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El entorno de Puigdemont discutió si debía fugarse de Waterloo y desplazarse a Suiza
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Tensiones en su círculo más próximo

El entorno de Puigdemont discutió si debía fugarse de Waterloo y desplazarse a Suiza

La medida se ha congelado a la espera de decidir cómo se recurre la sentencia del TGUE y si se activan nuevas órdenes de detención

Foto: El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (Reuters/Yves Herman)
El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (Reuters/Yves Herman)

El círculo íntimo de Carles Puigdemont sopesó la conveniencia de que él y sus compañeros de fuga abandonen Bélgica para establecerse en Suiza. Fue una posibilidad que se discutió en la casona en la que reside Puigdemont en Waterloo, según señalan fuentes independentistas a El Confidencial. “Al menos en una reunión se planteó seriamente la posibilidad de que el president y Toni Comín se fuesen a vivir a Suiza, país del que difícilmente podrían ser extraditados a España. El caso de Clara Ponsatí es diferente, porque su lugar de residencia es Escocia, que no pertenece a la UE y, por tanto, hace más difícil su detención. Tampoco estaría clara su extradición, debido a las leyes que rigen en el Reino Unido”, explican las fuentes consultadas.

En la reunión citada, se estudiaron las posibilidades de detención en el país alpino y, sobre todo, de extradición. En ese momento, se puso sobre la mesa el tema del empleado bancario Hervé Falciani, huido de Suiza y que ese país reclama a España, que fue quien filtró un listado con miles de evasores fiscales que tenían cuentas opacas en Suiza. El país helvético pidió la extradición a España, pero esta denegó siempre la entrega de Falciani a las autoridades suizas y Falciani acabó presentándose a las elecciones europeas de 2014 como cabeza de lista del Partido X. Aunque en la conversación celebrada en Waterloo se llegó a la conclusión de que es difícil proponer hoy por hoy un canje de Falciani por Puigdemont, la puerta se deja abierta como una posibilidad que no hay que descartar definitivamente. Por eso, la nueva fuga al país centroeuropeo fue guardada en un cajón solo como una más de las posibilidades de futuro.

Foto: El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (Reuters/Yves Herman) Opinión
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Puigdemont no pisará territorio catalán ni español porque sabe que si lo hace será detenido y nadie le librará de la cárcel, y él no quiere pisar una prisión. En estos momentos, ni aunque le garanticen que no habrá ninguna orden de búsqueda sobre su persona, vendrá a Cataluña”, subraya una de las fuentes consultadas.

Los amigos más próximos a Puigdemont creen que en Bélgica, de momento, no existe peligro de extradición. Pero con Francia es diferente: este lunes, Puigdemont y Comín no asistieron al pleno celebrado en Estrasburgo porque es territorio francés y temen que Francia los detenga y los deporte en menos de 24 horas a España, en virtud del llamado Convenio de Málaga, firmado entre España y Francia en el año 2002 y llamado “Acuerdo sobre la readmisión de personas en situación irregular”, que entró en vigor el 21 de diciembre de 2003.

Cuestionado por sectores 'indepes'

La vía suiza, sin embargo, no se abandona del todo. Puigdemont se encuentra en estos momentos fuertemente cuestionado por amplios círculos independentistas, que le acusan de actuar y de haber actuado los últimos años exclusivamente en beneficio propio y no en beneficio de Cataluña. La reflexión que hizo la también fugada Clara Ponsatí el pasado 5 de julio, tras conocerse la sentencia del Tribunal General de la Unión Europea (TGUE) (que certificaba el levantamiento de la inmunidad parlamentaria de los tres fugados), es solo la punta del iceberg del malestar contra el expresident. Ponsatí dijo que la estrategia de Puigdemont había engañado a los ciudadanos y que la sentencia del TGUE representa el final de una etapa y el inicio de otra.

Foto: Clara Ponsatí, en la rueda de prensa en la que se desmarcó de Puigdemont. (EFE.-)

Una de las fuentes, que ha estado muy cerca del fugado durante los años duros de la fuga, asegura a El Confidencial que “en los últimos tiempos, su estrategia parece ir encaminada a solventar su situación procesal más que defender a Cataluña. Quizá sea por la estrategia de su abogado, pero esa línea de actuación se puede entender como una opción propia que se aplica en función de su situación personal y que no afecta para nada a la independencia ni a Cataluña. De ahí el malestar que ha generado entre algunos sectores del independentismo”.

La disidencia interna, por supuesto, es un misil a la línea de flotación de la estrategia de Puigdemont, a quien acusan los círculos radicales de dar solo pasos en su interés personal. “No ha hecho absolutamente nada por la independencia de Cataluña, más allá de darse autobombo y de intentar aparecer como el único dirigente independentista de Cataluña”, dice otra fuente crítica con él. Esta acusación sostiene también que “si Puigdemont es entregado a no a España o si va a la cárcel o no, ¿qué significado tiene para la independencia de Cataluña?, ¿supondría eso algún paso para el independentismo? No”.

