Puigdemont niega que pidiera una escolta clandestina o que algún 'mosso' haya estado a su servicio
El expresident fugado dice que el sargento Escolà se quedaba a dormir en su sede de Waterloo porque era su amigo y un patriota
El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont negó que el sargento Lluís Escolà organizase un operativo clandestino de su seguridad estando en activo en los Mossos d’Esquadra. Aseguró también que nunca trató con nadie la creación de una seguridad ilegal en Bélgica formada por agentes de la policía catalana. Reconoció, no obstante, que el sargento acusado era su amigo. "Es una persona de la que soy amigo, que me merece toda la confianza. Además, es un patriota y si está aquí es por prestar un servicio al país y por ninguna otra razón", aseguró el expresident fugado. La declaración de Puigdemont ha marcado la tercera jornada del juicio contra el exonsejero Miquel Buch y Escolá, acusados de prevaricación y malversación.
El servicio al país no fue otro que el de apoyarlo indiscutiblemente ante todos sus críticos y el de garantizar que pudiese circular con un mínimo de seguridad por medio mundo. El Fiscal sostiene que el sargento Lluís Escolà ayudó a Carles Puigdemont a escapar de España, lo acompañó a Bélgica y durante año y medio estuvo organizando su seguridad personal. La mitad de ese tiempo, lo hizo como asesor en sistemas de seguridad, nombrado para ello por el conseller de Interior, Miquel Buch, en julio de 2018, hasta su cese en marzo de 2019. El Ministerio Público sostiene que dicho nombramiento fue solo una excusa para que Escolà pudiese dedicarse en cuerpo y alma a garantizar la seguridad de Puigdemont mientras estaba fugado de la justicia española. Según los informes policiales, mientras era asesor de la consejería de Interior, el sargento estuvo 103 días fuera de Cataluña, 101 días en Cataluña y 20 días en paradero desconocido. Por esta razón, la Fiscalía pide seis años de cárcel para Buch y cuatro para Escolà, acusados de prevaricación y malversación de fondos públicos.
El expresident, actual eurodiputado, negó incluso que Escolà le ayudase a fugarse, aunque su razón es más pragmática que práctica: "Nunca le dije que le ayudase a eludir a la justicia española porque no había en aquel momento ninguna petición ni orden judicial sobre mi persona. Pero es cierto que, como amigo, junto con otras personas, me acompañó a Bélgica". En su relato, negó algunos de los extremos de la acusación del fiscal, como el hecho de que viviese en Hamburgo. Lo cierto es que vivía a 100 kilómetros de esa ciudad y viajaba con frecuencia a ella tanto para entrevistarse con medios de comunicación como con políticos locales. También aseguró que jamás cogió ningún avión de Cataluña a Bruselas, aunque el relato de la Fiscalía detalla que el vuelo en el que escapó fue de Perpiñán a Bruselas. Algunas fuentes señalan que el viaje, como otros posteriores, se realizó en tren.
Muchas dudas en el aire
Puigdemont, no obstante, dejó muchas dudas con su declaración. No quiso reconocer que otros Mossos d’Esquadra le ayudaban en su seguridad, a pesar de que cuando fue detenido en marzo de 2018 en Alemania iba acompañado de dos funcionarios de la policía catalana. Solo dijo que "a Escolà lo acompañaba mucha gente. Yo sé que algunos eran mossos, pero en ningún caso estuvieron en misión oficial en la Casa de la República". Para justificar su parecer, hizo una extraña descripción: "Los escoltas suelen llevar armas, defensas extensibles, chalecos antibalas… y eso no ha pasado nunca". Reivindicó en varias ocasiones, sin embargo, que él, como expresident, tenía derecho a llevar escolta, aunque su residencia en el extranjero pone en duda ese extremo y el hecho de que sea un prófugo de la justicia (en teoría los escoltas, como funcionarios de policía, deberían detenerlo al haber una orden de busca y captura) también matiza la legalidad de esa medida.
