistas saben que es un asunto que levanta pasiones, por eso se lo hacen tragar a Pedro Sánchez, para hacer más evidente su debilidad. Pero realmente no tiene mucha trascendencia. La prueba la tiene usted, es que ya era oficial en el Senado, y hay mucha gente que se está enterando ahora.

"El PP no tiene que pensar en abrir una crisis, sino en las posibilidades que tiene para convertir la presidencia de Sánchez en un calvario"

P. También se exige una ley de amnistía, aunque la Constitución prohíbe expresamente los indultos generales. Ya sabemos que el independentismo usa el término amnistía para equiparar la democracia con el franquismo y los condenados por el procés con los presos políticos de la dictadura. En todo caso, si la amnistía es imposible, ¿quién está engañando a quién?

R. Bueno, a ver, cosas que parecían imposibles ya han sucedido. También dijo Pedro Sánchez que iba a agravar las penas por sedición y acabó suprimiendo el delito del Código Penal.

P. Hombre, no es lo mismo. Me refiero a que con la amnistía puede pasar igual que con el referéndum de independencia, que se habla y se habla, pero el PSOE nunca lo va a aceptar porque es inconstitucional.

R. Pues no estoy de acuerdo. Entre otras cosas, porque la táctica que se utiliza es otra, van paso a paso, primero se autorizan consultas no vinculantes y se allana el camino para el referéndum. En lo que tenemos que fijarnos es en el fondo de todo esto, en la idea que se tiene de España. A diferencia de otros países, incluso naciones mucho más jóvenes que la española, aquí se ha ido asentando la idea de que España es indivisible porque lo dice la Constitución, no porque lo sea en realidad. De modo que si se cambia la norma, España se va al carajo. Lo alarmante es la cantidad de gente que lo defiende, hasta catedráticos que lo avalan. Así que si usted me dice, "esto no puede suceder porque lo dice la Constitución", lo que yo le digo es que nosotros vivimos en este país, no en la Constitución. Son pasos sutiles, pero todos ellos encaminados hacia un mismo fin. Me preguntaba antes por los idiomas. Pues bien, fíjese en esa jugada: de repente, se empieza a hablar en el Congreso de los Diputados “de los idiomas oficiales de España”. Oiga, que en España solo hay un idioma oficial, los otros son oficiales en sus respectivas comunidades autónomas. Todo confluye en lo mismo. La degradación de la realidad histórica es idéntica: todas las autonomías reivindican que ya existían antes de que llegaran los romanos, y no digamos ya los catalanes, los vascos y los gallegos, que somos anteriores al diluvio universal… Todo es anterior a los romanos, menos España, que es un invento. En definitiva, lo que le decía, que es un error pensar que la Constitución puede parar a la política porque nunca ha sido así. ¿Cómo entró la Segunda República en España? Un día se suben al balcón y se cambia la bandera. Así ha sido en todas las constituciones que ha habido en España en el último siglo y medio. Creo que ese dato es demoledor.

"Es un error pensar que la Constitución puede parar a la política, porque nunca ha sido así en España en el último siglo y medio"

P. Sinceramente, creo que no es comparable ni este tiempo ni esta España con la de los últimos 150 años. Esta España constitucional, integrada en la Unión Europea, es una garantía contra la involución.

R. Ya veo… Usted es de los que piensan que no hay ningún problema… Vale, pero le repito que la experiencia histórica en España lo que indica es que las constituciones nunca han parado los impulsos políticos. Todas las constituciones se han reformado por la vía de los hechos consumados y han caído por el mismo sistema.

placeholder Foto: B. L.
Foto: B. L.

P. No, no pienso que no haya problemas muy serios en España, digo que no creo que se pueda sostener que estamos igual que en la Segunda República. A veces, de hecho, se olvida pronto que la política siempre ha sido convulsa en esta democracia. Fíjese en su caso: dejó el PP en Galicia, le llamaron tránsfuga y votó a favor de una moción de censura para convertir en presidente a un socialista, con el apoyo también de Esquerda Galega, que era una especie de Podemos de la época.

R. A ver, cuando se produjo aquella moción de censura hacía un año que yo me había dado de baja de la Alianza Popular de entonces. Es cierto que conservé el escaño, con lo que puede existir esa interpretación de tránsfuga, además de otras muchas circunstancias que me llevaron a apoyar aquella moción. Todo eso ocurrió hace casi 40 años y lo que le puedo decir es que vivo mi historia con una gran placidez y reconocimiento social.

Ahora que tantos vuelven la mirada hacia Alberto Núñez Feijóo, ahora que tantos se preguntan cómo piensa gestionar el presidente del PP la inesperada frustración de un partido que gana unas elecciones pero no llega a gobernar, ahora que aparecen las dudas y se buscan afirmaciones y certezas, ahora es el momento de recordar que en el otoño pasado, cuando nada hacía pensar en un 2023 tan convulso para la derecha española, en todos los sentidos, se presentó una biografía que fue acogida como la antesala de un triunfo cantado.

Alberto Núñez Feijóo
El redactor recomienda