Foto: Carles Puigdemont, en una imagen de archivo. (Reuters/Yves Herman)

Las tensiones en el círculo más próximo a Puigdemont evidencian lo que hasta ahora se había intentado mantener oculto. De hecho, la exconsejera Ponsatí ya se había desvinculado del Consell per la República, donde la había metido Puigdemont en agosto de 2021, porque aseguraba que esa entidad no era más que un chiringuito supeditado a las veleidades de las “lógicas electorales”, es decir, que era un instrumento de Puigdemont para influir en la política catalana como una extensión de JxCAT. Ahora, con sus críticas a la estrategia jurídica, le ha hecho otro siete.

Cada día más aislado

El abogado Lluís Gibert, uno de los más activos independentistas que en otros tiempos estaban en la línea estratégica de Puigdemont, retuiteaba este lunes una reflexión de otro internauta: “Con todo lo que ha pasado con el procesismo y la sentencia del TGUE el pasado 5 de julio, creo que Cataluña necesita un nuevo embate liderado por Ponsatí, Josep Costa, Albano Dante, Rahola y Sílvia Orriols”. Decía Gibert: “No es el primer aviso. Hace más de dos años os lo dije: cuando el procesismo le comience a ver las orejas al lobo, promoverá a Ponsatí, Costa, Baños y Dante Fachín como fuego nuevo”. Pero también daba salida a otro mensaje: “Comienza la comedia o teatro para hacer ver que Clara Ponsatí es disidencia. Los guardianes del gueto siempre fabrican sus propios disidentes y les azotan un poco en público para que los ubiquéis como alternativa y nunca acabaréis de salir del bucle donde os tienen atrapados”.

Foto: El expresidente catalán Carles Puigdemont, en la rueda de prensa que ofreció este miércoles. (Reuters/Yves Herman)

La acusación de Ponsatí cobra interés porque en esta ocasión la acusación contra el expresident de utilizar la propia estrategia en su conveniencia y no en favor de Cataluña proviene de una persona de su entorno más cercano. Pero hace ya casi cuatro años que algunos círculos vienen machacando sobre la teoría de que “Puigdemont miente” e incluso se hizo un documental titulado precisamente La mentira. Esos círculos se han ido ampliando con el paso del tiempo, mientras otros segmentos del soberanismo se han ido desplazando hacia posicionamientos diversos y han ido dejando solo a Puigdemont con su estrategia personal.

Carles Santacruz, presidente de Unitat per la Independència (UxI), arremetía este lunes contra el círculo cercano a Puigdemont, asegurando que la cúpula que rodea al fugado ha estado “vendiendo humo durante más de una década y muy bien pagado”. Respondía así a un artículo escrito por Agustí Colomines, exdirector de la Fundación Catdem (la de CDC, implicada en el caso Palau), del Instituto de Administración Pública de Cataluña, inventor de la Casa Grande del Catalanismo y director del think tank del Consell per la República. Pep Rovira, portavoz de Primàries Catalunya, el movimiento surgido de la ANC como cuarta vía, es aún más radical: “Te están engañando todos. Unos, JxCAT, te dicen que hemos de desbordar al Estado, otros, ERC, que hemos de frenar a la extrema derecha, y otros, la CUP, que harán ingobernable España y que el precio será conseguir otro referéndum”.

Y Carles Valbuena, director de información.net, lanza la pregunta del millón: “Carles Puigdemont podría haber sido el president más grande de la historia de Cataluña, pero escogió la desidia, la negligencia y la acomodación. ¿Qué hizo exactamente Carles Puigdemont que no fuese para él y que fuese exclusivamente para Cataluña desde que marchó? Esta es la pregunta que nadie se atreve a hacer públicamente a Carles Puigdemont (…) ¿Por qué no ha luchado por el país? ¿Qué ha sacado Cataluña del exilio de su president?”. Esa es la losa que lastra la estrategia del fugado y que le hace estar cada día más solo en Waterloo.

El círculo íntimo de Carles Puigdemont sopesó la conveniencia de que él y sus compañeros de fuga abandonen Bélgica para establecerse en Suiza. Fue una posibilidad que se discutió en la casona en la que reside Puigdemont en Waterloo, según señalan fuentes independentistas a El Confidencial. “Al menos en una reunión se planteó seriamente la posibilidad de que el president y Toni Comín se fuesen a vivir a Suiza, país del que difícilmente podrían ser extraditados a España. El caso de Clara Ponsatí es diferente, porque su lugar de residencia es Escocia, que no pertenece a la UE y, por tanto, hace más difícil su detención. Tampoco estaría clara su extradición, debido a las leyes que rigen en el Reino Unido”, explican las fuentes consultadas.

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