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El independentismo se ceba con Aragonès por la cumbre España-Francia: "Es el mayordomo"
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Críticas e insultos

El independentismo se ceba con Aragonès por la cumbre España-Francia: "Es el mayordomo"

Excargos soberanistas y los sectores más radicales se burlan del presidente de la Generalitat y censuran su participación en el encuentro entre Sánchez y Macron. En ERC, temen que la manifestación contra la cumbre acabe contra ellos

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE/Andreu Dalmau)
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE/Andreu Dalmau)

La cumbre franco-española, convocada por Pedro Sánchez para reunirse con Emmanuel Macron en Barcelona este jueves, es un balón de oxígeno para las organizaciones independentistas más extremistas. Pero también es una herramienta que las mismas entidades utilizan para erosionar la imagen del propio jefe del Ejecutivo, de España como país y del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, a quien despellejan en las redes sociales y en los foros y reuniones soberanistas. Algunos de los gurús del nacionalismo catalán son crueles, y en ocasiones zafios, contra Aragonès, a quien tratan de desdibujar con todo tipo de epítetos. Desde Pere el Sometido a Pere el Gran o Pere el Ceremoniós.

Antonio Baños, exportavoz de la CUP en el Parlament, reaccionó así ante el anuncio de que Aragonès asistiría a la cumbre: “Ya han contratado empresa de catering, pues”. Con anterioridad, había expresado otra frase no menos despectiva. “¿Sabemos si el president portará el pastelito? ¿O lavará los platos?”, añadió. Las redes son testigo mudo de cómo muchos internautas comenzaron a mofarse del dirigente republicano llamándolo “mayordomo” ante la invitación a asistir a la cumbre. Una viñeta en la que Sánchez utiliza a Aragonès de alfombra cuando se reúne con Macron es el súmmum de la sorprendente campaña. La propia presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), Dolors Feliu, propuso públicamente a Aragonès acudir al encuentro con una bandera estelada.

Foto: Imagen de archivo de los disturbios que sacudieron Barcelona tras la detención de Puigdemont en 2018. (EFE/Andreu Dalmau)

Àngels Martínez, exdiputada de los comunes y conocida por retirar las banderas españolas (junto a las catalanas) que los diputados del PP habían colocado en sus escaños, escribió un artículo en el que recordaba al president que “no es haciendo de buen criado como muchas queremos ver al president": "Es más, señor Aragonès, si yo soy una a representar, mejor baje con las compañeras y compañeros de la ANC, de Òmnium, del Consell per la República, de la Intersindical y de los partidos políticos que, como mínimo, el día 19 entienden dónde se ha de estar”.

Vuelve el victimismo

Josep Lluís Alay, jefe de la Oficina de Carles Puigdemont, el alto cargo del Govern que se embolsa cada año 107.000 euros, echa mano del instrumento que más éxitos ha dado al catalanismo históricamente: el victimismo. Así, Alay añadía de su cosecha que “en 1659, firmaron el Tratado de los Pirineos para destruir la primera república catalana, pero esta vez no habrá tratado que impida una Cataluña independiente. En Madrid, París y Bruselas ya se lo pueden meter en la cabeza”. El alto cargo tiene una particular visión de lo que es la cumbre: “España nos obliga a cerrar nuestro museo nacional MNAC [el Museo Nacional de Arte de Cataluña es el escenario del encuentro, un lugar donde se realizan muchas reuniones o convenciones]. Silencio total. ¿No se quejará nadie de esta humillación del nuevo Tratado de los Pirineos?”. Aleix Sarri, asesor principal de Puigdemont en Bruselas y director de la oficina europarlamentaria de Junts, también tira con bala contra Aragonès: “Blanquear una cumbre pensada para visualizar tu derrota y en la que no tienes nada que decir en la agenda ni en los términos en que se realiza”.

Foto: Pere Aragonès y Oriol Junqueras. Foto de archivo. (EFE/Quique García)

Chema Clavero, uno de los activistas más seguidos por el independentismo y alineado con las tesis de los círculos duros de JxCAT y de los CDR, criticó que Aragonès “irá a darle la razón a Sánchez ante Macron y hacerle de muleta ante Europa. Triste papelón para un político españolista sin ningún nivel político”.