En un libro titulado Me explico. De la investidura al exilio, escrito a cuatro manos con el periodista Xevi Xirgu, Puigdemont dejaba caer que había una escolta extraoficial de Mossos a su alrededor en Waterloo. "Del libro, solo me hago responsable de las palabras literales que salen entre comillas. Lo otro es una licencia periodística, una manera de señalar a las personas que me acompañaban", adujo el expresident. También dijo en el libro que los policías que le acompañaban se cuidaban mucho de no aparecer en las fotos. "No sé si lo digo yo o lo escribe el periodista, pero es evidente que gente que está en mi entorno mira de no exhibirse demasiado para no exponerse a represalias", reconoció en el juicio.
El expresident admitió también que en muchas ocasiones su amigo Lluís Escolà pernoctaba en la sede de Waterloo del Consell de la República. "Yo estaba contento de que me acompañase. Esta es una casa abierta a todos los amigos que vienen por aquí y a todos los patriotas que me ayudan", aseguró ante el tribunal. La excompañera del sargento, la letrada María Ángeles Canela, afirmó que cuando este viajaba a Bélgica siempre se alojaba en la casa de Waterloo, donde tiene su cuartel general el propio Puigdemont. Cuando viajaron a Bélgica como pareja, ella también se alojó en esa mansión. "Iba a ver a un amigo y lo lógico es que cuando vas a ver a un amigo te alojes en su vivienda. Por eso, nos alojamos en la Casa de la República", dijo Canela. Afirmó también que siempre que viajaba a Bélgica, Escolà se alojaba en ese lugar.
La ironía de la pareja
La expareja intentó justificar que los viajes que el sargento hacía constar en sus redes sociales eran privados y de placer, aunque solo se pudo referir a tres. Habló en concreto de tras viajes: uno a París y Waterloo, otro a Edimburgo y otro a Zurich. Pero Lo cierto es que Escolà viajó varias veces por Bélgica, Holanda, Suiza, Islas Feroe, Escocia, Inglaterra o Irlanda y alardeaba en las redes sociales que era para protegerlo. Esa actitud y el comentario de Carles Puigdemont sobre los "servicios prestados al país" serían la clave para conformar la auténtica naturaleza de los desplazamientos realizados por el sargento.
Cuando el fiscal le recordó que él había hecho muchos más viajes, la abogada echó balones fuera: "Es cierto que él hacía viajes a los que yo no iba, pero es que es sano hacerlo por separado", ironizó ante las preguntas del fiscal. A pesar de los extraordinarios detalles que acompañaban algunos de sus recuerdos, al ser preguntada sobre si su pareja pasaba periodos de tiempo en Waterloo contestó con un lacónico "no lo recuerdo".
La letrada, en cambio, se acogió al secreto profesional para no comentar nada del expediente abierto precisamente por esos viajes y la labor que estaba haciendo en Waterloo, pero reconoció que los dos matrimonios habían realizado algunos viajes juntos e incluso ella se había desplazado desde Cataluña en compañía de la esposa de Puigdemont, Marcela Topor, para reunirse con sus maridos. Aun así, justificó que ella y el sargento "éramos mucho de ir cambiando de planes. Decidíamos que nos apetecería ir a Marruecos y al día siguiente podíamos ir. O viajar 600 kilómetros para ir a comer con unos amigos".
Justificaba de esta manera un viaje en julio de 2018, justamente el día en que salía el nombramiento de su pareja como asesor del conseller Buch en el diario oficial. Estaban en París y viajaron a Waterloo para ver a Puigdemont. Era un viernes; el domingo, ella regresó a Barcelona y el lunes, el primer día oficialmente que Escolà era asesor de Buch, se quedaba en Waterloo en lugar de presentarse en su puesto de trabajo. Era el principio de una intrincada historia de ocultaciones y deslealtades que los magistrados de la sala segunda de la Audiencia Provincial de Barcelona deberán calificar y sentenciar.
El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont negó que el sargento Lluís Escolà organizase un operativo clandestino de su seguridad estando en activo en los Mossos d’Esquadra. Aseguró también que nunca trató con nadie la creación de una seguridad ilegal en Bélgica formada por agentes de la policía catalana. Reconoció, no obstante, que el sargento acusado era su amigo. "Es una persona de la que soy amigo, que me merece toda la confianza. Además, es un patriota y si está aquí es por prestar un servicio al país y por ninguna otra razón", aseguró el expresident fugado. La declaración de Puigdemont ha marcado la tercera jornada del juicio contra el exonsejero Miquel Buch y Escolá, acusados de prevaricación y malversación.
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