Los grupos extremistas utilizan incluso a sectores de ERC contrarios al diálogo para desgastar la imagen de Pere Aragonès, como un escrito del Collectiu Primer d’Octubre, que agrupa a los militantes republicanos más radicales. Esa entidad rechaza la cumbre y la presencia del president. En un escrito, la organización pide a Macron “que no acate el Tratado de los Pirineos firmado por el monarca Luis XIV”. A Pedro Sánchez, que “escuche al pueblo de Cataluña y respete nuestro legítimo derecho a la autodeterminación”, mientras que a Aragonès le reclama “que decline la invitación a participar como representante de la Generalitat de Cataluña mientras los Estados francés y español no acepten las peticiones anteriormente citadas”. Y zanjan que, “por coherencia, si los militantes y votantes de ERC estamos llamados por el partido a participar contra la cumbre, no nos queremos encontrar delante a un presidente de ERC”.

En realidad, la postura de Esquerra es curiosa. Su portavoz, Marta Vilalta, llamó este lunes a participar en la manifestación contra el encuentro de los dos dirigentes mientras Aragonès está con ellos en el escenario. Según Vilalta, lo que se quiere subrayar es que “el conflicto político entre Cataluña y el Estado español no se ha resuelto” y que “el independentismo sigue vivo”. Las encuestas, no obstante, hablan de un bajón sin precedentes del suflé soberanista, a niveles inferiores a los de 2012: solo un 29,4% apoya actualmente la independencia de Cataluña. Y solo una pequeñísima parte, el 4,2% de los nacionalistas, cree que Cataluña será independiente. Los dirigentes de ERC temen que la manifestación contra la cumbre acabe siendo una manifestación contra ellos y el Govern, y que esa circunstancia les pase factura electoralmente. De ahí que hayan cultivado en los últimos días su faceta más guerrera, lanzando consignas tan independentistas como el que más.

Pedir fiesta para protestar

Pep Rovira, candidato de Primàries (la marca municipalista de la ANC) en las próximas elecciones locales, destacaba: “El presidente de Cataluña, Pere Aragonès, colaborará asistiendo y, para rematarlo, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, también asistirá, riendo las gracias de los dos países que destrozaron Barcelona en 1714. Estos políticos se merecen el menosprecio por parte de toda la población catalana”. Su arenga, que pide el voto en las próximas municipales, reseñaba también que su candidatura está “totalmente en contra de la celebración de la cumbre hispano-francesa". "Consideramos que es una forma más de humillación hacia Cataluña por la derrota de la Guerra de Sucesión en 1714, precisamente por las tropas castellanas y francesas. Es una nueva forma de decir a los catalanes que todo se hizo muy bien y que el Tratado de los Pirineos está muy bien como está, con la nación catalana dividida entre dos países invasores”, añadía.

Foto: La portavoz de ERC, Marta Vilalta, en rueda de prensa. (EFE/Enric Fontcuberta)

Algunos, como el senador Josep Maria Matamala, íntimo de Carles Puigdempont y quien le acompañó en su fuga durante los primeros meses, llegaron a pedir en las redes sociales que los catalanes pidan fiesta esa jornada para ir a manifestarse ante la sede de la cumbre. La Plataforma La Resistència copió su idea. “No podemos faltar”, advierte a sus acólitos.

La batalla de JxCAT contra ERC hace imposible saber cómo serán recibidos los representantes republicanos en la manifestación mientras Aragonès se reúne con Sánchez y Macron. Para no exhibir la guerra fratricida, se está abriendo paso la idea de “no dedicarles ni un silbido, ni un grito": "Pongámonos de espaldas a ellos para conseguir la imagen gráfica de unos Països Catalans que quieren la independencia que ellos están destruyendo”. Pero ya se verá lo que ocurre sobre el terreno.

La cumbre franco-española, convocada por Pedro Sánchez para reunirse con Emmanuel Macron en Barcelona este jueves, es un balón de oxígeno para las organizaciones independentistas más extremistas. Pero también es una herramienta que las mismas entidades utilizan para erosionar la imagen del propio jefe del Ejecutivo, de España como país y del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, a quien despellejan en las redes sociales y en los foros y reuniones soberanistas. Algunos de los gurús del nacionalismo catalán son crueles, y en ocasiones zafios, contra Aragonès, a quien tratan de desdibujar con todo tipo de epítetos. Desde Pere el Sometido a Pere el Gran o Pere el Ceremoniós.

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